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🌹40🌹

[Alerta smut.]

Lance ató las muñecas de Keith como sabía. El coreano trató de mover sus muñecas, trató de zafarse del agarre. Obvio que no lo consiguó. Se le da bien, pensó Keith.
Lance se alejó unos centimetros, y la sangre le bajó a una sola zona. Una zona que, por desgracia o no, despertó visiblemente.

-¿Te mola lo que ves? -Keith susurró con una sonrisa en los labios.

-Buah... tío esto es muy porno.

-Cállate y dale joder, se nos va a hacer tarde. -Lance sonrió y se abalanzó sobre Keith. El azabache habría deseado pasar sus manos por su cabello, y a Lance le habría encantado sentirlas.
Pero le tenía inmovilizado, con la cabeza estirada y los labios entreabiertos.
Sentir sus dientes no ayudó en nada, al contrario, soltó un suave suspiro que encendió aún más a Lance.
Aún entre sus piernas, Lance bajó finalmente sus boxers. Y después los suyos propios.

Que tentador. Que imagen.
Ahora Keith tenía el cuello coloreado por chupetones, mordidas y algún rastro de saliva.
Ahora Lance estaba jugando con la zona de Keith, con sus dedos. Keith soltaba suaves jadeos, con sus ojos entrecerrados, mirándose su misma polla. Lance en cambio se mordía el labio, mirando como su cuerpo reaccionaba a cada roce.

-Lance... -lloriqueó. -el coreano pasó sus dedos por una de las barras del cabezal.

-¿Si? -susurró frente a su cara. Ahora las caricias de los dedos se volvieron el inicio de una paja. Y Keith gimió contra su boca.

-Joder Lance... déjate de mariconadas... -apretó el agarre de piernas en sus caderas. Si pudiera le cogería de la nuca, le comería la boca y le obligaría a hacerle gemir. Pero no, estaba "esposado, a la cama. Ahora se tendría que comprar unas esposas...

-¿Que quieres? -murmuró sonriendo.

-Un puto polvo. Haz que la cama te funda al suelo por dios. Haz que te oiga hasta el garaje. -murmuró contra su boca. Lance fundió su boca con la ajena y le concedió tal deseo.
Se bajó su boxer y acercó su sexo a su entrada.
Con un poco de lubricante y un corto "masaje" en su entrada, entró en él y le robó un gemido gustoso a Keith. Alzó su cabeza y mordió su labio junto una sonrisa.
-Si... -susurró.

Y empezó el vaivén.
Lance sujetó al chico por sus muslos. Empezó a entrar y salir. Los sonidos de dicho actos empezaron a reinar con rudeza y salvajismo. Keith se aferró a la corbata que ataba sus muñecas.
Lance apreció la carita de placer de Keith. Sus ojos estaban cerrados y sus labios mostraban una sonrisa gustosa y ninfómana. Eso llenó su cuerpo de más ganas de follarlo.

Ahora Lance tenía una mano en la pared y otra en su glúteo.
Sus caderas se movía de forma ruda, y eso lo comenzaba a notar Keith.
Lance se tragaba los gemidos como si fuesen agua. Y Keith no quería eso.

-Lance... -empezó a aullar su nombre entre calor y ganas de más. -Lance... -apretó el agarre y consiguió movimientos más rudos por parte del cubano.
Lance ahora colocó su cabeza en su clavícula.
Y Keith vió la oportunidad de hacerle sacar esos gemidos que tanto le gustaban oír. Esos roncos, que se la ponían aún más dura; esos agudos, que le daban ganas de follarle más fuerte.
Keith beso su cuello y acto seguido, clavó sus dientes en él.
Lance gimió de forma involuntaria.
-Sigue... más... -y volvió a guardarse la voz en suspiros. -Lance por dios... gime... gi... me... -Keith encorvó su espalda al sentir sus dedos apretar su trasero.
Lance empezó a soltar la voz poco a poco.
Keith seguía gimiendo. Se iba a correr.
El cabezal no hacía más que rebotar contra la pared grisácea.

-Keith... -murmuró. Keith se bebió su nombre.

-Lance... -gimoteó.

-Keith... jo...der... -y otra vez usando su lengua natal. Eso le hizo suspirar de placer al coreano.

-Más... me vengo... -y Lance fundió sus labios con los ajenos. El cubano cogió sus manos inmovilizadas. La otra mano se situó en el cuello del azabache.
Keith quiso gritarle que no, de verdad que quería hacerlo... pero joder, era tan sexy...
Entre jadeos atendió a la voz de Lance, a sus gemidos juveniles y sus palabras españolas. Y murmuró una que se le hizo familiar.

-Te quiero... Keith... -jadeó y en la última estocada, se corrió. Apretó los dientes y jadeó contra su rostro.
Keith terminó un poquito antes que él. Se vino en el pecho de bronce de Lance.
Con el pelo pegado a la cara, aflojó el agarre de sus piernas.
Keith dejó que Lance descansara sobre él. Tan sólo sonrió y esnifó el aroma del cabello del moreno.

Lance empezó a dejar besitos por su cuello y hombros.

-¿Me sueltas ya? -tras unos segundos, Lance despertó de su trance de besos.

-Mmm... no. -murmuró. Lance sabía que tenía la corrida de Keith en su vientre, pero poco le importaba tenerla ahí un ratito.
Entonces Keith cayó en algo.

-Lance... -murmuró.

-¿Mmhhmm?...

-¿Que es eso que gimes muchas veces? ¿Eso que es... -Keith trató de pronunciarlo. -Ti... quiero... ¿Te quiero? ¿Que es? -murmuró.

A Lance se le heló el alma.

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