43.
N/A: Si quieren entrar al grupo de whatsapp, no duden en dejar sus números (más código de país) Estaré gustosa de agregarlos
Pd: Estoy robandole megas a mi sobrino para no dejarlas más tiempo sin capítulo. Si hay más de 200 votas y 100 comentarios, mañana habrá uno nuevo. <3
~*~
El resto de la noche transcurre con normalidad, bromas e historias referentes al tiempo que he vivido con mis padres salen a colación, haciendo que la vergüenza se mantenga en mi sistema por un largo tiempo. Las hermanas McMahon se habían mantenido en su mesa, Amanda escapándose un par de veces para hablar conmigo, pero lo cual no duraba demasiado, puesto que Meghan, Scott y Scarlett lograban sacar las pegajosas manos de mi gemela de mí.
A pesar de que algo en mi vida no iba como yo quería, me sentía feliz. El peligro que representaba la madre de Scarlett, justo ahora, no me importaba en lo más mínimo, y es cuando logro entender que, gracias a la presencia de las personas que me amaban y que yo amaba, me sentía protegida, segura y tanto ellos como yo sabíamos que no íbamos a dejar que nadie arruine todo lo que había aquí.
Cameron, al cual no llevaba mucho tiempo conociendo, se sienta junto a mí, justo después de que Hazel arrastra a Scott a bailar, lo cual no detengo. Era divertido ver algo así.
—¿Cómo estás, cuñada? —Pongo los ojos en blanco. A pesar de que Scott Harford era serio, callado y algo esquivo con las personas que no conocía, Cameron era todo lo contario; él hacía hasta lo imposible para encontrar tema de conversación, tampoco podía evitar el hacer cosas que, a los demás resultaba molestosas, sin embargo, en cierto punto, el que él hiciera eso, lo hacía un poco divertido.
Y el hecho de que continúe llamándome cuñada cuando le dije que prefería Dylan, él no dejaba de hacerlo. Una sonrisa divertida adorna sus labios.
—¿Puedes ser más alto y trabajar en el FBI, pero aún puedo patear tu trasero, cuñado.
—Lo sé —murmura, riendo, sus ojos viajan a dónde está su hermano, quien al mira a Hazel con un gesto amargo. Él odiaba bailar y yo estaba consciente de ello, pero no quería salvarlo. No cuando él se había unido a mamá para invitar a las hermanas McMahon—. Gracias...
Mi ceño se frunce, con algo de confusión ante sus palabras y, lo único que puedo decir es—: ¿Por qué?
Él guarda silencio por unos segundos, antes de darle una última mirada a su hermano. Una sonrisa ladeada reemplaza la divertida de hace unos segundos.
—Por hacer feliz a Scott —musita—, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi así... a pesar de que no sonríe muy seguido y no suele hablar tanto como lo hago yo, es feliz... ha cambiado y eso pasó desde que llegaste a su vida.
—Yo no he hecho mucho —digo, dándole una rápida mirada al hombre el cual me había enamorado en los últimos meses—, creo que él ha hecho más que yo. Desde que nos conocemos siento que sólo le he dado problemas y él está ahí, sin pedirme nada a cambio...
—Nunca te subestimes, Dylan —dice, apretando mi mano con cariño, para luego colocarse de pie—, si me disculpas, iré a robar la pareja de baile de mi hermano.
Asiento, para luego sonreír y observar como Cameron se acerca a Hazel y a Scott. El segundo, no duda en dejar ir a mi tía y, cuando sale del radar de ellos dos, puedo notar la mirada que Cameron y ella intercambian. Sabía que, si los encerraba en una habitación a ellos dos, pronto podría tener unos cuantos primos.
—¿Puedo saber que estás tramando? —Scott pregunta, luego de darme un beso y sentarse junto a mí, una de sus cejas se arquea en mi dirección, claramente esperando mi respuesta.
—Cameron y Hazel —digo, señalándolos—, creo que mi tía y tu hermano podrían terminar más junto de lo que crees.
Scott frunce el ceño y observa a la pareja. Ambos están bailando. Hazel no duda al colocar su cabeza contra el pecho de Cameron y puedo notar que tan bien se ven juntos. Aun cuando Hazel es un año mayor que él.
—¿Hazel sabe cuan enamoradizo es Cameron? —dice, con diversión—, le va a romper el corazón a mi hermano.
—No podría saber eso —musito, recordando las fallidas relaciones de mi tía—, espero que ellos solucionen lo que sea que esté ocurriendo con ellos.
~*~
Un mes había pasado desde la noche en la cual Scott me propuso matrimonio, todo había seguido con normalidad, yo había vuelto al trabajo y Scott permitía que Rick fuera el único que me acompañara. Sin embargo, hoy martes, minutos antes de mi hora de almuerzo, me encuentro de vuelta en casa, observando a una llorosa Hazel, quien murmura cosas que no logro entender.
—¿Puedes respirar? —digo, agachándome a su altura. Sus ojos azules se encuentran completamente rojos y, bajo estos, unas grandes ojeras los adornan—, tía, sea lo que sea saber que estaré aquí para apoyarte y ayudarte en todo lo que pueda. ¿Lo entiendes?
>>Ni papá, ni mamá ni yo te dejaremos de lado. No somos ellos...
Sé que mencionar a los abuelos le duele, sin embargo, no podía evitarlo. Ellos eran las personas que más daño les habían hecho a mi mamá y a mi tía y pensar que después de muertos seguían haciéndolo, me molestaba.
—Y-yo... —Hazel empieza, sin embargo, su voz se quiebra al hacerlo y un sollozo se escapa de lo profundo de su garganta. No dudo en sentarme a su lado y atraerla hacía mí, dejando que su cabeza descanse sobre mis piernas. Uno de mis recuerdos, el de estar llorando escondida en mi nueva habitación, el primer día que llegué con los Abbot, me golpea con fuerza.
Había fingido una sonrisa cuando puse un pie dentro de la casa, indicándoles a mis nuevos padres y mis tíos, que todo estaba bien. Hazel fue la única que notó que mentía. Cinco minutos después de estar llorando en el suelo, la puerta se había abierto y ella, sin decir nada, se sentó junto a mí y coloco mi cabeza sobre sus piernas. No había dicho nada, sin embargo, aquel gesto bastó para que yo me echara a llorar con mucha más fuerza.
—Cuando recién llegué con mis padres, tú eras la única que notaba cuando mentía o cuando algo no estaba bien. Me protegiste de mi primer ex novio frente a toda la escuela, sin importarte que después sus padres intentaran poner cargos en tu contra. No te arrepentiste de nada.
—Y no lo haré nunca... —musita, sorbiendo por la nariz—, se lo merecía, Dylan —Ella se mueve un poco, haciendo que sus ojos se encontraran con los míos—, no dejaré que nadie lastime a mi pequeña sobrina... cariño, no compartimos sangre, pero tú eres parte de mí. Mataría por ti y por tus padres...
>>Son lo único que tengo.
—Y nosotros te tenemos a ti, Haz —murmuro, sonriendo con cariño. Una pequeña sonrisa aparece en sus labios y es cuando, nuevamente, intento descifrar qué diablos ocurre—, ¿me dirás que te tiene tan horrible? Parece que no has dormido en días.
Y, a penas dichas palabras me abandonan, me arrepiento de golpe. La pequeña sonrisa desparece tan rápido como apareció, su ceño se frunce y, sin decir nada, se acomoda, sentándose junto a mí. La siento tomar un profundo suspiro.
—Estoy embarazada... —dice, sin mirarme. Estoy a punto de levantarme y festejar un poco, pero, cuando su voz se quiebra y nuevamente empieza a llorar, me confundo mucho más—. Fui tan estúpida como para no usar protección...
No sé qué diablos decir y, me siento mucho más estúpida que ella. Para la mayoría de las personas un embarazo era sinónimo de felicidad, sin embargo, para Hazel, parecía todo lo contrario y, cuando, poco a poco, las piezas empiezan a caer en su lugar, empiezo a comprender por qué está tan triste.
—¿Es de Cameron?
Con su cabeza gacha, asiente, tratando de respirar, sin embargo, el llanto es mucho más fuerte que su intento de recomponerse.
—¿Él lo sabe? —Hazel niega, limpiándose las lágrimas, lo cual parece en vano, puesto que unas nuevas ocupan su lugar—. ¿Se lo dirás?
Varios segundos pasan, inclusive parecen minutos, cuando ella simplemente se encoge de hombres y dice sorbiendo por la nariz—: Antes de tu compromiso él yo hablamos... de nada en importante, pero en la conversación salió a colación matrimonio e hijos.
>>Él no quiere eso, Dylan, y ahora...
Y es cuando la entiendo completamente. A pesar de que Hazel nunca hablara sobre su "relación" conmigo, me decía que ellos estaban solucionando o tratando de que funcione, sin embargo, ahora, luego de un mes de mi compromiso, puedo decir que las cosas entre ellos están funcionando, mucho mejor de lo que pensaba.
Mi tía estaba embarazada.
Iba a tener un primo... o una prima.
—¿Le dirás? —murmuro, sabiendo de antemano la respuesta.
—No —dice, sin siquiera pensarlo—, Cameron tiene muchos sueños y dentro de ellos no figura un bebé... No quiero que las cosas por las que ha trabajado por tanto tiempo se arruinen. Me sentiría muy culpable.
Las lágrimas parecen ser olvidadas y, no dudo en seguir con mi interrogatorio.
—¿Entonces, qué harás?
Silencio, silencio durante un par de minutos es lo que obtengo, sin embargo, antes de que pueda decir algo más, Hazel habla, con voz baja—: Pensé que ir a Londres...
—¿Crees que es lo correcto? —Ella asiente y, sin pensarlo, rodeo su cuerpo con mis brazos—, te apoyaré en todo lo que tengas en mente, tía, pero, antes de tomar una decisión, debes hablar con Cameron.
>>A pesar de todo, el bebé no es sólo tuyo... ambos son responsables de él... o ella.
—No quiero entrometerme en sus planes, Dylan —musita, con voz baja—. Con el tiempo aprendí que es mucho mejor hacer las cosas a mí manera.
>>Cameron es un hombre bueno, no tiene la culpa de todo esto y sé que él sería capaz de dejar de lado todo por lo que ha luchado sólo para no dejar a este bebé desamparado, pero, en el fondo, no será completamente feliz.
Sin saber qué más decir, me levanto del suelo, tendiéndole mis manos a Hazel para que ella haga lo mismo, lo cual no duda en hacerlo.
—No sabrás eso hasta que hables con él, tía —digo, con seriedad—. Si estuviera en tu lugar —digo, sabiendo que, a pesar de decir lo correcto estoy mintiendo—, no dudaría en decirle a Scott.
—Yo no soy tu, cariño —dice, son una sonrisa cargada de tristeza—, con el tiempo aprendiste que es mejor soltar todo lo malo que te lastima, a pesar de que no a todos les guste y eso es bueno... yo no creo ser así nunca. He estado tan acostumbrada a callar todo lo que siento para no entrometerme en la vida de los demás, que dejaría de ser yo si hiciera lo contrario.
—No lo eres —digo, asintiendo—, pero de vez en cuando está bien ser egoísta y preferir tu felicidad a la del resto, tía.
Estoy a punto de decir algo más, pero la puerta de la habitación que comparto con Scott se abre. El moreno aparece frente a mí, agitado y con el ceño fruncido, lo noto preocupado.
—¿Estás bien? —dice, acercándose a mí, sujetando mi rostro en sus manos—, ¿no te pasó nada?
—¿De qué hablas? Estoy bien ¿por qué no lo estaría?
Scott está a punto de abrir la boca, pero su atención está sobre Hazel, a quien simplemente le frunce el ceño, con algo de tristeza.
—Cameron me dijo que vieron a Hazel saliendo de un hospital —dice—, y luego las vieron a las dos viniendo a casa.
Mi ceño se frunce. ¿Hospital? Rick y yo habíamos pasado por Hazel en el restaurante que queda a tres cuadras de...
>>¿Pensaste que sería fácil ocultarle algo así a él, Haz? Trabaja en el FBI...
Los ojos de la morena se abren de golpe y, es cuando ambas sabemos que Cameron ya lo sabe.
Cameron sabía que estaba embarazada.
—¿Dónde está tu hermano? —pregunto, sin quitar la atención de mi tía—, él no puede...
—Está abajo —murmura—, esperando a que Hazel baje.
La morena da un respingo y ante eso, ambas sabemos que, por el momento, el viaje a Londres, queda postergado.
—Iré a hablar con él —dice, sin más, abandonando la habitación tan rápido que no puedo detenerla.
Scott y yo nos quedamos en silencio y el moreno no duda en tomarme por la barbilla para que mis ojos se encuentren con los suyos.
—No vuelvas a apagar tu teléfono —dice, con seriedad—, me preocupé demasiado cuando Cameron dijo que tú y Hazel fueron al hospital... luego lo golpeé porque no sabe explicarse bien.
—No fui al hospital —digo, riendo ante sus palabras—, iba a almorzar algo junto a Rick y Hazel llamó a la oficina, me pidió que pasara a buscarla al restaurante que queda a tres cuadras y luego vinimos a casa.
Scott asiente, rodeándome con sus brazos, su barbilla descansa sobre mi cabeza y lo siento tomar una profunda respiración.
—Si algo llega a ocurrirte, sería capaz de matar al hijo de puta que te lastime, Dylan.
A pesar de que la promesa en sus palabras me asustan un poco, no hago más que asentir, puesto que, si algo o alguien llegara a lastimarlo, no dudaría en hacer lo mismo.
A veces, aunque me obligaba a dejarlo de lado, el amor que sentía por Scott me asustaba.
El moreno se separa de mí, tomándome por los hombres y agachándose un poco para poder observar mis ojos, y, con completa seriedad, dice—: ¿No estás ocultándome nada al igual que Hazel?
Río y lo hago en serio, haciendo que el ceño del moreno se frunza y, antes de que él diga algo, beso sus labios y digo—: Si mal no recuerdo, tú sigues usando condones.
—Diablos —suelta, con diversión, deslizando sus manos hasta mi trasero, el cual aprieta sin vergüenza alguna, atrayéndome más hacía su cuerpo. Soy capaz de sentir la leve erección que esconden sus pantalones y, sólo es necesario uno de sus besos, para que el deseo se deslice por mis venas—, tal vez, algún día, me olvide de usarlos.
Lo miro con seriedad mientras dejo que me bese, sus manos tocando mi cuerpo como él sólo podía hacerlo y, cuando, sin ninguna dificultad me levanta del suelo, haciendo que mis piernas rodeen su cintura y su erección se clave en mi centro, digo—: Aún no estoy lista para tener bebés.
>>Creo que necesito mucho más tiempo para los dos solos...
—¡Tú no eres mi maldito dueño, Cameron!
Y, tan rápido como los gritos se escuchan en el piso principal, Scott y yo soltamos un suspiro al mismo tiempo. Nuestra oportunidad de tener algo de privacidad había sido terminada por una explosiva pareja, discutiendo en nuestra sala de estar.
—Bien —dice, fingiendo mal humor—, creo que necesitaré una ducha fría, o masturbarme pensando en ti. Será mejor que te ocupes de eso.
Mi boca se abre con sorpresa cuando el moreno me deja sobre el suelo y da un paso lejos de mí.
—¡Tú hermano está ahí, debes ayudarme!
—No soy bueno arreglando problemas de otras personas —murmura, con diversión, besando mis labios antes de volverse a separar de mí—, tú eres la señora de la casa, mi amor, buena suerte.
Y, antes de poder ir detrás de él, se encierra en el baño, dejándome completamente sola para enfrentar a Hazel y Cameron.
—¡Harford! —digo, golpeando la puerta del baño. Escucho su risa, la cual se ve cortada de golpe cuando escucho cristales romperse—. ¡Me las pagarás!
O
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro