🌹22🌹
Keith dejó su toalla resbalar. Le daba igual.
Lance dejó que sus lágrimas naciesen de sus ojos.
Keith abrazó al chico por la espalda alta y enterró sus dedos por su cabello.
-Lance, fin de toda esta mierda. Fin. -susurró. Besó su frente. Trató de mirarle la cara, pero Lance no le dejó. -¿Lance?
-Para. Déjame así joder. -dijo molesto. Con rabia apretó sus puños y trató de abrazarle de alguna forma.
Keith suspiró y besó su cabeza.
Un minutito largo.
Uno larguito.
Lance se separó. Se giró y se revolvió el cabello con las manos. Sorbió por la nariz. Keith le observó de reojo mientras se vestía con un chándal. Él le imitó.
El cubano se giró.
-Keith. Esto... ¿esto va a alguna parte? Quiero decir... -miró el techo y suspiró lentamente. - ...esto así es una mierda sabes. Yo me he dado cuenta de que ahora no puedo estar sin ti. -Keith tragó saliva. Mierda.
Que no quería oír eso. No, no eso.
Keith suspiró con fuerza.
-¿Keith?
-No lo se Lance. No lo se. -el cubano bajó su mirada al suelo. Y le miró de nuevo.
-¿Por qué tienes tanto miedo? -Lance se cruzó de brazos y miró sus ojos. Keith comenzó a jugar con los cordones de su chándal. -Pensaba que te daba igual el que dijeran.
-Lance, es que eso me da igual. Es problema no es ese. -suspiró y peinó hacia atrás su pelo. -Es una tontería ¿vale? No voy a hablar del tema. - Lance le miraba aún fijamente. - Qué.
- Es que no puedo.
- No puedes qué. -a Lance se le quebró la voz.
- No puedo dejar de mirarte Keith. No puedo dejar de hacer nada sin ti. -agachó su cabeza. Golpeó con su puño la pared. Lance siempre estuvo acostumbrado a persuadir, no ser persuadido; a que le quisieran, no querer.
Y ahora estaba en el otro bando. Y se dió cuenta de lo doloroso que era.
Keith se acercó a él de nuevo. Le levantó el rostro, muy a su pesar (el de Lance). Le limpió las lágrimas y dejó dulces besos en sus mejillas húmedas.
-Te he dicho que esto ha acabado. No vamos a pasar más mierda. -Lance cerró sus ojos. Keith le limpió más lágrimas. Perfiló su pómulo y sintió como se le ponía dura al ver si nuez bajar y subir debido al tragar saliva. Verle con esa faceta tan inocente le hacía querer abrazarlo y no soltarlo y a su vez empotrarlo contra los azulejos, haciéndole pedir más.
Claro, siempre que pusiera él el culo.
Besó sus labios con suavidad, dejando que Lance respondiese a su antojo.
Se separó de él. -Estaré fuera. Lávate esa cara. -besó una vez más su boca para dejar al cubano llorón en el baño.
Salió de allí y se peinó el pelo de forma estresada.
Keith no quería enamorarse. Y al final terminaría haciéndolo.
Lance tenía razón: ambos vivían de el contrario. Lance vivía de estar con Keith, y Keith de estar con Lance. Ahora y no imaginaba una vida sin él.
Pero no quería hacerle daño.
No quería que ambos se hicieran daño.
Fue a la cocina.
Tras varios minutos, el cubano apareció y se sentó en la silla que había junto a una mesa. El coreano le preparó un café y vete tu a saber que más.
-¿Hay que hablarlo hoy?
-No hace falta. -murmuró Lance, bebiendo tras hablar un sorbo de café. Notó en Keith cierta confusión. -Poco a poco. Hay tiempo. Mucho.
-Si ya lo se pero...
-Que no pasa nada. Ha sido un bajón puntual. -el coreano se apoyó en la encimera. -¿Curras? -negó. -Hoy estaremos el día juntos.
Y así fue.
Lance terminó con Keith en el sofá. Su cuerpo entre sus piernas, Keith abrazandole, besando su cabeza y su mejilla.
Hasta que todo subía de tono y Keith se lanzaba contra a Lance.
No podía buscar mucho más de hacerle una paja y sentir que así le había follado.
Eso o chupársela, que no lo descartaba.
Lance abrazó a Keith por el cuello, enrollando su lengua numerosas veces en la ajena. Con una sonrisa mordió y labio. Miró los ojos del azabache.
-¿Tu estás...?
- Si. -susurró en sus labios.
- Igual. -comentó en su boca. Pasó su lengua por su labio inferior y volvió al ataque. Keith inmovilizó sus brazos por los mencionados. Sujetó los brazos de Lance con sus manos, besándole sin ningún obstáculo.
Lance soltó un jadeo al sentir sus dientes en su cuello. Keith dejó un caminito de saliva al pasar su lengua por la longitud de su cuello. Tras eso se mordió el labio y miró a los ojos, una vez más, al asiático.
- Keith... -susurró en un deseo.
-Lance... -le imitó. Y antes de volver a su cuello, Lance le interrumpió.
-Hazlo. Ahora. -frunció el ceño el de pelo largo.
-¿Bajar... al pilón? -dijo confuso. Lance negó.
-No. Fóllame. -Keith bufó.
-Lance, esto no va a...
-Es enserio. Estoy listo.
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