La ayuda de Tzuyu en los primeros regalos había salido bien, pero ahora estaba sola en esto. Su mejor amiga viajó a su país de origen por las fechas, lo que dejaba a Mina en una situación complicada.

Navidad era en unas horas y ella pensaba que su regalo para Nayeon, el último de las fechas, no era tan bueno.

Aunque Nayeon le había hecho saber que no quería nada especial, Mina quería llenarla de regalitos y detalles. Nayeon era muy linda y se lo merecía.

Habían hablado de que se verían media hora después de las doce de la noche para intercambiar regalos. Y Mina pensaba mucho sobre eso. En su mente, Nayeon sólo quería ser su amiga. Nunca volvió a mencionar algo relacionado a los poemas claramente románticos en los regalos y tampoco el hecho de que tuvieron una cita. Parecía que había aceptado todo con ella sólo por una amistad.

Y Mina no quería una amistad. Mina quería seguir con el romance navideño, el deseo de Nayeon.

Pasó la noche con su familia en casa, totalmente nerviosa y tratando de relajarse para cuando llegase la hora acordada.

La cual, después de una larga espera, llegó.

Se puso su abrigo y gorro, le dijo a su madre que saldría a hablar con Nayeon y salió. Al mismo tiempo, miró como ella también salía de su casa.

Caminaron y se encontraron en medio de la calle. Las dos con sus regalos en sus manos.

Nayeon sonrió. Mina también.

Era el momento.