¡Hola, yo por aquí! 

Solo vengo a decir que no olviden pasarse por mi nueva novela Sociedad Paranormal, juro que les gustará. <3

¡Disfruten de su lectura! 

~*~

Sé que podemos hacer algo los dos

pero primero tengo que estar a solas contigo

te necesito tan mal

Mi amor, tú me cabreas

~Mad - G-Eazy ft Devon Baldwin

Estar en la sala de Scott Harford era lo último que tenía planeado para una noche de sábado. Él parece tranquilo, pero, luego de media hora esperando en su casa, nada había abandonado sus labios. Quería regresar a casa y lanzar cada uno de los objetos no peligrosos a mamá, aunque después de todo, merecía todo lo que estaba guardando hasta verla.

—No sé qué hago aquí —suelto, completamente aburrida—, ¿me trajiste solo para ver cómo te sientas ahí?

—No —dice, con más calma de la que yo podía tener mientras hago un boceto—, estoy tratando de crear una disculpa razonable en mi cabeza para no seguir arruinando tu manera de pensar hacía mí.

—Eres un imbécil, nada podrá cambiar eso.

—A eso me refería —Niega, para exasperado, pero simplemente suelta una ronca risa—. Intenté acercarme a ti, pero siempre terminaba haciendo algo que no te gustaba y lo arruinaba todo.

¡Al fin de había dado cuenta!

>>No sé cómo hacerlo de otra manera, Dylan, así soy yo.

—Yo no soy como alguna de esas chicas que andan detrás de ti, Scott —Mi voz es segura, sin embargo, me encuentro completamente confundida—. No me vas a tener detrás de ti, aprendí que no necesito a ningún hombre en mi vida y creo que no serás la excepción.

Me coloco de pie, dispuesta a dejar su casa. Era estúpido hablar sobre algo que no tenía solución. Él y su manera de hacer no pegaban con la mía. No necesitaba a alguien que intentara dominar cada movimiento que hacía, y Scott parecía ser de aquellos.

Escucho que se mueve detrás de mí con rapidez, llamando mi atención, pero, en cuanto me giro en su dirección, él me tiene aprisionada contra una de las blancas paredes de la sala.

—No hagas esto —dice. El olor ligero a whisky golpea contra mi rostro, pero no me molesta—, no puedes solo irte cuando intento hablar contigo.

—No hay nada que hablar —Mi ceño se frunce y mis ojo caen sobre los suyos. Scott me está observando como si estuviera a punto de decir algo, sin embargo lo único que soy capaz de sentir son sus labios sobre los míos.

Nuevamente, acorralada contra una pared y él, Scott Harford me está besando. Sé que debo detenerlo, sin embargo, no lo hago. Sus grandes manos se deslizan por mi espalda, terminando ancladas en mi trasero. La ligera presión que ejerce me obliga a acercarme a él.

—Sé que soy un idiota —musita, sin querer alejarse de mis labios—, puedes lanzar todo lo que quieras contra mí, pero necesitaba besarte.

Mis manos se apoyan en su pecho, y como si de algo asqueroso se tratase, me alejo de él, completamente enojada. No quería ser la chica que le bajaba la calentura cuando estaba tomado. No terminaría así.

—Me voy —digo, esta vez más segura. Scott me libera de su agarre, observándome con confusión—. Solo no vuelvas a buscarme. Nunca más.

Silencio es lo que escucho luego de mis palabras. Sé que él me está mirando, pero no soy capaz de devolverle la mirada, en su lugar, hago mi camino con rapidez hacia la puerta principal, pero me detengo de golpe cuando escucho su voz grita—: Si te largas no volveré a buscarte, Dylan. Es ahora o nunca.

No pierdo el tiempo y abandono la casa.

El frío golpea contra mi cuerpo, pero no dudo en abrazarme a mi misma y hacer mi camino lejos del enorme lugar. Al saber que no me buscaría más me dejaba más tranquila. Sin embargo el hecho de que no tenía como regresar a casa me tenía preocupada.

¿Debería llamar a mamá para que se sienta mal?

Tal vez el que llegue sola a casa le diera una idea de cuánto se había equivocado en dejarme ir con Scott. Decidida, empiezo a caminar hacía el portón de entrada, antes, había notado que el guardia seguía ahí, él podría ayudarme a conseguir un taxi.

Mi cabello termina siendo un desastre para cuando llego, pero eso no me incomoda en cuando la mirada del guardia cae sobre mí. Su ceño se frunce, pero este se relaja en cuanto parece reconocerme.

—¿Señorita Abbot? —Sé que debo preguntar cómo sabe mi nombre, sin embargo el nombre de Scott Harford aparece en mi mente, por lo que ignoro el hecho de que él éste compartiendo mi información como le plazca— ¿En qué puedo ayudarle?

—¿Puede conseguirme un taxi? —Él no tarda en asentir a mi pregunta y, sin agregar nada más, levanta el teléfono que tiene en su escritorio. Habla unos cortos segundos antes de que vuelva a dejar su atención en mí.

—Llegará en unos minutos, ¿quiere algo caliente?

—No, gracias —sonrío, completamente agradecida—, lo esperaré afuera.

Él frunce el ceño, pero no me detiene. Tenía que estar lo más lejos posible de todo el ambiente que rodeaba a Scott. Sin embargo, también sé que es peligroso quedarme de pie afuera, completamente sola, por lo que opto por quedarme detrás de los altos barrotes.

No sé cuánto tiempo pasa, pero el frío cala mis huesos con fuerzas y, cuando estoy a punto de rendirme y regresar con el guardia, un taxi se detienen en la acera.

Me muevo de mi lugar, agradeciendo mentalmente el que haya llegado. Cuando estoy en el interior del vehículo, le doy la dirección al conductor, éste me sonríe a través del espejo retrovisor.

—¿Ocurre algo malo? —dice, rompiendo el corto silencio—, su rostro dice que tomó una mala decisión.

—Nada de lo que pueda arrepentirme ahora —Me obligo a sonreír. Sé que tal vez debí quedarme y hablar con Scott, sin embargo, eso parecía ser una mala idea. Él me irritaba, pero, había algo más detrás de eso, algo que, al parecer, me daba miedo descubrir—, solo una mala charla, pero pasará.

Tenía que rechazar la oferta de Rachel. No trabajaría con Scott. La idea de hacer algo para su casa, no me convencía del todo, pero, negarme después de haber aceptado el trabajo con su prima, me ponía aún más incómoda.

—Pasará —repito, tratando de convencerme a mí misma—, solo fue un mal día.

Un muy mal día.

~*~

—¿No me dirás qué diablos ocurrió? —Meghan ignora su comida, centrando toda su atención en mí. La extraña noche pasó rápido luego de que llegué a casa. Mamá se había disculpado conmigo por la manera en la que dejó que Scott me sacara de casa, sin embargo ella seguía pensando que él no era un mal chico. Solo alguien que me necesitaba en su vida para mejorar.

—Nada del otro mundo, Meg —digo, sin importancia—, me marché y busqué un taxi que me llevara a casa.

—¿Qué?¿ solo así?

—No —como una de mis papas fritas, antes de agregar—, dijo algo de que era mi última oportunidad... y que no volvería a buscarme —Me encojo de hombros—, no creo que sea importante ahora, no trabajaré en su casa, acepté la oferta de Grant.

—Estás loca —suelta, parece que no cree ninguna de mis palabras—, Ese hombre está jodidamente loco por ti y ¿solo lo dejas ir así?

—No dejé ir a nadie, Meghan —Los ojos verdes de mi mejor amiga están observando los míos—, en realidad, no se deja ir a alguien que no tienes.

>>Scott no es el tipo de hombres que se compromete y, ciertamente, no soy de las chicas que quiera comprometerse. Quiero centrarme en mi trabajo, tal vez en un futuro esté abierta a tener alguna relación, pero, por el momento, no quiero.

—Sí —dice, frunciendo el ceño en mi dirección—. Estás loca —Pongo los ojos en blanco, sabiendo de antemano que ella nunca vería nada malo en Scott. Ella estaba loca tanto por él como por Grant—. Nadie dijo que tenías que casarte con él, Dylan, divertirse no es tan malo.

—Sí, bueno —sacudo la mano, tratando de quitarle importancia a lo ocurrido—, eso dirás por ahora, pero no quiero que todo esto vaya mucho más adelante y termine enamorada de él. Scott no es un hombre del cual una mujer debe enamorarse.

—Bien, como quieras —suelta un gruñido, rodando los ojos al cielo—, pero esta noche vendrás conmigo a una fiesta.

—No volveré a ese lugar del cual nos sacaron —digo, recordando la mañana que desperté en una cama que no era la mía—. No necesito un trabajo nuevo, Meg.

—No —niega, y la observa poner una cara de terror—, luego de lo que sé creo que no volveré a ese lugar, pero...

Sus palabras son interrumpidas por el castaño que ocupa el lugar junto a ella. Mi ceño se frunce cuando el lago brazo del sujeto termina sobre los hombros de mi mejor amiga. Ojos azules me observan con una amplia sonrisa y sé que estoy completamente confundida.

—¿Perdona? —murmuro, algo anonadada—, ¿te perdiste?

—Él es Cole, Dylan —Meghan suelta un suspiro—, fue el que ayudó a Scott a salvarnos aquella noche.

—¿Y? —Cuando Meghan rueda los ojos entiendo lo que quiere decirme. ¿Él era el chico con el que había quedado la noche pasada?

—Cole Finnigan —El castaño se presenta sin quitar la sonrisa de su rostro—. Creo que te conozco lo suficiente como para decir que eres mi idola.

—No entiendo nada...

—Scott habla mucho de ti, últimamente —Abro la boca para decir algo, sin embargo la cierro de golpe. ¿Éste era el chico que Scott se refería como su mejor amigo? ¿Cole?

¿Cole y Meghan?

—Sí, bueno —aclaro mi garganta, no queriendo sonar tonta—, es algo que ahora no me importa. Debo ir a la oficina.

—No creo que debas acercarte por ahora —Cole me detiene, suena serio, sin embargo niega algo divertido—, Scott se emborrachó anoche y me llamó luego de que lo dejaste solo. Él tipo está loco, pero sé que, justo ahora, está ahí.

—¿Cómo lo sabes?

—Seguramente porque lo dejó ahí —Meghan retira el brazo del castaño de sus hombros, colocando algo de espacio entre ellos—. Es algo típico de los hombres.

—Gracias, ahora me siento ofendido, nena —Meghan pone los ojos en blanco, haciendo una mueca algo extraña hacia Cole—. Lo dejé ahí antes de venir aquí, así que creo que tu trabajo no es un lugar seguro.

Mi teléfono suena, nuevamente, haciendo la irritación venga a mí de golpe. Desde que Scott colgó mi foto dormida, las personas no habían dejado de acosar mi cuenta de instagram. Tenía en mente eliminarla, sin embargo cedí ante Hazel y lo dejé estar. Se olvidarían de mí en el momento en que Scott colgara la foto de alguien más, algo que estaba esperando desde que llegué a casa la noche pasada.

—Tengo que encontrarme con Grant ahí —suelto un suspiro—, mi trabajo va primero, puedo lidiar con Scott en otro momento.

Tomo mi teléfono, dispuesta a telefonear a Grant, pero la pesada mano de Cole me lo quita, haciéndome soltar un quejido.

—¿Estás loca?

—Se lo digo a menudo, pero nunca me escucha —Meghan agrega, ganándose una mala mirada de mí parte.

—¿Puedes devolverme mi teléfono, por favor? —pregunto, ignorando a la rubia—, tengo trabajo pendiente en la casa de la madre de Grant. Ya acepté.

—Scott no estará feliz —dice, colocando el aparato en mi mano—, supongo que Grant ya fue a lanzarle mierda sobre eso y por eso quiso quedarse en la oficina de Rachel.

—Estoy segura de que puedes solucionar los problemas con Scott —me coloco de pie, tomando mi bolso y lo coloco en mi hombro, lista para marcharme—. Yo tengo colores que escoger con la señora Harrison, si me disculpan.

—¡Iré ésta noche a tu casa! —Meghan grita, sin embargo no me detengo.

Tenía que cruzar tres cuadras para llegar a la oficina y prepararme mentalmente para enfrentarme nuevamente a Scott Harford. Al parecer, su promesa de la noche pasada había sido algo que el alcohol sacó de él.

Algo que, muy en el fondo, me alegraba.

Hago mi camino con rapidez a través de las personas que buscan algún lugar para almorzar. El tráfico en Avondale durante el medio día era algo a lo cual no me acostumbraría nunca. Había días en los cuales salir a comer era tranquilo, sin embargo, los días restantes era todo un calvario encontrar un buen lugar de comida rápida.

Cuando llego a la cuadra del alto edificio en el cual trabajaba, el gran auto de Scott estaba aparcado frente al mismo, paseo mi vista por el resto de los autos, encontrándome con el auto de Grant. Si ellos dos estaban en el mismo lugar, nada terminaría bien.

Obligo a mis pies a moverse con rapidez, ganándome la atención de las personas que trabajan en la recepción. Saludo a varias con una sonrisa, pero no me detengo hasta que doy con las escaleras y subo al tercer piso. Los gritos y los insultos llegan a mis oídos cuando me detengo al pie de las escaleras.

Greyson está sujetando a Scott, mientras que Rachel lucha para sujetar a Grant.

—¡Estás jodidamente celoso porque me la terminaré follando antes que tu, Harford, ella ya escogió la polla que desea más!

Las palabras de Grant taladran mi cabeza, sin embargo me quedo en mi lugar, completamente anonadada, la escena desarrollándose frente a mí parece ocurrir en cámara rápida.

Scott suelta una serie de insultos, liberándose del agarre de Greyson y lanzándose contra Grant. Rachel termina en el suelo, en un intento de escapar de ellos y es cuando mi cerebro parece reaccionar.

—¡¿Qué diablos pasa aquí?!

Scott no parece escucharme y se concentra en golpear a Grant. Varias palabras escapan de sus labios, sin embargo no soy capaz de entender ninguna de ellas. Sé que debo hacer algo, pero lo único que mi cerebro me empuja a hacer, es dejar de lado todo y dirigirme a ellos.

—¡Juro que si te metes de nuevo con ella acabaré contigo, Harrison! —El moreno grita, justo antes de que sea capaz de acercarme por completo a ellos—. Lávate la jodida boca cuando te refieras a Dylan.

Un último golpe es atestado contra Grant y Scott se levanta, completamente enojado. Sus ojos se encuentran con los míos, pero se mantiene en silencio antes de decir—: ¿Podemos hablar un momento?

Toda la atención está sobre nosotros, pero no puedo desviar los ojos del iris café de Scott. Sé que no debería aceptar, pero mi cuerpo responde mucho antes de que mi mente logre procesar las palabras del moreno, en un rápido movimiento, asiento con la cabeza, dándole luz verde a Scott Harford.

Dándole luz verde para que explique el por qué está en mi trabajo.

N/a:

A las chicas de Aggressive ya se lo dije, pero se los digo a ustedes ya que no todas leen esa historia.

La EditorialNightmares está buscando nuevos miembros, no duden en llenar los respectivos formularios si quieren formar parte del equipo. <3

Ustedes luego de terminar el capítulo.