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✧༄❱ final original

CAPÍTULO FINAL
VERSIÓN ORIGINAL

2017.

—Sabes que te amo, idiota.

Ella susurró sobre mis labios. Y yo no pude evitar reírme por su dulzura, antes de besar por última vez los labios de Min Sun. Era hora de volver a casa antes de que cayera la noche y mi madre decidiera asesinarme por llegar tan tarde.

—Recuerda soñar conmigo.—le recordé con un tono dulce, guiñándole un ojo.

—Ya, Lee, avísame cuando llegues.—me pidió.

—Claro, linda. Adiós.

Min Sun me despidió con la mano, observándome hasta que desaparecí de su vista. Comencé mi camino a casa, pero mientras que caminaba hacia la estación de autobuses, mis ojos se posaron en una figura familiar. Sabía que este era el momento perfecto para decirle toda la verdad. Min Ki pareció sorprendida al verme. Vestía su típica ropa holgada, con un collar que sostenía un cristal oscuro y sus uñas recién pintadas de negro. En sus manos llevaba una bolsa blanca de compras, supuse que ha salido a comprar sus bebidas energéticas.

Ella las adoraba.

—Hola, Kiki.—la saludé, intentando ocultar el nerviosismo en mi voz.

—¿Qué necesitas?—respondió con sequedad..Su tono de voz me confirmó que ya conocía la verdad.

—S-solo... Solo quería decirte algo.—balbuceé, buscando las palabras correctas.

—¿Qué cosa?—preguntó, cruzando la calle para acercarse a mí.

—Es sobre...—suspiré profundamente, inflando mis mejillas antes de exhalar un torrente de aire.—Creo que ha llegado el momento de enfrentar la realidad y contarte la verdad sobre lo que ha sucedido en estos meses que has estado ausente.

Min Ki sonrió con sarcasmo. Esa sonrisa irónica y esa actitud sarcástica eran parte de su personalidad. Sin embargo, también sospechaba que era su forma de protegerse de las malas noticias.

—Te engañé, es verdad, pero... tienes que entender que no podía soportar mucho tiempo sin ti. Además... lo nuestro terminó en el segundo en que decidiste seguir con tu vida sin mí.—confesé, sintiendo un nudo en la garganta.

—¿Eso es todo?—preguntó, su voz cargada de desdén.

Kiki parecía querer terminar la conversación lo más rápido posible. Se veía molesta, o al menos eso era lo que su expresión parecía indicar.

—No, hay algo más. Me gustaría dejar de sentirme culpable por haberte engañado, pero la realidad es que no debería sentirme así. La única persona que jugó con mis sentimientos aquí fuiste tú, no yo—confesé, luchando por mantener las lágrimas a raya. Todos los que conocían nuestra historia sabían cuánto significaba ella para mí—. Nunca me amaste, eso es algo que me costó mucho tiempo entender, pero ahora lo comprendo.

Una avalancha de emociones me invadió, empero, también sabía que ella no diría nada. Por eso mismo es que retomé mi camino hacia la estación de autobuses, dispuesto a regresar a casa.

—¿Quieres saber si me enojé?

Su voz preguntó repentinamente. Me detuve en seco. Giré la cabeza ligeramente, observándola. Sus bellos faroles seguían fijos en el suelo, evitando encontrarse con los míos.

—Supongo que sí, me gustaría saber si realmente te molestó verme con otra persona...—reí sin alegría. Me estoy comportando como un idiota y sabía que no debería estar haciendo esto.—No voy a mentir, de verdad espero que te haya dolido enterarte de que estaba con otra persona, Kiki. Quiero pensar que eso podría indicar que en algún momento realmente me quisiste.

Jung Min Ki finalmente levantó la vista para encontrarse con la mía.

Sus ojos, que una vez han brillado con calidez y afecto, ahora parecían fríos y distantes. Eran como dos pedazos de hielo insondable, reflejando la luz de la luna pero sin emitir ningún calor. Esa mirada, tan desprovista de cualquier emoción, me golpeó más fuerte que cualquier palabra que pudiera haber dicho. Era como si una barrera invisible se hubiera levantado entre nosotros, una barrera fría y dura como el hielo. Era la misma mirada que vi en innumerables ocasiones, la mirada de alguien que fue herido profundamente.

Sin embargo, nunca antes la había visto dirigida hacia mí. Esa fría indiferencia en sus ojos era un reflejo de su corazón, un corazón que una vez latió con amor por mí, pero que ahora estaba congelado en una armadura de desilusión y resentimiento.

—Lo que más me dolió fue darme cuenta de que estuve saliendo todos estos malditos años con un completo idiota.—dijo Jung Min Ki con un tono de desprecio en su voz.

Me quedé sin palabras, paralizado por el impacto de sus palabras. El corazón me latía desbocado en el pecho mientras trataba de procesar lo que acababa de escuchar. Nunca en mis sueños más oscuros habría imaginado que esas serían las palabras que saldrían de su boca. Sentí como si me hubieran dado un puñetazo directo en el estómago, dejándome sin aliento. Un torbellino de emociones se apoderó de mí: sorpresa, dolor, incredulidad.

Cada palabra que había dicho se clavaba en lo más profundo de mi ser, haciéndome cuestionar todo lo que creía saber sobre lo que fue nuestra relación. Las lágrimas amenazaron con brotar de mis ojos, pero me obligué a contenerlas. No podía mostrarle lo profundamente herido que estaba. En su lugar, traté de mantener la compostura, mientras seguía oyendo su voz para terminar su oración.

—Sin embargo, no te considero un inmenso idiota por haberme engañado, Lee Min Ho—continuó ella, frunciendo el ceño—. Te considero un inmenso idiota porque me has engañado con una mujer que no prefiere estar con los hombres. ¿O acaso olvidaste eso?

Me quedé perplejo, incapaz de asimilar lo que Jung Min Ki acababa de revelar. Mis pensamientos se agolpaban en mi mente, tratando de encontrar alguna explicación lógica a sus palabras. ¿Una mujer que no prefiere estar con hombres? ¿De quién está hablando? Mi mirada se encontró con la suya, buscando alguna pista en sus ojos, pero solo encontré confusión y frustración reflejadas en ellos. Traté de recordar cada momento de nuestra relación, cada interacción, cada conversación, pero no lograba encontrar ninguna señal de lo que ella está insinuando.

Las preguntas se amontonaban en mi cabeza, pero no encontraba respuestas. Me sentía perdido, como si el suelo se hubiera abierto bajo mis pies y me encontrara en un abismo de confusión y desilusión.

—No sé de qué me estás hablando.—contesté, confundido y desconcertado.

—Sabes muy bien de quién te estoy hablando. ¿No te acuerdas de quién es Bae Min Sun? ¿Es en serio, Lee Min Ho?—rio, sin poder creer en mi forma de estar reaccionando.—Veo que no, solo dejemos que ella te lo cuente.

En ese momento, desvié la mirada hacia un costado y ahí estaba mi exnovia. Bae Min Sun se acercaba corriendo a nosotros con un celular en la mano. Era mi celular, que aparentemente me había olvidado. Min Sun me lo entregó con una expresión de confusión. Parecía que ella no entendía nada de la conversación que había tenido con mi exnovia.

—¿Q-qué está pasando?

—Hasta aquí llegué yo.—contestó Jung Min Ki, dando unos pasos hacia atrás y alejándose de nosotros. Su expresión era seria y decidida, como si hubiera tomado una decisión importante.

Mientras tanto, luchaba por contener mis emociones, pero las ganas de llorar comenzaban a apoderarse de mí. Sentía un nudo en la garganta que amenazaba con desatarse en lágrimas. En este momento, Bae Min Sun dio un paso adelante, sus ojos brillaban con intensidad y sus labios temblaban ligeramente. Parecía que quería decir algo, pero está luchando por encontrar las palabras adecuadas. De repente, un trueno resonó en el cielo, rompiendo el silencio tenso que nos rodeaba. El estruendo repentino parecía reflejar la tormenta emocional que se estaba desatando en mi interior.

—Min Ho...—susurró Min Sun, su voz apenas audible pero llena de significado.

—¿Es verdad?—cuestioné, con los fanales llenos de lágrimas y la voz quebrada por la angustia. Mi desesperación era palpable, quería desesperadamente una respuesta. Pero ella guardaba silencio, lo que solo aumentaba mi frustración y enfado.—¡Contéstame!

Entonces, pude observar el cambio en su expresión. Los rasgos de su rostro se suavizaron y pareció que la máscara que había llevado puesta durante tanto tiempo finalmente se desvanecía. En este mismo instante, pude ver la verdad en sus ojos y en su mirada sincera.

—Sí, es verdad.—respondió ella.

Reí nerviosamente, pero el nudo en mi estómago se apretaba cada vez más. No podía creer lo que estaba sucediendo. Había confiado en que lo que teníamos era real, que era algo genuino. Cada momento que hemos compartido, cada palabra dulce, ahora parecían vacías y falsas. Sentí una sensación de traición y decepción que me atravesaba el corazón. ¿Cómo pude haberme equivocado tanto? Mis ilusiones se desvanecían ante mis ojos, dejándome con una sensación de vacío y desamparo.

—¿Por qué... has hecho...? ¿Por qué me hiciste todo esto, Sunnie?—pregunté con la voz temblorosa, luchando desesperadamente por contenerme. Mis manos temblaban y mi corazón latía desbocado en mi pecho. Intentaba controlar mis emociones, pero era una batalla perdida.

Suspiré exhausto, tratando de inhalar y exhalar profundamente para calmarme. No obstante, ya no pude más, las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos como cascadas incontrolables. Sentía que mi mundo se desmoronaba a mi alrededor, que todo lo que había creído era una ilusión. En este minuto, la voz de Bae Min Sun rompió el silencio que nos envolvía. Su tono de voz sonaba suave y maniática, llamando toda mi atención.

—Creo que te gané.

—¿Perdón?—respondí confundido, frunciendo el ceño y tratando de comprender a qué se refería.

—Tú y yo hicimos una apuesta, ¿te has olvidado, Min Ho? Estabas tan seguro de que nunca llorarías por una mujer, pero mira, lo estás haciendo.—continuó, señalando con el dedo índice las lágrimas que resbalaban por mis mejillas. Me sentí sorprendido y herido por sus palabras.

No podía creer que ella hubiera jugado con mis sentimientos de esta manera.

—¿No me amas?—le pregunté, mi voz temblorosa reflejando mi confusión y dolor.

—¡¿Qué?!—exclamó ella, riéndose con amargura mientras algunas gotas de lluvia comenzaban a caer del cielo, como si el clima estuviera en sintonía con la tensión en el aire. Min Sun parecía muy molesta, sus ojos brillaban con una mezcla de enojo y decepción.—Tu ex acaba de dejarte en claro que no me gustan los hombres, Min Ho, así que puedes sacar tus propias conclusiones.

—Jamás pensé que...—comencé a decir, pero fui interrumpido rápidamente.

—Ese es tu problema, Lee, que nunca te pones a pensar.—me reprochó ella con frialdad, cortando mis palabras.

Sentí una mezcla de frustración y desesperación. No sabía cómo manejar la situación, cómo lidiar con mis propias emociones y con la actitud desafiante de ella.

—¡De acuerdo! ¡Has ganado! ¡¿Y qué?!—le grité en la cara, dejando escapar toda la frustración acumulada. No sabía cómo expresar mi dolor y confusión.

No sabía si debía seguir gritándole, si debía llorar, pedirle disculpas de rodillas o rogarle que dejara de hacerme sentir una completa basura. La tensión en el aire era palpable, y no sabía hacia dónde iba a llevarnos esta situación.

—¿Piensas qué hice esto solo por una apuesta? ¡No! No es solamente por eso, Min Ho.—demandó ella con voz temblorosa, sus faroles llenos de dolor y frustración.—¿De verdad no te acuerdas de todo lo que me hiciste cuando éramos niños? Me causaste tanto dolor. Gracias a ti, he estado escondida en una caja durante toda mi vida. Por tu culpa, nunca pude ser yo misma y estar con las mujeres, porque para ti era algo repugnante y despreciable. ¡¿No te acuerdas?!

Ella chilló, su tono de voz se encontraba llena de euforia y resentimiento. En este momento, ambos éramos dos personas derramando lágrimas, pero nuestras emociones eran completamente diferentes. Ella lloraba de rabia y yo de dolor. Sentía como si el aire se escapara de mis pulmones y mi corazón latía con un dolor agudo.

—Era un niño.

—¡Teníamos 11 años, Lee Min Ho! ¡Sabes muy bien que a esa edad los comentarios de las personas duelen mucho!—exclamó ella con voz cargada de frustración.

—¡Perdóname, maldita sea, Bae! ¡No sabía que te convertirías en una persona obsesionada que se aprovecha de su apariencia y que...!—intenté defenderme, solo que fui interrumpido por la risa amarga de Min Sun.

—¡¿Aún así sigues pensando en mi cuerpo?! ¡¿Sabes lo que tuve que aguantar por tu culpa, Min Ho?! Quiero que quede muy claro que disfruté cada momento, y que estoy disfrutando, cada lágrima que cae de tus ojos, Lee. Porque jamás, jamás, te juro que jamás me voy a olvidar de este momento en toda mi puta vida.—expresó con dolor en su voz.

Mientras tanto, mi mente está llena de pensamientos y reflexiones sobre todo lo que estaba sucediendo. Cada palabra que Bang Chan me ha dicho ahora resonaba en mi cabeza, haciéndome sentir como un completo idiota. Me di cuenta de que no había creído en las palabras de mi amigo cuando solo me estaba diciendo la verdad. Me sentí profundamente arrepentido por mis acciones y por el daño que he causado.

—Sí... Has ganado.—pronuncié, limpiando mis mejillas. Decidí que ya no permitiría que Bae Min Sun me viera en este estado y que no le daría el gusto de verme hundido. Por demás de que quería cumplir con mi palabra y alejarme de este vecindario para siempre, si dependiera de mí.—Así que, voy a cumplir mi parte del trato.

Bae Min Sun parecía confundida, sin entender lo que estaba sucediendo en este instante. Sin embargo, no podía negar que ella también había sentido algo por mí durante todos estos meses. Aun cuando lo que sucedió cuando éramos niños había dejado una marca, yo ya no era la misma persona de antes.

—Voy a dejarte ir.

Las lágrimas comenzaron a emerger de mis ojos castaños mientras pronunciaba esas palabras cargadas de resignación. Me sentía abrumado por la culpa y la tristeza, reconociendo que merecía enfrentar las consecuencias de mis acciones. Era evidente que había lastimado a muchas mujeres con mi comportamiento irresponsable y mis palabras hirientes. En este momento, me di cuenta de que necesitaba que alguien me confrontara y me mostrara la realidad de mis acciones. Ella se convirtió en esa persona, en alguien dispuesto a abrirme los ojos y hacerme ver la verdad. Aunque doliera admitirlo, sabía que debía dejar de ser un imbécil de mierda y comenzar a considerar los sentimientos de los demás. Sin embargo, a pesar de todo lo que había sucedido, no quería odiar a Bae Min Sun. Aunque he causado dolor y daño, todavía existía una parte de mí que no quería perderla por completo. Tal vez, en el fondo, deseaba que las cosas pudieran ser diferentes, que pudiéramos encontrar una forma de sanar y aprender juntos.

—Aún así, te puedo asegurar que me arrepiento profundamente de haber gritado esas palabras en aquel horrible pasillo.—demandé, girándome mientras sentía el impulso de alejarme de allí. Min Sun ya había cumplido con su parte del trato, ha logrado todo lo que quería, y ahora era momento de que yo me marchara para siempre.

«Min Ho.»

«Min Ho, ya.»

«¡¡Min Ho!!»

—¡Ay, Santa Cachucha!—exclamé, sentándome de repente en la cama en la que me encontraba.

Sentía mi respiración acelerada y estoy completamente confundido. Miré a Chan, quien me observaba con una expresión de confusión, y detrás de él yacía Chang Bin. No entendía qué estaba pasando. Bang Chan miró hacia atrás, confundido al ver a Chang Bin, pero luego me dirigió una mirada de molestia.

—No finjas, necesitas bañarte. Tenemos que irnos.

—Y por favor, hyung, ten más decoro. ¿Quieres?—añadió Chang Bin.

—¿Qué me qu...?—me quedé callado al darme cuenta de que mi estado de excitación era evidente. Me sentí avergonzado.

—Sí, eso. Ahora, ve a bañarte. Nos están esperando.

—¿Dónde nos están esperando?—pregunté, tratando de entender la situación.

—Fiesta en la playa, ¿lo has olvidado?—recordó Seo Chang Bin, mientras se alejaba de nuestra habitación. En este momento, me levanté rápidamente y fui hacia una de las ventanas para confirmar que estábamos de vacaciones en las playas de Ciudad de Jeju.

No podía creerlo...

Después de bañarme con cuidado, temía volver a caer y que mi mente, como mecanismo de defensa, creara otra historia llena de contenido explícito. No quería volver a vivir algo así, ya que aún sentía el dolor en mi corazón y no quería revivirlo.

—Lee, ¿estás bien? El golpe se veía fuerte.—cuestionó Jung Woo Young, quien estaba sentado en la arena con una botella de cerveza en sus manos.

—Estoy bien.

—De verdad se veía doloroso.

—A ver si eso te aclara las ideas.—bromeó una voz femenina. Volteé la cabeza y vi a Ning Yi Zhuo acercándose a nosotros, pero solamente sentía confusión al verla.

Caerme en la ducha me había dejado desorientado y mareado. Ignoré a mis amigos y decidí caminar solo por la playa, intentando tranquilizarme y evitar pensar que me estaba volviendo loco. Además, intentaba recordar el rostro de la mujer que me había perturbado, no obstante, no era una tarea fácil. Frustrado, golpeé algo en la arena, sintiéndome cada vez más al borde de la locura.

—Hey, la arena no tiene la culpa.—dijo una voz femenina, interrumpiendo mis pensamientos.

Levanté la cabeza, molesto por la interrupción. Y ahí, justo frente a mí, se encontraba la mujer más hermosa que jamás había visto en mi vida. Llevaba puesto un bikini amarillo brillante que resaltaba su figura esbelta y curvas perfectas. El color contrastaba maravillosamente con su piel bronceada por el sol. Y no pude evitar notar que el escote de su bikini dejaba al descubierto una generosa porción de su pecho, lo cual me dejó sin palabras.

«Dios mío

—Sí, lo siento.—balbuceé, aún sorprendido por su presencia.

—Está bien, solo trata de no hacerlo de nuevo—bromeó, riendo. Pasó junto a mí, supongo que volviendo a la fiesta—. Adiós, Lee.

—Espera, ¿me conoces?—indagué, girándome para verla. Simplemente podía ver la parte trasera de su mono, ya que llevaba puesto esa prenda.

No obstante, en este mismo momento ella se giró hacia mí, sus faroles se encontraron con los míos y quedé atrapado en su mirada penetrante. Mis luceros se desviaron involuntariamente hacia sus impresionantes senos, que parecían desafiar la gravedad en su bikini ajustado.

—Conozco al matón de la Escuela Gwonha.—comentó con confianza, interrumpiendo mis pensamientos.

—Oh, ¿pue...?—intenté responder, pero fui interrumpido rápidamente.

—Y la próxima vez, mírame a los ojos, Lee.—me advirtió con firmeza, dejando claro que no toleraría más miradas indiscretas.

—Es lo que...—balbuceé, sin poder terminar mi pregunta.

—¡Bae, ven! ¡Los retos comenzaron!

Se escucha la voz emocionada de Yi Zhuo al fondo, indicando que eran amigas. La tal Bae, después de mirarme una vez más, comienza a caminar con más intensidad hacia el grupo de amigos. Sin embargo, mi naturaleza impulsiva me lleva a decir algo más.

—¡Bae!—llamo su atención, intentando captar su mirada.

Mande.—responde ella, deteniéndose para escucharme. Aunque yacía un poco lejos de mi vista panorámica.

—¡Muéstrame las tetas!—exclamé, dejando escapar un comentario imprudente.

En este preciso momento, una botella vacía voló por los aires y, con una precisión casi sobrenatural, impactó directamente en mi cabeza. Sentí un intenso dolor y caí al suelo, quedando tumbado en la cálida arena de la playa. Mis risas se mezclaron con el dolor, mientras que llevaba una mano a mi frente para aliviar el fuerte golpe. Desde mi posición en el suelo, pude ver borrosamente a la mujer que me dejó sin aliento momentos antes.

Su figura se recortaba contra el resplandor del sol, y sus ojos brillaban con una mezcla de diversión y reproche. Parecía estar disfrutando de mi torpeza. El déjà vu me invadió de repente, como si esta situación ya la hubiera vivido antes. Me pregunté si esta era una extraña coincidencia o si el destino estaba jugando conmigo de alguna manera.

NOTA, 2022.

Hola, mi gente, volví únicamente para traerles el final original que tenía de esta historia. Al menos, es lo que les prometí en mi tablero, porque el primer final lo utilice para el segundo libro xd

Bueno, era simplemente para darles esta noticia y que ¡BGMUB! tenga un final más cómico y no deprimente, como la mayoría de mis obras. Ahora sí me despido con todos ustedes.

Besos en las nachas, muak <3

© mikasamun

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