14.
¡Hola!
Espero que les guste el capítulo. <3
No se olviden que todos los capítulos +18 serán privados, por lo que necesitarán seguir mi cuenta para estar al tanto de la actualización. <3
¡Disfruten su lectura!
~*~
Rodeada, estoy soñando a mil por minuto con alguien.
Este sentimiento, quiero ir con él, porque no hay manera.
Nos estamos escondiendo de ésta noche.
Puede decir que me quiere, por cierto, te veo curioso a través de la habitación, bebé.
No hay vergüenza en el juego.
Acaba de cortar la mierda, se honesto.
Sabes lo que tienes que hacer ésta noche.
~Make me - Britney Spears Ft G-Eazy.
Mi respiración está atascada, siento como si todo a mí alrededor estuviese corriendo en cámara rápida y los únicos estáticos somos Scott y yo. Éste intenta acercarse a mí, listo para besarme nuevamente, pero reacciono con rapidez y giro el rostro, logrando que sus labios entren en contacto con mi cuello.
—No —murmuro, incapaz de pelear con él. Obligo a que me baje y él no rechista en dejarme en el suelo, sin embargo, no me deja escapar—. Debes irte, yo...
—No me iré —murmura, su cabeza está inclinada, de modo que prácticamente se encuentra sobre mí. Levanto la barbilla, encontrándome con los ojos café de Scott, sé que debo decir algo, sé que debo alejarlo y correrlo de casa, sin embargo ambos nos sorprendemos cuando tiro de su cuello y presiono nuestros labios juntos.
El beso de mi parte es torpe, lento y algo soso, sin embargo Scott toma las riendas, presionándome nuevamente contra la pared a la vez que ahueca su mano en la parte posterior de mi cuello. Sus dientes se clavan en mi labio inferior y, como si de la peor cosa se tratase, un carraspeo es capaz de llevar toda la intensidad del momento.
Soy la primera en separarme, encontrándome con los ojos verdes de Meghan, detrás de la misma se encuentra Cole, quien parece bastante divertido como para hablar.
—Pensé que estabas jodidamente mal, Dylan —Se queja—, ¡me dejaste ahí mientras corriste llorando! Y te encuentro besándote con... Scott.
Abro la boca lista para explicarme, pero el grito eufórico por parte de la rubia me descoloca un poco. Ella salta, chillando algo que no soy capaz de entender.
—Será mejor que nos vayamos, Scott —Cole ríe, negando con la cabeza—, tienes una entrevista hoy.
—Tú sabes cómo ser un dolor en el culo, Cole —Scott me observa por un segundo y sin siquiera pensarlo un poco, presiona sus labios contra mí—, cuando terminé vendré por ti, iremos a cenar. Tenemos que hablar.
Luego, se separa de mí hacer su camino fuera de casa, Cole lo sigue luego de darle una rápida mirada a Meghan, mis pies se mueven casi por vida propia y, cuando llego a la puerta, no puedo evitar reír por las palabras que el castaño le dirige a Scott.
—Será mejor que te limpies el rostro, maldito imbécil, no quiero que los periodistas vuelvan a detenerse en la casa de Dylan.
No escucho la respuesta de Scott y tampoco me esfuerzo por hacerlo. Una vez que suben al auto, el recuerdo de mamá me asalta. Meghan me observa algo confundida cuando me ve retirando la mesita de entrada de la puerta de la cocina y su confusión solo aumenta cuando mi madre aparece detrás de la misma.
—¿Scott intentó secuestrar a tu madre?
Suelto un suspiro, observando a la rubia para luego decir—: Ya no sé qué diablos quiere de mí.
—Creo que deberías ir a limpiarte el rostro, cariño —Mamá murmura, no luce enojada, lo cual agradezco—, Meghan, será mejor que tengas un discurso sobre el comportamiento de ese chico, porque ni yo tengo palabras para explicárselo a Dylan.
Suelto un quejido, siendo empujada por una divertida Meghan escaleras arriba mientras mi madre se encarga de cerrar la puerta. Ciertamente, me encontraba totalmente desorientada.
Me había gustado el beso.
Me había gustado besar a Scott, sin embargo, su comportamiento solo me hacía arrepentir de lo que pasó segundos antes.
—¿Qué ocurre entre Cole y tú? —murmuro, no sabiendo por dónde empezar. Si hablaba con Meghan, tal vez aclararía mis pensamientos—. ¿Dónde se conocieron?
—Cuando nos rescataron —dice, dejándose caer en mi cama—, creo que Scott no tenía más habitaciones y él durmió en el suelo en la que me levanté. Algo incomodo cuando desperté, por cierto.
>>¿Qué usarás?
Mi ceño se frunce ante su pregunta.
—¿Usaré?
—Sí —suelta, como si estuviera diciendo estupideces—. Scott te invitó a cenar.
—No iré, Meghan —Camino, dirigiéndome a la cama para luego dejarme caer sobre ésta. Meghan y yo estamos observando el techo y guardamos silencio por un momento—. Scott debe aprender que no soy otra de esas chicas que sacuden la cola cada vez que él dice algo. No me preguntó si quería ir. No puede disponer de mí como si fuera una puta.
Meghan gira su cabeza, chocando su mirada verde con la mía, su ceño está fruncido y sé que empezará a lanzarme la misma mierda de siempre.
—Dylan, tu y yo sabemos que dirías que no aún si él lo preguntara —bufa por lo bajo—, dale una oportunidad, Scott no es ningún violador, si tú dices que no él se detendrá.
La puerta se abre, justo antes de que sea capaz de decir una sola palabra. Mamá está en el umbral de la misma sosteniendo mi bolso, se encamina hacia mí y lo deja sobre mi estomago.
—Tu teléfono estaba sonando.
Suelto un suspiro y le agradezco en voz baja a mamá. Ésta se marcha, dejándome nuevamente sola con Meghan.
—Sólo piénsalo, Dylan —dice. Se mueve con rapidez, terminando sentada sobre mi cama—. Conozco a Scott desde hace unos meses, siempre lo vi con una chica distinta cada noche, pero últimamente no ha salido con nadie. Con la única chica con la cual lo vinculan es contigo, ¿eso no te dice algo?
—No —Rebusco en mi bolso como puedo, encontrando mi teléfono con algo de dificultad. El sinfín de notificaciones adornando la pantalla me indican que Scott había hecho algo—. Solo sé que él necesita saber que no dispone de mi tiempo libremente.
Desbloqueo la pantalla y no dudo mucho en ingresar a instagram, nuevamente, la cantidad de notificaciones sobrepasa las que alguna vez habría tenido, aún cuando había optado por colocar la cuenta en privado, seguían llegando. Y cada vez eran más.
La primera notificación que veo es el de las etiquetas y no dudo en ir a ella. La foto de un ramo de rosas y un regalo junto al mismo es lo primero que invade mi vista.
Scott.
—Jodido Dios... —murmuro, completamente confundida—, él en serio no entiende. Me etiquetó en una foto, Meghan. Una jodida foto.
—¿Qué dice? —Pongo los ojos en blanco y, no queriendo discutir con la rubia, me concentro en leer la descripción de la fotografía.
—¿Saldrías conmigo? Tienes todo el derecho a decir que no, pero igual pasaré por ti —Dejo el teléfono de lado, no sabiendo exactamente qué hacer, sin embargo, suelto palabras antes de siquiera pensar en los pros y contras—. Saldré con él —murmuro—, parece que lo está intentando... se merece el beneficio de la duda.
—¿No huirás? —Meghan se burla—, sueles hacerlo, sabes que te amo, Dylan, pero luego de Drew no eres la misma, ¡no todos los hombres son iguales!
—Bueno, Scott Harford no es un santo —Me coloco de pie, dirigiéndome directamente a mi armario—, pero puedo darle el beneficio de la duda.
>>Saldré con él, pero si lo arruina no lo volveré a ver.
~*~
—¡Dylan, la pizza llegó! —Hazel se detiene en el umbral de la puerta de mi habitación, sus ojos caen sobre mí y la sorpresa inunda su expresión—. ¿Quién eres y qué hiciste con mi sobrina?
La sonrisa de Meghan solo indica cuan orgullosa se siente de su trabajo. Habían pasado seis horas desde que había visto la foto de que Scott me etiquetó y, luego de la ayuda de la rubia, me encontraba completamente lista.
—¿Tan mal me veo? —Observo el vestido. No era mío y al ser de Meghan, me quedaba algo estrecho, sin embargo, no tenía tiempo para cambiarme—. ¡Di algo!
—Joder... Scott se va a desmayar —Meghan ríe, rodeando mis hombros con su brazo. El vestido negro se ceñía completamente a mi cuerpo y, para mi mala suerte, no podía usar sujetador bajo el mismo, por lo que me sentía media desnuda—. ¿Acaso quieres matarlo?
—Esa es la idea —Meghan responde, haciéndome poner los ojos en blanco. Como si de una mamá se tratase, me empuja hacía el espejo que había en mi habitación. La visión de la morena con exuberantes curvas me recibe. No tenía demasiado maquillaje, lo cual agradecía. Trago duro. La abertura que dejaba a la vista mi pierna era algo de lo cual no estaba muy segura.
No había usado vestidos en un largo tiempo y, sentarse con un vestido como éste era algo que me tenía con un pequeño dolor en la cabeza. ¿Cómo haría?
—Me gusta —Hazel se acerca a mí, da golpecitos en mi espalda, obligándome a sacar un poco de pecho—. Cariño, tienes un cuerpo de infarto, debes usarlo para que ese hombre babee por ti.
—Solo es una cena —murmuro, observándola a través del espejo—, no soy de las que cree en relaciones, tía, deberías saberlo.
Su ceja se arquea, observándome como si no creyera una sola de mis palabras, sé que intentará decir algo, pero el timbre interrumpe tanto sus palabras como mis pensamientos.
Por alguna extraña razón sé que es él, por lo que, sin demora alguna, tomo el pequeño bolso que me ofrece Meghan, en el interior del mismo se encuentra mi teléfono, algo que necesitaba mantener a mi lado si todo salía mal.
Ciertamente, regresar a casa a caminando era lo último que quería y el usar tacones más alto de lo normal, tampoco me animaba a hacerlo.
—¡Dylan, Scott está aquí! —Tomo una lenta respiración al escuchar las palabras que grita mamá. Observo a Meghan y Hazel, quienes levantan sus pulgares y, sin más, abandono la habitación.
La rubia y la castaña prácticamente me corren de mi propia habitación. Gruño, alejando sus manos de mí y, sin esperar por otro empujón más, hago mi camino escaleras abajo. El tener la presión de saber cuál sería la respuesta de Scott ante mi vestido, logra acelerar el latir de mi corazón.
¿Le gustará?
¿Por qué diablos estaba pensando en eso? ¡Scott no tenía que aprobar nada de lo que usara!
—Estoy lista —Mi voz me abandona con nerviosismo una vez que llego al piso principal. Mamá es la primera en gira y su boca cae completamente abierta—. ¿Dónde está Scott?
Ella no dice nada, se limita a señalar detrás de ella y, cuando levanto la mirada, me encuentro con la mirada café del moreno. Él está usando un par de jean rasgados, una camisa blanca y la misma chaqueta con la que lo conocí, sin embargo, lo que llama mi atención es la caja que está sosteniendo.
—¿Qué es eso?
—Un regalo —Se limita a responder. Sus ojos se pasean por mi cuerpo, haciéndome sentir incomoda—, podrás verlo cuando regreses —Da dos pasos, para luego entregarle la caja a mi madre—, ¿nos vamos?
Él se acerca, espera mi respuesta y, cuando asiento, extiende su mano hacía mí. Dudo algo en tomarla, sin embargo, termino haciéndolo. Desvió los ojos hacía mi madre, quien sonríe en mi dirección y, sin decir más, Scott se encarga de guiar el camino fuera de la casa.
Una vez que la puerta se cierra detrás de nosotros, la tensión aborda mi cuerpo.
—No llevas un maldito sujetador —Scott casi gruñe—, ¿estás loca?
—Si vas a empezar con toda tu mierda será mejor que regrese a mi casa —Me libero de su agarre, recibiendo una mirada enojada de su parte. El alto moreno se deshace de su chaqueta, para luego extenderla en mi dirección.
—Úsala.
—¿Qué? ¿por qué?
—Porque necesito conducir y tú me distraes —Se marcha, dejando su chaqueta en mis manos. Una sonrisa crece en mis labios, sintiendo una extraña satisfacción en mi interior y no dudo en seguirlo. Parece enojado, algo que ciertamente me divierte. El enorme auto negro que había usado otras veces está estacionado frente a mi casa y Scott se encarga de abrir la puerta del copiloto para mí.
No dudo en subir, sin embargo, antes de hacerlo, me encargo de deja su chaqueta de vuelta en sus manos. Él libera un gruñido y cierra la puerta con más fuerza de la necesaria.
Respiro, sintiéndome feliz por primera vez junto a Scott. Al parecer, molestar al moreno parecía ser la respuesta a nuestras estúpidas peleas. Mis ojos caen sobre él, no se coloca la chaqueta y, con rapidez, rodea el auto para subir al lado del copiloto. Aún cuando el auto es grande y amplio, él mueve su asiento hacia atrás, obteniendo un poco más de espacio.
Sin siquiera decir una palabra, se acomoda en su lugar y, cuando levanta la vista, su boca se abre. Siento que va a decir algo, pero simplemente guarda silencio.
Lo observo cerrar los ojos y, como si de algo malo se tratase, maldice, haciéndome asustar.
—¿Ya te volviste loco?
—Podrías —murmura, completamente tenso—, al menos, ¿cubrirte las piernas?
Antes de que sea capaz de decir algo, él lanza mismo se encarga de cubrir mis piernas con su chaqueta, maldice nuevamente, pasándose la mano por el rostro.
—No quiero tu chaqueta, Scott.
—Tendrás que usarla si no quieres que tengamos un accidente —Mi ceño se frunce, pero él no dice nada más. Se encarga de encender del auto y, con un solo giro, abandonamos la calle en la cual vivo—. Estás castigándome.
—No estoy haciendo nada —Mi voz tiene un dejo de burla y, con diversión, quito la chaqueta de mis piernas. La abertura del vestido deja a la vista la pálida piel de mis piernas. En otro momento me importaría, pero, viendo la reacción de Scott, me hacía sentir poderosa—. ¿Dónde iremos?
—No pienso llevarte a un restaurante vistiendo eso —dice—, no quiero tener que golpear a nadie hoy.
—Cavernícola.
—Cuido lo que será mío, Dylan.
—En tus sueños, Harford —Golpeo su mano cuando intenta colocarla sobre mi pierna, recibiendo una ronca risa de su parte.
—Iremos a un restaurante —dice, está vez noto algo de diversión en su tono—, hice que Cole se encargara de que nadie nos molestara, no habrán fotógrafos.
—Bien —respondo—, porque no quiero que me vean contigo.
—Tarde o temprano pasará —Él ríe—, deja todo en mis manos, Dylan.
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