27.
¡Capítulo nuevo en una semana! Creo que ahora es oficial: ¡Estoy de vuelta!
Espero que les guste mucho, en serio trabajé duro en éste capítulo. Como saben, trataré de publicar el siguiente capítulo dentro de una semana, so... ¡no vemos en la próxima!
Capítulo dedicado a @DarkusLa
No olviden seguirme en mis redes sociales, publico adelantos cada que puedo.
~*~
Habían pasado dos horas desde que subí a mi habitación, Hazel se había cerrado en no hablar conmigo, algo que ciertamente me dolía. Yo confiaba en ella, con los ojos cerrados.
—Sabes que no te esconderás por siempre en tu habitación, ¿no? —Scott suelta, lleva media hora acostado en mi cama, algo que parecía normal para él—, debes bajar a comer.
—Dejé que entrarás con la única condición de que mantuvieras la boca cerrada —Levanto la mirada del dibujo que tengo frente a mí y lo observo con el ceño fruncido—, tus llaves están en mi bolso, puedes tomarlas y regresar por donde viniste.
—Sabes que no tienes ningún derecho a desquitarte conmigo, ¿no? —suelta, su tono es tranquilo, sin embargo, noto su ceño fruncido—, yo no te he ocultado nada y estoy tratando de hacer las cosas bien contigo, Dylan, no seas un grano en el culo.
Suelto un suspiro y giro la silla.
Tal vez tenía razón, pero ciertamente no me estaba ayudando. No sabía cómo me sentía. El que Hazel y mis padres me hayan ocultado lo ocurrido, sólo me hacía sentir de más.
Cómo si decírmelo no era tan importante para ellos.
Suelto un suspiro y dejo de lado el dibujo. No había avanzado nada y ciertamente tampoco lo haría en el resto de la tarde. Los ojos de Scott están sobre mí y no duda ni un segundo en hacerme un lugar en mi cama. Me siento junto a él, pero el moreno no lo piensa y tira de mí hasta que la mitad de mi cuerpo queda sobre el suyo.
—No pienses tanto las cosas, Dylan —dice, sus largos dedos se pasean por mi cabello y no puedo evitar relajarme junto a él—, a veces hay cosas que no puedes contarles a todo el mundo, no importa cuán importante sean ellas en tu vida. Merecen tener secretos.
—Cuando llegué me sentí excluida —murmuro, sin siquiera girar a observar a Scott. La incomodidad de aquel entonces era mucho más fuerte. Tenía miedo de preguntar por cosas pequeñas, no quería ser una molestia para ellos y, poco a poco, Hazel y mamá me habían ayudado con eso—, tenía miedo de siquiera dirigirles la palabras, ¿sabes?
>>Es incomodo no sentirte parte de una familia... o de un lugar, y me sentí así durante mucho tiempo.
—Me siento cómodo cuando estoy contigo —murmura, para luego removerse un poco y dejar una de sus manos en mi trasero. Con uno de sus dedos se encarga de trazar líneas imaginarias, haciendo que mi piel cosquilleé un poco—, y sé que te sientes cómoda conmigo.
—¿Cómo estás seguro de eso?
—Porque te estoy tocando y no te has movido de tu lugar, Dylan.
No puedo evitar sonreír. En cierto punto él tenía razón. Me sentía cómoda con él, a pesar de no querer estarlo. Me gustaba demasiado Scott, y la idea de sentir algo más que eso me ponía en peligro a mí.
No quería volver a sentirme dejada de lado.
Al menos no por él.
—Iré a Nueva York está noche —suelto, como si nada. Algo dentro de mí me estaba empujando a hacerlo, sin embargo, me arrepiento cuando la tensión se apodera del cuerpo del moreno. Con cuidado, me remuevo sin llegar a lastimarlo y sus ojos me observan, cómo si no entendiera nada de lo que digo—, ¿qué?
—¿Con quién irás?
—Sola —frunzo el ceño—, tengo veintidós años, Scott, puedo subirme a un avión por mi cuenta.
—¿A qué diablos irás? —dice, suena algo enojado, pero no parece querer pasar de eso—, ¿no tienes trabajo?
Pongo los ojos en blanco. No debí decir nada, debí enviarle un mensaje una vez tuviera los pies en Nueva York.
—Trabajo, Scott. No tengo que pedirte permiso, sólo te lo digo para que sepas que no estaré al menos tres días.
—Hablaré con Rachel —dice, se remueve, alcanzando su teléfono del bolsillo de sus pantalones, pero antes que lo haga, lo arrebato de sus manos.
—Tú haces algo para entrometerte en mi trabajo, no vuelves a saber nada más de mí, Scott Harford —Los ojos café de él se encuentran con los míos, luce enojado, sin embargo, se resiste a únicamente estirar su mano en mi dirección para que le regrese su teléfono. Lo hago, dudando un poco y él con toda la calma que logra reunir lo regresa a su bolsillo—. Pareces un niño. Sólo iré por trabajo.
—¿Con quién se supone que trabajarás en Nueva York? —pregunta, su tono es serio y con un suspiro me dejó caer en la cama. Siento su mirada sobre mí, y sólo me hace sentir incomoda.
—¿Crees que me iré con él primero que vea?
—No —dice, su ceño se frunce por un segundo—, pero no quiero a otro hombre cerca de ti, al menos que sea tu padre.
No puedo evitar reír y, como puedo, me muevo en la cama hasta que termino sobre su regazo, Scott no duda en agarrarme por el trasero, pegándome más cerca de su cuerpo. Sus ojos caen a mis labios, sin embargo, no hace el mínimo intento de besarme.
—Sólo es trabajo, Scott —Mis manos terminan en su cabello y, sin importarme su estado enojado, lo despeino un poco, logrando que se vea aún más sexy de lo que era—. No sabía que eras celoso. Cada día se aprende cosas nuevas.
—Eres mía, Dylan —Su voz se libera en un tono ronco, una de sus manos recorre toda mi espalda hasta que llega a mi cabello y tira con suavidad de él. Me obliga a inclinar un poco la cabeza, obteniendo libre acceso a mi cuello—. No dejaré que nadie más se acerque a ti.
—Nadie se me acercará —aseguró, riendo cuando siento sus dientes morder la piel sensible de mi cuello. No estaba siendo brusco y sentí su sonrisa contra mi piel, lo cual no me molestaba en lo absoluto—, sólo será trabajo.
~*~
—No necesito que me digas que hacer, Rachel —digo, sonriéndole a la azafata que me indica por segunda vez que tenía que guardar mi teléfono—. Te llamaré cuando esté en Nueva York —Y sin más, termino con la llamada, disculpándome con una mirada apenada con la morena que estaba negando algo cansada.
Odiaba a Rachel.
Scott la había llamado para asegurarle de que no iría sola, pero yo había arruinado los planes al no saber que ella había mentido. Scott pensó que estaba siendo acompañada por una de las chicas.
Y ahora lo había arruinado.
Él mataría a Rachel por mentirle y yo lo mataría a él por meterse en mi trabajo.
Tener a Scott Harford en mi vida era estresante, sin embargo, no quería que fuera de otra manera. En su personalidad intensa, dominante y en parte, imbécil, había logrado crear una combinación que únicamente me atraía hacía él, a pesar de que el miedo era mucho más grande.
Suelto un suspiro.
Tenía que dejar el tema de Scott al menos por el resto del viaje. Necesitaba tener mi mente en el trabajo y no en el chico que había estado en mi vida desde aquella extraña noche de la carrera.
Luego de tres horas, me encuentro esperando al sujeto que vendría por mí al aeropuerto. Rachel me había indicado que Ian Masen era un hombre importante, que no tenía mucho tiempo del cual disponer, por lo cual tendría que anotar todas sus ideas y empezar desde ahí. Sería difícil, mucho más si él no participaba de lleno en cada decisión.
¡Ni siquiera lo conocía!
Mi mirada se enfoca en todas las personas que llevan un letrero, hasta que me encuentro con uno que tiene mi nombre escrito en él.
Dylan Abbot.
La visión de una camisa negra, junto a una corbata del mismo color llama mi atención, mucho más cuando noto como sus músculos resaltan por bajo la tela. Una pequeña sonrisa aparece en sus labios cuando me dirijo hacía él.
Es más alto que yo, pero no logra pasar la estatura de Scott.
—Supongo que tú eres Dylan —dice, su voz es ronca y no puedo evitar fruncir mi ceño cuando suelta una risa—, creí que esperaba a un gay... o algo por el estilo.
—Supuso mal —entrecierro los ojos hacia él—, supongo que usted es el chofer del señor Masen.
Con cuidado se encarga de doblar el papel y es cuando noto el tatuaje en su antebrazo. Parece divertido cuando regreso la vista a su rostro y me siento algo avergonzada por observarlo sin vergüenza alguna.
—También supone mal, señorita Abbot —dice, inclina la cabeza, haciendo que su cabello negro se sacudo un poco. Sus ojos café me observan con diversión—. Soy Ian Masen.
Antes de poder soltar una palabra, mi teléfono suena y, sin siquiera saber por qué, ignoro por completo las palabras del moreno frente a mí y saco mi teléfono del bolso que llevo a la mano. La maleta que llevo sujetada con algo de fuerza es arrebatada de mi mano y, cuando quiero quejarme, la ronca voz de Scott irrumpe en mi oído—: Tomarás un maldito avión de vuelta justo ahora, Dylan Abbot.
—Vete al diablo —Me alejo un poco de Ian, tratando de que mi voz no sea audible para él—, no puedes controlarme, Scott. Es mi trabajo y no voy a dejarlo sólo porque crees que me acostaré con el primer imbécil que se me cruce en el camino.
—Si no vienes por tu cuenta iré por ti, Dylan.
—Inténtalo —siseo, llamando la atención de una pareja que pasa junto a mí—, y con lo único que regresarás será con un ojo morado, Harford.
>>No soy una cualquiera, Scott, creo que notaste eso la primera vez que tuvimos sexo.
Un largo suspiro se escucha al otro lado de la línea y puedo sentir la tensión que está irradiando el cuerpo de Scott. Podía sentirla, pero en mi caso estaba siendo reemplazada con decepción.
—Si no puedes confiar en mí y crees que terminaré acostándome con el primero que encuentre será mejor que las cosas terminen, Scott —Trago duro, siento un nudo en mi garganta y sé que luego de lo que diría, nada volvería a ser lo mismo—. Te amo, Scott.
>>Creí que ya lo sabias.
Silencio es lo único que escucho del otro lado, junto a una lenta respiración, sin embargo, ni una sola palabra es liberada de su parte.
—Tengo que irme, tengo trabajo que hacer.
Termino con la llamada sin recibir alguna respuesta de Scott. tomo una lenta respiración y giro nuevamente hacia Ian Masen.
—Perdón por eso. —digo, algo avergonzada. El nudo en mi garganta me impide hablar con normalidad y él parece notarlo.
—La llevaré a su hotel y podremos empezar con el trabajo temprano por la mañana, señorita Abbot.
—Dylan —digo—, puede llamarme Dylan.
—Bien —intenta bromear—, tu puedes llamarme Ian —agrega—, Rachel me hace sentir viejo cuando me llama señor Masen. El señor Masen es mi padre, no yo.
Niego un poco divertida y sin decir nada más, él me indica por dónde podemos salir del aeropuerto. Lo sigo de cerca, no sabiendo muy bien el camino.
Ciertamente, la pequeña discusión con Scott había quitado todas las ganas que tenías de salir por mi cuenta a conocer un poco más Nueva York. Había estado dos veces aquí, dos de ellas en las cuales no pude visitar Central Park y no me marcharía esta vez sin haber caminado todo el parque.
—Mañana pasaré temprano por ti e iremos a desayunar, será mejor que lleve su ¿cuaderno de notas? —Me observa por un segundo, sonriendo ampliamente. Era lindo, sin embargo, al único que quería ver era a un corredor de fórmula 1 con el ego más grande que él mismo, él único que lograba poner mi piel de gallina con tan sólo ponerme los ojos encima—, supongo que sólo necesitarás eso.
—Supones bien —murmuro a modo de respuesta.
Cuando llegamos a su auto, no me sorprendo demasiado al encontrarme con un BMW. Él mismo había mandado a traer a una decoradora de interiores, podría darse el lujo de tener un auto como ese.
Cuando me abre la puerta me siento incomoda, pero no digo nada. Simplemente subo al auto y espero pacientemente a que cierre la puerta detrás de mí.
Mi teléfono sigue en mi mano y sé que si reviso, no encontraré nada, al menos no algo por parte de Scott. Sin embargo, lo hago, sintiendo cómo un nudo se apodera de mi estómago.
Lo había arruinado.
Bloqueo mi teléfono con rapidez cuando Ian ocupa el lugar del piloto. Sus ojos me observan con algo de curiosidad y simplemente dice—: Soy fiel creyente de que una mujer no debe esperar por un mensaje de un chico, mucho menos cuando parece estar a punto de llorar.
—No voy a llorar.
—No —asegura, encendiendo el motor del auto—, pero parece que quiere meter su cabeza a través de la pantalla. Tengo una hermana y no me gustaría verla en la misma situación por un hombre que no muestra el mínimo interés de verla bien.
>>Tal vez tu chico no es el indicado, Dylan.
Ian Masen en multimedia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro