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🌹35🌹

[Alerta smut]

No tenían mucho que decirse.
De ser por Lance se dirían todo lo más bonito de este mundo.
Pero no fue así.

La mano de Keith aterrizó de nuevo en su nalga. Y le robó otro jadeo.
Lance, con el culo sólo y exclusivamente para Keith, en esa pose que alguna vez se negó a aceptar.
Esa pose que alguna vez se le hizo estúpidamente femenina. Malditas superficialidades.

-Keith... -susurró para morderse más tarde el labio. Notaba la entrepierna del azabache cerca de su entrada.

-Lance... -respondió. Miró su culo. Ya lo tenía rojito. Esa imagen se le grabó en su cabeza a fuego lento. Al final había caído. Había accedido a estar con el culito para él, susurrando su nombre en cada chasquido. -¿Listo? - el cubano asintió. Tan sólo se acomodó en sus manos. Keith apreció como le temblaban. Que novato, pensó. -¿Seguro que así vas a estar cómodo?

-Me vas a cortar el rollo. -susurró.

-Vale vale... -murmuró. Se acercó a su oido, y con una sonrisa dejó pasar sus labios por su oreja. -¿Y a ti: te van las órdenes? -Lance cerró sus ojos. La realidad estaba a punto de pegarle un puñetazo, pero sintió la mano de Keith en su entrepierna. Afrodita volvió a abrazarle tan fuerte que la desesperación por que le hiciese suyo le recorrió todo el cuerpo.
Asintió involuntariamente.
-Pues te quiero así... -inclinó la cabeza del cubano y le obligó a mantenerla de lado, apoyada en la almohada.
Keith sabía de sobra que Lance estaba más caliente que una olla, así que no le llevaría tan lejos como a él le gustaría.
Jadeó al sentir sus manos templadas y grandes pero finas en sus glúteos.
Sintió sus dedos indagar en zonas peligrosas y censurables. Keith volvió a aparecer cerca de su oído.
-Si no te sientes cómodo tan sólo dilo. -como voy a estar incómodo contigo, pensó Lance.

Los dedos templados se tornaron fríos y viscosos: tenía lubricante. Introdujo un dedo que hizo que el cubano frunciese el ceño debido a la sensación. Seguía siendo raro. Pero eso no quitaba que Keith supiese lo que hacía.
Sintiendo el aliento con olor a cenicero en su nuca, Lance notó una corriente eléctrica subir desde su coxis: Keith había tocado algo y se sentía putamente bien.
Y otra vez. Y a Lance le robó un pequeño gemido.
Ya estaba listo. Listo y casi derrotado. Y sólo habían sido dedos...

No necesitaban hablar. De verdad que no.
Lance trato de enderezarse pero algo le impidió levantar la cabeza: la mano en si nuca del azabache.

-Quiero. Te quiero así. -murmuró. Lance asintió. Cerró sus ojos y tiró el aire lentamente. Podría asegurar que con sólo palabras cerdas pronunciadas por la voz de Keith podría correrse.

Y Keith, con calma y sujetando sus caderas, se autofelicitó.
Estaba teniendo lo que tanto ansiaba: un polvo con un tío buenorro a cuatro, ciego por sus órdenes y con el que podía hablar y pasar días y noches. Felicidades, se dijo a sí mismo.

Y entró.
Lance se removió debajo suya. Sus manos agarraron el cojín con fuerza. De mordió el labio y frunció el ceño. No podría negar que un dedo o dos no era lo mismo que la polla del coreano. Claro que no.
Keith soltó un jadeo que provocó que la piel de Lance se pusiera de gallina.
Acercó sus labios a su espalda y a su nuca, y allí empezó a besar y dejar marcones.
-¿Bien? -Lance asintió.

-Si... -dijo en un susurro pegajoso y placentero.
Y Keith se empezó a mover. Empezó lento. No tenía prisa. Es más, quería que fuese eterno.
El coreano observó como entraba y salia, y sólo pudo morderse el labio y afinar su oído.
Escuchó a Lance gruñir y jadear.
El cubano tan sólo cerró sus ojos y entreabrió sus labios.
Poco tardó Keith en tocar esa zona. Y Lance alzó suavemente la voz.

-¿Ya? -Lance negó.

-Más. Más por favor... -susurró. El coreano sonrió y supo que empezó lo bueno.

Ahora tenía a Lance gimiendo debajo.
Lo que ansiaba por ver esa carita gemir y decir su nombre... ahora estaba encaprichado y lo quería cara a él. Debajo, mirándole.
No necesitaron muchas palabras.
Keith salió suavemente de él y le giró.

A la mierda las cuatro patas.
Lance tenía sus piernas alrededor de su cintura. No hacía más que jadear.
Keith tenía la cabeza enterrada en su cuello, jadeando y gruñendo.

-Keith... -gimió con una mano en su cabello. Agarró suavemente su pelo y mordió su labios alzando su cabeza. -Keith joder... - El azabache tragó saliva.
Sus voces, aún yendo impares, se compenetraban perfectamente.
Keith gimió al sentir las manos de Lance en su culo. -Más... más... -allí mismo enterraría sus uñas para empezar a morder su labio y sonreír de placer.

Keith tocó esa zona tan deliciosa. Lance se deshizo en gemidos más agudos.
Keith acercó una mano a su cuello, y en este distribuyó sus dedos. Ahora si. Ahora si que estaba en el cielo.
Lance con los ojos entrecerrados y brillantes, mirándole a él, jadeando y con la nuez centrada entre sus dedos.
Sus labios húmedos y llenos de sonidos obscenos.
Allí colocó Keith los suyos.
Y entre besos y gemidos,cLance sintió un calor descender por su vientre. De iva a correr.
-Keith... Keith más... si... -murmuró. El coreano colocó un pulgar cerca de sus labios y Lance, emborrachado por el calor, lo lamió y besó como si la vida le fuera en ello.
Entre choque de pieles y palabras malsonantes de ambos, el orgasmo les acompañó a ambos.

Keith calló derrotado sobre él.
Lance trató de recuperar el aliento.

El cubano comenzaba a entender cosas.
E interiorizar.
Una de ellas era que no quería que se fuera.

El de tez bronce acercó sus labios a la frente húmeda del coreano, y sintiendo el sabor salado en estos, cerró sus ojos.

-¿Una siesta? -murmuró Lance. Keith asintió y se acomodó sobre él.
Mientras se quitaba el condón, Lance acariciaba su pelo.
Le llenó de besos la cara.

Menos mal que Keith era de polvos y adiós...
Y menos mal que Lance era un tío duro...

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