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A Keith le despertó la luz del sol contra su cara y su pelo resudado y algo rígido. Se intentó mover, pero no pudo. Tenía encima a Lance, con los boxers ya subidos y la boca abierta. Vaya imagen. Le acarició el pelo mientra miraba la ventana. Bueno, las ventanas.
Dentro hacia calor: bajó la ventanilla a tope y miró el parabrisas como pudo. Ninguna multa. Menos mal.
Fuera hacia frío. Volvió a subir la ventanilla.
Dejó un suspiró pesado en el aire y miró al chico. Que mono. Y pensar que hacía horas le había follado el culo como pocos conseguían hacerlo.
-Eh... eh Lance... -susurró. El mencionado se removió sobre él. -Lance, arriba. Estamos en el coche. Y tú encima de mi y de mi pene. -el cubano se removió y con sus ojos cerrados se incorporó. Bostezó en voz alta y se rascó los ojos. Keith sonrió al ver tal escenita. Se miró la entrepierna. Dura. Mierda. -¿Se puede mear fuera?
-¿Eso es motivo para mear? -Keith rió y asintió.
-Conozco mi pene después de una noche de pasión. -alzó sus cejas y salió del coche. Una vez fuera se dió cuenta de que si, que estaba desierto. Y de que allí arriba hacia frío.
Meó quejándose del frío y volvió al coche. Observó como Lance se había quedado frito contra el cristal de su ventana.
-¡Eh, espabila pichalarga! - Lance rebotó en su asiento y chasqueó su lengua. Se rascó los ojos y miró el culo de Keith buscar su pantalón. Y lo apretó. -Si vas a apretarlo promete una continuación.
-Keith, te follaria contra el otro asiento. -sonrió y se mordió el labio. Continuó con su pantalón. -Pero no se que hora es.
-Las tres y media de la tarde. Con suerte llego al local.
-¿Pero hoy curras? -dijo sorprendido y algo más despierto. Buscó su ropa por el suelo de los asientos. Keith alzó los hombros.
-Me da igual. Tampoco se tatua mucha gente en media hora. -dijo divertido. Se miró, y luego le miró. Negó. -Te diría de echar uno pero... es abusar. Prefiero dejarte asi, calentito. -Lance suspiró y se rascó básicamente los huevos. Recogió los preservativos y los guardó en su caja. -Oye, ¿y tú, no curras?
-Curraba hasta hace dos semanas. Pero se me acabó el chollo.
-¿De que era?
-Cajero. -Keith se rió en una pedorreta. -Vete a la mierda cabrón. - Lance le dió una patada en el muslo, Keith siguió riéndose. Se limpió una lagrimita y se subió el pantalón.
-Ay, es genial. -murmuró. - Es broma, es broma. -le miró la entrepierna. -¿No se te pone dura por las mañanas? -murmuró poniendose la camiseta de manga corta. Si, manga corta a 13 grados. Pero ya tenía alguien para darle calorcito.
-No. Bueno, si, pero no se. Ahora no.
-Te la rompiste ayer o algo. Eso que tienes por polla es un monstruo.
-Exagerado. -le miró de reojo el paquete, y Keith le pilló.
-Ya me la verás bien, ya. - Lance se echó a reír y se puso su camiseta. Keith apreció como su columna vertebral se marcaba, vértebra a vértebra. Ojalá dejarla llena de arañazos, pensó.
Vaya cachondeo que llevaban.
Lance empezó a conducir hacia el local de Keith. Y le sonó el móvil.
-¿Si?
-Cinco llamadas pérdidas Keith. Cinco. -era Shiro.
-No me ha sonado el movil.
-Ni la alarma por lo que parece. -se notaba molesto en la otra línea.
-No, no me ha sonado. Lo siento. Que voy para allá. Revisale a tu cita venga. Adiós. -y colgó. Soltó un bufido y Lance le miró de reojo.
-Agobio.
-Si. No puedo respirar tranquilo. -se acomodó en el coche del chico. Lance sonreía mientras conducía.
-¿Quieres que vaya y me tatues? -Keith le miró confuso. -Me refiero: si voy y tu me tatuas ganas pasta, y tu jefe no Te echa más bronca. -Keith alzó los hombros. -¿Te mola la idea?
-Si. Sólo quiero que me digas que quieres que te tatue.
-Lo vamos viendo allí. -a Lance le rugió el estómago. -Joder.
-Para por ahí y pillamos algo. No seas imbécil.
- Que no. Que aguanto. Dame un piti y ya. -Keith sacó uno y se lo encendió en sus mismos labios. Sonrió y espero a que le diera varias caladas. Lance se lo pasó sin la necesidad de oir un comparte.
-Sabes, te veía cara de hetero. ¿O acaso lo eres?
-No me considero hetero. -dijo alzando los hombros.
-¿Heterocurioso, heteromorboso?
-Heteropolla. -dijo riendo. -Me considero Lance. Un tío que si quiere se duerme en pelotas y si quiere se folla a uno en su coche y duerme con el en bolas. Que si quiere escucha una canción de reggaeton y si quiere se pone nostálgico con rock.
-La canción con la que follamos no estaba nada mal. -dijo sonriendo. -¿ No te gusta eso del silencio teniendo sexo?
-No demasiado.
-¿Malas pasadas?
-Si. -dijo con una sonrisa.
-Niño de mamá. -dijo cruzando sus brazos con una sonrisa. Soltó el humo del cigarro y le pasó este a Lance. Lo aceptó de buena gana, como siempre. Le miró de reojo.
- Que miras.
-No, nada nada. -estaba grabando a fuego lento como su mandíbula se remarcaba, como se perfilaba perfectamente. Keith vió el local a la lejanía. -Frena, frena aquí. -y le hizo caso. -Como recompensa de darme sexo y donde dormir te pillo algo de comer y te espero dentro del local en 10 minutos. Tengo cerveza. -y junto un guiño de ojo cerró la puerta y corrió hacía una tienda.
Entró y desapareció de la vista de Lance.
Si, le miró el culo mientras corría. Que culito prieto. Un culito prieto que había estado en sus manos y se lo había tirado.
Estaba sonriendo como un tonto. Suspiró y pensó varias veces lo que había dicho: que se tatuaba. ¿Pero el qué? Y se acordó de ese animalito. Era perfecto. Dio una última calada, tiró el cigarro y buscó sitio donde aparcar.
Keith volvió al local con una bolsa pequeña de comida.
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