Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47: Miedo

Aquel pasadizo subterráneo de piedra, no era nuevo para Lena y Axel. Ambos recordaban haberlo recorrido cuando eran niños y, también, que en algún punto fueron absorbidos por un remolino de agua y expulsados al océano, dónde sin remedio se ahogaron.

Para colmo de males, esta vez no tenían ninguna de esas flores negras que podían abrir la brecha y, aunque la hubieran tenido, tampoco estaban seguros de si la dickinsonia estaba aún con vida.

Todas estas preocupaciones estaban en el aire que los rodeaba, sin embargo, ninguno de los dos las verbalizó. Parecía que no nombrarlas las hacían menos reales, así que se limitaron a continuar nadando sin un rumbo claro, como habían hecho quince años atrás.

Las paredes de piedra seguían crujiendo y los temblores iban cobrando intensidad a cada minuto que pasaba. Ya casi no podían ver nada a su alrededor, pues las frías aguas se habían ido caldeando paulatinamente, y empezaban a desprender una espesa neblina difícil de respirar.

–Axel... a este paso nos vamos a cocer...–le dijo Lena, angustiada por la temperatura del agua.

–Encontraremos una salida– contestó él, fingiendo seguridad.

Sin embargo, no estaba para nada tranquilo. Si no los mataba una de aquellas piedras que se desprendían del techo cayendo a su alrededor, lo haría el calor de las aguas, el fuego que se podía escuchar crepitar sobre sus cabezas o él mismo; que luchaba contra sus impulsos mientras se apretaba la herida de su brazo, que no había dejado de extenderse y palpitar cada vez con más intensidad.

Debía encontrar una salida, ponerla a salvo y alejarse de ella rápidamente, pero parecía que el destino no estaba de su parte en esos momentos. Miraba angustiado a su alrededor, buscando una salida distinta a la que tomaron cuando eran unos niños, una que no desembocase en una muerte casi segura.

Se detuvo al divisar una sombra en la pared de la izquierda. Entornó los ojos para poder enfocarla y su corazón se aceleró. Nadó rápidamente hacia ella comprobando que se trataba de un estrecho túnel. Sacó su móvil y uso la linterna para observar su interior.

El angosto pasadizo parecía estrecharse aún más en algún punto y eso le impedía saber si era otra sentencia de muerte. Pero mientras decidía si aquella era una opción viable, un nuevo temblor sacudió el lugar y algunos cascotes cayeron muy cerca de ellos. Contuvo la respiración asustado y volvió a mirar hacia la oscuridad del túnel.

–Axel...–susurró Lena tras él mientras ponía la mano sobre su hombro. –No lo pienses más, intentémoslo.

Él se giró rápidamente y, la fortaleza que vio en la mirada de ella, lo sobrecogió. ¿Cómo era posible que no tuviera miedo? O, si lo tenía, ¿cómo lograba controlarlo de esa forma? Ella sonrió y eso hizo que Axel volviera a recuperar las fuerzas que había perdido al darse por vencido. No podía hacerlo, tenía que sacarla de allí.

–Vamos.

...

–Joder, Clara, ¿es que nunca vas a hacerme caso? –le preguntó Raúl preocupado mientras la ayudaba a levantarse del suelo.

–Jamás, así que date por vencido de una vez...–respondió ella con una sonrisa de medio lado, tratando de disimular el dolor. –De todas maneras, ya estamos muy cerca, cojamos a ese poli y busquemos a Axel...

Raúl bufó enfadado y miró hacia la montaña, en ese momento, vio que algo salía disparado de su cumbre.

–¡¿Qué ha sido eso?! –exclamó sorprendido y Clara alzó la vista tratando de buscar el motivo de su asombro. Oteó la oscura silueta de la montaña mientras la lluvia iba cesando lentamente.

–Está dejando de llover...–dijo aliviada, pero en ese instante vio una bola negra que era expulsada a gran velocidad. No le dio tiempo a descubrir de que se trataba, pues un estruendo proveniente del suelo los hizo caer a ambos. Tras el ruido, vinieron los temblores.

–¡Tenemos que salir de aquí! –Gritó Raúl acercándose a ella.

–¡Joder, pues claro!¡Pero no dejaremos a un compañero! –respondió ella con seriedad y se levantó, siguiendo el camino hacia la falda de aquella montaña, la cual parecía que iba a estallar en cualquier momento.

El sonido fue cesando lentamente al igual que hicieron los temblores, cosa que ayudó a que llegasen a su objetivo.

El policía seguía en el mismo lugar, pero parecía estar recobrando el conocimiento, así que Raúl fue rápidamente hacia él, lo esposó a la espalda y lo levantó de un fuerte tirón. Clara se agachó junto a el charco de su sangre y recuperó su pistola, después miró la grieta en la pared. La cuerda ya no estaba, pero eso no era una prueba concluyente de que Axel hubiera salido así que se asomó al interior pudiendo sentir un fuerte olor del humo que la hizo toser.

–Clara, va en serio, ese chico ya debe haberse ido, seguramente esté en el barco. Si no nos vamos ya, quizás nos deje aquí...–le dijo Raúl con ojos suplicantes.

Clara suspiró preocupada y se pasó la mano por su pelo mojado, apartándolo de su cara.

–Vale, vámonos.

...

Un paso tras otro sin ver donde ponía los pies, sin espacio para su cuerpo, sintiendo como las rocas de las paredes le arañaban la espalda y el pecho al mismo tiempo, sin saber si habría un final, pero sin dejar de dar el siguiente paso. Fue así como llevaban lo que parecía una eternidad, colándose por aquella estrecha grieta. La batería del móvil de Axel se había consumido hacia un rato, por lo que ya no les quedaba nada con lo que alumbrar el angosto lugar.

Había sido una pésima idea, la peor que jamás había tenido aquel muchacho, que no dejaba de plantearse si morir aplastado sería peor que hacerlo ahogado.

Dio otro paso hacia la nada y sintió un fuerte dolor en su pecho, le faltaba el aire, solo quería salir de allí cuanto antes, respirar, mirar el cielo; y, todos esos anhelos y miedos, lo estaban paralizando.

Lena escuchó su angustiosa respiración y comprendió el motivo, ella también estaba al borde de una crisis de ansiedad, pero no podía dejar que eso pasase, debía ayudar a Axel a salir de allí y buscar la manera de curar su brazo cuanto antes. Así que buscó su mano entre las tinieblas y la sujetó.

–Solo tienes que dar un paso más– le dijo con voz calmada y después tragó saliva intentando tragarse también sus propias emociones. –Axel, solo uno más.

Él no le contestó, pero volvió a moverse, sin soltar su mano y así lo hicieron durante varios minutos, hasta que notaron una brisa que les refrescó la piel.

Salieron, por fin, de aquella pesadilla y escucharon desde el exterior los sonidos guturales de la montaña. Lo habían logrado, estaban fuera y eso hizo que Lena perdiera la fuerza en sus piernas, dejándose caer sobre el verdoso musgo a sus pies. Tomó aire varias veces y cuando sintió que revivía, alzó la vista buscando a Axel.

Lo vio de espaldas a ella, mirando el cielo nocturno y sintió un escalofrío recorrer su nuca, algo le decía que ya no era él.

–¿Axel? –lo llamó en voz baja, pero él no se giró. –¿Axel? –repitió mientras se levantaba, sintiendo que le temblaban las rodillas.

Él al fin reaccionó y se volvió para mirarla de reojo. Ahora lo tenía claro, el verde de sus ojos se había oscurecido tanto que apenas podía distinguir la pupila en su centro. Ya no la miraba con miedo, ni con cariño, ni deseo; la observaba sin vida y su instinto le gritaba que debía alejarse cuanto antes.

Tanteó el bolsillo de su pantalón y sacó la navaja que le había dado, no quería usarla y menos contra él, pero había hecho una promesa.

–¿E-estás bien? –preguntó mientras daba algunos pasos hacia atrás.

La mirada de él continuaba siendo la misma y su gesto serio e inexpresivo, la aterrorizó. Él se movió hacia ella, primero con pasos cortos y lentos, pero poco a poco comenzó a acelerar y a Lena no le quedó más remedio que correr.

No podía hacer otra cosa, en ese momento sentía más terror que en ninguno de los anteriores. Miedo de él, pero, sobre todo, miedo de lo que ella pudiera llegar a hacer para sobrevivir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro