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✧༄❱ capítulo dieciséis

PARTE XVI
Las mujeres tienen el poder.

2016.

¿Estaba realmente a punto de hacer esto?

Intentaba responder a mis propias preguntas, pero ninguna respuesta parecía ser suficiente para calmar el torbellino de dudas que asaltaban mi mente. Lo que sí sabía con certeza era que tenía que hacerle entender a ese adolescente insolente que sus palabras se perderían en el viento, ya que se lo merecía, de alguna extraña  manera. ¿No es así? Fue por eso que me deslicé sigilosamente en el aula asignada a Lee Min Ho. Sabía que cada uno tenía un pupitre asignado, así que busqué el nombre de Lee y me metí debajo de la mesa. Hoy agradecía que no tuviéramos clases en la primera hora.

«Estás enloqueciendo.»

Sin duda, lo estaba, y mucho. Pero aquí es donde comenzaba el juego. Era hora de que él entendiera de una vez por todas que no era nadie importante. No obstante, para que eso sucediera, una tenía que hacer algunas maniobras para que el chico cayera primero. El timbre sonó.

Estaba muy agradecida de que los pupitres cubrieran la parte frontal, solo está abierta la parte interior, donde me he escondido. Lo más gracioso de todo esto era que Lee Min Ho no siquiera se daba cuenta de que alguien yace debajo de su escritorio. Supongo que estaba muy dormido. A pesar de que estar en esta posición me está causando molestias, ¿por qué soy tan tonta? ¿Qué me costaba dejar las cosas como estaban y no seguirle el juego a este imbécil con problemas mentales?

«No. Tienes razón, conciencia, las personas con graves problemas mentales se comportan mejor que Min Ho.»

Traté de relajarme.

Tenía que estar muy concentrada para hacer esto, y al mismo tiempo ser cuidadosa. La idea no era asustarlo y que me lastimara en el proceso, sino hacer que se comportara como siempre, de manera indolente, que era la idea principal. Así que es hora de empezar.

ESCUELA GWONHA
Corea del Sur, Seúl
08:00 a.m

Intentaba mantenerme despierto, pero era una misión casi imposible cuando la profesora de literatura no hacía más que hablar de leyendas que no me interesaban en lo más mínimo. Eché un vistazo a Kang Yeo Sang, esperando que él pudiera aliviar mi aburrimiento por un momento. Ese chico siempre tenía algo divertido que hacer para que yo terminara disfrutando de la clase de la peor profesora. Sin embargo, se encontraba aún más dormido que yo. Solo me quedaba ver a Woo Young, que para mi sorpresa, estaba prestando atención a la clase de literatura por primera vez.

Estaba al borde de la desesperación. Solamente me quedaba dormir un rato. Por eso me acomodé aún más en mi pupitre, apoyando mis brazos en la mesa y recostando mi cabeza. Pero de repente, abrí los ojos rápidamente, sorprendido por una sensación extraña. ¿Debería recitar 10 rosarios? ¿Quizás 20 Ave Marías? El miedo de que alguien me estuviera tocando debajo de la mesa me aterraba.

Me alejé un poco, reuniendo el valor para mirar debajo de la mesa. Ver unas piernas femeninas cruzadas en estilo indio me dejó helado. Pero no del todo. No cuando reconocí ese cuerpo a la perfección. Por eso mismo me acerqué de nuevo, tratando de entender cuál era la intención de esta mujer al hacer esto en plena clase. Supongo que comprendí lo que quería hacer en el segundo en que sus manos se dirigieron al cierre de mi pantalón de uniforme.

«Hija de su put...»

—¿Está todo bien, señor Lee?—escuché la voz de la profesora, mirándome con su eterna cara de pocos amigos. Asentí apenas.—¿Está seguro? Porque no me permite continuar con la clase como se debe.

Por Dios, qué mujer tan desagradable. De todas las personas en el aula, tenía que venir a molestarme justamente a mí.

—Sí, profesora Kim.

Ella me lanzó una última mirada de desaprobación antes de continuar leyendo ese viejo periódico. Trataba de mantener la calma, porque si no lo hacía, las cosas podrían salir peor de lo que ya estaban. Claro, si Bae Min Sun fuera tan amable de ayudarme en el proceso, pero claramente, no está haciendo nada para ayudar. Sentí su piel muy, pero muy cerca de la mía, y pude sentir cómo su mano se deslizaba lentamente hacia mi entrepierna.

Me sentía perseguido.

Por demás de que tenía la sensación de que todos nos están mirando y el miedo me invadió rápidamente. ¿Por qué me está haciendo esto? ¿Cuál era su maldita idea? ¿Arruinarme? ¿Eso era? ¡Por Dios! ¡Cuando salgamos de aquí, se la voy a devolver multiplicada por mil! No obstante, me quedé en silencio en el momento en que ella comenzó a masajear mi miembro y yo me incliné hacia adelante a toda velocidad. Porque no sabía qué más hacer, así que puse la chaqueta sobre mis largas piernas, fingiendo que todo está en perfecto orden y que no hay nadie debajo de mi maldito pupitre masajeándome el miembro.

—Y-ya... para... Por favor...—rogaba, un poco más. Trataba de que ella dejara de hacer eso, pero no podía.—M-min Sun, por favor... ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí...?

Me quejé en voz baja.

Woo Young me lanzó un papel, logrando que lo mirara con una cara de pocos amigos. No era el momento, ya que lo último que quería era que la profesora me hiciera levantarme del asiento y me mandara a la dirección. No cuando una hermosa y maldita mujer está debajo de mí. Abrí la boca y la cerré al mismo tiempo. Juraba que cuando sonara el timbre, iba a hacerle pagar de la peor manera. Literalmente me estaba haciendo un maldito oral en plena clase, mientras que yo trataba de contener las ganas de soltar gemidos de excitación.

«Tú puedes.» Solo tenía que...

—¡Ah...!—intenté ahogar el gemido, por eso rápidamente coloqué mi mano izquierda en forma de puño sobre mis labios. Eso me ganó una mirada de la profesora.—P-perdón, es que no me siento muy bien, profesora Kim.

Ella dejó el periódico en su escritorio para tomar un libro y caminar hasta donde yo estaba. En ese instante, la mujer que estaba debajo del pupitre decidió alejarse. La profesora colocó bruscamente un libro en mi mesa, todavía mirándome con esos faroles llenos de enojo hacia mí.

—Léelo todo, Min Ho. No querrás reprobar mi asignatura, porque en las vacaciones soy la peor con mis estudiantes flojos.

—Sí, profesora.

La mujer bufó, alejándose.

Mi espalda se apoyó en el respaldo de la silla, solo Woo Young me miraba confundido por mi comportamiento en este momento. Simplemente, traté de parecer lo más tranquilo posible, hasta que sentí las manos de esa mujer nuevamente sobre mis piernas. Ahora estaba a punto de perder la paciencia rápidamente, porque si esa chica con dos enormes atributos volvía a tocarme cualquier parte del cuerpo, iba a explotar en medio de la maldita clase y eso no sería lo mejor.

Para nadie.

ESCUELA GWONHA
Corea del Sur, Seúl
10:30 a.m

El timbre sonó. El cambio de materias se hizo presente, agradecí que todos salieran corriendo del salón, más o menos. Sin embargo, supuse que, de alguna manera, estaba en problemas porque Lee Min Ho no salía de su maldito pupitre.

¿Vamos, hyung?

—Ahora te sigo.

De acuerdo.—contestó Woo Young, alejándose del aula. Solo entonces, Lee Mi Ho retrocedió, arrastrando la silla. Logrando que pudiéramos vernos las caras, no obstante, él me está mirando con una expresión de pocos amigos, mientras que yo lo observaba con una sonrisa tímida y lo saludaba con la mano lentamente.

Min Ho apretó su mandíbula.

—Ya sal de ahí, Min Sun.

Gateé hasta la salida, levantándome del suelo, mientras que limpiaba mi uniforme y mis rodillas que habían tocado el suelo. Entonces, di un gran paso muy decidida a salir de este salón, esta vez sí tenía que asistir a las clases, porque el profesor sí ha venido. Supongo que él no pensó lo mismo.

No me dejó ir.

—¿Cuál es tu idea...?—susurró en mi oído, ya que estaba detrás de mí. Una de sus manos sostenía mi muñeca y la otra está en mi cintura.—Sea lo que estés intentando, no te va a funcionar, Bae.

Solté una risa. Me giré, quedando cara a cara y muy cerca de nuestros labios.

—¿Por qué no se lo preguntas a tu amiguito?

Indagué, bajando la mirada a su miembro, el cual estaba demasiado duro y elevado. Además, se podía notar que no la está pasando muy bien que digamos. Min Ho no se controló. Una de sus manos fue a mi cuello y me besó fugazmente. Sin embargo, el beso era tan necesario, nuestros labios se movían en sincronía, mientras nuestras lenguas chocaban, dándose esa pizca de excitación que no habíamos sentido desde la última vez.

—Vamos a terminar con esto.

Ordenó, aún besándome. Sus labios fueron bajando lentamente por mi cuello, dando mordiscos, no iba a negar que eso me gustaba y mucho. No obstante, aún estábamos en el instituto, no era lo que yo necesitaba, podría haber hecho eso a propósito, pero no iba a tener relaciones en un salón. No aquí.

—Claro que no.

Me separé rápidamente. Noté que Min Ho me estaba mirando con una expresión de frustración, obviamente esto le está molestando, empero, no podía decirme nada si es lo que quería seguir haciendo por mientras. Así que, le eché una última mirada y salí de su salón para entrar al mío.

Mis amigas me miraban con diversión.

—¿En serio vas a seguir con esto?

—Unnie tiene razón, Bae. Creo que hacer todo esto por algo como... Lo que sucedió, no vale la pena.—opinó Shin Ryu Jin. Preferí no decir nada.

Simplemente, me senté en mi pupitre de siempre para sacar las cosas necesarias que se iban a usar en la clase de matemáticas.

—Unnie...

—Es que ustedes no lo pueden entender.

—Yo sí lo hago, es más,—se sentó Min Jeong—ni siquiera te estoy juzgando. Es algo que todas ustedes deberían aprender, no es bueno meterse en los asuntos de las demás personas. ¿No es así?—me miró.

Encogí los hombros.

Quería demostrarles que realmente no me importaba lo que mis amigas pensaban sobre lo que estoy haciendo y por qué lo hacía. Porque, de todas formas, ninguna de ellas estuvo alguna vez en mi lugar, no saben lo que yo sé, nunca tuvieron que pasar por lo que yo estoy pasando y solo por eso no decía nada.

—Pero, ¿hasta cuándo?

—Hasta que llore, nada más que eso.—contesté, viendo como el profesor estaba entrando al salón.

Ji Hyo me miró, solo me está mirando y observando cada movimiento que yo estaba haciendo.

—Oigan, yo nunca vi a Lee llorar...

—¿Y luego qué?

—... Sería muy gracioso ver eso.—concluyó Kim Min Jeong, mirando al vacío.

—¿Luego qué con qué?

Miré a Ji Hyo.

Ella estaba tratando de unir todas las piezas del rompecabezas que yo había desarmado.

—¡Con Min Ho! Después de que terminen con todo este estúpido juego, ¿y si ambos se lastiman de verdad? ¿Cómo van a hacer para verse? Los dos van a la misma escuela, tienen casi los mismos amigos. ¿No será incómodo?

Suspiré. Notando que el profesor estaba a punto de comenzar con su clase.

—Estamos en el último año, luego iremos al Junior College y ambos nos vamos a separar. Además,—reí, mirándola.—estamos hablando de Lee Min Ho, sería demasiado extraño si tan solo pasara este año.

—Es inteligente...

—No parece, si fuera tan inteligente no tendría que estar reforzando la mayoría de las materias.—comentó Lee Chaer Yeong.

Ella no ha hablado desde que entramos al salón. Así que me pareció extraño que haya comentado algo sobre eso, porque nunca decía nada malo de nadie de la escuela. Sin embargo, por suerte lo dejamos allí.

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