✧༄❱ capítulo diez
PARTE X
Abusas de más, Lee.
2016.
En el instante en que mi rostro se hundió en el pecho de esa mujer, experimenté una sensación de éxtasis que nunca antes había conocido. Aunque no pude tocar con mis propias manos su voluptuosa anatomía, el simple hecho de tener mi cara sobre esos generosos senos resultó ser todo lo que necesitaba en ese momento. Con los ojos cerrados y una enorme sonrisa en mi rostro, me acomodé al lado de la chica, cuya mirada estaba perdida en la ventana.
Yo, por mi parte, tenía mi brazo rodeando su cuerpo, mientras movía ligeramente mi cabeza sobre sus senos, ajustándome para encontrar la posición más cómoda. Escuché un suspiro escapar de sus labios, lo que provocó una sonrisa de satisfacción en mi rostro. Sabía muy bien que ella era conocida en la escuela por ser una de las feministas más empoderadas. Estas situaciones no eran de su agrado. Sin embargo, resultaba irónico que Bae Min Sun se encontrara en una situación que, aparentemente, le desagradaba. Pero, en cierto modo, sabía que hay algo en esto que le gustaba. ¿Por qué, si no, me habría propuesto un trato? Tal vez ella no me conocía tan bien, empero, yo sí sabía cómo era con ella.
Por lo tanto, estaba seguro de que ella también tenía algo entre manos.
13:40 p.m
Me levanté de un salto, sintiendo un dolor punzante en el trasero, probablemente porque Min Sun se levantó bruscamente, haciendo que terminara en el suelo. La mujer está de pie, con los brazos cruzados, mirándome desde arriba. Todavía no entendía qué estaba pasando, quizás me había quedado dormido sobre sus pechos tan acogedores.
—Listo. Ya no tenemos ninguna razón para seguir hablando. Adiós, Lee.—dijo, dándose la vuelta con decisión, dispuesta a abandonar la sala en la que nos encontrábamos.
—¡Pero aún tenemos un trato, Bae!
—¡Para nada!
—¡Tus fetiches!
Al gritar eso, pude escuchar el sonido de sus pasos deteniéndose en el pasillo. Por eso empecé a caminar rápidamente hacia la salida del salón. Una mujer se acercaba a mí con una expresión de molestia en su rostro. Probablemente aquí es donde recibiría un buen golpe por mencionar algo como eso.
—Lee, no quiero...—fue interrumpida por mi voz.
—Si sigues haciendo esto para mí, tus padres no tendrán por qué enterarse de tus fetiches, Bae.
—No me amenaces de nuevo, Min Ho.
Suspiré, agotado por toda la situación, porque ya me estoy cansando de tener que ser el chico bueno con ella. Quizás, esta sería mi oportunidad para hacerla cambiar de opinión.
—Parece que debería hacerlo.
—¿Cómo dices?
—Hmm... ¿No crees qué ambos podríamos sacar algo bueno de esto, Bae?—le pregunté, apoyando una mano en el marco de la puerta—Tú ya conoces mis gustos y yo conozco los tuyos. Quizás...
—¡Ni se te ocurra...!
—Oye, no empecemos a pelear...—murmuré con una media sonrisa en mi faz.—No sea que eso te... excite.
—¡Vete al carajo, Min Ho!
Me gritó en la cara y se marchó del pasillo en el que nos encontrábamos. Lo bueno de todo esto es que, al menos, no recibí un golpe en la cara, pero sabía que Bae Min Sun lo pensaría. Ella no quería que toda su familia, y mucho menos sus amigos, supieran sobre sus peculiares fetiches sexuales.
Ella volverá.
Nunca lo hizo, pero sé que así será.
CASA LEE
Corea del Sur, Seúl.
18:30 p.m
Me llevé una sorpresa al llegar a casa después de ver a mis amigos jugar en el parque cerca de nuestras casas. La sala de estar está decorada con gran esmero, como si en cualquier momento alguien fuera a venir a cenar con nosotros. Esto me desconcertó, ya que las únicas personas que solían venir a cenar a casa eran la familia de mi madre, no obstante, eso solo sucedía en días festivos y hoy no era uno de esos días. Al menos, no que yo recordara.
Mi padre apareció en el pasillo para decirme que debía darme una ducha rápida porque una familia vendría a cenar con nosotros.
—¿Y quiénes son?
—Los Bae.
—¿Q-qué?—tartamudeé.
—Me sorprende tanto como a ti—dijo, alzando las cejas y metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón beige—. Pero tu madre dice que es una buena señal. Aunque para mí no lo sea. Supongo que se les ocurrió hacer una cena por lo que pasó el miércoles.
—Entiendo.
—Ve.
Después de cerrar las cortinas de mi habitación, me metí en la ducha. Mientras me enjabonaba, por alguna extraña razón cerré los ojos, y una imagen mental del momento en que me he recostado en los senos de Bae Min Sun vino a mi mente. Podía recordar el tacto de sus senos, lo suaves y cómodos que eran. Esto hizo que mi entrepierna comenzara a endurecerse.
«Maldición...»
Necesitaba hacerlo, aunque lo odiaba.
Entonces, saqué una de mis manos para agarrar el celular. Rápidamente puse un video para adultos, era la única forma de imaginar que una de las actrices era la voluptuosa Min Sun. Mientras mis manos hacían su trabajo, intentaba visualizar que la chica era Bae. Así fue como en mi fantasía tenía a la chica de ojos castaños haciéndome un oral, y eso fue lo que más me excitó. Claro, mientras que pensaba que ella lo hacía, los gemidos se volvieron muy audibles. Eran tantos que ni siquiera me di cuenta de que había olvidado cerrar la puerta de mi baño privado.
—¿Qué demonios...?
—¡Maldición!—exclamé, cubriendo mi cuerpo desnudo con mis brazos. Al levantar la mirada hacia la puerta, el sorprendido fui yo, porque ahí está la mujer que me pidió amablemente que dejara de amenazarla.
—¿Te estabas masturbando mientras pensabas en mí? Qué demonios, Lee Min Ho.
—¡Por supuesto que no!
—¿Ah, no? ¿Crees qué entré a tu habitación porque me apetecía?—rodó los ojos—Obviamente no, pensé que me estaban llamando, pero veo que no entendí bien hasta que vi esto. Ya ni siquiera sé qué pensar de ti, eres más pervertido que antes, Min Ho, deberías buscar ayuda. ¿Sabes?
Debo admitir que me enfureció.
Fue por eso mismo que me destapé y me levanté de la tapa del inodoro, dejando que sus ojos se posaran en mi erección. A la vez, dejé a un lado mi celular, con los gemidos de los actores de la película aún resonando, y agarré el brazo de Bae Min Sun para meterla al baño, apoyándola con brusquedad contra la puerta.
—Suéltame...
—Por supuesto que no.
—¿Sabes qué obligarme a hacer algo que no quiero es una violación?—preguntó, alzando una ceja y manteniendo la mirada en mis ojos.
—¿Quién dijo que te obligaría a hacer algo así, Bae Min Sun? Es todo lo contrario, preciosa.
Al final de mi última palabra, me agaché frente a ella, quedando justo entre sus piernas. Mis manos se deslizaron bajo su ropa, tocando la tela de sus bragas, mientras que la miraba. Parecía estar demasiado sorprendida por lo que estaba sucediendo.
Tenía que admitir que ni yo mismo sabía lo que estaba a punto de pasar. Sin embargo, levanté su falda por completo, pudiendo observar la tanga rosada que llevaba. Mis manos se dirigieron allí, rozando mi piel con su zona íntima. Entonces, ambas manos mías se apoderaron de la tela, bajándola lentamente. Es por eso mismo que por dentro, me encuentro muriendo.
Era increíblemente deseable. No dudé demasiado cuando mi cara se acercó allí, pasando la lengua, mientras mis faroles trataban de encontrar su mirada. Sin embargo, lo único que pude ver fue cuando ella cerró los ojos y una de sus manos fue a mi cabeza. Esa fue la señal para que continuara con lo mío, y así lo hice. Comencé a dar besos lentos hasta que introduje la lengua por completo.
Escuchando los gemidos de Bae Min Sun.
—¿Estará bien?
Esos gemidos me ponían la piel de gallina, y mi miembro se endurecía cada vez más. Por eso, mi mano libre se dirigió allí, para darme unos cuantos masajes. Subiendo y bajando, saboreando el sabor de la intimidad de Min Sun, mientras me masturbaba.
—Creo que deberíamos levant...
—Mmh... Sí, así...
—Definitivamente deberíamos hacerlo. ¡Min Ho!
—¡Min Ho!
—¡¡Lee Min Ho!!
Un grito me hizo abrir los ojos de golpe, viendo el techo de mi baño privado. Entonces, pude ver dos rostros muy familiares para mi disgusto. A mi izquierda estaba mi madre y a la derecha la madre de Bae Min Sun. «Con un carajo...»
—¡Mamá! ¡Vete!
—Lo que me faltaba, niño.—demandó después de soltar una risa irónica.
—¡¿Qué hacen en mi baño?!
—Te diste un fuerte golpe en la cabeza, Min Ho. Lo escuchamos desde el pasillo y nos preocupamos. Parece que te caíste al pisar el suelo del baño mojado.—explicó la señora Bae.—Si estuvieras con mi hija, ella sería muy afortunada...
No entendí ese comentario hasta que noté que no apartaba sus ojos de mi zona íntima. La miré con horror, por suerte, mi madre entendió que yo estaba bien y ambas salieron del baño. Una vez solo, pude recordar el momento en que intenté agarrar mi celular y me resbalé.
—Demonios, parecía tan real...
20:00 p.m
Me encontraba sentado frente a la mujer de grandes pechos, quien no me miraba a la cara. Simplemente se dedicaba a escuchar las conversaciones de los adultos, mientras que yo no podía quitarle la mirada de encima, mucho menos después de haber tenido un sueño erótico con ella. Tenía muchas ganas de saborearla de verdad. Por eso mismo me levanté y me dirigí a la cocina para relajarme. Si no lo hacía, mi miembro se pondría erecto y quedaría en ridículo. No quería que la madre de la chica que me excitaba me dijera algo sobre el incidente vergonzoso que sucedió en el baño de mi habitación.
—Mi mamá me comentó que te caíste en el baño, ¿estás bien?
Me sobresalté, girándome rápidamente. Bae Min Sun está con una copa de vino en la mano y una expresión confusa en el rostro. Parecía que fuera de la escuela no se comportaba como una verdadera perra.
—¿Te preocupo? ¿En serio?
—Sí, aunque seas un atrevido, no tienes por qué sufrir un accidente.
—Estoy bien.
—De acuerdo.—dijo, dándose la vuelta.
—Aunque...—pronuncie lentamente. Ella se detuvo repentinamente.—Creo que me duele bastante la cabeza y me siento un poco mareado. ¿Podrías... llevarme a mi habitación? Por favor.
—Llamaré a tu mamá...
—¡No!—exclamé, callándola.—Ella está muy ocupada con tu madre. Nunca he visto a mi mamá tan alegre con otra persona. No suele salir mucho de casa. Le vendrá bien socializar con otra mujer.—mentí.
—De acuerdo, te acompaño.
Min Sun dejó su copa de vino en la isla de la cocina y puso sus brazos alrededor de mi brazo, tratando de sostenerme para que no me cayera, aunque estaba perfectamente bien. Solo quería tener un momento a solas con ella. Durante todo el camino a mi habitación, fingí estar mareado. Finalmente llegamos a mi cuarto y ella me acostó en la cama. Por suerte, la puerta estaba cerrada, porque era mi oportunidad de dar el siguiente paso en mi jugada.
—Oye, Min Sun...
—¿Sí? Dime.
—¿Podrías pasarme una pastilla? Están ahí.
Señalé la mesita de noche que estaba a mi derecha. Min Sun yace a mi izquierda, por lo que tenía una pequeña esperanza de que simplemente extendiera el brazo para tomarla. Todo se iría al traste si decidía rodear la cama.
Pero no lo hizo.
—¿Est...?—se quedó callada. Porque en ese instante, mi mano izquierda fue a su cuello con demasiada rapidez.—Estás... abusando demasiado, Lee.
—¿Quieres ver lo abusivo que puedo ser?—indagué, luego de sentarme en la cama y observar sus jugosos labios rosados.
Mi mano todavía se encontraba en su cuello, mientras que ella miraba mis labios de la misma forma que yo los suyos. No obstante, pude notar una leve sonrisa de lado en su hermoso rostro blanco.
—Jódete, Lee Min Ho.
—Eso es un sí.
Y la besé.
NOTA. 2022.
¡No me jodan! ¡¿Qué mierda?! KDKDKD sigo sin entender cómo es que ya somos más de 4 mil personas acá. Muchísimas gracias por los 5,79K de lectura, la verdad es que no pensé que esta historia iba a tener tanto reconocimiento y estoy muy feliz por eso. ¡Wow! En verdad, muchas gracias.
Espero que la historia sea de su gusto.
Muaaaak 🖤🏴
© mikasamun
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