Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

48.

N/a: 

Bueno, luego de un tiempo de espera aquí está el capítulo 48. Sé que me tardé y lo siento, pero he tenido cosas que hacer y no tuve tiempo, sin embargo, deben estar feliz, hoy es mi cumpleaños y me entraron ganas de escribir, así que no dudé en hacerlo. Espero que les guste mucho el capítulo y también deben recordar que sólo faltan 2 capítulo + Epílogo. 
 



~*~


Scott camina de un lado a otro de la habitación y yo simplemente lo dejo estar. Él estaba tan nervioso como yo y el médico no se apresuraba con la respuesta que necesitábamos.

Quería estar segura.

—Bien —dice, luego de unos cuantos minutos—, todo está en orden, señorita Abbot. Sólo unas cuantas contusiones, el disparo de la pierna y el corte en el hombro. Todo está bien.

—¿Y lo otro?

—No hay muestra alguna de que haya estado embarazada, señorita —Él ríe, claramente tratando de aliviar la tensión que había en la habitación—, la alucinación o sueño que tuvo fue producto de la droga que le administraban para dormirla, no tiene por qué preocuparse.

>>Pueden estar tranquilos.

Ciertamente, no sabía cómo tomarme su respuesta. Desde que había despertado en la cama de hospital luego de lo ocurrido, el sueño con aquella niña no había dejado mi mente. Ella dijo que su madre se llamaba Dylan...

Estaba feliz por no haber tenido un aborto por todos los maltratos que Welter y Margaret cometieron en mi contra, sin embargo, algo dentro de mí se sentía triste por la idea de no estar embarazada.

—Scott —murmuro, tragando duro. El moreno no tarda en observarme y esperar a que continúe—, ¿Cuándo salga de aquí podemos ir a visitar a tu madre?

Él frunce el ceño, pero no duda en asentir con la cabeza.

—¿Por qué quieres visitarla?

Me encojo de hombros, sin poder evitar sonreír.

—Alguna vez tendría que congeniar con mi futura suegra.

Scott niega divertido, al mismo tiempo que se acerca a mí y se sube en la cama, ocupando gran parte del espacio de la cama, uno de sus brazos termina bajo mi cabeza y con el otro no duda en tirar de mi pierna y hacer que termina sobre su cadera. Su nariz se hunde en mi cabello y él suelta un suspiro.

—No te volveré a perder de vista nunca más, Dylan, primero deberán matarme.

—Yo no quiero separarme nuca de ti —Mi mano se desliza bajo su camisa y mis dedos se detienen al nivel donde una de las enfermeras había cambiado su vendaje—, ¿duele?

—No —dice, besando mi frente, para luego tirar de mi mano y llevarla al bulto algo sobresaliente dentro de sus pantalones—, duele aquí.

—Oh Dios —digo, riendo, retirando mi mano, para golpearlo con suavidad en el estómago. Scott suelta una ronca carcajada y se remueve un poco junto a mí, logrando llegar a la altura de mi rostro—, eres un pervertido.

—Bueno —susurra, sus dientes tiran de mi labio inferior con suavidad, haciendo que me mueve hacía él, sin embargo no me besa—, sólo me gusta ser un pervertido con mi mujer.

Antes de que sea capaz de decir algo, él me besa con fuerza. Su mano libre tira de mi cabello, haciendo que mi cabeza se incline hacia él y tenga más acceso a mí boca. Su lengua no tarda en entrar en mí y no duda en colocar su cuerpo sobre él mío.

Su erección es mucho más notoria cuando se presiona contra mi estómago y, justo en el momento en que una de sus manos intenta llegar a mi centro, un carraspeo de garganta hace que él se separe de mí, soltando una maldición.

—Pensé que sabías que estabas en un hospital, Harford —Scarlett entra, enarcando sus perfectas cejas hacía Scott. Luce enojada, sin embargo, no hace más que suspirar—, sabemos que los días en el hospital han hecho que Dylan se encuentre mucho mejor, pero, ¿puedes controlar tus hormonas? Recuerda que la herida del hombro aún puede doler.

—No duele —digo, poniendo los ojos en blanco. Scarlett me responde con la misma expresión—, ¿qué haces aquí de todos modos?

—Vine a visitar a mi hermana, la cual también debe calmar sus hormonas —Amanda entra unos minutos después, fulminando a Scott con la mirada y luego ofreciéndome una sonrisa cuando me observa.

Ciertamente, nunca me iba a acostumbrar al parecido que tenía con Amanda. Somos tan idénticas que daba miedo.

—Iré por un café —Scott dice, observando con terror a Amanda—, suficiente tengo con una Dylan, no puedo manejar dos.

Quiero detenerlo, sin embargo, él es mucho más rápido al huir y dejarme con mis hermanas. Sí... después de todo lo que había ocurrido y una larga charla con mis padres, me había dado... no... nos habíamos dado la oportunidad de conocer a mi familia biológica, tal vez, después de todo, no sería tan malo.

—Te tenemos una sorpresa —Amanda dice, sonriendo de oreja a oreja—, no sabemos cómo te lo tomarás y por eso decidimos venir primero nosotras, ya sabes, estás acostumbradas a vernos y prometiste tratarnos como tus hermanas.

Asiento, sin entender a dónde quería llegar.

—El día del rescate sólo me viste a mí, pero Amanda y papá también estuvieron ahí, Dylan —Scarlett murmura, llamándome por el nombre que yo había adquirido por el paso de los años, pero, a pesar de todo, seguía siendo Delanie McMahon, pero me quedaría por siempre con el Delanie Abbot—. Él está afuera... quiere verte.

—¿Él? —pregunto, sin entenderla muy bien.

—Papá —dice, con calma—, está justo detrás de la puerta. Si no quieres hablar con él, lo entendemos, pero deberías darle una...

—Dile que entre —murmuro—, él sólo necesitaba golpear la puerta.

Ofrezco mi mejor sonrisa y, antes de que sea capaz de retractarme, ambas abandonan la habitación sonriendo entre sí. Cuando la puerta se cierra detrás de ellas, tomo un profundo respiro, sabiendo que vería al hombre que ayudó que hoy estuviera en este mundo.

Siento que pasa una eternidad para cuando la puerta vuelve a abrirse y un alto y algo corpulento hombre ingresa. Tiene cabello castaño, con unas cuantas canas reluciendo el hecho de que ya era mucho más mayor de lo que aparentaba. Sus ojos azules se enfocan en mí y soy capaz de notar la tristeza y felicidad brillando en ellos.

Delanie... mi niña...

No me niego a aceptarlo cuando cae de rodillas junto a la cama, su cabeza termina sobre mis piernas y él llora tal cual niño reencontrándose con algo preciado. Mi mano titubea un poco cuando intento acariciar su cabello, pero lo hago de todos modos, sintiendo cierta familiaridad ante la situación en la que estábamos.

—Estoy aquí —murmuro—, siempre estuve aquí, papá.

~*~

—Scott es un buen chico —Robert murmura, sonriendo con cariño—, me alegro que esté ahí para ti.

—Lo sé, aunque no siempre fue así.

—La fama suele confundir a los hombres, Dylan —asiento, de acuerdo con él, pero, ese no era el caso de Scott. El chico malhumorado y posesivo que conocí en aquella fiesta, ya no existía, sin embargo, ese era el resultado de la toxica relación con su padre y todo lo que tuvo que sufrir por el estado de su madre y la muerte de su hermana. Él sólo trababa de huir del dolor—, sé que estarás bien aquí, junto a él.

—¿Qué?

—Sé que Margaret te dijo sobre la vicepresidencia de tecnologías McMahon —murmura—, me lo dijo a mí y es cierto, sin embargo, no puedo arrancarte de la vida que has formado aquí, Dylan. Tus padres, tu novio... y esa rubia loca. Casi le saca un ojo a ese médico. Ellos te aman.

>>Sería injusto que te obligara a hacer algo que no quieres.

—Yo los amo a ellos, también... pero hablé sobre esto con Scarlett —murmuro, algo insegura de lo que iba a decir—, sé que hay una rama de diseñadores... y me gustaría ayudar ahí.

>>Pero con una condición.

—¿Cuál?

—Quisiera tener una filial aquí en Avondale. Conozco a muchas personas que se graduarán de diseñadores y eso aumentaría sus probabilidades para tener trabajo.

Robert McMahon sonríe con cariño y, simplemente dice—: Laurent estaría orgullosa de lo que Helen y Lucas hicieron contigo. Me alegra saber qué nunca se rindieron con mi niña.

Y sin más, él deja la habitación.

Una vez que salga del hospital y tenga las fuerzas necesarias, empezaría con el trabajo de la nueva filial aquí en Avondale. Ciertamente, no era lo que él quería, pero, ambos estábamos pisando nuevos terrenos y lo último que necesitábamos era retarnos el uno al otro.

Luego de media hora, Scott regresa, lleva ropa limpia y no puedo evitar preguntarme si regresó a casa.

—¿Cómo estás?

—Bien —sonrío, golpeando el lugar vacío junto a mi cama para que él me acompañe. No duda en hacerlo, sin embargo, esta vez no va más allá de abrazarme—, ¿te duchaste?

—Sí —dice, malhumorado—, tu madre me obligó a ir a casa y tomar un baño, dice que soy famoso y debo mantener una imagen pulcra.

No puedo evitar reír.

Ciertamente, mi madre sería la única persona a la cual Scott escuchara sin decir una sola palabra. A pesar de ser una mujer, infundía demasiado miedo en las personas.

—Por cierto —murmura, una de sus manos termina dentro de uno de los bolsillos de su pantalón y una pequeña pulsera descansa en su palma—, el imbécil vino a dejar esto.

La pulsera de cuero que usé cuando cumplí catorce. La misma que le día a David días después de hacerlo conocido.

—No la necesito ya —murmuro, luego de volver a dejarla sobre la palma de Scott, luego, observo sus ojos y no puedo evitar sonreír—, tú eres el único a quién necesito, Scott.

Él apoya su frente con la mía y sus ojos se cierran al mismo tiempo que suelta un suspiro y, con voz ronca, dice—: ¿Hay algo de lo que deba preocuparme referente a él?

—Por mí no —digo, con firmeza—, él es cosa del pasado, Scott.

—Bien —dice, sus ojos se abren y me observa con un brillo que no logro reconocer—. Tú eres mía, Dylan, y no dejaré que nadie se interponga entre nosotros.

Nadie más lo hará, cariño.

Tres días más hicieron falta para que el médico me diera el alta definitiva. Tanto mi pierna como mi hombro se encontraban mejor y Scott no se encontraba tan paranoico con el hecho de que podía caminar por mi cuenta.

Robert McMahon había vuelto a Inglaterra, listo para empezar con el papeleo de la nueva filial en Avondale, mientras que Scarlett y Amanda habían decidido alargar sus "vacaciones" en Estados Unidos.

Sin embargo, Scott y yo habíamos dejado la bienvenida que tenían en casa para mí, para un poco más tarde, justo ahora, detenernos frente al hospital donde estaba su madre, hacía que mi corazón palpitara con fuerza.

Él no había dicho ni una sola palabra, y deja que siga mi camino sola cuando uno de los médicos lo detiene para hacerle unas cuantas preguntas y ponerlo al tanto de todo lo que ocurrió mientras él no estuvo. A pesar de sólo haber pisado este lugar una vez, no olvidé el camino que lleva hacia el jardín y, justo en el centro, el enorme árbol cubre con su manto a una menuda mujer de piel blanca y cabello castaño.

Ella mira hacía una dirección y, cuando llego a ella, no dudo ni un solo momento en sentarme frente a ella.

—Hola —murmuro—, soy Dylan, Esther.

Ciertamente, el que llevara el mismo nombre que mi hermana... era algo extraño, sin embargo, la paz que reflejaba ella, no era nada parecido al recuerdo que tenía de mi hermana. Una mirada cargada de odio y un arma apuntándome directamente.

La madre de Scott no era así.

—No sé si me está escuchando —Tomo su mano, observando cada uno de sus gestos. Con rapidez, su mirada termina en la unión que estoy formando—, soy la novia de Scott... su hijo.

—S-S-Scott...

—Sí, Scott —No puedo evitar sonreír, ante la felicidad que se dibuja en sus facciones—, sólo quería decirle que él está en buenas manos y que lo amo tanto que daría mi vida por él. Lo está haciendo bien y es gracias a usted... Él la ama demasiado.

—D-Dylan...

Ella aprieta mi mano y, tira de mí cuerpo con algo de fuerza. No sé qué hacer cuando siento sus brazos rodeándome y ella murmura un agradecimiento algo tembloroso cerca de mi oído.

—¿Dylan? —La voz de Scott sorprende a su madre y ella me deja ir. Scott sonríe cuando guiño un ojo en su dirección—. ¿Qué hace las mujeres más importantes de mi vida?

—Nada —digo, feliz, observando a la mujer que trajo al mundo al hombre que me enamoró hace unos meses atrás—, cosas de chicas.         

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro