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Seventeen (Not) Cookies

Baekhyun está entre el estar calmado o el fingir estarlo. Sus uñas ya fueron mordidas hasta las cutículas y sinceramente odia que sus manos (antes bien cuidadas) se arruinen debido al pánico.

Aunque para ser sinceros no sabe si es pánico o ansias, pues –aun cuando suene extraño– Baekhyun no ha visto a su padre en años, mejor dicho, nunca conscientemente.

Era muy pequeño cuando pasó –específicamente a los siete meses–, imaginó a raíz de esos pequeños fragmentos en sus memorias una sonrisa amplia y unas manos callosas que lo levantaran por el aire diciendo "que lindo es mi pequeño".

Byun TaelJi es un buen hombre, amable y demasiado feliz para ser un pobre reo.

Baekhyun ni nacía cuando él fue a ese lugar, a la caja verde. Apenas unos meses antes de ver el mundo cuando sucedió: jueces comprados, lágrimas amargas y una sonrisa muerta acompañada por un rostro lleno de resignación.

Sus padres estaban casados cuando su mayor tragedia sucedió. Su madre trabajaba para un acaudalado hombre de negocios, limpiaba su casa todos los días y en ocasiones era la niñera de sus dos hijos.

El hombre siempre se mostró amable, demasiado confianzudo diría cualquiera pero Hyesun refutaba esa idea porque yo conozco al señor Im, sería incapaz de dañar a alguien. Su madre era muy ingenua (su familia dice que heredó esto de ella) y cuando menos lo esperó, sucedió.

Los niños habían ido a sus clases de música, la señora de la casa estaba de viajes de negocios y aquel hombre había bebido un poco de más. Las manos de aquel monstruo tomaron su cuerpo con fiereza, las fosas nasales de su madre se llenaron de la combinación de alcohol y demasiado perfume, y luego de saciarse la dejó tirada en medio de la sala, desnuda y sangrando, destruida y al borde de la inconsciencia antes que el desgraciado musitara un buen trabajo, Hyesun.

Ella no volvió a aquella casa, buscó trabajo como camarera ante el desconcierto de su esposo. Fue a los dos meses que inició con los vómitos, luego los mareos y finalmente tuvo que confesar y descubrir con tristeza que su primer hijo sería producto de una violación, su pequeña lucecita no era el fruto de un amor puro como ella habría deseado; dolía, quemaba y la volvía un torrente de lágrimas en las noches, pero era real.

Su padre era muy impulsivo, demasiado bueno quizás pero no dudó un segundo en apretar el gatillo y birlar al malnacido, asesinarlo aun cuando la esposa del tipo había rogado por piedad.

Se lo merecía, TaelJi se convenció de ello durante todos estos años.

La familia del hombre no solo llenó de falacias el expediente policial a favor del violador, sino que encarceló al que él consideraba su verdadero padre. Una condena de 20 años que por buen comportamiento se redujo a 17 y la cual culminaba finalmente, trayendo a su padre a casa y regresando con él parte de lo que él siempre quiso cuando era niño.

Una familia.

– Baekhyunnie, ya deja tus manos. – unos dedos grandes se entrelazaron con los suyos, un aroma a menta se apoderó de su olfato y unos labios rozaron su frente, regresándolo a su habitación, a ese momento. – El Sr. Byun ya está abajo, quiere verte.

Se apoyó en su pecho, suspiró y apretó el agarre en sus manos.

– ¿Crees que sea el momento? Quiero decir, ¿estoy listo? – tiembla ligeramente, esta vez no piensa derramar una sola lágrima.

– Estoy contigo, afrontemos esto juntos. – se separa y suelta una de sus manos para acariciarlo y luego jalarlo hacia la puerta.

Lentamente bajan las escaleras, Chanyeol hasta ahora no lo ha soltado y cuando llegan a la cocina y ven al hombre sentado de espalda a ellos, no puede evitar la sonrisa que se instala en su rostro.

Un cosquilleo se apodera de su estómago, una suave risa escapa de sus labios y suelta la mano de Chanyeol para correr a abrazar al hombre en la mesa ante su desconcierto.

– Estás aquí, estás en casa. – es lo primero que le dice, se siente un poco tonto pero aquel pensamiento desaparece cuando el hombre lo rodea con sus brazos y lo aparta para tomar su rostro y tocarlo, buscando reconocerlo.

Sus pupilas se mueven de un lugar a otro, ansiando ver algo que sus manos desesperadamente quieren recordar aun a costa de la eterna oscuridad.

El padre de Baekhyun no puede ver su alegría pero eso no evite que suelte una inmensa carcajada que llena la estancia y enternece al par que desde una esquina ven el intercambio padre e hijo.

– Ya no eres el pequeño Baek que me iba a visitar los sábados, ¿verdad? – sus dedos acarician sus orejas. – Pero dime algo hijo, estoy ciego no sordo, ¡anda, háblale a tu padre! Que tu madre ya te ha dicho que soy un buen conversador.

– Más bien demasiado parlanchín y metomentodo. – acotó su madre, se veía diferente, más feliz y risueña que hace un año.

– Ya, ya, le vas a dar una mala impresión al niño Park. – Chanyeol se removió inquieto en su lugar, algo sorprendido ante la mención. – No creas que no sé que estás aquí, Hyesun me lo dijo nada más llegué. Tal parece que aún tenemos una charla pendiente con ustedes dos, jovencitos.

– ¡Lamento mi imprudencia, Señor Byun, es un placer conocerlo finalmente! ¡¡Mis intenciones con Baekhyunnie son las mejores se lo aseguro mil veces, señor!! – Chanyeol dijo/gritó todo aquello desde su lugar, con las mejillas rojas y completamente abochornado, causando la risa de los otros tres e incrementando su vergüenza.

– Ya, ya, tranquilo, Yeolee. Padre no es un monstruo, no te va a hacer daño. – Baekhyun se acercó a su lado, acariciando su brazo mientras intentaba calmarlo.

– Pero si Baekhyun regresa llorando algún día por tu culpa, aplicaré una de esas técnicas que me enseñaron en prisión y te cortaré la v-

– ¿Qué tal si mejor almorzamos? Seguro, los niños tienen hambre. – lo interrumpió la señora Byun, ayudando al señor Byun a acomodarse y tendiendo el plato con sopa frente a él.

Los ojos de Baekhyun brillaban mucho una vez el almuerzo terminó y él pudo sentirse en familia luego de 17 años. Su padre lucía tal y como lo imaginó todos aquellos años en los que le restringieron la visita por ser menor de edad (o al menos eso le decían, según él, era por culpa de la familia del difunto), al lado de su madre, ellos lucían como un matrimonio compatible y feliz, además de comprensible que no le prohibieron nada en cuanto a salir con Chanyeol y vivir esa etapa de su vida como él mejor se sintiera.

Nunca encontrará un motivo para refutarle a la autora que el beso que compartió con su gigante aquel día fue, cuando menos, el más precioso y memorable que pudo haber tenido la dicha de disfrutar plenamente.

Al fin le daba un descanso a su intranquilo corazón que ahora podía derretirse en los brazos de Chanyeol sin sentir culpa, sin pensar en ello como un error.

Y tal vez por eso se besaron demasiado en la puerta de su casa, tal vez por eso no dudó en entrelazar sus dedos y gemir quedito sin vergüenza, tal vez por eso dijo lo que sentía desde hace mucho tiempo sin detenerse a pensar en nada que no fuera Park Chanyeol y lo bonito que se veía con sus labios y mejillas rojos mientras respondía a su confesión con un "también te amo".

| ¿Estar tan feliz es normal?
¿Debería estar tan tranquilo?
Parece como si el arco iris al fin saliese.
Chanyeol, ya no debemos ocultarnos de la lluvia |

🍙 🍪 🍙

N/A: fui tan pendeja para no decir que en este se solucionaba el misterio de la caja verde 😅
Lo 💯to :v especialmente porque casi se cumplen dos meses y yo no aparezco ;;
Gracias por leer 💕

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