✧༄❱ capítulo cuatro
PARTE IV
G
olpes de amor
2016.
Ella me veía con odio.
Podía notar cómo su enojo iba en aumento, ya que la distancia entre nosotros se redujo cuando ella comenzó a caminar rápidamente hacia mí. También podía notar cómo sus senos se movían arriba y abajo, sobresaliendo de la camisa blanca que llevaba puesta. Demonios, ¿cómo se supone que me concentraría cuando ellas me estaban mirando de esa manera? Pero supongo que la forma más efectiva de sacarme de ese trance fue con un golpe, porque Bae Min Sun me dio un cachetazo que giró mi cara e hizo eco en la cafetería vacía. La mayoría ya se ha ido del lugar donde estábamos.
—¡¿Cuál es tu maldito problema, Lee?!
—J-juro que se me salió. Auh...—dije, acariciando mi mejilla derecha donde el golpe había dejado su marca.
—¡Te acabo de decir que pienses antes de hablar! ¡¿Te gusta ser golpeado o qué demonios?!—pero mientras esa bella mujer me seguía regañando yo no podía concentrarme, ya que cada vez que ella se movía, sus senos también lo hacían y me resultaba imposible mirarla a los ojos. Algo de lo que la castaña también se percató.—¡Mírame! ¡Acá están mis ojos!
—¡Lo siento! ¡De verdad!
—No me vuelvas a dirigir la mirada, mucho menos me hables, Lee Min Ho.—advirtió, echándome una última mirada para irse de la cafetería.—Imbécil...
—Demonios, sí que tiene la mano dura...—murmuré, sobando mi mejilla todavía con dolor. No obstante, algo dentro de mí me decía que no debía dejar las cosas así, ya que necesitaba que ella, al menos, me prestara esas «almohadas» para poder descansar.
Entonces, se me ocurrió la peor idea de todas para que esa mujer me prestara atención.Tenía que conquistarla. Lamentablemente, las cosas no salieron muy bien en las semanas siguientes. Cada vez que me veía, Bae Min Sun cambiaba de camino o simplemente se alejaba de mí, sin disimular mucho. Mis amigos, en lugar de ayudarme, únicamente se quedaban mirando toda la escena vergonzosa que estaba haciendo para llamar su atención.
Estuve así durante tres semanas, hasta que finalmente me rendí. Por lo tanto, recordé que Ning Yi Zhuo era parte de su grupo, pero no quería acercarme a ella, porque era muy probable que me pidiera algo a cambio y por eso he intentado conquistar a Bae Min Sun a mi manera.Pero no funcionó.
—¡Auh!
—¿Estás bien? Eso debió doler.
Me encontraba tirado en el suelo del patio de la escuela al recibir un pelotazo en la cara y de parte de Bae Min Sun. Estaba muy seguro que la mujer me odiaba con todo su ser, debido a que fue mala idea haberle dicho un cumplido, pero ella se lo tomó en forma morbosa, por ende, su enojo aumentó y me golpeó de ese modo, hasta que la profesora de educación física la regañó y la mandó a detención.
—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué le dijiste eso?—me preguntó Ning Yi Zhuo, apareciendo con un balón de voleibol en sus manos.—Eres un idiota.
—Fue un cumplido.
—¡¿Un cumplido?! Tsk.—escupió una de sus amigas.
—Ya veo por qué mi relación con Woo Young no duró mucho, porque se junta con puro idiota.
—¿Qué tengo que ver aquí...?—susurró mi amigo, confundido de lo que estaba diciendo su exnovia o amante de sábanas.
—En lugar de tratar de conquistar a una mujer, solo le dicen cosas morbosas hasta el punto de que resulta muy molesto. Y por eso mismo reciben tantos golpes, especialmente de la mano de Min Sun.—opinó Shin Ryu Jin, con enojo en su rostro y en sus palabras.
—Es cierto. Si lo único que quieres es acostarte con ella, será mejor que te olvides de esa idea, Lee. No será fácil.—advirtió Park Ji Hyo, su mejor amiga y la más cercana a Bae Min Sun.
—Pero si realmente te gusta y quieres estar con nuestra amiga, simplemente trátala con respeto, o al menos, haz el intento.
—¿Qué proponen?—les pregunté ante la opinión de Lee Chaer Yeong, pero las amigas de la mujer que me gustaba con locura se miraron con una expresión cómplice, para luego volver a observarme con una ceja levantada y ganas de insultarme ahí mismo.
—No proponemos nada, Lee, porque ella es nuestra amiga.
—Min Sun es acosada por la mayoría de los hombres de la escuela. Créeme, Min Ho, no es una buena idea que le digas ese tipo de comentarios si quieres captar su atención. Deberías intentar conquistarla en lugar de alejarla.—aconsejó Kim Min Jeong.
Ahí mismo terminó nuestra charla. Ellas se fueron a seguir con su juego, mientras que mis amigos me miraban con ganas de reírse y, al mismo tiempo, con pena. Llevo un mes completo tratando de que la mujer vuelva a dirigirme la palabra como lo hizo en su momento. Simplemente que ya no sé qué hacer. Suspiré exhausto, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre mis hombros.
—¡Llegué!—exclamé, cerrando la puerta detrás de mí, y me dirigí a la cocina en busca de algo para comer. Mi estómago rugía sin cesar.
Fue entonces cuando, al entrar en la cocina, mis ojos se posaron en una jugosa y colorida fruta que mi madre ha colocado estratégicamente frente a mí. Su aroma fresco y tentador se mezclaba con el delicioso aroma de la comida que mi madre preparaba con esmero en la estufa. Pude notar que está ocupada, moviéndose con gracia entre los utensilios y los ingredientes, pero aún así, se tomó el tiempo para asegurarse de que no me llenara con algo más. Era un gesto cariñoso y protector, una muestra de su amor maternal que me reconfortó en ese momento de incertidumbre.
—¿Cómo te fue hoy?
—Mejor que ayer.—confesé, sentándome en el taburete blanco y alto de la cocina.
—Me alegro por ti, ca... ¡Ay, por Dios, Min Ho! ¿Qué te pasó en la cara? La tienes completamente roja—declaró asustada, tocando mi mejilla—. Dime que no te has metido en problemas...
—Un... pequeño percance que tuve en la clase de educación física, pero nada grave.
—¿Qué hiciste ahora?
—¡Mamá!—dejé escapar un grito de frustración. Me molestaba profundamente que siempre pensara que estaba metido en problemas y que yo fuera el culpable de todo.—¿Cuándo va a ser el día en que creas en mis palabras?
—El día en que no te conozca.
—De acuerdo, lo tomo, pero me ofende muchísimo.—mi madre bufó, dedicándose a cortar las verduras otra vez, mientras que yo veía la fruta que estaba en mis manos. Quizá, ella pueda ser la única mujer que me tenga paciencia y me pueda dar un buen consejo con todo lo que está pasando con esa mujer que me volvía loco.—Oye, mamá...
—¿Hmh?
—¿Cómo hacerle saber a una mujer que le gustas sin que crea que solamente quieres tocar sus bubis?—le pregunté a mi madre mientras pelaba una mandarina. En ese momento, ella me miró con sorpresa en sus ojos.
—¿Disculpa?
—Lo que has escuchado.
—Ay, mi Dios...—mi madre susurró.—Siendo gentil, hijo. No sabía que te gustaba una niña de tu escuela. ¿Es linda?
—No me gusta.
—Uy, ajá. Escucha, Min Ho,—dejó el cuchillo a un costado de ella, para apoyar sus manos en la isla y verme directo a los ojos.—para que una niña confíe en tus palabras debes de ser bueno con ella, no ser un idiota como lo fue tu padre conmigo.
—¿Cómo era él?
—Un estúpido hormonal. Se pensaba que con decirme "piropos" sexuales iba a caer a sus pies y no es así.
—Pero están casados. A papá le funcionó.
—Adivina qué le sucedió a tu papá cuando me dijo el primer piropo, Min Ho. Déjame spoilearte, terminó en la sala de urgencias por desubicarse. Además,—retomó el cuchillo.—la razón de que estemos juntos y casados es porque él cambió, supo comportase con tu madre, y bueno, después no tuve de otra porque naciste tú.
Alcé mis cejas sorprendido ante el último comentario, ya que implicaba que mi madre aún estaba casada con mi padre.
—Entonces, ¿debo ser lindo con ella?
—Si quieres estar cerca de la chica, así debería de ser, hijo. Por favor,—me miró con ojos brillosos.—no seas un imbécil, de verdad, me apenaría mucho que hagas pasar un mal momento a una niña. Tú no eres así.
—Gracias, ma.
Agradecí y me levanté de la silla para dirigirme a mi habitación. Mientras caminaba, pude escuchar la voz de mi padre entrando a la cocina y conversando con mi madre sobre nuestro encuentro reciente. Sin embargo, decidí enfocarme en entrar a mi habitación, ya que necesitaba tiempo para reflexionar sobre todo lo que mi madre me ha dicho. Era evidente que ella deseaba que las cosas funcionaran y que al menos tuviéramos una conversación con Bae Min Sun.
Y ver sus tetas.
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