🌹12🌹
Keith terminó por despertar.
Observó como Lance estaba acurrucado sobre su pecho, dormidito, con sus labios entreabiertos y sus manos sobre su pecho.
El coreano esbozó una sonrisa y se abrazó a él. Acercó su boca a su oido.
-Lance.
-Mmgh...
-Eh Lance. -le susurraba en voz bajita.
- Mmgh... -el cubano se removió. Buscó con sus manos calor humano. Y lo encontró. Keith sonrió y besó de forma relativamente silenciosa su cara.
-Despierta, vamos. Son las dos de la tarde. -murmuró con una sonrisa. Lance negó.
-No...
-Vamos. Hay que comer algo. -otro silencio.
-No.
-Lance. -murmuró. El coreano se colocó sobre él, sobre su vientre. -Arriba anda. - dijo mientras dejaba besos en su cuello.
Sintió su abdomen duro y medianamente trabajado sobre sus nalgas, notó como era irregular y como no era plano y ya.
Le entró un calentón importante.
Quería follarselo.
Quería ser él el de arriba.
-Keith... -susurró mientras le tiraba a un lado. El coreano sonrió y se mordió su labio. -Para ya. -dijo adormilado. Keith sonrió y se pegó a su pecho. A su plano pecho. Bajó una mano a su trasero y con su dedo delineó la separación que había entre nalga y nalga.
Lance se incorporó de un brinco.
Le alejó la mano y le miró frunciendo el ceño.
-¿Que haces?
-Jugar.
-Con eso no se juega. -murmuró el moreno.
Se sentó en el colchón y miró como el coreano bostezaba y peinaba su cabello desastrado. -Deberías cepillarte el pelo.
-Y tu madrugar. Y mira: ninguno hace lo que debe. -el azabache se levantó desnudo y buscó en el suelo su ropa interior. -No encuentro los míos. -le tiró a Lance los suyos, quien estaba embobado en su espalda y culo. Sobre todo culo. Lleno de marcas de sus manos.
Joder que vistas.
-Cógete otros. ¿No tienes tangas?
-¿Tienes maquinilla de afeitar? -era una pregunta retórica. -Claro que tengo.
-Pues uno te sentaría genial.
-Lance, que no nací ayer. -abrió su cajón y sacó unos negros normales. -Esto me sirve.
-Aburrido.
-Culo cerrado.
-Dímelo a la cara. -Keith se puso el boxer y saltó a la cama, hacia Lance.
Entre quejidos y risas se empezaron a "pelear".
Más que desayunar comieron. Y comieron huevos fritos y lo poco que tenía Keith en su nevera.
Nada de animal muerto. Excepto los huevos.
Terminaron de comer y Lance amenazó con vestirse.
-¿Donde vas? -murmuró Keith con un cigarro en sus labios.
-A mi casa ¿no? -Keith negó. -No. -Keith sonrió y dejó el humo del cigarro en el aire.
-Ven anda. Eres un novato aún. -Lance sonrió y se quitó la camiseta que se estaba poniendo. Se quedó en pantalones, al contrario que el coreano, que iba en boxers únicamente.
Acabaron de nuevo en el salón, dejando lo que veían en la tele a medias debido a que Keith estaba sobre Lance. Comiéndole la boca. Lance con sus manos bajo la tela del boxer.
Keith dió una calada a su cigarro y le pasó el humo a Lance.
El chico lo aceptó y continuó el beso, aún con humo en su boca.
Se separaron y lo tiraron a un lado.
Lance tosió de una forma sonoramente desagradable.
-¿Bien? -Lance asintió. Keith pasó sus dedos por su nuca. Quería tirarselo. Tenía ganas. Muchas. Más que nadie. -
Lance, tengo ganas. -susurró en su oido.
-Yo también. -murmuró con una sonrisa contra su piel.
-Te quiero ya.
-Yo doy las órdenes. -Keith soltó una risa viciosa.
-Ah no. Ahora los doy yo. -sonrió y perfiló su pómulo con su pulgar. -Nunca te concedí el papel de dominante. Y jamás lo haré. -murmuró para besar su boca suavemente.
Lance terminó bajo Keith. El coreano se moría por notar su interior, por volverse uno con él y no siendo el siempre el de abajo.
Quería follar coño. Que él fuese el que daba y hacia pedir más.
Lance sintió los dedos de Keith recorrer sus costillas y los huesos de sus caderas. Se mordió el labio al ver como con paciencia y tranquilidad abría su bragueta y le desnudaba la zona de las piernas.
Acarició sus muslos, y apretando sus labios con los mismos, el coreano acercó su boca a su cuello, bajando sus boxers con sus manos.
Lance enterró sus manos en su cabello, con sus ojos cerrados y la boca llena de jadeos.
Notó entonces como sus manos ahora levantaban sus muslos. No estaba pendiente de la zona de abajo.
Keith estaba mordiendo y lamiendo su cuello. Y eso le tenía desubicado en el resto de zonas corporales.
Entonces sintió un dedo cerca de su entrada. Lance soltó un pequeño quejido y se enderezó. Keith le miró con el ceño fruncido.
-¿Donde coño ibas?
-Eh... ¿a tu ano, por ejemplo?
-No... - Lance negó.
-No que.
- Que no, que ahí no. -Keith se echó a reír. Lance no le veía nada de gracia.
-Como que no Lance. Anda, no seas infantil.
-No me vas a follar el culo. Ya esta. Fin de la discusión. -ahora los dos estaban sentados.
-¿Yo a ti no pero tu a mí si? -Lance frunció si ceño. Chasqueó su lengua nervioso.
-No es lo mismo.
-No, no lo es por que te crees que yo soy el de abajo siempre o algo. -Keith se sentía molesto. -Lance, soy gay, pero no soy el que pone el culo, ¿sabes? -el cubano desvió su mirada.
-No deberías haberlo hecho sin pedir permiso.
-¿Toco la puerta de tu culo, a ver si me reciben?
-No lo entiendes. -Keith rodó sus ojos.
-Cuidado, perderás tu hombría una vez te metan un dedo. Y ya si te meten la polla tiembla...
-¡No quiero que me follen el culo y punto, tío! - Lance se sintió molesto. Chasqueó su lengua y desvío su mirada.
Ambos se quedaron callados. Hasta que el azabache habló.
-Si no te sientes cómodo puedes irte a casa. -Lance suspiró y se levantó.
Keith estuvo un rato mirando el suelo. Se levantó y observó como Lance iba vestido por el pasillo de su casa. Lance le miró con algo de vergüenza y a su vez molestia. Pero no odio. No entendía la situación. Era surrealista para él.
- Luego... luego te veo.
-Bien. -murmuró en la puerta el coreano, aún con solamente sus boxers puestos. Se fijó en su cuello todo lleno de chupetones.
Así al menos se acordaría de él.
Lance se alejó sin darle un beso si quiera.
Entonces ambos se sintieron mal. Algo así como una mierda.
Lance miró el suelo del ascensor, preguntándose que le había pasado para tener tanto esa situación.
Keith quiso saber por que coño Lance no se dejaba. ¿Era para tanto?
Acabó por sobarse en el sofá, con su gato a la orilla del mismo.
Lance en cambio se dió una larga ducha fría llena de reflexión.
-Tengo que hablarlo... -murmuró allí, lleno de agua.
Al salir se vió el cuello.
-Hijo de puta.
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