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🌹45🌹

[Alerta smut.]

Lance terminó hablando con Shiro en el salon, en la mesa del salón.

-No. -murmuró Lance sonriendo. Shiro asintió.

-Si. Me equivoque en un tatuaje. El caso... -bebió de su vaso y rió de forma varonil. -... tuve que pagarle una sesión de borrar tatuaje a láser al chico. Luego quedamos bien y tal, pero fue una movida en su momento.

-Normal. -dijo Lance sonriendo. Miró el suelo y luego a Shiro. -Oye, Allura y tú... -Shiro asintió. -¿Estáis...? -negó con el ceño fruncido.

-Que va. Sólo es una clienta: le tatuo y me paga. Sólo eso. -murmuró. Lance se quedó más tranquilo. Más o menos... -¿De que conoces a Allura? - Lance sonrió y suspiró.

-Es mi ex. -sus ojos se llenaron de lágrimas muy lentamente. Sonrió y suspiró.

-Lo siento. -acarició su brazo. Negó.

-Esta todo bien. Ahora voy a mi bola. -no se lo creyó ni él. Shiro suspiró.

-¿Eres hetero? -negó.

-Bisexual.

-Y... ¿has probado con chicos? -Shiro simplemente curioseaba. Aquel chico le llamó la atención desde el primer día que pisó el local. Lance sintió un rubor y un calor chocar contra su piel. Le palpitaban las mejillas.

-Si. Creo... que todo. -murmuró avergonzado. - un pequeño silencio.

-Yo soy gay, si te sirve de consuelo. -un pequeño silencio. Y Lance miró de reojo a Shiro.
Sólo les bastó unas miradas para saber que necesitaban ambos.

Acabaron en el cuarto del coreano: Lance quitando la camiseta a Shiro, Shiro desabrochando sus pantalones.

No pienses en nada Lance, en nada, se decía a sí mismo. Cerró sus ojos y trago saliva. Sintió la boca de Shiro recorrer su cuello. Sus labios se deslizaron por su largura. Lance soltó un suspiro gustoso al sentir su lengua rellenar el recorrido húmedo.
El coreano le acomodó en el colchón: ahora estaba tumbado, bocarriba. Abrazó su cuello.
Shiro le besó varias veces, y eso revolvía el estómago de Lance. Le hacía sentir mal. Tanto que tuvo que decírselo.

-No me beses. -susurró contra su boca.

-¿Ni un poco? -negó. -Vale. -murmuró con la respiración desordenada.
Abrazó su cuello al sentir como mordia su piel. Que no dejé marca, pensó.

Sus dedos ahora recorrían la goma del boxer. Los iba a bajar. A Lance le temblaban las manos.

-Tranquilo. -susurró. A Lance se le puso la piel de gallina. Cerró sus ojos.
Era Keith.
Jugó a imaginarse que era Keith:
Ahora Keith acaba bajándole los boxers. Keith le deja la ropa interior por los tobillos, aunque no tarda nada en tirarlos lejos de él. Keith comenzaría a bajar los besos por su pecho. Se encuentra con el piercing que le había hecho. Lo lame lentamente y en su boca llega el sabor a metal. Lance gime en voz baja. Keith sonríe, o lo imagina al menos por sus dientes.
Keith, después de un ratito, empezaría a dilatar su entrada con dos dedos. Lance tendría el ceño fruncido y se mordería el labio de molestia y "dolor".
Shiro... digo Keith. Es Keith. Lance sabe que es Keith.
Keith alza sus piernas y las coloca a los lados de sus caderas. Entra en él y Lance gime. Se abraza a su cuello. Tiene otro aroma, pero no pasa nada. Sigue siendo él. Claro que si, es Keith.
Keith empieza a moverse. No se mueve como siempre, es más rudo. Rudo no en el sentido que tanto le gusta, de azotar o morder. No no, rudo incómodo. Pero da igual, es Keith.
Lance alza suavemente la cabeza. Keith mira sus labios y se muerde los suyos. Abre suavemente su boca, intentando seguir sus gemidos. No puede, Lance gime demasiado y en voz baja.
Cuando Lance abre un ojo se encuentra la frente húmeda de Shiro contra la suya, una mano en la pared y otra en sus caderas.
Lance dirigió su mano a su boca. Empezó a gemir en voz baja de forma grave. Shiro tan sólo gruñía. Soltaba su respiración contra su mano.
Sentía sus piernas flaquear. Sentía su vientre crear un calor que conoció gracias a Keith.
Cerró sus ojos a imaginó que esas últimas embestidas eran suyas.
Con su otra mano de aferró a su piel, a su cuello. Pasó su mano por si cabello. Keith ahora parecía tener el pelo rapado.

-Ke... ith... -gimió en voz baja, con la mano en su boca. Y en varios gemidos seguidos se corrió. Shiro más de lo mismo, aunque tardó varias estocadas más.
El mayor se recostó al lado de Lance. La miró de reojo.

-¿Quieres quedarte a dormir? - Lance recordó que el polvo se lo había echado el chico intimidante del local de tatuajes. El joven que la había robado el corazón no, el otro, el que le había robado un polvo. Lance no tuvo que otra que asentir.

Durmió en boxers.
Ambos lo hicieron.
Era tarde: las 2 de la mañana.
Lance se levantó en silencio. Buscó por el salón su caja de tabaco y tras encontrarlo, cogió un cigarro. Salió al balcón y se sentó en una silla. Miró el cielo.
Parecían los ojos de Keith.
Hablando de ojos, los suyos se volvieron a inundar. Cogió aire de forma profunda. Dió una calada a su cigarro y tiró el humo. Miró su móvil.
Ni una sola llamada más. Era imbécil.

Eran imbéciles.

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