FINAL - PARTE 1
—¿Estás nerviosa? —Asiento, tratando de sonreírle. Ciertamente, no estaba tan nerviosa, sólo estaba algo incomoda. Habían mucho más guardaespaldas de los que vi en el aeropuerto y, ante cada minuto que pasaba parecía aumentar el número.
Me sentía intranquila, cómo si algo malo estuviera a punto de ocurrir, pero, por otro lado, me sentía cómoda y segura junta a Scott, aun cuando él masajea mis nudillos, buscando tranquilizarme, aquella extraña sensación no parece desaparecer.
—Dylan, Scott —Amanda llega a nosotros, vistiendo un pantalón de cuero y una camisa blanca. Detrás de ella se encuentra David, quien no parece perder de vista a mi hermana menor—, Scarlett me llamó y dijo que papá está esperándolos en el despacho, al parecer no ha notado que llegaron.
>>¿Todo en orden?
—Sí —Me adelanto a responder, dejando que Scott me lance una mirada algo extraña. No quería preocuparlos por nada, pero simplemente había algo que estaba mal. Se sentía mal—. Si él está ocupado podemos reunirnos más tarde, él proyecto aún está en desarrollo, no creo que importe si se retrasa un día más.
—Si dejo que se marchen papá me colgará del primer balcón que vea —ella ríe, señala las amplias escaleras ocupando el centro del enorme recibidor y Scott y yo la seguimos. David camina delante de todos y creo que soy la única que lo nota algo distraído, su cabeza está algo gacha y él parece estar dentro de un mundo al cual sólo tiene acceso él.
En silencio, continuo caminando junto a Scott, quien no suelta mi mano por ni un solo minuto.
Al ver la casa tan grande, creí que tardaríamos demasiado al llegar al despacho de Robert McMahon, sin embargo, sólo es necesario caminar por dos minutos para llegar a la puerta. Una vez frente a la misma, Amanda no golpea, simplemente ingresa, haciendo que su padre ponga los ojos en blanco.
—Deberías aprender a tocar la puerta, Amanda.
—Y tú deberías aprender a salir de esta oficina, no es lo único que hay en esta casa —dice, sonriendo, besando la mejilla de su padre. El hombre con cabello negro y algunas canas en el mismo se levanta de su silla, saludando a Amanda y luego posando su atención sobre mí.
—¿Cuándo llegaron?
—No hace mucho.
—¿Estás loca? —Amanda suelta, poniendo los ojos en blanco, luego, con uno de sus dedos presionado en el pecho de su padre dice—: Ellos llevan esperando más de media hora en el salón y tú ni siquiera te has dado cuenta, Robert, deberías disculparte.
—No es necesario —digo, un poco incomoda—, Andy estuvo mostrándonos los alrededores, no fue tiempo perdido.
—Me alegra escuchar eso, sin embargo, quisiera pedirles algo de tiempo privado con mi hija —dice, observando a todos, menos a mí. David asiente, en completo silencio y Scott simplemente besa mi frente, diciendo que estará justo detrás de la puerta. Amanda es la siguiente y lo único que la escucho es decirle a Scott que estaría encantada de tener una competencia con él dentro de un auto. Robert pone los ojos en blanco.
>>Amanda está enamorada de los deportes de riesgo. Me preocupa un poco.
—Estoy segura de que toma toda las precauciones posibles —murmuro, un poco incomoda. A pesar de que no quería decir nada, con Robert, tenía de seguro que podía hablar—. Yo... Hay algo... siento que está por ocurrir algo malo.
Él me observa en silencio y, como si nada, camina hacia el gran ventanal que da al jardín principal de la casa. Luce preocupado y la tensión irradia su cuerpo, después de unos minutos, dice—: La madre de Scarlett escapó.
—¿Qué?
—La policía pensó que hacer el traslado por su cuenta saldría bien, pero ella y Welter hicieron lo necesario para salir de ahí... Ella lo logró, Welter terminó muerto en medio de un tiroteo.
—Esa mujer está loca —murmuro, sintiendo como un escalofrío recorre mi cuerpo. Aún era capaz de sentir el dolor en mi cuerpo cuando ella abría mis heridas, una y otra vez, disfrutando de mi sufrimiento—. Mis padres... están en Estados Unidos.
—Están siendo protegidos, Dylan —dice, con rapidez—, Scarlett se encargó en enviar guardaespaldas para que cuiden su seguridad. No dejaré que ella destruya tu vida de nuevo, cariño. Eres mi hija y quiero cuidarte, por ello tienes que venir a casa con nosotros, al menos hasta que ella esté en manos de la policía, o muerta.
—Y-yo... tengo que pensarlo y hablar con Scott. Estoy con él ahora.
—Bien —dice, luce un poco más tranquilo. Me da una mirada y luego se acerca a su escritorio y toma un folder de la misma, lo extiende en mi dirección—. Aquí está todo lo referente a la nueva sede en Estados Unidos, léelos y dime si estás de acuerdo con el lugar donde será construido el edificio.
No dudo en tomarla y, antes de abandonar la habitación tomo una respiración.
—Deberías hablar con Amanda —musito—, sé por fuentes muy confiables de que a ella le agradaría vivir por un tiempo en Estados Unidos y... me encantaría tenerla cerca, también a ti y a Scarlett.
Cuando noto una sonrisa en sus labios abandono su oficina, siendo recibida por una insistente Amanda, quien no logra mover a Scott de su lugar. Al parecer, el moreno aún no cedía ante mi copia.
—¡Dylan! —Amanda suelta, algo malhumorada—, tu novio no quiere aceptar mi reto.
—Scott sólo compite con hombres —digo, sonriendo—, no es por ti, creo que es la única regla que sigue en su vida.
—Deberías escuchar a cosa número uno, Dos —Scott dice, molestando a la morena. Amanda pone los ojos en blanco y no puedo evitar reir. Desde el momento en el que Scarlett dijo que yo había nacido unos minutos antes, Scott no perdió el tiempo en empezar a ponernos apodos.
Al parecer, cuando su madre aún se encontraba bien de salud, solía llamar a él y a Elisa de esa manera. No pude discutir ante los apodos, puesto que para él tenían un significado importante.
~*~
Una hora después, Scott y yo estábamos en el jardín trasero de la enorme casa, sentados en una tumbona, mientras observamos como Amanda intenta hacer que David se meta a la piscina con ella. El castaño no cede y simplemente se aleja de la morena, quien luce malhumorada.
—¿Crees que haya algo entre esos dos? —Scott pregunta—, al parecer al imbécil le sucede algo.
Suelto un suspiro, recordando la charla con Richard en su oficina y, sin dudarlo, me recuesto sobre el pecho de Scott.
—Debo decirte algo, pero no quiero que te pongas histérico, ¿está bien?
—¿Es sobre la madre de Scarlett? —dice, con tranquilidad, le doy una mirada y él simplemente sonríe encogiéndose de hombros—. Dylan, mi hermano trabaja en el FBI, ¿en serio crees que no me pondrá al tanto de lo que puede pasar referente a ti?
—¿Estás tranquilo?
—Tu padre puede ser uno de los hombres más ricos de Reino Unido, pero yo soy uno de los hombres más ricos en Estados Unidos, Dylan. Creí que ya lo sabías. No sólo corro autos de fórmula 1.
>>Mandé a redoblar la seguridad, la mayoría de los guardaespaldas que ves aquí, están para cuidarnos. Te lo dije una vez y te lo vuelvo a decir, si alguien quiere lastimarte tendrá que pasar sobre mí.
—A veces me preguntó qué pasó con el idiota que conocí hace meses —digo, con un poco de diversión, él quita varios mechones de cabello de mi rostro y acaricia mi mejilla.
—Una chica con un gran trasero vestida de cuero llegó a mi vida. Debería agradecerle a Meghan por hacerte vestir eso.
—¡Ni me lo recuerdes! Fue lo peor que pude haber vestido alguna vez —Scott se ríe, pero no pierde el tiempo al apretar mi trasero con una de sus manos.
—Siempre es bueno ver tu trasero, Dylan.
—¡Amanda, sal de esa piscina! —La voz de Scarlett resuena con fuerza y Scott y yo no podemos evitar observar en su dirección. La rubia se había encargado de enviar a alguien a nuestro hotel para que retiraran nuestras maletas y Scott estaba más que contento con eso. Al parecer, él podría vigilarme mucho mejor en casa de los McMahon—. Papá me dijo que estaban en la piscina y les traje algo de comer luego de salir de la oficina.
Tres mucamas, seguidas de Andy y otros chicos más, llegan a la mesa cerca a la piscina, en menos tiempo del que puedo contar, la mesa que, minutos antes se encontraba vacía, ahora está llena de comida. Podía notar unas cuantas galletas de chocolate y no dudo mucho al colocarme de pie y dejar a Scott en la tumbona.
—¿En serio crees que acabaremos con todo esto?
—Scott me dijo que no comes mucho —dice, frunciendo el ceño—, pero aquí deberás comer, es un insulto que no comas lo suficiente.
—Lo intentaré, no prometo nada.
Scarlett coloca su mano en mi muñeca y luego gira hacia Andy y dice—: ¿Puedo dejarte esto, Andy? Necesito hablar con Dylan.
—No se preocupe, señorita, me encargaré.
Scarlett agradece en voz baja y sin más, tira de mí hacía el interior de la casa, manteniéndome lejos de Scott.
—No quería hacer esto, pero debes saber que si tú y Scott deciden salir de la casa a hacer turismo deberán salir con varios guardaespaldas, además de Amanda y David.
—Scott tiene bajo control el asunto de los guardaespaldas.
—Lo sé —dice, soltando un suspiro—, pero, ¿puedes llevarte a Amanda y a David?
—¿Ella lo sabe?
—No —murmura—, tampoco quiero que le digas nada, simplemente invítala y lleva también a David, estaré más tranquila si ustedes dos están en el mismo lugar siendo cuidadas.
—Está bien —musito, algo incomoda—, deberías decirle a Amanda, apenas las conozco y no quisiera que ocultarle información haga que las cosas se arruinen entre nosotras.
—Si se enoja, asumiré toda la culpa, pero si mi madre llega a poner un dedo sobre alguna de las dos, conocerá de lo que Scarlett McMahon es capaz.
>>Ya perdí a Esther, no las perderé a ustedes por una mujer que se volvió desquiciada por obtener el poder, lastimó muchas veces a Amanda, pero ella fue fuerte... sé que a veces tiene pesadillas con lo que ocurrió, pero es demasiado cerrada...
—¿Qué ocurrió? —El recuerdo de lo que la madre de Scarlett me hizo aún está fresco y hace mi cuerpo estremecer.
—No creo que sea la indicada para contarlo —murmura, soltando un suspiro. Por un momento la máscara de mujer fuerte e independiente cae y puedo notar lo asustada que está. Ella teme por Amanda y, a pesar de que apenas me conoce, ese sentimiento también es dirigido hacia mí—, mi madre debe terminar con todo esto, Dylan, ya nos ha lastimado mucho y no puedo dejar que las cosas continúen así.
Con un asentimiento de cabeza, ella aprieta mi mano y hace su camino hacia los chicos, me tomo mi tiempo para seguirla y pensar lo que dijo. A pesar de que Amanda era la menor de las tres, ella tenía derecho a saber todo lo que estaba ocurriendo, tenía derecho, además de mí, ella también sufrió bajo la mano de esa mujer.
Tomo una lenta respiración.
—No lo hagas, tonta —David, quien no había notado, dice, con tranquilidad—, no arruines la sonrisa que está en su rostro.
—¿Qué?
—Desde que llegué a esta casa para encontrarte, es la primera vez que la veo ser tan feliz y no está actuando, ella realmente está feliz. No le arruines eso por mierdas de las que no debe preocuparse.
—Es injusto para ella —murmuro, un poco incomoda—, no es una niña, debe saber todo lo que está ocurriendo y no quedarse dentro de una burbuja de cristal, David.
—No dejaré que lo arruines, Dylan —dice, ahora completamente serio. Su postura cambia y la tensión irradiando en su cuerpo llega a mí. No puedo evitar ver como la observa y todas las piezas caen en su lugar.
—Te gusta... —digo, sonriendo—, ¡te gusta Amanda!
—Cierra la boca, tonta —dice y, sin más, se dirige hacia la mesa, únicamente para observar lo que hay en la misma. Andy le ofrece algo de jugo, pero él simplemente niega con la cabeza, sin embargo, cuando Amanda se acerca a él completamente mojada, él no duda en buscar una toalla y entregársela, luego, la morena toma dos vasos de jugo y le entrega uno a él, quien lo toma gustoso.
—¿Qué haces en este rincón, nena?
—David está enamorado de Amanda —digo, sin siquiera pensarlo—, y es demasiado lento como para ocultarlo —Me burlo un poco, recibiendo una nalgada de parte del moreno junto a mí.
—Bueno —dice, con diversión—, al menos yo me quedé con la gemela tranquila.
—Tal vez —murmuro, acercándome a él para besarlo, sin embargo, cuando estamos a unos cuantos centímetros, huyo de él con dirección a la piscina.
Lo escucho gritar mi nombre y, antes de que llegue un poco más lejos, él está detrás de mí, cargándome en contra de mi voluntad y llevándome a la piscina donde se lanza junto a mí.
Un grito divertido brota de mi garganta y, cuando logro escapar de él, las risas de los demás llegan a mí. Todos están riéndose, completamente divertidos con nuestra escena.
Por primera vez, desde que puse un pie dentro de esta casa, logro sentirme un poco tranquila y completamente protegida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro