Las clases finalmente tomaron una pausa tres días después. Con Navidad tan cerca, los estudiantes ya estaban preparándose para una noche mágica.

Y Mina creyó que, después de más regalos anónimos que dejó en su puerta, era momento de invitar a salir a Nayeon.

En el último regalo, galletas cocinadas por ella misma, Mina dejó una nota pidiendo una cita. Se encontrarían en el centro comercial para que Nayeon no se sintiera asustada al aceptar eso a un extraño, así que esperaba no quedar plantada.

Mina aún trabajaba como duende, no podía irse tan fácilmente y además los regalos caseros tenían su costo, mas ese día estaba libre y lo aprovecharía lo máximo.

Honestamente, Nayeon no pensaba aceptar e ir. Jihyo y Sana prácticamente aparecieron en su habitación después de decir por su chat grupal que no estaba segura y la obligaron a que se vistiera bonita para su cita. Después de todo, era la primera vez que salía a ciegas con alguien. Y al final, la pareja aceptó ir a escondidas con ella y quedarse cerca en caso de emergencias (una total farsa en verdad, ellas sólo querían saber quien era el admirador).

El mensaje decía que se quedara cerca del patio de comidas ya que cenarían algo allí y luego pasearían. A Nayeon le gustó la idea, el centro comercial era de sus lugares favoritos en Navidad por todo el ambiente temático y hogareño.

Una vez que estuvo allí, miró a Jihyo y Sana levantando el dedo pulgar, ellas se sentaron lejos y se pusieron anteojos de sol y gorras a pesar de ser casi de noche, sonrieron y levantaron la carta del restaurante escondidas detrás de este.

Bien, Nayeon suspiró y esperó un poco. Sintió un toque en su hombro y volteó.

—Uhm, hola, soy Mina.