19.
Puedo verte lastimado, he pasado por lo mismo.
Cariño, no te preocupes, te tengo.
Sólo quiero conocerte. Cuéntame tus secretos.
Veo que lo necesitas, porque te tengo.
~I got you -Bebe Rexha.
—Te ves hermosa, Dylan —Hazel suelta, una vez que me coloco de pie—, a pesar de tener el yeso.
Suelto un suspiro, observando mi reflejo en el espejo. Ciertamente Hazel no era distinta a Meghan. No había usado mucho maquillaje en mí, cosa que me gustaba. Sin embargo, no me sentía yo.
—Creo que esto no es una buena idea.
—Lo es —Me corrige, observándome con el ceño fruncido—, Scott no merece tener a una mujer como tú, mucho menos lamentándote de todo lo que ocurrió. Si no supo conservarte, lástima por él, eres joven, puedes volver a enamorarte.
—Yo no estoy enamorada.
Hazel se ríe y se acerca a mí únicamente para sujetarme por los hombros y decir—: Cariño, puedes negártelo todo el tiempo que quieras, pero sé reconocer cuando una persona está enamorada y tú lo estás.
Pongo los ojos en blanco, haciendo que mi tía suelta una risa y, sin decir una sola palabra más, abandona mi habitación, claramente haciendo el camino a la suya para terminar de arreglarse.
Sin poner más atención en la morena, vuelvo a fijar mi vista en el espejo frente a mí. La morena que me regresa la mirada es algo diferente a lo que suelo ver en la mañana: las pecas había sido cubiertas y con ello la carencia de maquilla con la que estaba acostumbrada a vivir.
El café en mis ojos resaltaba mucho más con el juego de sombras oscuras que Hazel había aplicado en ellos, ciertamente, nunca aprendería a maquillarme como Meghan o mi tía, al parecer ese no era uno de mis talentos.
Mis ojos caen en el aparato que estaba sobre mi escritorio, el teléfono se mantenía constantemente con la pantalla encendida y sabía que era por mi cuenta de instagram. No había sido capaz de eliminarla y, sin saber exactamente qué hacer, inicié sesión nuevamente.
Observo la puerta de mi habitación, lista para recibir algún intruso, sin embargo, cuando nadie llega a la puerta, no dudo en tomar el aparato. El sin fin de corazones y comentarios entra en mi campo de visión.
Antes de colocar mi cuenta como privada, muchos de las seguidoras de Scott habían hecho de las suyas y habían dado con mi cuenta.
Cuando mis dedos se deslizan en la pantalla, las notificaciones aparecen frente a mí, entre ellas resaltando comentarios que, simplemente, no quería leer.
—Es mejor que Scott se mantenga alejado de la rubia pálida —leo, soltando una pequeña risa—, seré Dyscott shipper por siempre.
—¿Qué es Dyscott? —Dejo de lado el teléfono, encontrándome con la mirada de papá, él lleva un suéter horrendo que mamá le había regalado la navidad pasada. Ciertamente, ella pudo haberle regalado un pedazo de lápiz y él estaría feliz por eso. Él siempre era feliz con todo lo que mamá le daba—. Se supone que deberías estar acostada.
—Una mezcla de mi nombre y el de Scott bastante horrible —Los ojos de papá terminan sobre el teléfono y no dudo en dejarlo nuevamente sobre mi escritorio, tal vez, si me animaba, continuaría leyendo algún que otro comentario—, ¿no sabes que hay una puerta?
—Estaba abierta —dice, sonriendo—, y es mi casa si mal no recuerdo. No hay privacidad aquí.
>>Pero no vine a eso, quería saber si estás consciente de que saldrás en una cita con un sujeto al cual no conoces, y que Hazel estará ahí.
—Lo estoy —río, sabiendo por dónde quería ir—, prefiero eso a estar toda la noche en el sillón.
El silencio que cae sobre nosotros es algo incómodo, y me las arreglo para llegar hasta mi cama.
—Scott llamó —dice, algo incómodo, llamando toda mi atención—, gritó algo sobre una foto y tu quedándote en casa hoy.
—¿Qué? —Papá se encoje de hombros, acercándose a mi teléfono para luego tomarlo y dejarlo en mi mano. Mi ceño se frunce y, cuando lo tomo y reviso cada una de las notificaciones, me encuentro con un mensaje de un número desconocido.
"Ni se te ocurra salir de esa maldita casa, Dylan Abbot, si lo haces juro que te follaré hasta que no logres caminar."
—¿Encontraste algo?
—Si —murmuro, pero me arrepiento de inmediato—, dice que enviará mi teléfono en estos días. Nada importante —Dejo el teléfono sobre la cama y observo a papá—, ¿qué harán mamá y tú ésta noche?
—Ver una película, supongo —dice, para luego guiñarme un ojo—, tal vez otras cosas, todo depende del transcurso de la noche.
—Será mejor que nos vayamos —Hazel se detiene en la puerta de mi habitación llevando un vestido ceñido al cuerpo y los tacones en la mano—, llevamos media hora de atraso, Dylan.
—Cuida a mi hija, Hazel —Papá dice, se empeña por sonar aterrador, pero lo único que logra es hacer reír a la morena—, hablo en serio. La última vez que estuvo sola terminó con un yeso en la pierna, no quiero verla de nuevo en el hospital.
—No terminará en un hospital —Hazel suelta, frunciendo el ceño hacia papá—, no puede beber y sólo comeremos, tal vez sólo termine intoxicada por algo que le haga daño, ¡sólo tal vez!
Hazel abre la boca, pero la cierra para luego tomar una respiración y decir—: Creo que estoy hablando mucho, te esperaré abajo, Dylan.
Y, sin decir una palabra más, hace su camino lejos de mi habitación.
—Será mejor que vaya detrás de esa mujer —Papá murmura, hablando más con él mismo que conmigo—, es capaz de cualquier cosa.
Una vez que deja mi habitación, un suspiro es eliminado de mi parte. Tal vez sería una noche larga.
~*~
—¿Estás segura de que vendrán aquí? —pregunto, observando a Hazel. Ella está entusiasmada, sin embargo, el hecho de tener más de media hora esperando por los sujetos, me hacía creer que ellos no llegarían.
—Caden dijo que estaban en camino —Ella suelta, para luego detener sus ojos sobre mí—, ¿nunca te dije el nombre de su hermano, no?
Niego, dejando mis codos de mala gana sobre la mesa. El lugar estaba a su máxima capacidad, sin embargo, podía ver a las personas caminando con bastante comodidad. Nadie parecía chocarse con los otros y, en diferencia del último lugar al que fui con Meghan, aquí no parecían haber tipos que mantengan algún prostíbulo.
—Se llama Benjamín —Me enfoco en mi tía, porque, ciertamente, no quería ahondar en los recuerdos que terminaban con Scott cargándome o tratándome como a una muñeca—. Su madre es del medio oriente si mal no recuerdo.
—Sólo será una salida como amigos, Hazel —Le recuerdo, observándola con una ceja arqueada—. Estoy a tiempo de levantar mi trasero de aquí y tomar un taxi que me regrese a casa.
—¿Puedes dejar de ser tan amargada una vez en tu vida? —Ella rueda los ojos, levantando la mano cuando un mesero camina cerca a nuestra mesa—. Te pediré un trago y tratarás de relajarte, ¿está bien?
No respondo nada, porque simplemente no quería hacerlo. Hazel tenía sus momentos de rubia hueca, sin embargo, era mucho más que eso. ¿En qué mundo ella le daría alcohol a una persona que está tomando medicamentos para el dolor?
El teléfono junto a mi mano vibra, llamando toda mi atención y, cuando me dispongo a ojear el mensaje, siento una pesada mirada sobre mi espalda, pero lo paso por alto.
Había muchas personas y sería extraño que alguien no esté mirando a todos los lugares.
—Dos margaritas —Escucho a Hazel decir mientras me enfoco en la pantalla de mi teléfono.
El número desconocido salta en la pantalla y siento tensión irradiando mi cuerpo cuando leo las palabras que son dirigidas exactamente a mí.
"Ni una gota de alcohol tocará tus labios, Dylan, estás tomando medicamentos, ¿en qué estás pensando?
Pd: Mira detrás de ti."
—Hazel —Mis ojos se despegan del teléfono únicamente para observar a los dos hombres que llegan a nuestra mesa. Ambos son castaños y uno de ellos me observa únicamente a mí—, lamentamos mucho la tardanza, pero uno de los neumáticos se pinchó y tuvimos que cambiarlo.
—Hola —Hazel se levanta tan rápido como puede, saludando a los castaños, cuando los dos se enfocan en ella, tomo ventaja y doy una rápida mirada a todo el lugar, todo parece estar en su lugar, sin embargo, mi atención se detiene en la barra, donde soy capaz de observar la alta figura de Scott, el mismo se encuentra junto a Cole, quien parece estar pasando por el aburrimiento más grande su vida—, ella es mi sobrina Dylan, Dylan, ellos son Caden y Benjamín.
—Hola —Regreso la mirada a los nuevos chicos y los saludo desde mi lugar. Ciertamente, luego de una larga sesión con zapatos, no pensaba colocarme de pie—, lo siento, pero sufrí un inconveniente y no puedo estar mucho tiempo en pie.
Los ojos de quien creía que era Benjamín, se enfocan en mí y siento que lo conozco de algún lugar, sin embargo, no logro recordar de dónde.
—No te preocupes —dice, sonriendo abiertamente—¸ ¿estás bien? No quiero que te sientas incomoda al venir aquí.
Hazel me observa y sé que si digo algo que a ella no le guste, terminaría con la morena enterrando sus garras en mi cuello, cosa que no quería.
—Estoy bien —respondo, deslizándome de mi lugar para darle algo de espacio a Benjamín, éste duda un poco en sentarse, pero termina haciéndolo al final—, creo que necesitaba una salida después de todo.
—¿Les parece si Caden y yo vamos por algo para comer? —Hazel pregunta, sin embargo no espera a mi respuesta y termina llevándose al hermano mayor de Benjamín con él.
—Creo que no le importó tu respuesta —Benjamín murmura, está sonriendo, sin embargo noto algo de lástima en su mirada cuando observa a su hermano—, y dime... ¿cómo logró sacarte de casa?
—¿Quién? —sueno divertida, sin embargo me encuentro algo incomoda. ¿Por qué diablos había aceptado la invitación de Hazel? Justo ahora odiaba al hombre que prometió estar junto a ella por el resto de su vida. ¿Tan fácil se acaba el amor que las personas juraban tener?
La música aumenta su volumen, haciendo que Benjamín se acerque un poco más a mí, por reflejo propio, me alejo, sintiendo nuevamente aquella pesada mirada sobre mí.
—Tu tía —Él ríe—, Caden me dijo que era algo entusiasta, pero creo que se quedó algo corto con su descripción.
—Bueno... Hazel es Hazel —murmuro, observándolo. Cuando mis ojos se encuentran con los suyos, sus ojos café me observan con algo de diversión, pero toda conexión se rompe cuando alguien más ocupa el lugar de Hazel. La tercera persona se aclara la garganta, haciendo que mis ojos caigan sobre él y, cuando lo observo, siento la tensión irradiando de su cuerpo.
—¿Terminaste, Dylan? Es hora de irnos.
—¿Quién eres tú? —Benjamín suelta, pero toda la sangre parece eliminar su rostro cuando observa bien a Scott—. Tú...
—Sí —Scott escupe—, si no quieres que acabe contigo y todo el maldito prostíbulo para el cual reclutas chicas será mejor que te alejes de mi mujer, Bower, o simplemente puedo terminar de romperte la cara.
—¿Qué? —Interrumpo, paseando mi mirada de Scott a Benjamín, sin embargo, mi boca cae abierta cuando recuerdo la mañana en la que desperté en la casa de Scott. El sujeto... Benjamín me había abordado aquella noche.
—No se quedará así, Harford —Benjamín suelta. La visión del chico sonriente y amigable que había llegado desaparece con rapidez cuando intenta acercarse a mí.
Antes de ser capaz de procesar todo lo que ocurre, tengo a Scott delante de mí, soltándole un fuerte golpe al castaño logrando tumbarlo en el suelo. Sus hombros están rígidos y sé que acercarme a él o simplemente tocarlo sería una mala idea.
—¡Recoge tus cosas, Dylan, te sacaré de aquí! —Ladra, haciéndome saltar en mi lugar. Para ese entonces la música se ha detenido y teníamos más de la mitad de los ojos en el lugar observándonos. Hazel llega, sujetando entre sus manos un platón con nachos y, cuando ve a Benjamín en el suelo, suelta un jadeo horrorizada.
—¿Qué diablos pasa aquí?
—Será mejor que recojas tus cosas, tía —murmuro, soltando un quejido cuando me coloco de pie. Mi tobillo duele, sin embargo me las arreglo para no regresar a mi lugar—, te lo contaré en el camino a casa.
—¿Explicarme qué?
Scott no deja que responda y toma la bandeja de las manos de Hazel para dejarlas sin cuidado alguno sobre la mesa, toma mi bolso y me lo entrega, para luego envolver su brazo en mi cintura y apoyarme contra su cuerpo.
—Será mejor que camines, Hazel, no me obligues a usar a Cole.
Un chillido por parte de mi tía me hace mirar hacia atrás y, cuando la observo, lo único que soy capaz de ver es su trasero. Cole no había perdido el tiempo en alejarla de Caden.
Todo parece ser una película irreal, sin embargo, no tengo fuerzas ni argumentos para pelear contra Scott. Meghan había vivido el estrago de lo que era conocer a ese tal Benjamín, su amigo la había drogado, quién sabe para qué cosas.
—Me estoy esforzando mucho para no lanzarte sobre mi hombro —dice, suena enojado, pero el agarre que ejerce en mi cintura no es brusco—, eres más terca que mi hermana, Dylan, y digamos que ella no terminó nada bien.
Tengo ganas de discutir, sin embargo mis argumentos no serían nada válidos. A pesar de ser un idiota, tenía razón en algo.
Era terca. Muy terca.
Benjamín en multimedia.
¡No olviden pasarse por mi nueva novela "The Forest"
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