✧༄❱ capítulo once
PARTE XI
A nadie, ¿de acuerdo? A nadie.
2016.
El beso se intensificó con mi agarre en su cuello, luego, ella se sentó sobre mí, mientras que nos besábamos con fervor. Una de mis manos se fue a su cintura, apretándola contra mi anatomía. De alguna manera, esa mujer terminó boca abajo y yo sobre ella. Entre que nuestras lenguas se entrelazaban, sentía un calor creciente entre nosotros. Mis besos bajaron a su cuello, dando suaves mordiscos. En este momento agradecí que las palabras de Ning se hubieran quedado grabadas en mi mente.
Sin embargo, ella se alejó por un instante y me miró con un poco de inseguridad. Solamente unos segundos después, atrapé sus labios de manera lenta, tratando de darle esa seguridad que necesitaba. Nuevamente, el contacto de nuestros labios se volvió más intenso, tanto que sentía que todo mi cuerpo ardía. Deslicé una de mis manos dentro de su blusa, pudiendo sentir su piel caliente. Su fisionomía se estremeció levemente cuando sintió mi contacto. Fui subiendo esa mano, mientras que seguía besándola con tanta ansiedad y deseo. Mordí su labio inferior y la mujer soltó un gemido agudo, casi inaudible.
Comencé a frotar mi rodilla contra su intimidad y Min Sun abría su boca ligeramente, dejando escapar suaves suspiros. Su cuerpo temblaba cuando subí mi mano a uno de sus pechos y lo acaricié sobre el sujetador. Dios, quería tanto perderme entre ellos. Volví a hundirme en su cuello, dejando besos húmedos, apretando su seno. Ella gimió un poco más fuerte e intuitivamente comenzó a mover sus caderas, buscando más contacto, deseando que nuestros cuerpos se juntaran. Le quité la blusa porque sentía que era un estorbo. Ella respiraba con dificultad. Hice lo mismo conmigo, me quité la camisa y su mirada se quedó fija en mi pecho. Parecía cautivada y apretaba sus manos con ansias de tocarlo. Tomé una de sus manos y la puse sobre mi pecho desnudo. Sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo cuando ella empezó a acariciarlo suavemente, deslizando su mano por mi abdomen hasta llegar al inicio de mis pantalones.
Lo vi en su mirada, sabía que la pelirroja con mechas quería. Así que me levanté un momento para quitarme los pantalones, esta vez lo hice despacio, seguramente la estoy torturando. Cuando terminé, volví a colocarme sobre la chica de grandes pechos, que se movían con cada respiración. Tocando su cintura con mis dedos, su anatomía temblaba. Desabroché su falda y comencé a deslizarla por sus piernas, esas hermosas piernas que me volvían loco. Quedó en shorts, no obstante, no por mucho tiempo.
Enseguida se lo quité junto con su ropa interior. Min Sun apretó rápidamente sus piernas en un intento de ocultar su intimidad, parecía avergonzada. Sonreí ante lo adorable que se veía. Comencé a besar su piel, desde su pie fui ascendiendo hasta llegar a su intimidad. En el minuto en que mis labios la tocaron, sentí su cuerpo temblar, pero no me detuve, seguí tocándola, dejando mis besos húmedos, lo que la hizo retorcerse en la cama. Eran sus gemidos los que subieron de tono y puso su mano en su boca, intentando evitar que salieran. Sin embargo, no se lo permití.
Quería oírla, quería escuchar cómo deliraba de placer causado por mí, quería escucharla pronunciar mi nombre una y otra vez.
—Déjame escucharte, ¿sí?
Asintió lentamente, mirándome con esos fanales brillantes de deseo. Ya no lo soportaba más, necesitaba hundirme en ella, muy profundo. Así como tanto lo he imaginado todas las noches o en mis propios sueños mojados. Rápidamente, me saqué el bóxer, y luego le quité el brasier y ella trató de taparlos, solamente tomé ambas manos y las puse sobre su cabeza con brusquedad, las retuve con fuerza. Su pecho subía y bajaba de ansiedad, sabía que hacer eso la colocaría en esta posición de calentura, ya que era lo que estaba buscando también.
Que ambos estemos en la misma sintonía.
Observé sus pechos desnudos, esas tetas que tanto he querido ver sin el uniforme o el bikini puesto, era un manjar, y no dudé ni por un segundo en hundirme en ellas, olí su aroma natural, tan exquisito, podría estar ahí siempre. Ella volvió a menear sus caderas, esta vez podía sentir su piel desnuda y mi pene estaba tan duro que empezaba a doler, en serio, ya no lo estoy soportando más. Entonces, introduje dos de mis dedos en su boca y Min Sun sin recibir petición, empezó a lamerlos, a llenarlos de su saliva.
Unos segundos después, llevé esos dedos a su vagina y los metí, estaba estrecha, así que, empecé a moverlos con lentitud, luego con movimiento de tijeras, mientras que se retorcía de placer. Saqué mis dedos y la mujercita soltó un quejido de molestia, me quería dentro de ella. Por lo mismo que me estiré hacia el velador, a un lado de mi cama, y saqué los condones que guardaba ahí. Ella me miraba atentamente, cada movimiento qué hacía, no despegaba la mirada de mí. Abrí la pequeña funda y saqué lo que tanto necesitaba para por fin introducirme en ella, lo coloqué en mi erecto pene, y una vez terminé, la miré, sus brillantes ojos me ansiaban y no la hice esperar más.
Separé sus piernas y me fui colocando entre ellas, acerqué mi pene para meterme, pero antes de hacerlo la observé, en sus luceros veía confusión, capaz, porque siempre se ha comportado conmigo de una forma muy estricta y con asquerosidad, no obstante, más deposité un beso en sus cabellos y luego le sonreí para transmitirle confianza. Al parecer, eso logró tranquilizarla, por lo cual, metí la punta de mi falo y poco a poco fui enterrándome, ella soltó un gemido tan bajito, que, de todas formas, me calentó más, arrugó sus cejas en símbolo de dolor y su respiración se dificultó aún más.
Empecé a acariciar su cintura y dejar suaves besos por su cara, se fue relajando y sin darse cuenta, ya estaba dentro de Min Sun. Cuando ya se sintió lista y el dolor era soportable, comenzó a mover sus caderas en círculos y yo empecé con mis lentas embestidas. Ella gemía suavemente, en lo que yo invadía su intimidad con mi pene. Sin embargo, el movimiento lento ya no era soportable para mí, cuando ese cosquilleo en mi cuerpo apareció necesitaba más, mucho más. Así que, aceleré mis penetraciones, tan descontroladas que causaba que la cama chocase con la pared, tan bruscas que ella ya no podía controlar sus fuertes gemidos.
Estábamos cerca.
Ella sin evitarlo rasgaba mi espalda con sus largas uñas, lastimándome, pero la verdad que eso poco me importaba, en realidad, me excitaba mucho más. Llevé mi boca a uno de sus pezones y lo succioné con mis labios, como si ella estuviera amamantando, es lo que tanto ansiaba. Desde el momento en que la observé por primera vez en la playa de Jeju. Estaba cumpliendo mi jodida fantasía.
Bae Min Sun era un total descontrol, saliva empezaba a salir de su boca, lagrimitas cayendo por sus hermosos ojos, llena de tanto placer, mis penetraciones iban desenfrenadas y ella ya no pudo soportar más. Arqueó su espalda, mientras clavaba sus uñas profundamente en mi espalda y soltaba mi nombre en un fuerte gemido. Tan solo unos segundos más tarde fue mi turno, no lo soporté y derramé todo mi semen dentro del preservativo, entre que mis belfos mordían los de ella. Sus piernas blancas temblaban y yo realmente dudaba de que esta mujer pudiera mantenerse en pie. Mi respiración era anhelosa, empero, luego de que haya podido recuperarme, la volví a mirar y sin evitarlo le sonreí, solamente, ella no me ha correspondido, porque ahora mismo se levantó velozmente de la cama para juntar sus pertenencias.
—A-ah... ¿Qué está pasan...?
—¡Min Ho! ¡¿Min Sun está contigo?!
—Escúchame muy bien, no quiero que le cuentes a nadie sobre esto—dijo, poniéndose la última prenda. Sin embargo, no entendía por qué me decía eso—. Lee Min Ho, escúchame.
—¿Por qué te pones así?
—Demonios... No le digas a nadie que tú y yo tuvimos relaciones, ¿de acuerdo? A nadie, ni siquiera a tus mejores amigos, mucho menos a tus amigos del equipo de baloncesto. Ellos... son... Simplemente, no lo hagas.
No entendía por qué se encontraba reaccionando de este modo, no obstante, tampoco tenía pensado que toda la escuela se enterara sobre nuestro breve encuentro íntimo.
—Está bien.
—A nadie.
—De acuerdo, a nadie.
—Vale...—murmuró, alejándose de mi habitación a pasos muy rápidos.
Tanto que ni siquiera me dio tiempo a hacerle más preguntas sobre su comportamiento. Cuando intenté bajar las escaleras para hablar sobre ello, noté que ya se habían ido de la casa.
Gracias a Killer_Fairy16 por la ayudita de este capítulo, debería de aprender más a describir este tipo de cositas :'(
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