🌹31🌹
[Alerta smut.]
Lance bajó la bragueta de Keith.
Sus dedos desbrocharon el botón que coronaba el pantalón vaquero negro del azabache.
Los ojos de Lance ya podían contemplar la línea fina de vello que descendía hacía abajo.
Se preguntaba si algún día esa línea desaparecería. Lance, concentrate, se dijo enfadado a sí mismo.
Keith mantenía su espalda en la pared, y su cuello de inclinaba suavemente hacia abajo, mirando a Lance.
Los ojos azules de Lance recorrían nervioso cada recoveco de su zona baja.
Boxers al aire. Eran negros. Mierda. ¿No la tenía muy grande? Mierda.
Ahora estaba nervioso.
-Lance. -Keith se hizo presente. -Déjalo. No es necesario. -dijo más serio.
Lance suspiró con fuerza. Un poco molesto y con una especie de tapón en el tabique nasal (mocos, seguramente), acercó su boca a su paquete, aún cubierto por la tela de su ropa interior.
Pasó sus labios por alguna zona de su sexo, vete tu a saber cual. Keith se mordió el labio, reprimiendo cualquier sonido obsceno.
-Vale, lo pillo. -murmuró.
Lance cerró sus labios aún con algo entre ellos.
Se alejó y tragando saliva, coló sus dedos bajó la goma del boxer.
Ya venía lo bueno.
Y abajo los boxers.
-El... el condón. -murmuró de la forma más estable posible. Keith se lo acercó.
-¿Me lo pongo yo? -murmuró Keith. Lance alzó los hombros.
-No se. -tras unos segundos silenciosos, cogió el preservativo. Arrancó el envoltorio y con los dedos temblorosos se lo puso. Keith se mordió el labio al sentir las yemas de sus dedos recorrer la longitud de su sexo.
En fin, llegó la parte buena cuando el condón se deslizó hasta el final.
Lance miró aquello que tenía delante de sus ojos.
Vale... con calma, pensó.
Colocó sus manos en los huesos de sus caderas.
Su boca se acercó con miedo a la punta de Keith. El coreano mantenía sus manos en la pared.
Y la punta se sumergió en la boquita de Lance. A Keith se le escapó un suave suspiro.
Se lo tomo con calma. Lentamente fue metiendo aquello en su boca. Casi todo... ¿por que no todo? Lance hizo el imbécil y en su primera mamada, trató de sorprender al coreano. Se la metió entera en la boca. ¿Que pasó? Lance empezó a toser. Una arcada.
Sacó aquello de su boca, y Keith con una mano en la suya sonrió divertido. Divertido y... excitado.
-¿Que haces?
-Pensaba que era más fácil. -murmuró. Keith sonrió y acarició el mentón de Lance.
-Que vayas con calma. No hay prisa. -murmuró.
Otra vez la punta.
Otra vez con lentitud.
Ahora era menos lo que tenía en su boca.
Pero oye, y que bien que lo hacía.
Ahora Keith tenía una mano en su cabello, en el suyo propio, despejandose el cabello de la frente.
Keith estaba suspirando. Suspirando y jadeando.
Hacia tanto que no le hacían una mamada... tanto.
Es que lo estaba disfrutando como nadie.
-Lance... -susurró.
A Lance se le puso dura al oírle decir su nombre. Tan necesitado, con tantas ansias. Aceleró y profundizó los movimientos de su boca. Sus dedos de clavaron en sus huesos y la carne de su cadera. Keith asintió. -Si... Si Lance. -susurraba todo lo que podía. Si Shiro pasaba por ahí se moriría de vergüenza. Aunque... el morbo...
Que no. Que era suyo. La escenita era para ellos dos. Punto.
Lance sacó aquello de su boca. Keith despegó la mano de su boca, y sus ojos se digirieron a la carita exhausta de Lance. Keith colocó su mano en su cabello, como si le ayudase de alguna forma.
El cubano lamió la longitud, mirando a Keith. Vaya dos. Estaban ambos más que calientes.
Lance dejó bajar una mano a su propia entrepierna. Con una mano dentro de sus pantalones y boxers y la otra en su cadera, volvió a su trabajo.
Aceleró de nuevo un poquito más. No iba a arriesgarse de nuevo, no quería otra arcada, para él era desagradable.
Keith empezó a gemir en voz baja, mirándole aún así.
Se estaba tocando. Delante suya. En plena faena. Como podía ser tan salvaje e indecentemente sexy...
-Lance... sigue Lance. -murmuró. El cubano aceleró, y le vio ahogar una serie de gemidos suaves y jadeos en su pene.
Se había venido en su propia mano. Eso le puso aún más.
Y mirando hacia el techo con los ojos cerrados empezó a jadear y producir una cenefa de sonidos guturales.
Se vino. En el preservativo, claro.
Lance sintió en su boca ese pequeño cambio.
Separó esta de su pene. Todo saliva.
-¿Bien? -murmuró en tono suave, aún con una mano dentro de sus calzoncillos. Keith sonrió y asintió, con el rostro sonrojado.
-Joder que si bien... -murmuró. Keith no sabía si era por la ausencia de mamadas, por la necesidad de ver al cubano hacerlo o por la excitación del momento, pero se había corrido muy muy agusto. - Se te da bien. -murmuró. -Pero no te la metas de golpe. Ha quedado muy excitante pero... mejor no lo hagas más. -murmuró. Lance sonrió.
-Casi poto. -susurró. Miró a Keith. -¿Un pañuelo?
-Tu también te has corrido, ¿no? -murmuró el coreano, sonriendo, quitándose el preservativo y tirándolo a la basura. Se subió el boxer y con el pantalón por el culo le busco el pañuelo.
-Eh... si. -dijo algo avergonzado.
-Hemos salido ganando los dos. -murmuró sonriendo.
Le dió el pañuelo y sacó un cigarro. Se lo encendió y esperó al cubano.
Tardaron poco en sentarse en la camilla, hablar de alguna tontería como el sabor del preservativo y terminar tirándose humo a la boca, acompañado de algunos besos de más.
Y llegó la tarde.
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