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Capitulo Unico.

¿Cómo comienza el día de navidad?

Lo más probable es que la respuesta sea positiva en todos los sentidos, estar rodeado de familia, de amigos o simplemente con un espíritu navideño de lo mejor. La navidad es una época muy bonita y cálida para la mayoría de las personas.

Este año no lo es para Harry.

No hay una forma posible en el mundo de que le pueda ir peor de lo que ya le va. Llorar en el baño de un hotel a las seis de la mañana con su hijo de apenas tres años y dos maletas preparadas esperando en la habitación, no es un buen augurio en absoluto.

Harry se encogió más en sí mismo, sentado sobre la tapa del retrete. Lo único que puede hacer ahora mismo es pensar en lo que hizo mal, el problema es que no sabe qué fue lo que pasó. Intenta acallar los sollozos lastimeros que salen cada dos segundos de una forma patéticamente vergonzosa.

No debería estar llorando, él tiene que ser fuerte por ambos porque ya no es un niño que puede vivir despreocupado, es un adulto responsable de otra pequeña vida.

El pequeño Mateo es la luz que se ha encargado de iluminar su camino desde que llegó a su vida, es ese pilar que logra mantenerlo de pie en cada paso que da. Pero todo se vuelve más y más fuerte, más doloroso y trágico con cada día que se suma a su vida.

Con una mano temblorosa aparta los rizos que caen en su cara, con el cabello llegándole a la mandíbula y cubriéndole la cara por completo se vuelve complicado hacer algunas cosas, los hipidos se vuelven más fuertes con el paso de los minutos. Se limpia las lágrimas que corren por las suaves mejillas sonrojadas por el llanto.

Una mano presiona en forma de puño la camiseta de dormir que lleva puesta, la otra sobre su pecho en un intento por controlar el latido del desbocado corazón, su rostro convirtiéndose en muecas tristes, con las comisuras de los labios inclinados hacia abajo.

Es difícil respirar, sube los pies de la mejor forma que puede, con las rodillas pegadas al pecho y el cabello cubriendo su cara, intenta esconder un poco toda esa avalancha de emociones que no pueden dejarlo desde hace meses.

Él y Mateo solían vivir en casa de sus padres, una casa de tamaño promedio en un buen vecindario. Todo cambio el día en que sus padres salieron en su noche de aniversario a cenar, todo iba bien hasta que pasaron más de las dos de la mañana y todavía no había señal alguna de su llegada.

Harry se preocupó, salió a buscarlos durante horas, el mundo se vino abajo en el momento en que llamaron para decirle de un trágico accidente automovilístico.

Desde entonces se aferró a su hijo como un ancla para mantenerse de pie, para salir adelante y darle lo mejor. Claramente la vida no quiere que eso pase, hace un mes que llegó una carta a la casa que solía ser de sus padres, un anuncio de que las cosas siempre pueden ir peor.

Una orden de desalojo, al parecer sus padres hipotecaron la casa años antes sin decirle a nadie, dejaron de pagar alrededor de seis meses atrás y eso llevo al banco a recoger la casa ante el fallecimiento de los dueños. Ambos dejaron la casa una semana atrás, Harry logró conseguir un hotel algo barato para pasar las noches ahí.

Como era de esperarse el dinero se terminó pronto, tan solo se trataba de unos pocos ahorros que mantenía intactos en caso de accidentes, sin trabajo y sin dinero se encontró en la necesidad de tomar un puesto de asistente en una empresa mundialmente conocida.

No tuvo apoyo de nadie para entrar, todo lo pudo hacer por él mismo. Con el pensamiento de tragedia aun en la mente se dio cuenta de que faltaba poco para que dieran las siete de la mañana en punto, un poco muy temprano para la mayoría, pero la hora perfecta de comenzar el día para Harry.

Limpio lo mejor que pudo los rastros de tristeza y mal humor de su rostro, con ayuda de toallitas húmedas y agua limpia se recompuso un poco, suspiro repetidas veces frente al sucio espejo del baño del hotel y salió dispuesto a enfrentar al mundo.

En el centro de la cama se encontró con un bultito agradable, de aspecto suave y en forma de burrito. Se acercó lentamente y se colocó sobre manos y rodillas sobre el pequeño cuerpecito del bebé, con cuidado de ser suave se dedicó a hacer cosquillas con su largo cabello rizado en las mejillas del niño.

—Vamos bebé, es hora de despertar. — el niño hace ruiditos bajos que derriten el corazón de Harry, no hay forma alguna de que alguien pueda convencerlo de que eso no es lo mejor del mundo.

El niño abre sus ojitos con lentitud, dos hermosos orbes con el iris tan verdes como las esmeraldas siendo los protagonistas de semejante escena tierna. Se le calentó el pecho al darse cuenta de que ese pequeño ángel sacó todo de él.

—No papi — murmuro el pequeño aun con rastro de sueño en los ojos.

—Si bebé, es momento de trabajar — le dolía en el alma no poder estar con su hijo por más tiempo a la semana, pero por el momento necesita concentrarse en pedir un adelanto de su primer sueldo en la empresa Tomlinson, no puede esperar a que sea quincena para recibir el pago, no tiene más dinero para seguir pagando el hotel y espera de todo corazón que le den el beneficio.

Cambia con mucho cuidado a Mateo, le pone un pantalón de pants cómodo y una playera con un estampado de coches de colores pastel, la favorita de su hijo. Cuando ambos estuvieron listos salieron de la habitación del hotel, con la diferencia de que esta vez tendrían que llevarse todas sus cosas.

No sería un problema, Harry conoció a una chica un par de meses atrás. Su nombre es Susan y es una persona muy agradable, la chica resultó tener una guardería que fue de gran ayuda en el momento que Harry tuvo que entrar a trabajar de tiempo completo. Las ventajas que tenía es que alimentan a los niños, las dos comidas del día con sus respectivas colaciones, Harry estuvo agradecido con Susan cuando le facilitó un descuento siendo consciente de su actual situación.

Harry se presenta a las ocho de la mañana frente a la chica con notables ojeras bajo los ojos y el cabello desordenado por la frustración, ella intenta hacer preguntas, pero no quiere que la gente lo observe con lastima, todos sus conocidos saben que les quitaron la casa, pero nadie sabe que no tienen dinero para pagar un techo o algo de comida saludable.

El rizado evita cualquier pregunta que delate su situación actual y termina dejando a su bebé a cargo de Susan por lo que resta del día, va a volver por el a más tardar a las siete de la noche, pero va a intentar buscar una solución para su situación mientras eso pasa.

Entra al edificio principal de la empresa exactamente a las ocho en punto, tiene que hacer su mejor esfuerzo para que le aprueben ese adelanto. En la empresa solo tiene que asistir a un señor de no más de cincuenta años que se la pasa en todos lados sin hacer nada.

El tipo es exigente, pero solo es uno de los muchos que trabajan para el dueño de todo, es más fácil de lo que los otros asistentes lo hicieron ver. Con entusiasmo coloca todo en su lugar, se arregla el traje oficial que es de color azul obscuro que le fue brindado por la empresa, es elegante y sofisticado. Todos los asistentes visten uno igual.

Tiene todo bajo control cuando comienza el día, todo se vuelve una montaña rusa de trabajo para Harry, no ha desayunado nada en todo el día y tiene que admitir que eso causa muchos estragos a la hora de realizar sus actividades asignadas.

Tiene que llevar y traer café, asignar horarios nuevos para trabajadores de los que no tenía ni idea de su existencia, consigue comida para el y su jefe, arregla reuniones pendientes e intenta eliminar el estrés con más trabajo. Así pasan las primeras seis horas de la jornada laboral, por fin es el momento para salir a comer.

Se alisa el traje con las palmas de las manos sudorosas, está muy nervioso mientras espera en el sillón que se encuentra frente a la oficina de recursos humanos, ahí tiene que permanecer por un corto tiempo que utiliza para pensar en los argumentos que necesita para convencer a ese hombre de que merece el dinero y sobre todo que lo necesita.

El tiempo transcurre lento hasta que las puertas se abren y una trabajadora de otra área sale con la mirada triste y afligida, puede escuchar un "El señor Tomlinson lo lamenta" y es suficiente para saber que esa joven acaba de perder su trabajo, la chica no voltea a verlo ni responde. Simplemente se va.

A Harry le parece increíble la forma en que todas las esperanzas que cultivas con tanto esmero pueden marchitarse por una expresión decaída en un rostro cualquiera. Se da palmaditas mentalmente hasta que logra recomponerse un poco ante la situación, tiene que causar una buena impresión.

Contiene la respiración, se acerca a la puerta y da dos ligeros toques con los nudillos. Espera pacientemente para obtener una indicación o algo por el estilo, no obtiene nada de eso. Abre un poco la puerta y entra un poco para poder regresar si el encargado de recursos humanos se encuentra ocupado.

El hombre canoso de al menos sesenta años no levanta la vista de su teléfono celular, el rizado no sabe qué hacer por el momento, se limita a continuar con la vista puesta en ese tipo que parece muy sonriente a pesar de dejar sin trabajo a una persona minutos atrás. Se adentra un poco más a la oficina, se encuentra adentro cuando una voz lo hace saltar de miedo.

 — ¡No tengo todo el día, pasa o regresa por donde viniste!—

Y bien, eso es suficiente para no poder dormir durante los próximos diez años, se siente infinitamente pequeño, pero aun con el sentimiento se adentra a la habitación y toma asiento en una de las dos sillas acolchadas que se encuentran frente al escritorio de madera. Los nervios lo están matando y ese tipo que no es agradable aun no le dirige la mirada en lo más mínimo.

—Bien, supongo que es la primera vez que vienes por aquí — dice el hombre después de permanecer con la vista fija en el aparato por más de cinco minutos.

—Yo... si, es la primera vez que estoy aquí — intenta sonar seguro y con determinación, todavía no sabe con qué clase de persona está tratando, pero está claro que debe tener cuidado con las palabras que utiliza y el tono en que lo hace.

—Habla niño, seguramente está por terminar tu hora de comida — espeta molesto, Harry tiene un gran conflicto ahí, él es el que debería estar molesto por tener que soportar tan malos tratos de una persona que se supone debe apoyar al trabajador y procurar que estos se encuentren bien.

—Me gustaría pedir un adelanto de mi salario — dice más fuerte de lo que debería haber soñado y secretamente se siente feliz por eso.

—Nombre — responde el tipo sin interés alguno en poner atención.

—Harry Styles.

Es en ese momento que fija la vista en el cuerpo de Harry, lo observa con ojos color marrón obscuro que parecen ser la causa de muchas pesadillas por el lugar. Harry analiza discretamente la forma en que teclea algo en la computadora que se mantiene en el lado derecho del escritorio.

 — ¿Qué tenemos aquí? ¿Es correcto que tienes trabajando aquí una semana?

—Sí, sé que es poco tiempo pero de verdad yo... — no puede terminar de formular la oración, fue interrumpido de forma brusca por la voz de la sentencia que le hizo revolver el estómago y querer regresar a llorar al baño de ese hotel que ya ni siquiera puede pagar.

—No puedo darte un adelanto.

—P-pero ¿Por qué? — el tipo sonríe con malicia, con un movimiento vago acomoda el traje que debe ser muy lujoso mientras se inclina con interés hacia adelante por pocos segundos, regresa a la posición recta que toda persona cruel puede tener y se reclina hacia atrás en la silla que forma parte de la oficina.

Harry está cansado de todo esto, se levanta de la silla con la molestia pintada en el rostro y el inútil intento de no ponerse a llorar frente a ese cruel hombre que acaba de quitarle cualquier rastro de esperanza que le queda. Se gira para salir con prisa cuando escucha que el hombre le responde sin ganas.

—No creo posible que un tipo como tú venga a exigir privilegios como ese con tan solo una semana de trabajo, me parece absurdo que al menos encontraras las agallas para poder presentarte aquí.

Harry no tiene nada que decir, simplemente no sabe que responder ante tal afirmación, entonces recuerda la razón por la que se atrevió a presentarse ante ese hombre, está preparado para exponer todas las causas por las que necesita ese adelanto cuando la misma voz burlona vuelve a interrumpirlo.

—Vete de aquí chico, espero no verte pronto por aquí.

La orden suena duro y sin titubeos, oficialmente ese hombre se ha convertido en una de las pocas personas en su lista de odio. Baja la mirada con la intención de no mostrar sus hermosos ojos verdes cristalizados por las lágrimas, no va a darle el gusto de verlo sufrir por su causa.

Se levanta y sale sin mirar atrás.

Ya es muy tarde para ir a buscar algo de comida, tiene que volver a su estación de trabajo y concentrarse en buscar otra solución. Se sienta en el escritorio que se encuentra fuera de la oficina que pertenece a su jefe, mantiene la vista fija en el apellido del dueño que se muestra en el documento abierto en el ordenador.

No le ha dicho a Mateo que es el día de navidad, no tiene el corazón para decirle que este año ninguno va a tener una de esas muchas navidades en familia y llenas de amor, simplemente no puede fallarle más a su hijo, ya no puede volver a hacerlo.

Se sienta encorvado por las siguientes dos horas siendo incapaz de concentrarse en las actividades, entonces tiene una idea. No se caracteriza por tener buenas ideas, pero esa parece ser de las menos peores, suspira fuerte y ruidoso llamando la atención de la señora que limpia las ventanas a unos metros de distancia.

La mujer le sonríe, se limita a devolver la sonrisa y apurarse con el trabajo pendiente. Todos salen de trabajar a las seis de la tarde, es normal que unos cuantos se queden a hacer trabajo hasta más tarde, el planea meticulosamente todo lo que tiene que hacer para pasar desapercibido.

Son las seis en punto cuando el señor Thomas sale de la oficina con su maletín en la mano derecha y un costoso abrigo en la izquierda — Es hora de ir a casa, es navidad — dice sin ser consciente de lo que sus palabras ocasionan en el muchacho de cabello rizado y ojos esmeralda.

—En realidad... — comienza algo dudoso — me gustaría poder quedarme tiempo extra, no termine algunas cosas y no me gustaría continuar con eso pendiente el 26 — el señor Thomas parece dudoso, se ve como si quisiera convencerlo de irse temprano a convivir con su familia, Harry espera pacientemente hasta que su jefe parece ceder.

—Está bien Harry, pero no te vayas tan tarde, es una fecha especial y no me gustaría que te la pases encerrado aquí.

El rizado le agradece mentalmente ese gesto de simpatía, si su situación económica y emocional fuese diferente no dudaría en recoger todas sus cosas y ser el primero en salir de la empresa, asiente con desinterés mientras finge hacer algo en la computadora.

El hombre se va saludando a cualquier persona que encuentra, Harry tiene que poner manos a la obra si quiere que todo salga como lo planeo. Solo toma su teléfono y cartera para poder recoger a Mateo de la guardería.

El guardia de la entrada está mirando atentamente una hoja en busca de algo cuando Harry decide interrumpirlo.

 — Buenas noches, voy a regresar a trabajar todavía, la oficina en la que estoy es en el tercer piso, es la de el señor Thomas.

—Claro, es raro que alguien quiera trabajar horas extra justo en esta fecha, pero aquí estaré para cuando regreses.

Harry le sonríe un poco más de lo habitual, muestra sus dos perfectos hoyuelos y todo preparándose para lo que viene.

 — ¿Hay algún problema si traigo a mi bebé aquí? Realmente tengo que terminar ese trabajo y ya sabes, siempre es difícil cuando eres padre soltero.

El guardia es amigable, es empático y muy amable en todos los sentidos.

 — Claro, no hay problema, solo no le digas a nadie que lo vas a traer y todo está bien.

—¡Muchas gracias! — exclama antes de alejarse de la recepción con paso rápido, puede escuchar como el guardia murmura un bajo "No hay de que"

Va algo tarde para recoger a Mateo, es difícil lograr salir antes y recogerlo, pero Susan amablemente se ofrece a quedarse con él un poco más a pesar de que la hora de cerrar la guardería es a las cinco en punto.

Tampoco es el único niño que se queda hasta tan tarde, otros tres pequeños siempre están sentados en la sala de juegos con bloques alrededor cuando Harry entra apresuradamente con el corazón acelerado debido a lo rápido que tuvo que correr para llegar rápido.

Busca con la mirada a Susan y la localiza sentada en una mesa bajita para niños junto a Mateo, al parecer hacen el intento por jugar ajedrez correctamente, lo cual es imposible ya que a Mati le gusta mover las piezas en cualquier dirección y sin respetar una sola de las reglas escritas por el creador del juego.

—Ya estoy aquí bebé — dice cuando está lo suficientemente cerca de la riña que se desata debido a que Susan movió una de sus piezas a una posición que no le gustó al niño.

—¡Papi! Hoy jugamos con caballos — dice el niño completamente emocionado al mismo tiempo que deja el lugar en la silla para correr a abrazar las piernas de su padre.

—Es fantástico, tu amas los caballos — agrega Harry, se agacha hasta estar a la misma altura, besa suavemente los cabellos despeinados del niño.

No puede evitar sentirse de esa forma, tan correcto y tan agradable. Es la sensación de que a pesar de tener tantas dificultades puede salir adelante, puede levantarse cada mañana con la suerte jugándole en contra, pero solo puede hacerlo si ese pequeño rayo de sol va a mantenerse ahí todo el tiempo.

—Muchas gracias Susan, este diablillo y yo nos iremos justo ahora, te veremos dentro de tres días — no espera a que la chica haga alguna clase de pregunta en relación a su claro fracaso al momento de conseguir el dinero.

Toma a su pequeño hijo entre los brazos y con él acurrucado contra su pecho y las dos maletas que dejó en el lugar sale de la guardería. Lo único que le queda en el bolsillo son en total once dólares, no es mucho, pero aún tiene algo con lo que puede improvisar una pequeña cena navideña.

Se encuentra caminando por las frías calles de Londres demasiado tarde en un día de navidad cuando una vocecita lo hace querer volver a llorar.

 — Hoy es navidad — dice Mateo con las mejillas sonrosadas en el momento en que se separa del pecho de su padre.

Los orbes de Harry se cristalizan un poco debido a las lágrimas retenidas, el pequeño pone ambas manitas cubiertas por guantes sobre las mejillas del adulto afligido y deja un pequeño besito en la nariz de este.

 — Lo siento mucho amor... — Harry intenta por todos los medios no romperse ahí mismo en medio de la calle — Este año no va a ser como los demás — espero que eso sea suficiente, no tiene el valor para decirle todas las razones por las que no pueden tener una buena navidad.

—Papi no llora más — una simple frase mal pronunciada le hace doler el alma como nunca antes — papi sonríe, papi siempre feliz.

Harry solo puede sonreír con una lágrima solitaria recorriéndole la pálida piel de la mejilla. Todo se pone más y más complicado, no sabe cómo va a lograrlo, pero está completamente seguro de que va a salir de esa situación.

(...)

Se pasó una manos con frustración por todo el rostro, la intención era quitar algo de sueño para poder ponerse activo, fue un intento en vano, de ninguna manera va a poder quitar el sueño que lleva arrastrando durante tres días en segundos.

No ha podido dormir ni un solo minuto en todo este tiempo, tiene ojeras violetas bajo los ojos y la expresión amenazante que impide que cualquier persona se acerque imprudentemente, no es novedad, pero todos piensan que los magnates que se ven cansados y poderosos son atractivos.

Louis es atractivo, muy atractivo podría decirse, tampoco es tan egocéntrico como para decir que es el hombre más atractivo, pero si es solo un poco al decir que es realmente guapo, hermoso pero desafortunado a la hora de encontrar personas para salir y pasar el tiempo libre.

Justo ahora se lamenta mentalmente no estar en Doncaster con el resto de la familia, tiene demasiado trabajo como para dejarlo botado por una cena navideña, le encantaría poder hacerlo, pero eso no va a pasar por más que lo desee. Tiene cosas que preparar para la última semana del año y una vida adulta que manejar.

Entonces piensa en todas las chicas sentadas en la mesa, con hermosos vestidos combinados a juego como todos los años, piensa en las más pequeñas obligándolo a ponerse una camisa del mismo color para poder tomar una foto familiar memorable.

Piensa en el delicioso pavo y los postres que su madre prepara para cada cena navideña y sobre todo piensa en su gran familia felicitándolo por su cumpleaños en persona, todos llamaron para hacerle saber lo felices que están y lo agradecidos que se sienten de seguir en su vida, pero es completamente diferente escuchar una voz a través de un aparato y tener un cálido abrazo lleno de amor.

De pronto no puede sentirse más triste, es malditamente doloroso como puedes estar tan lejos de las personas aun estando al lado de ellas. Suspira. Se siente mal y tiene que admitirlo, nada va a cambiar ese sentimiento de culpabilidad que lo embarga al darse cuenta de lo mucho que se alejó de sus seres queridos.

No puede concentrarse en la redacción de ese acuerdo que tiene que cerrar a finales del año, es difícil hacerlo desde hace un tiempo, se encuentra a si mismo considerando tomar un tren de último momento y soportar las dos largas horas de camino para no estar solo en su cumpleaños mientras todos pasa una feliz navidad en familia.

Está completamente decidido en el momento en que mira la hora y se percata de que son las nueve de la noche, debe ser la última persona en salir del edificio, es normal que estas cosas pasen y termine atrapado en trabajo más de lo que debería y lo mejor de todo es que nadie sabe que incluso sale de la empresa hasta pasadas las doce de la noche, tiene una buena vida y no va a quejarse.

Apaga la computadora después de cerrar cada una de las ventanas emergentes, revisa un poco las notificaciones que sonaron en el teléfono celular a lo largo del día, envía un mensaje de texto a Lottie y se limita a juntar sus pertenecías para salir de ahí cuanto antes.

Su oficina se encuentra en el sexto y último piso, después de poner todo en orden sale al pasillo para tomar el ascensor, todo es la misma rutina de siempre, se encuentra algo cansado de todo lo que tienen que ver con ser un empresario amargado y con una vida monótona.

Cuando intenta presionar el botón del primer piso se da cuenta que no funciona, presiona el número tres para verificar la funcionalidad y las puertas del elevador se cierran al instante, no se molesta por eso, puede ir al piso tres y ahí ver si funciona el botón del piso uno, si quiere irse pronto, pero tampoco está muy ansioso de salir a las ventiscas de aire frio.

La puerta se abre y Louis puede ver claramente una mata de pelo color chocolate correr hasta adentrarse en una de las oficinas de los asesores financieros. No duda en salir del elevador e ir a investigar qué es lo que está pasando. Ninguno de los empleados lleva a sus hijos a la empresa, está prohibido estrictamente ya que afecta el desempeño de los trabajadores. Es por eso que les brinda el servicio de guardería, para que puedan estar tranquilos respecto a la seguridad de sus familias.

Mientras más se acerca a esa oficina se vuelve más fácil escuchar los ruidos que hace el niño en el interior, por lo que alcanzó a ver puede ser un niño de unos cuatro o cinco años, es muy pequeño para estar ahí a esa hora de la noche.

Con cuidado de no ser descubierto se acerca hasta poder ver en el interior de la habitación desde la apertura que hay en la puerta, el niño de cabello rizado que ahora puede distinguir mejor se mueve rápidamente por el lugar, mantiene lo que parecen ser dos mantas de diferentes colores sobre sus pequeños bracitos y como puede los avienta al sofá.

Louis sigue observándolo atónito, el niño extiende las dos cobijas, se puede ver el gran esfuerzo que está haciendo para poder terminar con lo que comenzó, después de extenderlas se baja nuevamente con mucho cuidado y concentración, el castaño se concentra demasiado en la canción de cuna que el niño tararea bajo.

Se encuentra completamente perdido cuando se inclina más de lo normal y hace que la puerta se abra de par en par. El niño no parece sorprendido, ni siquiera voltea antes de hablar 

— Casi está listo papi...

El niño se congela bajo la atenta mirada de un hombre alto e imponente, Louis intenta decir algo ante la situación, pero es imposible coordinar sus palabras cuando ese niño le observa como si le preguntara silenciosamente por qué está ahí.

No es necesario que diga nada, el pequeño se adelanta a cualquiera que fuese su intención de preguntar — Tú no eres papi... — dice en un tono muy bajo, suena acusador y ligeramente amenazador. Louis se pone muy nervioso.

—¿Uh? No lo soy. — sentencia, esa es la conversación más extraña que ha tenido en todo el año, pone en un lado la vez que una vecina le pregunto si alguna vez buscó videos de vacas intentando levantarse. Ese día fue extraño, pero es más extraño tener un pequeño niño de apariencia angelical acusándolo de no ser su padre.

Es confuso.

Pero hay algo que no cuadra en toda la situación, puede ver por las fotografías en el escritorio que la oficina pertenece al señor Thomas, Louis sabe que su empleado no tiene hijos pequeños, lo que lo lleva al correcto pensamiento de que ese niño no es familiar del hombre, además de que no tienen nada en común, es fácil darse cuenta de eso.

—Papi viene pronto — responde el niño mucho más tranquilo — Mati no se mueve de aquí.

Es gracioso y adorable ver la forma en que el niño señala el piso al momento de decir la última frase, eso quiere decir que el padre del tal "Mati" se encuentra cerca, lo cual lo lleva de regreso al principio, prácticamente es de noche y es un día festivo en todo el mundo, es imposible que alguien se encuentre en el edificio.

Louis toma asiento en uno de los sillones que está justamente frente a donde el niño se encuentra parado, esos grandes ojos verdes lo observan hasta se acomoda e intenta verse cómodo en el lugar, es como si el niño estuviera a la defensiva en todo momento, Louis sigue sin entender quien deja a un niño solo en un lugar tan peligroso como una oficina.

—Creo que tu nombre es Mati... — el niño asiente con cuidado y lentitud, tiene piel pálida y lisa, las mejillas sonrojadas por la temperatura del ambiente, luce tremendamente adorable con ese ceño fruncido — Bueno Mati, mi nombre es Louis, creo que me gustaría mucho saber qué haces aquí.

Intenta con todas sus fuerzas no reír ante la respuesta del niño — Papi dice que no debo hablar con desconocidos.—

—Bueno, ya no soy un desconocido, ya sabes mi nombre y yo sé el tuyo, puedes decirme que haces aquí y donde está tu padre. — Louis intenta ser suave, claramente no es la forma más adecuada de conseguir información.

El niño niega con la cabeza repetidas veces, Louis piensa que no va a conseguir algún tipo de cooperación por parte del menor, se sorprende cuando el niño hace una mueca triste y después dice.

 — No me gusta aquí, pero me quedo porque así papi no llora más.

Eso es suficiente para saber que algo desagradable puede estarles pasando a uno de sus empleados, muy pocas veces tiene el tiempo para ver cómo marchan las cosas dentro de la empresa, algunos de los empleados no lo conocen en persona debido a todo eso, es difícil hacer tantas cosas a la vez. Louis hace una nota mental de involucrarse más en la vida de los trabajadores.

—¿Quieres decirme como se llama él? — no recibe una respuesta concreta, en su lugar recibe información algo dolorosa por parte del niño.

—Papi dice que estamos bien, él llora porque esta triste desde que no vemos a Papá Dobín y abuela Anne, siempre dice que estamos bien, luego viene señor de hojas blancas y se lleva la casa.

Eso es demasiada información, no es nada en concreto, pero puede deducir que ese hombre de hojas blancas podría ser algún prestador o trabajador del banco, en cuanto a lo demás no puede imaginarse que es lo que sucede, solo que están pasando por malos momentos y que ambos son fuertes.

Está por hacer más preguntas al niño cuando se escuchan pasos por el pasillo, se acercan lentamente hasta que se detiene en la puerta, Louis no lo conoce, basta con comparar al niño con ese chico para saber que se trata del padre. Tiene el cabello largo y rizado, es del mismo color chocolate que el de Mati, los mismos ojos verdes, el chico lleva algunas cajitas de jugo y barras de granola y chocolate en las manos.

El chico parece asustado, con la boca abierta levemente y los ojos abiertos exageradamente, es una clara expresión de temor que solo puede angustiarlo aún más.

—¿Eh hola? — intenta hacer que el joven salga de ese estado de shook en el que entró — Mi nombre es Louis, no nos conocemos, pero creo que este pequeño de aquí es tuyo ¿Me equivoco?

El niño reacciona en el momento en que su padre se mueve un poco, corre hasta sus piernas y se abraza de el con una expresión claramente afligida, tiene que admitir que ambos son como una copia de diferente tamaño del otro, todo es curiosamente de la misma forma, es inquietantemente acogedor.

Louis no puede soportar la forma en que el rostro del chico pasa del shock inicial a una expresión completamente afligida — Yo... lo lamento tanto... sé que... yo sé... — la voz del joven es agradable, lo que no es agradable es que se escuche tan congestionado y temeroso, es lindo. Louis sabe apreciar la belleza en las personas, ese chico es extremadamente lindo.

Mientras el joven de rizos sigue con el interminable tartamudeo Louis se levanta del sofá y se acerca a él con cuidado — Está bien, tranquilo. No pasa nada, yo no he dicho nada para causarte un ataque de nervios, simplemente encontré a ese pequeño y me pareció extraño, pero todo está bien.—

Logra tranquilizarlo, lo lleva al sofá con las dos mantas extendidas y lo hace que tome asiento, el niño trepa a su regazo de inmediato, es una escena muy dulce, se sienta del otro lado del sofá, observa como el rizado pone un popote en uno de los jugos y se lo ofrece a su hijo que lo toma gustoso.

Permanecen en un silencio incomodo hasta que el chico demuestra estar listo para hablar.

 — No debemos estar aquí, pero yo de verdad no tengo a donde ir, no podía quedarme en la calle con Mateo, no podía hacerle eso.—

Es muy sincero, rompe un poco el corazón de Louis, pero tiene que hacer aquí el papel de la persona no emocional.

 — Primero que nada necesito saber... ¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Harry Styles.

—¿Trabajas aquí verdad?

Asiente un poco más calmado y tranquilo, es imposible no derretirse ante la presencia de Harry, es como si un aura blanca lo cubriera por completo, como deben de verse los ángeles cuando te reciben en el paraíso. El niño comienza a cabecear de un lado a otro con claros indicios de sueño.

—Bueno, Mati me informó un poco sobre la situación que ambos están pasando y no quiero sonar grosero o algo por el estilo ¿Ustedes están bien?

Harry se sorprende por el genuino interés que muestra Louis por ellos, es como si de verdad estuviera preocupado por lo que les pasa, quiere decir que no, que todo ha estado mal por un tiempo, pero no puede hacerlo frente a su bebé, no puede permitir que escuche como se rompe su padre.

—Un poco, sí. — Es todo lo que responde, pero es lo suficiente para que Louis identifique ese tono como algo similar a "No quiero que él nos escuche" es también la forma en que Harry observa discretamente al niño con una expresión de tristeza.

Se mantienen unos minutos en silencio, las mentes de ambos trabajando constantemente para encontrar las palabras correctas, Louis habla primero 

— ¿Por qué no pediste un préstamo a la empresa?

Harry se hunde más en sí mismo, pone una expresión todavía mas afligida y Louis tiene que saber qué es lo que pasa, él parece no querer responder a la pregunta. Decide esperar, Harry se aclara la garganta un par de veces antes de responder.

 — Lo hice, yo fui esta mañana a recursos humanos para solicitar un adelanto de mi salario.

Louis retuvo en la mente la forma en que la voz de Harry se escuchó mucho más pequeña, como si tratara de olvidar lo que sucedió esa mañana, o como si no quisiera que nadie supiera en que resultó esa solicitud.

 — Tendré que revisar eso más tarde, supongo que no te fue bien.

Harry suspiró cansado, tiene que admitir que se siente extremadamente intimidado, estaba muy confiado en el momento en que entró a la oficina, pensó que sus esfuerzos habían rendido frutos y que podrían pasar la noche en la oficina, ahora tiene la sensación de que va a sr echado a la calle a la mitad de la noche por ese extremadamente guapo e imponente hombre.

Se reprime mentalmente por no concentrarse en las cosas que son importantes. No importa lo guapo y comprensivo que parece ser Louis. Lo que importa es que lo mira fijamente, con como si quisiera sacar todos sus secretos a la luz, es algo intenso e interesante que tiene que dejar pasar si no quiere terminar antes de tiempo en la intemperie.

—Fue horrible, el tipo de recursos humanos fue grosero e incluso se burló de mí, no sé si me fue mejor o peor que a la chica despedida.

Louis frunció el ceño con desagrado, no habían despedido a nadie en los últimos meses, incluso pensaba que los empleados estaban trabajando tanto tiempo debido al buen trato, sin duda alguna tiene que ver que es lo que está pasando ahí, no puede permitir injusticias en su propia empresa.

—El niño me dijo... que no tiene una casa porque un hombre se la llevó — las mejillas de Harry se colorean ligeramente de color carmín, él hubiera querido no tener que admitir eso en voz alta, no le gusta la sensación de que las personas le ayudan con algo por lastima, siempre ha sido de las personas que luchan y trabajan duro por lo que quieren.

No tiene caso que lo niegue, es más que obvio que planeaban dormir en el lugar. No puede imaginar una situación más incómoda y triste que esa, no sabe si va a soportar mucho haciendo el papel de persona fuerte.

 — Si, tenía una hipoteca sin pagar de la que no teníamos idea. Realmente no sé por qué sigue aquí ¿Esta bien si nos vamos y no volvemos a este lugar?

Louis se siente triste y conmovido, Harry quiere irse de ahí lo más rápido posible, el castaño piensa que podría ser porque cree que puede delatarlo, claramente no sabe que está frente al dueño de la empresa, no va a decírselo. Si se atreve a mencionar algo de eso está seguro de que va a salir corriendo por el miedo a ser despedido.

—Estoy aquí porque ustedes no tienen en donde pasar la noche y casualmente yo tengo una casa algo grande para mí, ambos podrían venir conmigo y comer algo de pizza en un lugar seguro y cómodo — bien, Louis sabe que posiblemente suena como un psicópata en busca de presas o algo así de raro, se golpea mentalmente por no pensar las cosas antes de decirlas.

Harry duda, es demasiado bueno para ser verdad. No puede creer que después de leer tantas novelas y cuentos de hadas le pasen esas cosas. Baja la mirada al pequeño cuerpo que se acurruca en su regazo, tiene que pensar en que también se trata de Mateo, de que el niño no puede continuar pasando por cosas así.

Piensa más allá, todo indica que tiene que rechazar la propuesta, él podría decir que no, pero también podría decir que sí, sabe que está bien demostrar cuando ya no puedes cargar con todo el peso, que también es válido detenerte a llorar en el camino, tiene la sensación de que todo se encuentra bien si dice que sí.

Entonces Harry asiente. — Nos harías un gran favor si nos permites pasar la noche en tu casa — un tenue color carmín se expande por ambas mejillas, los ojos brillándole por el reflejo de las lámparas y sin ningún rastro de duda.

Louis no puede creerlo, Harry aceptó. Se levanta a un ritmo normal del sofá, es en ese momento que se permite ver todo a su alrededor, hay dos maletas junto a los sillones, una se encuentra abierta, supone que ahí se encontraban las mantas con anterioridad.

—¿Vamos? — No espera a que Harry le diga nada, se acerca y lleva una de las maletas hasta la puerta — Tú solo lleva a Mati, yo me encargo de llevar sus cosas — puede ver claramente que Harry intenta protestar, no le da tiempo de hacerlo.

En cuestión de minutos se encuentran caminando uno al lado del otro en dirección al elevador que funciona por arte de magia, hasta cierto punto Louis agradece que no funcionara el botón del primer piso, de haber funcionado no habría podido conocer a esa pequeña, pero hermosa familia.

No puede evitar sonreír de lado, Harry camina por delante mientras salen del edificio, el pequeño niño intenta mantener abiertos sus ojitos, no puede hacerlo por mucho tiempo. Afuera ya está esperándolo su elegante camaro negro, mete las maletas en los asientos de atrás y procede a abrirle la puerta a Harry, lo ayuda a ponerse el cinturón con Mateo colgándole del cuello.

El trayecto hasta la pizzería es callado, el bebé duerme tranquilamente arropado con los brazos de su padre, Louis puede incluso sentir lo unidos que son, le pide a Harry que espere en el auto por un momento, ninguno quiere despertar de sus dulces sueños a Mati.

Junto a la pizzería hay algunos locales de juguetes y ropa, Louis piensa que sería lindo si al despertar el niño y Harry encuentran obsequios debajo del árbol. Posiblemente está siendo completamente raro con sus acciones, pero quiere darles algo de felicidad por algunos días.

Cuando llegan a la casa, Harry se muestra curioso observa todo con detenimiento, hay elegantes fotos de una gran familia colgando en las paredes, es muy espacioso, pero a pesar de eso se siente acogedor. Louis entra después de él con las maletas y bolsas de compra, no tiene ningún problema con hacer las cosas él mismo.

Lleva a Harry a la habitación de invitados, despiertan a Mateo para cenar, es agradable, ninguno puede negar que se siente bien en compañía del otro, es como si encontraran eso que hace falta en la vida.

Se sientan a ver una película para niños, en la primera media hora se dan cuenta de que Mateo se quedó dormido con los piecitos sobre las piernas del castaño y la cabecita sobre el regazo de su padre. La noche continúa tranquila hablan de todas las cosas que se les pueden ocurrir, hay un momento en que Harry se rompe y termina sollozando mientras cuenta una historia navideña en compañía de sus padres.

—Nosotros solíamos ver algunas películas de comedia navideña antes de la cena, era algo así como una tradición — deja escapar un sollozo bajo, hay algo en el castaño que lo obliga a tener confianza, es como si tuviera muy claro que puede hablar de cualquier tema que le cause dolor.

Es normal que Harry se sienta mejor después de contarle a Louis todas las razones por las que terminaron pensando en dormir en la oficina, es reconfortante expresar todo lo que se guardó por tanto tiempo.

Tiene que admitir que ser consolado por alguien como Louis es interesante, termina llorando un poco más fuerte. Una palma cálida le recorre la longitud de la espalda, se trata de una caricia suave que va de arriba abajo y de vez en cuando ofrece movimientos circulares sobre los omoplatos. Es lo que necesitaba.

—Puedo apostar a que intentaste narrarlo de una forma más agradable, no es necesario conmigo Harry. Está bien si quieres llorar y estar fuera de todo por algún tiempo. Entiendo que no es mucho, pero no me gusta la idea de ustedes dos — Louis hace una pausa corta para observar al pequeño que duerme como si esa posición fuese la más adecuada, después observa los brillantes orbes de Harry, traga saliva audiblemente — Me duele la idea de ustedes dos siendo tan buenas personas, teniendo que pasar por esto sin ayuda.

Por alguna extraña razón Harry siente diferente esta vez, no hay lastima y compasión en la voz del castaño, esos ojos azules tan penetrantes irradian rabia e impotencia. Es la primera vez que siente que alguien lo ve de forma diferente.

—Eres muy lindo Harry, pero no puedes dejar que las situaciones pasen sobre ti.

Permanecen en silencio por algunos segundos, solo es hasta que Louis toma el valor suficiente para llevar una de las manos hasta las de Harry que se retuercen como si buscaran la forma de hacer un nudo con los largos dedos. La acción de Louis provoca que Harry se detenga, el rizado observa con interés la forma en que ambas manos se juntan, palma con palma.

Enfoca nuevamente los orbes contrarios, es algo extraño que o le deja apartar la mirada, Louis sonríe lo más grande que puede, con arruguitas en los costados de los ojos dientes perfectamente blancos a la luz. Harry se pierde, por un momento, sonríe de la misma forma, con la única diferencia de los dos perfectos hoyuelos que se forman en sus mejillas.

La expresión de Harry decae, tiene esa sensación en la base del estómago que solo puede significar una cosa, siente atracción por Louis, puede ser demasiado pronto, se acaban de conocer. No lo piensa demasiado de todas formas.

Se inclina lo suficiente como para hacer lo que quiere, sorprende a Louis en el momento en que deposita un beso suave en la comisura derecha de los delgados labios. Espera un rechazo o alguna mueca de desagrado, lo que recibe en cambio logra derretirle el corazón por completo.

El castaño está muy sorprendido, pero aun observa a Harry con esa hermosa sonrisa. El rizado no tiene la más mínima idea sobre la vida de Louis, no sabe si tiene alguna pareja o un compromiso, no sabe si lo que hiso está mal o si tiene que escapar a otro país antes de que Louis salga de ese trance que tiene pinta de ser agradable.

Cualquiera al que le preguntes puede decir que amar a alguien es complicado, que el amor significa corazones rotos y lágrimas de dolor. Justo en este momento Louis sabe que el amor no es así, sobre todo porque entiende que el amor es fácil, de temperatura agradable y palabras suaves, es apoyo. Él sabe que puede amar a esos dos. Sabe que va a hacerlo de la forma más bonita posible y que nadie va a detenerlo.

Quiere ser ese nuevo miembro que se integre a la familia solo para traer felicidad, quiere ver siempre a Mateo y Harry disfrutando de las cosas, no sufriendo y no llorando, quiere tener con ellos todo eso que tuvo de niño gracias a su familia.

Permanecen juntos en el sofá, lo suficientemente cerca para sentir el calor corporal del otro, Harry es agradable y lindo, tiene un montón de las cosas que le gustan a Louis, el castaño no quiere que se vayan, quiere que ambos se queden.

Por un momento piensa que acurrucarse es muy íntimo, que debería pedir permiso para hacerlo, pero es Harry quien da el primer paso, el sofá es grande, tan grande para poder hacer un inesperado lio de extremidades pequeñas y grandes.

Se duermen con la sensación de un nuevo inicio, una etapa que sin duda alguna va a ser buena. Louis despierta a la mañana siguiente con un rostro aniñado observándolo fijamente, el olor a café se extiende por toda la sala y se abre un diminuto hueco en el interior de su estómago, tiene mucha hambre.

—Buenos días señor Louis, papi fue a traer desayuno. — dice Mateo con voz seria y sin rastro de burla. Es así como Louis quiere vivir los días que le restan de vida.

Le gustó abrir regalos en la mañana y pedir el desayuno a domicilio, le gusta esa sensación de familiaridad que envuelve la casa con los pequeños piecitos de Mateo corriendo por toda la casa. Es cuando Harry menciona apenado que tiene que irse, es ahí cuando Louis toma una decisión.

—No quiero que se vayan, pueden quedarse aquí el tiempo necesario, puede ser mientras encuentran otro lugar —ofrece, la cara de Harry puede romperse debido a la hermosa sonrisa que le da y Mati grita de emoción, eso confirma que tomó la decisión correcta.

Terminan conociéndose mejor que a nadie en el mundo, envueltos en romance y esa felicidad que los tres buscaron por largos meses.

Harry termina molesto al darse cuenta que Louis es el dueño de la empresa para la que trabaja, pero eso no evita que se queden más de lo pensado, tampoco evita que desarrolle sentimientos por Louis o que Mateo comience a llamar 'papi' al castaño, pero lo más importante es que no es un problema al dar el sí frente a un juez años después.

FIN















Espero les hata gustado mucho. Todos los halagos y creditos a ThegirlLarrieandSterek en Ao3 

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