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único.

POV Jennie:

¿Cómo me dejé arrastrar por Jisoo a un bar recién llegando a California? Eso era algo que todavía estaba intentando averiguar. Jisoo ha sido mi mejor amiga desde que tengo uso de la razón y desde que la conozco siempre ha tenido un fantástico don de convección. Jisoo era altamente persuasiva, tanto que podrías tener una manzana común y corriente frente a ti y si Jisoo te decía que era una pera, lo más probable era que lo creyeras. No llevaba ni un día entero de haber venido a Estados Unidos y la chica ya me había convencido de salir a bailar a un bar del centro de California que estaba recién inaugurado.

-Jen, ¿qué quieres tomar? -la pequeña chica delante de mí me sacó de mi ensoñación cuando habló.

-Hmm, ¿un vodka con jugo de naranja? -respondí con duda. El alcohol y yo nunca habíamos sido buenos amigos, pero recordaba aquel famoso trago que un chico me ofreció tiempo atrás mientras aún vivía en Corea del Sur.

-Genial. -La pelinegra no dijo nada más y caminó a la alargada y bien iluminada barra del local, mientras yo me acomodaba mejor en la mesa donde estábamos. Una vez que estaba cómoda en mi lugar, me dediqué a observar el bar con atención. Su nombre era "Saturn". Era relativamente pequeño, pero por cómo estaba el lugar organizado parecía muchísimo más amplio. La mesas estaban distribuidas por toda la orilla y en el centro había una gran pista de baile, en el techo había luces colgantes de distintos colores que dificultaban un poco reconocer cualquiera de las caras que llenaban el local. Por el tipo de personas a mi alrededor, era notorio que era uno de esos sitios que los turistas solían frecuentar para no sentirse tan fuera de lugar. Había gente de todo tipo, y tengo que admitir que identificar nacionalidades se me da fatal, pero sin mentir debía de haber gente de al menos diez países distintos allí. Lo confirmé cuando escuché en la mesa del lado a una chica hablar en español, y aunque ese no era mi fuerte, estaba segura de que ningún otro idioma tenía la palabra "señorita" en su vocabulario.

De repente, sentí como alguien ocupaba la silla a mi lado. Jisoo volvía a la mesa con vasos y una botella entera de vodka.

-¿Estás loca? Sabes que no tomo, ¿por qué traes tanto alcohol? -dije preocupada. Si ella planeaba que tomáramos todo eso solas, estaba demente. No aguantaría ni tres vasos normales.

-No exageres, Jen. No es tanto -replicó con una brillante sonrisa en su rostro. Luego, añadió: -Pero... No. No es solo para nosotras.

-¿Qué? -cuestioné confundida.

-Una amiga se nos unirá en unos minutos -respondió simplemente.

-¿Una amiga? ¿Te refieres a Irene? -seguí preguntando.

-No, no. Irene Unnie está de viaje. Es alguien que no conoces, pero iremos a la misma universidad, creo que será bueno que las conozcas de una vez.

-¿Las? Creía que era solo una amiga -Jisoo realmente era experta en confundirme.

-Jen, cálmate. Son solo dos chicas increíbles que amarían ser tus amigas.

-Pero...

Me callé cuando vi a alguien cubrir los ojos de Jisoo desde atrás. No sabía si era posible, sin embargo, en ese momento la sonrisa de la pequeña se ensanchó aún más. Por el ruido en el bar, no escuché lo que la chica le dijo a Jisoo, pero si pude notar cómo se acercaba peligrosamente al oído de mi mejor amiga a susurrarle algo, también me pude percatar de la forma en la que la chica aún desconocida para mí envolvía sus brazos alrededor de Jisoo y la daba un beso en la mejilla. ¿Acaso todas las amigas se saludan así?

-Mjmm mjmm -tosí falsamente lo más alto que la música de fondo me permitió. Ambas chicas salieron de su pequeña burbuja y Jisoo tomó la mano de la desconocida para guiarla a la silla a su lado. La chica sonrió grandemente y se presentó. Aunque quise responderle, no pude; su presentación fue en inglés y yo casi no entendía nada del idioma. Jisoo debió ver mi expresión confundida porque al instante se acercó a su oído y le volvió a susurrar, los ojos de la chica se abrieron con sorpresa y luego, asintió despacio.

-Lo siento. No tenía idea. Mi nombre es Lisa -dijo esta vez en coreano. Se notaba que no estaba acostumbrada a hablar el idioma porque tenía un acento marcado, pero era bastante tierno. Y su sonrisa brillante te daba una sensación reconfortante.

-Mucho gusto, soy Jennie -contesté extendiendo mi mano y sonriendo.

-Oh, tú eres la famosa Jennie -fue su respuesta. ¿La famosa Jennie? Nuevamente, mi expresión confusa debió ser notoria porque añadió: -Jisoo no ha dejado de hablar de ti desde hace meses. Jennie es la perfecta bailarina, Jennie es la increíble fotógrafa, Jennie es esto, Jennie es lo otro. Es un placer al fin conocer a la dueña de tantos alardes.

Me removí un poco en mi lugar y sentí mi cara caliente. Ahora mismo, agradecía al cielo que la luz fuera tan tenue, de esa forma mi sonrojo pasaría desapercibido.

-No sabía que Jisoo hablará de mí -comenté aclarando mi garganta.

-¡Y vaya que lo hace! -sonrió grandemente pasando su brazo alrededor de Jisoo. Okay, esto ya no es normal. Yo no actúo así con mis amigas.

-No exageres, Lis -respondió recostando su cabeza en el hombro de Lisa. Jisoo no me había hablado románticamente de nadie ¿O sí? Bueno, nada perdería con intentar conseguir respuestas.

-¿Ustedes dos...? -Ambas chicas me vieron con atención esperando que terminara de hablar. Jisoo me miraba atentamente sosteniendo la mano de Lisa por encima de su hombro.

Cuando quise terminar mi pregunta, alguien golpeó a Lisa en la cabeza. La pelinegra estaba por replicar cuando notó a la persona que la golpeó. Y de repente, perdí el habla. No es que importara, no me estaban prestando atención de todas formas, y estaba agradecida porque de lo contrario hubiera sido vergonzoso.

-¡Chae! Pensé que te habías ido.

-Nah, la chica con la que estaba tuvo que irse. ¡Hola, Soo! -la chica parada al lado de Lisa sonrió grandemente saludando a Jisoo. Nuevamente, me sentía fuera de lugar pues ambas chicas estaban hablando en inglés.

Y mientras nadie reparaba en mi presencia, yo pude observar detalladamente a la nueva adición en nuestra mesa. Era un poco más alta que Lisa, eso era seguro. Tenía una sonrisa que iluminaría hasta la habitación más oscura; sus ojos eran oscuros y brillantes, no estaba segura si lo brillante era por la luz del lugar o por el alcohol que de seguro había en sus venas, sus labios... no estábamos tan cerca, pero pude notar que llevaba brillo en ellos y eso los hacía más llamativos, sus labios eran como aquel tipo de labios que podrías pasarte besando hasta que la necesidad de aire se hiciera presente, también tenía el pelo largo y rubio con las entradas oscuras, lo llevaba en ondas cayendo libremente por su espalda, y aunque estaba algo revuelto, eso no quitaba que era hermoso, como toda ella. Parecía un ángel. Más aún cuando una luz blanca del bar pegó de lleno en su figura. Joder, era preciosa. Y por lo poco que pude escuchar de la conversación que mantenía con Lisa, pude confirmar que su voz era tan dulce como la miel. ¿Cuál era su defecto? No era posible que fuera tan linda.

En lo que me quedaba como boba analizando a la chica rubia frente a mí, Jisoo se acercó a mí y preguntó: -¿Estás bien?

-Ajá. ¿Quién es ella? -pregunté tratando de no sonar obvia.

-Es Rosie. -Se quedó callada unos segundos, y añadió: -Bueno, su nombre coreano es Park Chaeyoung, pero todos usan más su nombre en inglés, le dicen Rosé, Roseanne o

Rosie. Es la mejor amiga de Lisa.

-Rosie... -susurré para mí. Jisoo me vio con curiosidad, y en segundos, su mirada cambió drásticamente.

-No -fue lo único que dijo.

-¿No qué? -pregunté mientras seguía viendo a Roseanne.

-Con todas las que quieras, menos ella -la mirada de Jisoo era de súplica.

-¿De qué hablas, Jis? -ahora yo estaba confundida.

-No me malinterpretes, amo a Rosie con todo mi corazón, pero es una player. No quiero que te lastime, Jen -dijo tomando mi mano preocupada. Así que ese era su defecto. Claro, era obvio que no podía ser tan perfecta.

-Yo... -Odiaba que Jisoo me conociera tan bien. ¿Tan obvia era? No había hecho nada para demostrar que me gustaba Roseanne. Es decir, llevaba solo unos minutos viéndola.

-Por favor -su sonrisa era cálida, pero sus ojos eran suplicantes. Aunque no conocía a Roseanne, sabía que si era una rompecorazones no tenía ni la más mínima intención de hacerlo.

Lisa volteó a verme y luego, se dio cuenta de la expresión en el rostro de Jisoo, por lo que sonrió forzosamente. En ese momento, la chica rubia por fin se dio cuenta de mi presencia y su sonrisa se ensanchó. Nuevamente, habló en inglés confundiéndome en el proceso. Lisa golpeó su brazo con suavidad, la rubia observó a su mejor amiga confundida y de lo poco que entendí que le dijo, Lisa le explicó a Roseanne que yo no hablaba inglés.

-Eso es fantástico -logré escuchar su respuesta en inglés a Lisa. Giró su cuerpo hacia mí y caminó un poco más cerca de donde yo me encontraba. Con su sonrisa más brillante, extendió la mano y me la ofreció.

-Soy Chaeyoung, pero puedes llamarme el amor de tu vida. -Joder, Jisoo tenía razón. Y quería sentirme molesta porque se mostrara tan descarada, sin embargo, su acento me distrajo lo suficiente como para no sentirme así.

En el fondo, una canción en español empezó a sonar y una algarabía en la mesa a nuestro lado se escuchó.

-¿Bailas conmigo? -preguntó Roseanne con su socarrona sonrisa. Y aunque me concentré solamente en ella, podía sentir la mirada intensa de Jisoo quemarme a mi lado. Una canción no haría daño, ¿cierto?

Después... entendí que si me hubiera negado, probablemente me habría salvado.

La canción no era lenta, creo que era algo así como reggaetón, parecía una mezcla de sonidos que iban de rápidos a lentos. No sabía cómo describirlo, pero por los movimientos que la gente a mi alrededor hacía, era bastante notorio que era una canción que requería pegarte lo máximo posible a tu pareja de baile.

"Bebé

No sé si hablas mucho español

Si entiende' cuando digo "Mi amor"

Comernos sin entenderno' e' mejor

Solo tenemos que gustarno'

Roseanne se pegó tanto a mí que parecía imposible que incluso un mosquito pasara entre medio de nosotras. Sus juguetonas manos se dirigieron a mi cintura tomándome con suavidad, pero con un agarre firme, mientras mis manos encontraron su camino hasta su cuello; sus movimientos eran delicados, y aunque nunca lo admitiría en voz alta, la rubia definitivamente sabía cómo moverse. En ese momento, culparía al alcohol por llevar el calor a partes donde no debería.

Mientras bailábamos, sentí a Rosé pegarse aún más a mí si eso era posible. Su mirada estaba perdida en los delicados choques que nuestras pelvis hacían al bailar, unos segundos después subió su mirada hasta mi rostro y me examinó. Sus pupilas estaban dilatadas y sus ojos parecían más oscuros que antes. La vi dudar un momento, entonces decidió hablar por primera vez desde que comenzamos a bailar. Comenzó su oración en inglés y una vez más se detuvo abruptamente al ver mi expresión confundida.

Quieres

Que caiga en tentaciones

Mira cómo me pone

Ese acento que tienes, no entiendo mucho, pero vente

Quería concentrarme en lo que estaba diciendo, en serio. Sin embargo, no podía hacerlo. Sus dedos escabulléndose por debajo de mi blusa y su ardiente acento me estaban volviendo loca.

-Te noto agitada. ¿Te encuentras bien? -La detestaba. Llevaba menos de una hora conociéndola y podía confirmar que me irritaba demasiado que fuera tan descarada y altanera. Quería borrar con un golpe aquella sonrisa autosuficiente que me estaba dando.

-Si-sí, estoy bien.

-¿Tienes calor? -volvió a preguntar nuevamente con un tono juguetón en su voz.

-¿Y tú? -devolví su pregunta. No dejaría que creyera que ella tenía ventaja sobre mí. Ella también era obvia con sus acciones. Sabía que al menos físicamente debía parecerle atractiva por la forma en la que sus manos se movían debajo de mi camisa. Su toque era eléctrico y hacía que las piernas me temblaran, pero no dejaría que ganara. Dos pueden jugar este juego, Park Chaeyoung.

Baila-, baila-, baila conmigo

Baila-, baila- que yo te sigo

Pégate-, ven, suéltate

No te me vayas sin las gana' de volve-e-er

La canción siguió sonando de fondo y la rubia no volvió a hablar después de mi pregunta, aunque su sonrisa era prueba suficiente para mí. Era una clara indicación de que le había agradado mi respuesta. Estar entre los brazos de Chaeyoung era algo que aún no podía describir. Era algo abrumador, pero al mismo tiempo reconfortante, tanto como para quedarme allí el resto de la noche. O la vida entera si era posible.

Por eso, baila-, baila-, baila conmigo

Baila-, baila- que yo te sigo

Bésame - solo una vez

Así tengo un motivo pa' volverte a ve-e-er

-¿Puedo besarte? -la canción casi llegaba a su final. Su pregunta me tomó por sorpresa. Chaeyoung no se miraba del tipo de chica que pedía permiso para hacer algo como eso, menos en un bar a la una de mañana.

-¿Por qué me pides permiso? -pregunté suavemente. Sus labios estaban ridículamente cerca de los míos, podía sentir su aliento chocar en mi boca.

-Quiero tu consentimiento antes de ser atrevida -habló tan bajito que si no estuviera prestando atención probablemente su respuesta se hubiera perdido junto con los sonidos que emitían los altavoces de la discoteca.

-Si te digo que sí, ¿darás rienda suelta a tu lado atrevido entonces? -murmuré lamiendo mis labios despacio y jugando con el pelo de la parte de atrás de su cuello. Su agarre se apretó en mis caderas. Podía notar que estaba haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no sobrepasarse. Roseanne podría ser irritante, pero debía admitir que me gustaba que quisiera tener mi aprobación antes de besarme. Se quedó callada esperando mi respuesta y pensé, ¿realmente dejaría que la rompecorazones Roseanne Park me besara?

Suspiré en su boca y cerré los ojos unos segundos. ¿A quién engañaba? Claro que dejaría que me besara. Abrí los ojos y nuevamente, vi sus pupilas dilatadas, aquel mar chocolate me miraba con una intensidad que jamás había experimentado antes. Sin esperar un segundo más, junté su boca con la mía, y repentinamente, el mundo desapareció a mi alrededor. Si había pensado que sus labios daban ganas de besarlos hasta quedarte sin aire, ahora lo confirmaba. Sus besos eran calientes y eléctricos, era una sensación indescriptible. Su boca sabía a una mezcla de jugo de naranja, vodka y bálsamo de fresa, era tan delicioso que no pude evitar lamer su labio inferior. Chaeyoung debió tomar mi acción como señal porque sus labios se entreabrieron un poco dándome acceso al resto de su boca. Su lengua entró en contacto con la mía y en ese momento, supe que a la chica le encantaba tener el control de la situación, pues su lengua estaba dándole batalla a la mía por el dominio del beso. A diferencia de las chicas con las que asumí que la rubia solía salir, yo no le daría el control tan rápido.

Cuando sus manos intentaron tomar mi trasero, fue cuando reaccioné. Yo no era así. Yo no besaba a chicas desconocidas en bares o antros de esta forma. Pero nuevamente, Roseanne no parecía ser una chica ordinaria. Con cuidado, me despegué de su boca y suspiré cuando el calor de sus besos dejó mis labios. Mis manos seguían en su cuello y mi agarre se intensificó cuando pensé que si me soltaba en ese momento probablemente caería de forma embarazosa al suelo. Mis piernas estaban débiles después de aquella intensa sesión de besos. La rubia me sostuvo entre sus brazos con suavidad, mientras su rostro se dirigió hasta mi oreja izquierda.

-¿Quieres salir de aquí? -su voz sonó un poco más ronca, lo cual provocó una corriente eléctrica bajar de mi oído hasta la punta de mis pies. Sabía a la perfección que debería decir que no, debería resistir de la tentación de probar más de Chaeyoung y recordar lo que Jisoo me había dicho al principio de la noche. Estaba consciente de que esto sería algo de lo que definitivamente me arrepentiría en la mañana. Sin embargo, no tuve que pensarlo mucho. Quería disfrutar más de la sensación que Roseanne dejaba en mi cuerpo. Me disculpe con Jisoo silenciosamente y luego de unos segundos, asentí. Rosé soltó una risita y sorprendiéndome, se acercó más a mi oreja y succionó el lóbulo dolorosamente lento.

-Buena chica -fue lo único que dijo.

Salimos del lugar donde aún seguía sonando música que no conocía, o entendía para ser más exactos, lo más rápido que pudimos. La rubia mantenía su agarre firme en mi mano, cuidando de no soltarme o perderme en el mar de gente que ocupaba la entrada. Llegamos al parqueo del lugar y con la mirada buscó su carro. Cuando lo localizó, me jaló de nuevo y me dirigió a él. Al llegar, mi boca se entreabrió con sorpresa, era una camioneta que no debía tener más de dos años de haber salido al mercado color negro mate. Roseanne probablemente nadaba en dinero para tener en su posición un automóvil tan lujoso y moderno.

-Créeme, es mejor por dentro -habló con su ya conocida altanería cuando me vio estática frente al carro.

-¿Se lo dices a todas? -pregunté con genuina curiosidad.

-Tal vez. -Sin más, se subió al vehículo. Me quedé parada analizando la situación. Roseanne no se mostraba ni siquiera preocupada en esconder lo fuckgirl que parecía, es más hasta se miraba orgullosa. ¿De verdad planeaba acostarme con aquella chica? La rubia arrancó el carro y tocó la bocina para llamar mi atención. Mis pensamientos iban a mil por hora, aún estaba a tiempo de echarme para atrás. ¿Lo haría? No. No lo haría.

Con determinación, rodeé el vehículo y me subí al asiento del copiloto. Roseanne volvió a apagar el carro y se quitó el cinturón, ahora yo estaba confundida. ¿Qué estaba haciendo? De repente, se acercó a mí y su rostro quedó a una peligrosa distancia del mío, mis ojos tenían una vista perfecta de su cara entera. Y de cerca era incluso más preciosa. Con cuidado, acercó su mano justo al lado derecho de la puerta y tomó el cinturón. Ahora lo entendía, pensaba ponérmelo antes de continuar. Quién diría que fuera tan considerada. Todos sus movimientos eran delicados y lentos, casi como si tuviera miedo de que al hacerlo más rápido, toda nuestra tensión desaparecería. Sin embargo, no podía aguantar más, por patético y vergonzoso que pareciera, el calor en mi zona baja podía más conmigo. Sorprendiéndola, tomé su rostro entre mis manos y la acerqué a mí para plantar un acelerado beso en su boca. Chaeyoung gimió con sorpresa y en ese momento, creí que moriría. ¿Cómo era posible que un sonido se escuchara tan bien?

Sin pensar en nada más que en mi urgencia por hacerla mía, removí el cinturón que había intentado poner en mí; no sé si era cuestión de conexión o algo parecido, pero la rubia entendió mis intenciones y me jaló poco a poco envolviendo mi cintura con una mano mientras que la otra buscaba la palanca para recostar su respaldo. Tomé eso como mi señal y con cuidado, me pasé a su lado sentándome en sus piernas. Por primera vez, agradecía que el carro fuera grande, de lo contrario, sería una posición bastante incómoda. Cuando ya estaba en su regazo, Rosé envolvió sus dos brazos en mi cintura y me pegó más a ella. Su boca dejó la mía para instalarse en mi cuello y con una tortuosa lentitud, empezó a lamer y chupar toda el área.

No sabía dónde poner mis manos, así que lo único que pude hacer fue envolverlas en su cuello y enredar mis dedos en su precioso y suave cabello rubio. Estaba tan perdida en la sensación de los besos húmedos de la rubia en mi cuello que ni siquiera noté el momento en el que pequeños suspiros empezaron a salir de mí. Joder, Roseanne realmente sabía cómo mover la boca. Unos segundos más pasaron y decidí que ya había sido suficiente, con lentitud empecé a moverme encima suyo logrando sacarle un gemido gutural, y si creía que Rosé se oía bien hablando, gimiendo era como estar en el paraíso.

-Tiene-s... dem-asi-ada ropa puesta -habló entre jadeos. Sus manos se escabulleron debajo de mi camisa de nuevo aunque, esta vez sí las subió y con una habilidad sorprendente, en menos de cinco segundos desabrochó el sostén. Me despegué un poco de ella impresionada solo para verla nuevamente con esa sonrisa que empezaba a detestar. Sacó las manos detrás de mi espalda y las pasó al frente para empezar a desabrochar mi camisa. En menos de un minuto, ya me encontraba completamente desnuda del torso para arriba.

Mientras Roseanne se dedicaba a darle atención a mis pechos, yo continuaba moviéndome en su regazo. Aunque la humedad de mi ropa interior se estaba volviendo incómoda al cargar un pantalón ajustado, los roces de la tela con mi sensible centro eran algo que me estaba volviendo loca.

-Agh... No-oo pa-res... -susurró la rubia mientras seguía succionando mi pezón izquierdo. De repente, la mano que no tenía alrededor de mi cintura encontró su camino entre la apretada tela de mi pantalón y ropa interior. -Vaya, vaya. Mira lo que tenemos acá. Pareces río desbordado.

Estábamos teniendo sexo en su auto, ¿de verdad tenía que picarme ahora mismo?

-Cáll-at-te ahora mismo o... -no pude terminar lo que quería decir cuando sentí su pulgar hacer presión en mi clítoris y dos de sus largos dedos penetrarme sin previo aviso.

-Maldición -gemí sonoramente.

Debía parecer actriz porno por la forma en la que estaba jadeando en ese momento. Roseanne empezó a moverse dentro de mí al encontrar el punto que me hacía temblar, parecía satisfecha con mis reacciones. Me estaba deshaciendo en sus brazos prácticamente. Recosté mi cabeza en su hombro y cuando sentí otro movimiento dentro de mí, cerré los ojos con fuerza mordiendo el área descubierta para evitar gemir o jadear de nuevo. Mi estado era lamentable, pero aquella chica realmente sabía lo que hacía. Cuando sentí que estaba a punto de llegar, frenó sus movimientos en seco. Y esta vez en lugar de gemir de placer, gemí frustrada.

-¿Qué... mier-da te-e pasa? -pregunté molesta. -¿Por qué paras?

-Quiero que cabalgues mis dedos.

-¿Qu-e-é? -Mis mejillas se tiñeron de rojo. No sé si era por la molestia que sentía o por el sonrojo.

-Jennie, cabalga mis dedos ahora o los sacaré -su voz era seria. No había una pizca de diversión en ella. No iba a admitirlo en voz alta, pero su aura de prepotencia y demandante me prendió aún más.

-Bien.

Con cuidado, me empecé a mover. Coloqué mis manos en el respaldo del sillón y dejé que mis ojos vieran directamente los de Chaeyoung. Estaban oscuros, casi negros por su pupila dilatada. Me estaba intimidando su intensidad, pero no despegaría mi mirada de la suya. Si me iba a venir así, lo haría viéndola a los ojos. Su mano estaba quieta en mi interior y su agarre se apretaba un poco más con cada salto que daba. Después de unos minutos, sentí nuevamente la presión llegar a mi abdomen bajo. Las sensaciones se estaban acumulando en mi interior, sabía que llegaría en cualquier momento. Seguí cabalgando sus dedos hasta que finalmente, ya no aguanté más y exploté. Un sonoro gemido dejó mi garganta, y en medio de mi estado post-orgásmico, sentí la respiración acelerada de Chaeyoung. Segundos después, su boca buscó la mía y me besó con una intensidad abrumadora. Cuando dejó mi boca, besó mi cuello mientras yo recostaba mi cabeza en su hombro.

-¿Ya te cansaste? -preguntó con sorna.

-Cállate. Solo necesito recuperarme.

-Bien, porque apenas vamos comenzando -su respuesta vino acompañada de otra sonrisa. Con cuidado, se despegó de mí y con la cabeza, me indicó que debía pasarme al asiento del copiloto de nuevo. Después de mi primer orgasmo de la noche, estaba lista para el resto. Cuando me pasé a mi lugar, Roseanne volvió a arrancar el carro y esta vez sí empezó a conducir.

El camino a su casa fue caliente, por no decir menos. Su mano iba jugando con mi pierna y en cada oportunidad que se le presentaba, es decir cada semáforo en rojo, volteaba el rostro buscando mi boca para besarme con aquella intensidad a la que podría acostumbrarme. Cuando llegamos, salió del vehículo y rodeándolo, abrió mi puerta antes de que yo pudiera hacerlo. Bueno, no esperaba menos de ella. Así debía conquistar a todas las chicas. Tomó mi mano y cuando ya había bloqueado el auto, empezó a caminar al ascensor del edificio donde vivía, cuando ya estábamos dentro, pude notar que marcó el último piso, lo que significaba que como ya lo sospechaba aquella chica era como mínimo millonaria para tener un carro último modelo y vivir en el Penthouse de unos de los más sofisticados edificios de California. Cuando las puertas del ascensor se cerraron, Roseanne me pegó abruptamente a la pared de este y me aprisionó allí para luego atacar mis labios con su boca. Esta chica de verdad que no tenía un límite. Era insaciable. Sus besos subieron de intensidad y yo ya podía sentir el calor instalarse en mi entrepierna de nuevo. Una de sus manos se enredó en mi cintura, mientras la otra, tomó mi muslo para elevarlo un poco a la altura de la suya. Entonces, sentí su pierna hacer presión en mi centro.

-Joder... -suspiré y luego, escuché sus jadeos sobre mis labios. Traté de concentrarme en otra cosa que no fueran sus besos, pero era imposible enfocarme, tanto que me asusté cuando Chaeyoung se despegó de mí a una velocidad increíble y se posicionó a mi lado al escuchar las puertas del ascensor abrirse. Estaba avergonzada. Jamás en mi vida había sentido tanto deseo sexual por alguien. No entendía qué era lo que me pasaba con Rosé. La rubia se rio por lo bajo al ver la expresión alterada de la mujer anciana que se subió con nosotras. Debía parecer un desastre andante por la forma en que su mirada de abuela decepcionada me juzgó. No era mi culpa que Rosé tuviera tanto apelativo sexual. Era imposible resistirse a ella. Roseanne tomó una de mis manos y con la otra acarició mi cabello y cara, luego, besó mi mejilla. No sabía qué significaba lo que estaba haciendo, pero ciertamente, no sería yo quien se quejara. La mujer mayor bajó tres pisos antes del último, no sin antes darnos otra mirada juzgadora. Y cuando el ascensor se cerró de nuevo, la rubia se empezó a carcajear.

Y aunque no la había escuchado reír antes, estaba segura de que amaría que riera por el resto de mi vida. Era un sonido tan dulce y melodioso, que definitivamente derretía mi corazón.

Cuando el ascensor sonó anunciando nuestra llegada, la rubia volvió a tomar mi mano y me arrastró fuera de él. El pasillo tenía solo una puerta, lo que significaba que nadie más vivía en este piso, bueno, eso debía de ser lo más lógico considerando que era el Penthouse del edificio. Y en ese momento, me pregunté: ¿Cuántas chicas más no habrán gemido o gritado peor que yo en este lugar sin ser escuchadas mientras Chaeyoung las tocaba con sus manos de diosa?

Al estar perdida entre mis pensamientos, no noté el momento en el que entramos al apartamento y sin darme cuenta, Roseanne nuevamente me tenía aprisionada, solo que esta vez, no en la pared del ascensor, sino en la puerta de su casa ya cerrada. No entendía bien qué era lo que tenía, pero aquella chica rubia conseguía prenderme rápido, como si fuera un fósforo en contacto con fuego. Su mano fue a parar a mi muslo una vez más y esta vez sin darle oportunidad de actuar, pegué un suave brinco enrollando mis piernas en su cintura. Roseanne tomó mi trasero y sin dejar de besarme, nos llevó al segundo piso donde supongo que estaba su habitación.

Sinceramente

Dejemos que esto fluya, no sigas dándole mente

Tenemo' to'a la noche pa' que me enseñe' de frente

Todo lo que siente'

Me huele a que no tiene' nada de inocente

Ya habían pasado dos meses desde la noche que pasé con Roseanne. Como lo predije desde antes, al día siguiente cuando ya estaba consciente y el alcohol ya había dejado mi cuerpo (solo necesito una excusa que no sea tan patética porque realmente no tomé tanto esa noche), me arrepentí de haberme acostado con ella. Y no porque lo hiciera mal, muy al contrario, la chica era una bestia en la cama, en el mejor sentido posible de la palabra. No recuerdo la última vez que había disfrutado tanto de tener sexo casual con alguien. Roseanne consiguió que tuviera al menos unos ocho orgasmos esa noche, tanto que el dolor de cuerpo que tenía al día siguiente era ridículamente placentero e intenso. Nadie había roto ese récord conmigo, así que era bastante impresionante lo habilidosa que era. Sin embargo, como ya sabía qué pasaría cuando la rubia se levantara, decidí evitarme esa vergüenza y me fui de su casa antes de que despertara.

Y desde ese día, he estado evitándola lo máximo que puedo, sabía que había cometido un error porque evitarla a ella, a veces también significaba evitar a Jisoo y Lisa. Tenía que evitarlas porque ambas eran amigas de Roseanne y lo que menos quería era ver su irritante sonrisa de «me acosté contigo, ahora eres una más en mi lista». No podía verla, era humillante. No quería que me viera con la misma pena o lástima con la que debía ver a sus demás aventuras de una noche. Todo en mi plan iba bien, hasta que un día de todos esos en los que me esmeré en evitarla, ya no pude hacerlo. Estaba en la cafetería almorzando con Yeri y Joy, dos chicas que había conocido durante una de mis clases al comienzo de la universidad. Eran fantásticas, aunque Yeri siempre estaba molestando a Joy, ambas se complementaban de forma maravillosa. Ese día estaba escuchando una historia de cómo Joy quedó atrapada en una de esas pelotas de hámster gigantes porque a Yeri se le ocurrió que era buena idea pagar para jugar con ellas. Estaba riendo tanto que no me percaté de la presencia a mi lado hasta que un brazo rodeó mis hombros.

-Te ves preciosa sonriendo, Kim-dijo la voz a mi lado.

-Eh...

Incomodidad, eso era lo que sentía.

-¿Te comió la lengua el ratón, linda? -Joy estaba a punto de defenderme cuando, de improviso, alguien lanzó un balón directo a la cabeza del chico que invadía mi espacio personal.

-Creo que la chica no te habla porque está claramente incómoda contigo, idiota.

"Mierda", susurré por lo bajo. ¿Qué hacía aquí? Debería estar en clases con Jisoo.

-¿Quién te crees que eres, Park? -habló Suho molesto parándose del asiento a mi lado para encarar a Roseanne.

-La chica que te romperá la nariz si sigues molestando a Jennie.

-Como si te tuviera miedo -replicó enojado.

-No me tientes. Sería vergonzoso para tu masculinidad sensible -el chico bufó irritado y se fue. Roseanne se paró detrás mío y preguntó: -Kim ¿estás bien?

-Eh, sí. No tenías que hacer eso, Roseanne -respondí tímidamente. ¿Por qué actuaba así? La rubia ya había visto mi peor lado en su casa, y de repente, yo me sentía... ¿tímida?

-Hola, Rosie -dijo Joy sacándome de mis pensamientos. Sus ojos brillaban de una forma que no había visto antes. Sabía que Joy tenía un crush en Roseanne, pero no sabía cuán profundo era.

-Hola, Soo. ¿Cómo estás? -respondió con esa sonrisa que derretía a todas.

De pronto, ya no estaba de humor.

-Bueno... me tengo que ir. Hablamos luego, chicas -hablé tomando mis cosas y saliendo lo más rápido que podía de la cafetería. Antes de poder desaparecer por el pasillo, sentí un brazo jalarme súbitamente y luego, un cuerpo arrinconarme en el casillero más cercano.

-¿Por qué te escondes de mí, Jennie? -preguntó con aquella voz semi ronca que hacía flaquear mis piernas.

-Yo... hmm, no me escondo... es solo que... -No sabía qué responder. Claramente, sí me estaba escondiendo de ella, pero era más que todo por propia dignidad.

-¿Me tienes miedo? -se alejó un poco de mí con duda. Su expresión estaba teñida de preocupación, parecía que no quería incomodarme. Y yo solo podía pensar en que no quería perder su calor corporal si se alejaba mucho de mí.

-¡NO! -exclamé demasiado exaltada para mi propio gusto. La expresión en Chaeyoung se suavizó dando paso de nuevo a aquel aura coqueto que siempre la rodeaba. Su mano rodeó mi cintura y se pegó más a mí.

-¿Entonces? ¿Por qué siempre que intento acercarme sales corriendo? -susurró sobre mi boca. Sus labios estaban ridículamente cerca de mí. Un mínimo movimiento era lo único necesario para cerrar la distancia entre las dos.

-No... -tragué el nudo en mi garganta. -Yo no lo sé.

-Deja que las cosas fluyan, Jennie -fue lo último que dijo antes de cerrar la distancia entre nosotras. Joder, ¿por qué soy tan débil si se trata de ella?

Diez minutos después, me encontraba sentada en el lavabo del baño, con la puerta bloqueada para evitar ser atrapadas y con Chaeyoung metiendo sus habilidosas manos por debajo de mi falda. Sus toques quemaban mi piel y yo aún trataba de descifrar si era fuego que me gustaba sentir o no. Su boca tomó posesión de mi cuello y succionó con tal fuerza que estaba segura de que dejaría una marca, pero poco me importaba eso ahora mismo. Estaba perdida en sus besos y toques por todo mi cuerpo. La australiana subió mi falda un poco y se agachó. En ese momento, me alteré. ¿Qué diablos hacía?

-Roseanne, párate. ¿Qué haces? -pregunté desesperada.

-¿No es obvio? Estoy por comerte -dijo burlona.

-No dejaré que hagas eso acá, es antihigiénico -repliqué con molestia. Esta chica en serio lograba sacarme de mis casillas. Pero, como siempre ella era más rápida que yo en todo. Sus manos removieron mi ropa interior con cuidado y de repente, sentí su lengua lamiendo con habilidad mi centro. Un jadeo salió de mi boca y con un movimiento involuntario, una de mis manos fue a parar a su cabeza para presionarla más contra el área. Odiaba lo bien que se sentía su lengua en mí. Mi mano libre agarró con fuerza la orilla del lavamanos en el que estaba sentada y de pronto, Chaeyoung subió la vista mientras su boca seguía haciendo maravillas en mí. Sus ojos eran casi negros y su expresión me daba a entender que estaba disfrutando tenerme así a su merced. A los pocos segundos, sentí espasmos recorrer todo mi cuerpo. Roseanne usó una de sus manos y sin esperar mucho una respuesta mía, me penetró con dos de sus dedos. Aquella sensación me tenía abrumada. Su boca y sus dedos llenaban los lugares apropiados. Con su mano libre tomó suavemente mi mano que se encontraba en el lavado y entrelazó nuestros dedos. Todo en aquella situación se sentía tan íntimo, pero no tenía cabeza para analizar qué significaba en aquel momento. Lo único que podía pensar era que estaba por llegar al orgasmo en cualquier momento.

-Córrete para mí, Jennie -dijo la rubia despegándose un poco y eso fue todo lo que necesité para correrme en su boca. Cuando salí de mi estado de euforia, pude notar como Roseanne se paraba y se limpiaba la boca. Era vergonzoso que ella consiguiera sacar mi peor lado de esta forma. Sin decir una sola palabra, se dirigió a mi lado y se lavó las manos.

-Parece que no tienes nada de inocente, Jennie -se acercó a mí, me ayudó a componer mi falda, besó mi mejilla y sin más, se fue. Dejándome otra vez con un torbellino de emociones que no podía describir.

¿Cómo te digo que no quiero hablar de amor?

Que si es contigo, tengo que pensar mejor

Tranqui', déjalo así

Quiero quedarme aquí

Pégate-, ven a mí-, pégate-, ven a mí

Tres meses más habían pasado. ¿Qué si pude alejarme de Roseanne como había planeado? No. No pude hacerlo. La rubia era malditamente persistente y me irritaba de formas inimaginables, pero no podía evitar sentirme tan atraída por ella. Sus ojos intensos cuando estábamos en la cúspide de nuestros momentos íntimos, sus labios y besos que sabían a fresa y coco, o sus habilidosas manos tocando la mayor cantidad de piel posible cuando nadie nos veía. Era imposible resistirme a ella. Me atraía a ella como la gravedad atrae los objetos a tierra. Y lo peor del caso, es que no tenía idea de qué éramos. Lo único que sabía es que teníamos sexo casi todo el tiempo. Siempre que nos mirábamos y la oportunidad se presentaba, terminábamos sin ropa. Y era tedioso porque casi no la conocía, y una parte de mí estaba desesperada por hacerlo. Lo poco que sabía de ella era que tenía una hermana, que había nacido en Nueva Zelanda y se había mudado a Australia, que estaba estudiando música, pero era ridículamente rica por ser hija de un magnate en la industria musical, ah... que tenía un perro llamado Hank que nos había interrumpido en medio del acto incontables veces y que su nombre era Park Chaeyoung. Y todo eso porque Lisa o Jisoo me lo habían dicho.

Todo lo demás eran cosas pequeñas que yo tuve que dedicarme a aprender, como por ejemplo que detesta manejar en el carril izquierdo de la carretera y le molesta la gente que no respeta el paso de cebra, que su labial favorito es el que tiene sabor a fresa, pero a veces lo mezcla con el de coco por el olor, que detesta los aguacates porque cree que las verduras no deberían ser cremosas, que tiene la tendencia a cantar canciones de Taylor Swift cuando nadie la está viendo, que odia que invadan su espacio personal cuando está concentrada, que tiene una marca de un tatuaje que se removió hace años, que su color favorito es el azul y ama los musicales. También aprendí que frunce el ceño cuando algo no le gusta y le encanta hacer pucheros si las cosas no salen como lo planea. Y que ama darme besos en la frente cuando terminamos de tener sexo y le gusta entrelazar nuestros dedos cuando estoy a punto de correrme. Aprendí a quererla en tres meses. Y si seguíamos así, estaba segura de que me enamoraría de ella. O quizá ya lo estaba y no quería admitirlo. Y eso no era algo que quisiera, no después de cómo terminaron las cosas con Yves.

En ese momento, no podía concentrarme. Quería hacerlo, pero la mano de Roseanne estaba en lugares donde no debía de estar. Y menos en un lugar tan público como una sala de cine.

-Saca la mano de allí -me quejé. Estaba furiosa. No tendría que estarme sintiendo así. Sin embargo, la australiana siempre me hacía sentir como si estuviera tocando el cielo.

-La película está aburrida -replicó con un puchero. Quería besarla.

-Tú la elegiste -solté indignada.

-Jennie...

-Agh- ¿Qué? -pregunté molesta.

-Lo de ver una película era una excusa para verte y tocarte -me desesperaba. Ya está. Su descaro era algo que no tenía límites. Quise replicar de nuevo cuando sentí su mano adentrarse en mi pantalón y empezar a acariciar la zona. Quise decirle que no y detenerla, pero no podía. No tenía tanta fuerza de voluntad en mí para hacerlo. No cuando yo desesperadamente quería que me tocara y que me hiciera suya una vez más. Y entonces, me admití a mí misma que quería pensar mejor sobre lo que sentía por ella.

-Pégate a mí, Jen -susurró en mi oído. Y como siempre que estaba con ella, me dejé llevar por las sensaciones de lo que Chaeyoung provocaba en mí.

Baila-, baila-, baila conmigo

Baila-, baila- que yo te sigo

Pégate-, ven, suéltate

No te me vayas sin las ganas de volve-e-er

Finalmente, era viernes. Ya estaba harta de los proyectos de la universidad. Estaba decidida a empezar mi fin de semana con buen pie, incluso había aceptado salir con Jisoo y Lisa a comer. Celebraríamos que Jisoo había conseguido un rol pequeño en una serie nacional. Era algo mínimo, pero cada vez más cerca de sus sueños. Además, era una buena oportunidad de ponerme al día con mis amigas, llevaba semanas sin verlas o saber de ellas.

-¿Cómo has estado últimamente, Jendeukie? -preguntó Jisoo comiendo de la porción de papas que recién habían llevado a nuestra mesa. Lisa estaba en la barra consiguiendo bebidas para todas.

-Los proyectos me tienen mal, bastante estresada, pero he tenido algunas comisiones para fotografías que me han servido de distracción -respondí masticando mi papa con mayonesa. -¿Y tú? Felicidades por el rol.

-¡Estoy de maravilla! Siento que todo está cayendo en su lugar como debe de ser -Jisoo sonrió genuinamente. Tenía una sonrisa mágica y contagiosa. Era fácil estar feliz y bien al lado de la pelinegra.

-Lo imagino. ¿Y con Lisa? -pregunté con curiosidad. Al mencionarla, la mirada de la chica coreana se dirigió instantáneamente a la barra donde se encontraba.

-Todo va increíble, Jendeukie. Aceptar que saliéramos formalmente es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Lisa es la mujer para mí.

-¿Quién es la mujer para ti? -preguntó una vocecita a su lado dándole un beso en la mejilla con cariño.

-Tú -respondió sonriendo.

Amaba verlas felices. No había ninguna duda de que ellas nacieron para pertenecerse. Estaban hechas para estar juntas.

La conversación siguió fluyendo tanto que por un momento olvidé los problemas y la realidad en la que vivía donde las tareas y exámenes me quitaban vida, el trabajo me abrumaba y Chaeyoung me volvía loca con su actitud. Por un momento, me sentí tranquila y libre. Bueno, eso hasta que Lisa dijo algo que casi hace que me ahogue.

-Sé que tienes de pareja a alguien que parece ser una bestia en la cama. Pero, deberías decirle que controle la intensidad de sus mordidas y agarres -dijo la pelinegra divertida viendo mi cuello detenidamente.

-¿Qué?

-Tienes un chupón bastante notorio en el cuello y tus muñecas tienen marcas rojas -hizo la observación tratando de retener su risa, Jisoo también me vio sonriendo. -No sabía que te gustaban las esposas. Eres una cajita de sorpresas.

-Yo... -tosí incómodamente recordando como la noche anterior Chaeyoung había llegado a mi apartamento diciendo que quería probar un método nuevo para «disfrutar más el acto» y si estaba de acuerdo con la idea de atarme. ¿Qué si me pude negar? Claramente, no lo hice. Y para qué ocultarlo, lo había disfrutado. Pero, le había dicho que cuidara sus mordidas. No era la primera vez que tenía que cubrir algún chupón que me dejaba con maquillaje y cada vez era más descuidada. Era como si realmente quisiera marcarme y alardear de lo que había hecho.

-¿Cuándo nos lo/la presentarás? -añadió Jisoo luego de unos minutos de silencio.

-¿A quién? -cuestioné confundida.

-A tu pareja, tonta -respondió como si fuera obvio.

-No salgo con nadie -dije secamente.

-Uh, ¿sexo casual? -Lisa alzó una ceja con intriga. -Pero... es con la misma persona, ¿no? Espera... ¡No me digas que tienes un fuckbuddy!

-Uhm... -Justo cuando estaba por responder, mi vista captó algo que definitivamente arruinó mi noche.

Chaeyoung estaba frente al bar con una chica ridículamente cerca de ella, una de sus manos estaba en la cintura de esta y la otra removía el pelo que caía en su cara para pasarlo por detrás de su oreja. Claro... ¿Qué pensabas, Jennie? ¿Que eran exclusivas? Por favor, Roseanne no sabe lo que eso significa.

Me paré abruptamente asustando a Jisoo y Lisa en el proceso. Ambas chicas me dieron miradas confusas.

-¿Estás bien? -preguntó la chica más baja preocupada.

-Sí-í. Solo... ehm, recordé que tengo que ir por una cámara a la casa de Kai. Me tengo que ir.

Mientras me alejaba, pude escuchar a Jisoo quejarse con Lisa. No quería arruinar la velada de mis amigas, pero ver aquella escena me dejó un malestar horrible en el estómago. Me sentía mal. Me sentía tonta y patética. ¿Por qué me dejaba afectar por ella de esta forma?

Cuando ya estaba fuera, pude respirar de nuevo. No dejaría que Rosé jugara conmigo de esta forma. Merecía más.

Por eso, baila-, baila-, baila conmigo

Baila-, baila- que yo te sigo

Bésame - solo una vez

Así tengo un motivo pa' volverte a ve-e-er

Te voy a dejar -

Mi número

Sólo tiene' que llamar

Cuando me eches de meno'

Que yo le voy a llegar -

Baby, aunque me quede lejo'-, woh-oh

Ya había pasado una semana desde esa noche en el bar. Había conseguido alejarme de Chaeyoung con éxito. Bueno, para mí era un éxito porque era más tiempo del que normalmente duraba sin buscarla o ella buscarme para tener sexo. No sé si porque últimamente todos estábamos muy ocupados con los exámenes finales o porque tenía a la suerte de mi lado, pero estaba agradecida. Bueno, casi completamente agradecida. No tener a Chaeyoung conmigo también significaba no tener sexo. Y para ser honesta, no me sentía bien metiéndome con alguien más como ella lo hacía, eso y que desgraciadamente, no tenía a nadie con quien hacerlo; lo cual me tenía frustrada porque ya estaba acostumbrada a tener sexo con ella casi todos los días. Y mis manos no eran suficientes. ¿Acaso me estaba convirtiendo en una ninfómana? No. No era eso. Lo que pasaba era que necesitaba sus toques, necesitaba la sensación que su boca y sus manos provocaban en mí. Necesitaba su atención y cariño, incluso si solo lo obtenía mientras teníamos sexo. Y a la vez, quería estar lo más alejada posible porque estaba molesta con ella por hacerme sentir así y molesta conmigo misma por dejar que esas sensaciones me dominaran.

El jueves siguiente, no pude resistirme. La echaba de menos. Llevábamos días sin hablar.

Dejaría que mi dignidad se fuera al carajo de nuevo. La llamé. Sonó el primer tono, luego, el segundo y el tercero, y al cuarto, cuando ya me estaba arrepintiendo de haber llamado, Roseanne atendió.

-¿Alo?

-Hola -hablé tímidamente. Esta había sido una pésima idea.

-¿Jennie? -su voz sonaba agitada. Mierda, mierda.

Realmente, era experta en romperme el corazón sola.

-Si estás ocupada, no te molestaré. Llamaré luego.

-No... no, espera. Jennie, quédate en la línea. Sólo necesito entrar, estaba trotando.

-Ah... -Claro. No podíamalinterpretar todo lo que hacía solo porque fuera una fuckgirl, ¿cierto?

-¿Qué pasa? -preguntó después de unos segundos. -Nada, solo te echaba de menos.

-¡Vaya! Quién diría que Kim Jennie podía llegar a ser

empalagosa.

-No empieces, no me hagas cortar.

-Solo estoy bromeando.

-Sí, lo sé -me quedé en silencio pensando en que si debía preguntarle o no lo que quería cuando ella se aclaró la garganta.

-¿Y bien? -cuestionó.

-¿Vienes a verme? -solté rápidamente esperando que no hubiera escuchado. Adiós dignidad, de nuevo.

-Jen... yo... -ella no sabía qué decir. Mierda. No debí abrir la boca. Obviamente, no vendría a verme.

-Olvídalo.

-No es eso, Nini -replicó con frustración. ¿Por qué tenía que usar aquel apodo que me hacía derretirme por ella?

-¿Entonces? -pregunté confundida y curiosa.

-No estoy en Los Ángeles. Papá me pidió asistir a una convención acá en Nueva York.

-Oh. Ya veo -me quedé callada. No sabía qué decir. Era patética.

-Prepárame algo de comer -dijo de pronto después de estar unos minutos en silencio. -Llego en unas cuatro horas.

Eran las 6 PM, ¿ella realmente regresaría solo por mí?

*Fin de la llamada*

A las diez de la noche, el timbre de mi apartamento sonó. Cuando abrí la puerta, no le tomó ni un minuto a Chaeyoung conectar su boca con la mía. A diferencia de sus otros besos, este era más urgido y brusco. No es que me quejara, amaba todos los besos que nos dábamos, pero este específicamente parecía venir de una Roseanne molesta. Con cuidado de no romper el ambiente intenso entre nosotras, tomé su rostro y la alejé de mí despacio.

-¿Qué pasa? -pregunté preocupada.

-Nada. Nada. No quiero hablar de eso, ¿podemos ir a tu habitación? -devolvió la pregunta mientras empezaba a quitarse la ropa.

Como siempre, lo único que ella me daba era sexo y lo único para lo que yo servía era para apagar sus penas con sexo.

La nena e' de otra ciudad

Pero le corre mi flow

Tenía curiosidad

Y un beso me robó

No nos tenemos que hablar - Si con mirarno' no' entendemo'-, yeah

Los meses siguieron pasando. Y cada vez que intentaba alejarme de Roseanne y decidía tener dignidad y amor propio, ella siempre llegaba con una sonrisa y derrumbaba mis barreras en cuestión de segundos. Aunque estaba sufriendo, no podía negar que nuestra relación había tenido algunas mejoras. Hasta podría decir que éramos amigas. Claro, amigas que tenían sexo la mayor parte del tiempo. Ya casi cumpliríamos nueve meses de estar en esta situación y yo seguía sin saber qué hacer porque Roseanne era tan confusa. Algunas veces me miraba como si fuera el maldito diamante más lindo de la tierra y otras solo pasaba de mi existencia y me buscaba cuando tenía ganas de follar. Eso sí, nuestro título seguía siendo algo así como fuckbuddies.

Cuando recibí su último mensaje, levanté la cabeza para observar el lugar y desde mi posición pude ver su típica sonrisa socarrona plasmada en su rostro. Quería golpearla.

Hice mi pedido y me dirigí a donde ella estaba. La australiana se hizo para un lado para darme lugar y extendió sus brazos para abrazarme.

-¿Qué haces acá? -pregunté confundida.

-Vine a verte. Te extrañaba -dijo simplemente tomando mi mano y entrelazando nuestros

dedos.

Nos quedamos en silencio y cuando estaba por hablar de nuevo, la camarera se acercó a nosotras para dejar la orden. La chica terminó de atendernos, pero al parecer la vista estaba buena porque se quedó parada viendo bobamente a Roseanne. Eh, ¿hola? Ya sé que la rubia es guapísima, pero ahora está conmigo, inútil.

-Agh -gruñí con frustración lo más bajo posible.

-¿Deseas algo más? -preguntó la pelirroja directamente a Chaeyoung.

"Que te largues", pensé y sonreí cínicamente. Luego, analicé mis opciones con rapidez. ¿Qué es lo peor que puede pasar si la beso ahora mismo? Sería raro definitivamente, nunca nos hemos besado antes sin intenciones sexuales. Usualmente, cuando nos besamos es porque alguna de las dos está con ganas y necesita liberarse. Era como un acuerdo silencioso y mutuo, solo besarnos si queremos follar. Pero ahora mismo, tenía curiosidad. Le robaría un beso y que fuera lo que Dios quisiera. La chica pelirroja seguía parada a nuestro lado y ya me estaba irritando por lo que tomé el rostro de Chaeyoung con ambas manos y la acerqué a mí. Luego, la besé.

No era un beso con segundas intenciones, solo quería probar sus labios sin que eso significara «sexo». Sabía que la había tomado por sorpresa cuando dio un pequeño brinco en su lugar, y al instante de sentir su boca con la mía, su postura se relajó y sus manos encontraron su camino a mi cintura para pegarme más a ella. Bueno... eso significa que no estaba en problemas por besarla. Cuando nos separamos, di otro pico antes de limpiar con cuidado el labial que se había regado en su boca. Al voltear a ver, la pelirroja había regresado a la caja y desde lejos, me lanzaba miradas asesinas.

-Amo que seas celosa -dijo Roseanne de la nada.

-No estaba celosa -repliqué secamente y dirigí mi vista a mi libro de nuevo.

-Ay, sí claro -habló con sorna.

-Es en serio -puse mi mejor cara seria.

¿A quién quería engañar? ¿A ella o a mí?

-Por supuesto, te creo -Rosie se quedó callada y ya no dijo nada. La verdad es que las palabras no hacían falta, no era necesario que habláramos. Nos entendíamos solo con mirarnos y no sabía si eso era una bendición o una maldición. Pero me gustaba que nuestra conexión fuera así de fuerte. Incluso si se trataba solo de atracción física.

No hablamos por el resto de la tarde, ella estaba estudiando algunas partituras mientras yo me dedicaba a editar las fotografías de mi último proyecto. Me asustaba lo natural que era todo entre nosotras.

Después de unas horas, Chaeyoung terminó de estudiar y se recostó en mis piernas. Yo aún no terminaba, pero no había rastro de que la rubia quisiera irse.

-¿No quieres irte?

-¿Ya terminaste? -respondió con una pregunta levantando su cabeza de mi regazo.

-No, me faltan unas tres fotos.

-Bueno, entonces no quiero irme aún -después de decir aquello se recostó de nuevo en mí y siguió jugando con el zipper de mi chaqueta.

No entiendo mucho, pero baila-, baila-, baila conmigo

Baila-, baila- que yo te sigo

Pégate-, ven, suéltate

No te me vayas sin las gana' de volve-e-er

Nuestra relación era tan extraña. Que aún sigo preguntándome en qué momento empezamos a actuar como pareja. No éramos nada. Al menos, no que ella lo hubiera confirmado. Nunca hablábamos de sentimientos. Y eso que ya la conocía mejor, aprender de Chaeyoung era de mis cosas favoritas en el mundo porque siempre había algo nuevo y distinto por conocer de ella. Sin embargo, aún no conseguía sacarle nada con respecto a lo que sentía por mí. Siempre que intentaba comentarlo, ponía alguna excusa para irse o simplemente cambiaba de tema, y era realmente frustrante no saber dónde me encontraba parada. Ella era un misterio andante.

Desde aquel día en la cafetería en el que asumió con firmeza que estaba celosa de la camarera, ahora hace cosas por mí que solo una novia haría. Y sin ánimo de creerlo o romperme el corazón de nuevo, los rumores de la universidad decían que ya no ha tenido sexo con nadie en meses. Incluso cuando hay chicas que se lanzan a ella en bandeja de plata. Hasta Jisoo parecía sorprendida, tanto que le preguntó al respecto en una de «nuestras cenas semanales para ponernos al día».

-Dime, Chaeng... ¿es cierto? -Rosie dejó de comer para prestar atención a la pregunta de Jisoo. Lisa y yo hicimos lo mismo.

-¿Qué cosa es cierto? -preguntó la rubia confundida.

-¿Ya no eres la perra de corazón frío que se acuesta con todo lo que tenga un par de tetas y una falda? -Wow, Jisoo podía ser directa cuando se lo proponía. Roseanne se removió incómoda en su silla.

-Eso no es asunto tuyo -replicó molesta.

-No lo digo en mal plan, Rosie. Eso dicen los rumores.

-El hecho de que mi vida sexual ya no sea tan pública como antes no quiere decir que haya dejado de existir. Es más, está mejor que nunca -dijo viéndome intensamente. De repente, sentí calor recorrer mis mejillas.

En ese momento, no sabía si estaba confirmándome indirectamente que en efecto ya no estaba durmiendo con nadie más que conmigo, pero sea como sea, me gustaba aquella sensación de exclusividad silenciosa que había entre nosotras.

-¿En qué piensas? -preguntó Lisa con curiosidad.

-¿Roseanne te ha hablado de alguien? -pregunté de vuelta.

-¿De alguien? -cuestionó Jisoo levantando la vista de su libro confundida. -Como...

¿románticamente hablando?

-Aja.

-Hace poco se le escapó que estaba confundida.

-¿Por qué?

-Porque siente que hay una chica que le gusta con la que ha tenido sexo más de una vez, pero no sabe cómo dar el paso o confirmar que realmente le gusta.

-¿Qué le dijiste? -hablé tratando de no sonar ansiosa o sonreír.

-Que debería hablarlo con ella en lugar de solo tener sexo cuando la mire.

"Lalisa Manoban, te amo", pensé sonriendo en mi interior.

-¿Por qué la pregunta? ¿Acaso sabes algo que yo no? -fue el turno de Lisa de fisgonear información.

-No. Solo tenía curiosidad por lo que le dijo a Jisoo en la cena del fin de semana pasado.

Lisa regresó a su lectura, y yo antes de continuar con lo mío, le mandé un mensaje preguntándole a Rosie si podía llegar a su casa hoy. Después de recibir una confirmación de parte de la rubia, seguí leyendo.

El día se pasó increíblemente lento. Quería que dieran las siete ya. Hoy después de prácticamente un año entre idas y venidas con Chaeyoung, al fin le confesaría cómo me sentía por ella. Me había vestido mejor que usualmente cuando vengo a verla y me había puesto su loción favorita a sabiendas de que no se resistiría a besarme. Y solo porque no quería ser cliché o de lo contrario, le habría comprado flores. Pero, la verdad es que nada en nuestra relación era cotidiano por lo que preferí no hacerlo. Después de tocar el timbre, restregué mis manos en mi pantalón. Estaba sudando. Y muy nerviosa.

Rosie abrió la puerta, cuando entré y ella ya había cerrado la puerta, se acercó a mí y me arrinconó en ella. Tal parece que le encantaba arrinconarme en todos los lugares posibles. Me besó profundamente y enredó sus manos en mi cintura. Y por mucho que amara la sensación de su boca sobre la mía, debía parar si quería lograr que se me declarara.

-Rosie... espera... espera -dije entre besos.

-¿Qué? ¿Qué pasa? -preguntó con preocupación en su rostro. Cielos, amaba que fuera tan considerada incluso si tenía ganas de hacer algo más.

-Tengo algo que decirte... -Rosie se despegó de mí abruptamente. Sus ojos se tornaron brillosos en segundos.

-¿Qué pasa?

-Me gusta alguien -solté tal y como había planeado para ver su reacción. Ahora que estaba recostada en la mesa que daba a la sala, pude ver cómo tragó saliva y se cruzó de brazos intentando parecer indiferente.

-Aja... ¿y?

-Y... quiero formalizar las cosas con esta persona. Ya no puedo seguir haciendo esto contigo -dije delicadamente. No quería hacerla sufrir, pero no iba a negar que estaba disfrutando de sus reacciones nerviosas.

-Bien. Lo entiendo -habló fríamente.

-Óyeme, tranquila, Elsa. No vayas a congelar a alguien con tu frialdad.

Intenté acercarme a ella, pero no me dejó. Cada paso que daba, era un paso que ella se alejaba.

-No te acerques, Jennie.

-¿Por qué? -pregunté fingiendo confusión.

-No puedo estar cerca tuyo y respetar lo que me estás pidiendo.

-¿No me felicitaras? -cuestioné con cuidado.

-¿Por qué? -fue su respuesta incrédula.

-Por mi relación con la chica que me gusta.

-¿Ya están saliendo? -exclamó con sorpresa. Sus ojos se abrieron de golpe y se pusieron brillosos de nuevo.

-Bueno, no me lo ha pedido. Creo que tiene miedo.

-Qué patética -susurró creyendo que no la había escuchado.

-¿Qué dices? -fingí no escuchar de nuevo.

-¡Nada! -bramó frustrada.

-Rosie... ¿por qué te dices que eres patética? -sus ojos se abrieron con sorpresa de nuevo. -Sé que no eres la mejor expresándote, pero no eres patética -una sonrisa socarrona pintó mi rostro.

Finalmente, algo hizo clic en la cabeza de la rubia porque se acercó a mí de pronto.

-¿Por qué crees que dije qué patética? -preguntó confundida.

-En mi vida había conocido a alguien tan lento como tú, Chaeyoung -sin decir nada más, la acerqué a mí y tomando su rostro con ambas manos, la besé. -Eres tú, idiota.

Su sonrisa se ensanchó y esta vez confirmé que sus ojos brillaban, pero ahora era de felicidad.

-Ahora, tú dilo -pedí suavemente sobre su boca.

-¿Qué cosa?

-Di que te gusto.

-No me gustas -dijo con sorna y su ceja alzada.

-Di que te gusto o te dejo sin sexo el resto del mes -Rosie abrió los ojos con sorpresa y negó dramáticamente.

-Kim Jennie, me encantas, me fascinas, me gustas demasiado.

-Buena chica -dije besándola profundamente. -Entonces, ¿somos novias?

-Somos novias -dijo para luego arrastrarme al segundo piso de su casa.

Por eso, baila-, baila-, baila conmigo

Baila-, baila- que yo te sigo

Bésame - solo una vez

Así tengo un motivo pa' volverte a ve-e-er... eh

Ra-Rauw-, ey

Rauw Alejandro

Con Selena Dímelo, Tainy"

-FIN.

...

gracias a @dinahstycache por dejarme adaptar el os, todos los créditos a ella jsjs besis

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