o n l y
Jisoo ya ni sabía por qué había aceptado aquello.
No creía que terminaría ella siendo la que estaba atada de manos con las estúpidas esposas con tela esponjosa que le había regalado a Roseanne, desnuda en la cama, temblando ligeramente mientras la rubia menor seguía vestida más cómoda, con unas bragas y una remera holgada.
Al principio le había dado gracia, y lo había aceptado pensando que era una broma, o que las cosas acabarían distintas.
No sé imaginó que Rosé hablaba totalmente en serio cuando dijo que, de regalo de cumpleaños, quería ser la activa.
‹‹¿Por qué una pasiva querría ser la activa?››, preguntó en cuanto escuchó aquel deseo.
‹‹Porque nadie es del todo pasivo. Y porque toda pasiva sueña con romperle el clítoris a su activa››, respondió, y recordaba el guiño que le había dedicado, con una gran sonrisa.
Vió a Rosé, con su sonrisa casi maliciosa sacar uno tras otro, los juguetes que ‹‹usaría en ella››, aunque la mayor sabía que probablemente sólo era una fachada.
Roseanne era igual a ella en ese sentido, creía que los juguetes en cierto modo eran sólo adornos, para un buen sexo no necesitabas ninguno, la menor intentaba intimidarla de alguna manera.
—¿Tan chiquita la tienes que vas a usar un arnes? —preguntó la azabache, con una sonrisa burlona.
—Sabes que no tenga verga, Jisoo. —respondió la mayor con tranquilidad.
—Sólo por si acaso, me la tienes que meter en la vagina. —dijo la mayor, ganándose una mirada algo molesta por parte de Rosé.
La chica había entendido perfectamente la ofensa acerca de que no sabía hacer de activa, al punto que no tenía idea de dónde meter un dildo.
—Como si no te gustara. —murmuró, su voz sonó más insegura de la que hubiera querido, haciendo que una risa se escuchara de los labios de Jisoo.
—Me gusta complacer a mi pareja, Rosie —replicó—. Y por eso estamos haciendo esto.
Rosé pareció hartarse, subió a la cama para tomar la cintura de Jisoo con sus manos, tirando el cuerpo de la mayor contra las sábanas y uniendo sus labios con brusquedad, entró a la boca de la azabache con su lengua, antes de que la otra pudiera hacer lo mismo con ella, porque tenía muy claro que Jisoo no se dejaría dominar tan fácil.
La besó por largos minutos, sin dejarle tiempo a recobrar el aire, haciendo que Jisoo se arrepintiera de tener los pulmones de fumadora que cargaba, y maldiciendo a Rosé por nunca haber fumado en su vida.
La falta de oxígeno la obligó a dejar que Rosé consumiera todo de sus labios, y cuando sintió sus pulmones rogar por aire, la rubia se detuvo, separándose de ella, y atrapando su labio inferior entre sus dientes, tirando de este, aunque eso no evitó que Jisoo respirara de forma agitada.
—En cuatro, pequeña —murmuró Rosé, su voz sonó en un tono grave que pocas veces Jisoo había escuchado—. Con tu cabeza para los pies de la cama, por favor. —añadió al ver que la mayor estaba dispuesta a sólo girarse en su lugar.
Jisoo aún intentaba recobrar el aliento, pero eso no impidió que soltara un suspiro de fastidio, sabia que Rosé la quería en esa posición para vengarse de todas las veces que la follo con un arnés, así que gateando como pudo (debido a sus manos esposadas) fue hacia donde Roseanne le había indicado, sin saber a qué se debía ese lugar específico.
Vió a Roseanne tomar algo del montón de sus juguetes, pero no pudo distinguir qué era específicamente, sólo supo que era algo que la menor le metería en el culo.
Rosé ni siquiera le preguntó cuando acercó sus dedos a su ano.
Automáticamente quiso apartarse con ese primer tacto, pero la mayor tomó sus caderas antes de irse muy lejos, volviéndola a acomodar en su lugar, y alzando aún más su trasero, haciendo que su pecho estuviera pegado a las sábanas y su cabeza estuviera bastante cerca del final del colchón.
Jisoo soltó un pequeño grito por la brusquedad.
Rosé rió un poco.
—Si serás terca. —murmuró la menor, dejó de lado el juguete un momento para comenzar de otra forma menos brusca.
Rosé comenzó a acariciar la entrepierna de la mayor con una de sus manos, la otra aún la tomaba de un lado de su cadera, comenzó a subir y bajar sus dedos sobre sus labios vaginales, quien no le dió mucha importancia, nada muy diferente a una paja que ella había tenido muchas veces (y debía admitir que mejores que aquello).
Su cuerpo se sacudió y el aire escapó de sus labios cuando sintió la húmeda lengua de Rosé pasar desde su zona perianal hasta su clítoris, en una sensación que nunca había experimentado, pero muchas veces la había echo.
Rosé se mantuvo entre las nalgas de Jisoo, con su lengua jugando en toda la bolita de nervios de la mayor, mientras sentía como la azabache comenzaba a sentirse a gusto con eso, y por ‹‹sentir›› hablaba de que la vagina de Jisoo comenzaba a palpitar entre sus dedos.
Cuando se apartó, la pregunta de qué haría después surgió en la mente de Jisoo, pero hasta para su sorpresa, había sido con una intención de que siguiera.
No podía creer que esa pasividad sobre su persona le estaba gustando.
La lengua de Rosé fue reemplazada por algo más duro, que de alguna forma le incomodó incluso en los primeros centímetros que se introdujeron en ella.
—Shhh, si te tensas será peor. —murmuró Rosé, su voz sonaba encantadora, sus pequeños dedos fueron hacia el ano de Jisoo y jugaron con el orificio, al mismo tiempo en que su otra mano continuaba introduciendo aquel desconocido aparato hacia el interior de la mayor.
Jisoo respiraba pesadamente, apretando las sábanas entre sus pálidos dedos con cada movimiento que Rosé hizo, cada vaivén de aquel elemento, hasta que estuvo acostumbrada.
—¿Lista? —preguntó, Jisoo no entendió para qué.
Escuchó un pequeño y casi silencioso ‹‹click›› que comenzó un montón de sensaciones que desconocía, las vibraciones dominaban completamente sus paredes vaginales, enviaba un cosquilleo hacia su clítoris, y hacia que su abdomen se contrajera en extraños espasmos que no eran del todo voluntarios.
Comprendió que era un vibrador, y también que Rosé lo había puesto en máxima potencia.
—Ahh~-... Mmg-... —Jisoo gimió, comenzó a temblar fuerte, y sentía su vagina comenzar a chorrear, todo por esa nueva experiencia.
Cerró los ojos con fuerza un momento, cuando sintió que tomaban su mentón y elevaban su rostro, se encontró a Rosé frente a ella, la mas alta estaba parada frente a los pies de la cama, ahora completamente desnuda, con una notoria humedad entre sus labios bajos, a centímetros del rostro de Jisoo.
—Di ‹‹a››. —dijo, con algo de burla y una característica sonrisa que Jisoo notó aún desde su posición, muy abajo a comparación de la menor.
Jisoo apenas abrió sus labios cuando Rosé prácticamente metió la cabeza de la menor entre sus piernas, haciendo que su vagina entrara en la cálida y húmeda cavidad bucal de la contraria.
Apenas fueron unos pocos movimientos por parte de Jisoo, Rosé controlaba su cuerpo y todo lo que este entraba en la boca de la mayor, lo único que hizo Jisoo por su voluntad fue erguirse un poco, cosa que la hizo gemir al mover el vibrador en su interior, para apoyar una mano en la cadera de Rosé, para más estabilidad, por más que no podía acomodar la otra en el otro lado.
Rosé afinco el agarre en la cabeza de Jisoo, metiéndola en su totalidad su clítoris en la boca de Jisoo, haciendo que los gemidos de la pelinegra quedarán ahogados.
Se retiró un segundo, dejando que Jusoo respirara con cierta desesperación para volver a hacer lo mismo, repetidas veces.
Pequeñas lágrimas surgían de los ojos ojos de Jisoo, quien por más que se agitaba por la falta de de aire, y cada tanto sufría de arcadas, no se detuvo, y tampoco pidió que parara.
Rosé penetró con ganas su boca una cuántas veces, hasta dejar su clítoris completamente adentro, llegando hasta la garganta de Jisoo y quedándose allí, cerró los ojos y sonrió por los espasmos de las arcadas contra su entrepierna, apenas fueron un par de segundos, la mayor clavó sus uñas en la ligera capa de grasa de las caderas de la menor, y esta salió completamente de su boca.
Jisoo respiraba agitada, unas arcadas más la obligaron a asomar su cabeza desde el borde de la cama, aunque no vomitó nada, y sólo eran residuales de la presencia de la vagina de Rosé ahogándola.
Las lágrimas mojaban sus mejillas, y temblaba, la sensación de la intromisión en su culo seguía allí, y su vagina ya había comenzado a enrojecer, indicando lo maltratada que estaba.
Para su sorpresa, estaba más que bien.
Aún así, mientras recobraba el aire, Rosé se inclinó hacia ella, sosteniendo su rostro con suavidad y dejando un tierno beso en su mejilla que le revolvió el estómago de algún modo, sus preocupados ojos la miraron.
—¿Estás bien?
Jisoo sonrió ligeramente, asintió, sin poder hablar aún del todo bien, prefirió no hacerlo.
—Ahora dejémonos de juegos. —murmuró la rubia, dejó su rostro para ir hacia su retaguardia, apagando el vibrador y retirándolo de la vagina de Jisoo sin cuidados, haciendo que gemidos escaparan de los labios de la pálida por el vacío.
Jisoo fue volteada por Roseanne sin problemas, quedando con su espalda sobre las sábanas y mirando el techo unos minutos, hasta que la menor apareció en su vista, algo embobada por tener a Rosé sobre ella, se sorprendió al encontrarse en un beso pasional con la menor, no tan brusco como el del principio, y dándole más tiempo a respirar con tranquilidad.
En el beso, Rosé se acomodó entre las piernas de Jisoo, llevando las delgadas y pálidas extremidades inferiores a rodear su cadera.
Su mano recorrió el torso de la mayor, amasando sus senos, pellizcando sus pezones, haciendo que jadeos escaparan de la pelinegra, recorrió una de sus nalgas y su muslo, hasta dejar de tocar a la otra para tomar el pene de plástico unido al arnés, y acomodarlo en la entrada, dilatada aún por el vibrador, pero muy sensible, así que se acomodó de a poco hacia su interior.
Jisoo, sorprendida de no haber notado cuando la menor se coloco aquel juguete, se quejó, gimiendo con algo de dolor, sintiendo a Rosé ocupar más de lo que creía dentro de sus paredes vaginales, la rubia cortó el beso, yendo hacia sus pequeños senos, besando uno primero, para después desplazarse hacia el otro, todo antes de lamer y succionar sus pezones, lo que sabía que dejaría marcas, escuchando cada sonido que surgía de los hinchados y rojizos labios de la mayor.
Aún completamente dentro de Jisoo, se movió igual de lento, retirándose apenas un poco para entrar con el mismo cuidado, escuchando la respiración de su menor agitarse.
—Rosie~ —murmuró Jisoo, se sorprendió de decir su apodo con tanto cariño—. M-Más.
Rosé rió un poco.
—Se vé que te gusta duro, Jisoo. —comentó, recordando cómo ella siempre decía que ‹‹daba duro›› y no esperaba que también fuera que le ‹‹dieran duro››.
Se retiró apenas unos centímetros antes de entrar en ella con más fuerza, escuchando un quejido, dió otras cuántas embestidas más de la misma forma hasta que los gemidos se escucharon placenteros, comenzó a dar más duro y entrando cada vez más en ella.
Notó cuando Jisoo llegó a una nota más alta, que estaba golpeando su punto g, vio como rozaba en la punta del miembro de plástico en cuanto noto aquel cambio en sus gemidos.
Se apartó del cuerpo de Jisoo, tomando sus piernas para colocarlas hacia arriba, estiradas, y con las rodillas de la mayor a la altura de sus hombros, embistió más profundamente, viendo a Jisoo estirarse y retorcerse con placer debajo de ella.
Sonrió, encantada de lograr eso.
Perdida en esa imagen de Jisoo disfrutando de todo aquello, se sorprendió un poco cuando la mayor acabó, manchando el arnés con un squirt, aceleró sus penetraciones hasta que un momento después, se sintió terminar dentro del aparato, todo debido a la bala vibradora que esta aseguraba en su propia intimidad.
Ambas se acompañaron en recobrar al aire, perladas en sudor y aún con las sensaciones del cambio de roles.
En el caso de Rosé, ella sí había estado como activa antes; probando diferentes formas de tener sexo, aunque nada de eso con Jisoo.
En caso de Jisoo, era su primera vez como pasiva, y no podía evitar pensar que había sido ‹‹menos horrible de lo que creía››.
Fueron varios minutos de silencio, donde Rosé salió de la mayor, se quito las correas del arnés y se acomodó a su lado, pasando un brazo sobre su pecho en un extraño gesto de cariño, hasta que pudieron respirar con normalidad y Rosé soltó una carcajada.
—Ahora de qué te ríes. —masculló Jisoo, su tono sonó cansado, de su rostro no se podía borrar la sonrisa.
—De que esto fué sólo el comienzo.
adaptación, historia original de Junchi95. y también créditos a imrosesbf por su versión lésbica (t amo vida <3).
voten pajerxs uwu.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro