Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6.

—No vas a ir, ¿cierto? —Mis ojos se enfocan en los preocupados ojos de Colin en cuanto termino de contarle lo que había pasado con la visita inesperada de la noche pasada—. Eso es como un intento de suicidio, Holly.

No puedo evitar poner los ojos en blancos.

—Si él quisiera hacerme daño creo que lo hubiera hecho anoche mismo —Suelto, deteniéndome frente a la puerta del salón. Mis ojos escanean el interior completamente desolado. Por alguna extraña razón uno de nuestros maestros había pensado que unir dos clases diferentes sería una buena idea—. Además, no saldré con él —Poso mis ojos sobre Colin, y este parece mas allá de aliviado—. ¿Qué hacemos aquí?

—La maestra Spinelli suele decir que la universidad debe convivir en todos los aspectos —Su nariz se frunce por un segundo—. Es la clase de Dash.

—¿Podemos solo pasar la primera clase de psicología general?, no quiero saber de chicos psicópatas que intentan matarme.

Colin eleva sus manos en modo de defensa, su mirada es algo divertida, por lo que libero un suspiro. Soy la primera en ingresar al salón completamente vacío.

El fuerte olor a incienso de canela me obliga fruncir la nariz.

¿A quién diablos le gustaba eso?

El fuerte carraspeo de garganta me obliga a elevar la mirada, y puedo sentir como todo a mí alrededor tiembla.

No conocía a Dash, y tampoco intentaba profundizar más en su comportamiento, pero su mirada gris podía hacer que cualquier persona terminara intimidada, tal y como estaba intentándolo conmigo.

—Buenos días... Holly —Su voz es suave, mucho más tranquila que cuando lo conocí frente a frente—. Scott.

—Barton. —El veneno en la voz de Colin igual al siseo de Dash. ¿Colin se había saltado una parte de su historia conociendo a Dash?

Las miradas de ambos chicos se encontraban enfocadas en el otro, fulminándose a más no poder. Intentando eliminar la tensión del ambiente, me aclaro la garganta, llamando la atención de ambos.

—Dash —Empiezo, no sabiendo como continuar—, sobre lo de esta noche... Tengo cosas que hacer. —Dash no parece sorprendido, en su lugar, estira las piernas, para luego colocarse pie.

Mis pies me obligan a dar un paso atrás cuando invade mi espacio personal con rapidez. Ojos grises me observan con un brillo divertido, y luego da una rápida mirada a Colin.

—Espero que Colin no tenga nada que ver en eso, porque se arrepentirá.

—Eres un idiota, Barton —Colin responde, ganándose una dura mirada por parte de mí. Dash se eleva un poco, recuperando su estatura normal. Mis ojos no tardan en pasearse por su cuello completamente tatuado, ¿Por qué una persona quisiera hacer eso? —. Ella puede decidir con quién salir o no.

—Tengo cosas que hacer —Interrumpo a Colin, ganándome la mirada de Dash—, terminar con mi mudanza... y papeleo. —Miento, sabiendo que en lugar de eso optare por quedarme toda la tarde en cama viendo películas.

—¡Creo que no he sido la primera en llegar! —Tanto Dash, Colin y yo, nos giramos hacia la puerta del salón. Una mujer con una gran sonrisa y cabello rubio ingresa en el salón cargando un maletín. Por la extraña vestimenta, y aquella chispeante personalidad, sabía que era la maestra Spinelli de la que Colin me había hablado—. Pensé que no te vería este semestre, Dash.

Podía sentir la pesada mirada de Dash sobre mí, por lo que no me atrevía a girar para escoger uno de los asientos.

—Pensamos lo mismo Mary —Dash responde, puedo sentir el calor corporal que emana gracias a los pocos centímetros separándonos—, pero este semestre será interesante.

Cuando pienso que soy libre, y que puedo escoger un asiento unos cuantos metros lejos de Dash, este se inclina hacia mí en cuanto giro sobre mis talones. Sus ojos grises parecían ser más hipnotizantes cuando lo veías de cerca.

>>Pasaré por ti a las ocho, Nieves.

Podía asegurar que su tono no daba espacio a reproches. Que, si quería hacerlo, tendría que enfrentarme a algo mucho peor, algo con lo que no tenía ganas de lidiar.

Después de eso, la clase marchó con normalidad. Carreras divididas por una fila de lugares completamente vacíos, pequeñas y cortas conversaciones con Colin, las cuales parecían no tener nada del tema que impartía la maestra.

Y risas.

Muchas risas que provenían de una sola persona.

Leigh.

La morena del día anterior lanzándome miradas enojadas, la amabilidad y dulzura habían desaparecido por completo y me alegraba no haber caído en sus palabras cuando la conocí.

—¿Puedes cerrar la boca, Leigh? Hay personas que queremos escuchar a la maestra. — El silencio sepulcral luego de las palabras de Dash es tanto que hasta la maestra guarda silencio ante lo que acababa de decir.

Mis ojos se enfocan en la morena y las otras dos chicas que están junto a ella. Su boca se abre, como si quisiera decir algo, pero una de las cejas de Dash se eleva, obligándola a guardar silencio.

En ese corto minuto en el cual todo parece ir con más lentitud, entendía el poder que Dash tenía sobre las personas. El miedo que sembraba en ellos gracias a su musculatura, en como enfocaba todo en su fuerza física.

Sembrando el temor en los cobardes.

***

—¿Quieres decir que ella está detrás de él desde el primer semestre? —Pregunto, ocupando el lugar junto a Colin en las escaleras de entrada de la universidad. Luego de la clase de psicología general, la mitad del salón (la carrera de psicología) había desaparecido apenas la maestra puso un pie fuera del salón—. Eso deja mucho de decir de ella.

—Leigh es una de las tantas chicas que no tiene amor por ella misma —Colin agrega, con un tono de pena tiñendo su voz—, es algo triste.

—Pero aun no entiendo porque me odia a mí.

—Cuando Dash pone un ojo sobre alguien, no habrá poder que haga cambiarlo de opinión, y tu mi querida Holly, entraste en ese perfil —Observo totalmente confundida a Colin, este por su parte, suelta un largo suspiro—. Holly, no soy un santo, he hecho cosas que no debí haber hecho, pero no puedo arrepentirme por eso ahora. ¿Conoces Irolic?

—¿Ese bar? Queda camino a mi casa, ¿Por qué?

—No es un lugar al que deberías ir, no tu —Sus palabras me hacen confundir aun mas, por lo que opto a esperar a que continúe—. En ese lugar ocurren cosas que no podrías imaginarte, y es mucho mejor así.

—¿Puedes ir al grano, por favor?

—Dash encabeza un grupo de motociclistas —Sus palabras me empujan a encogerme de hombros, ¿Qué tenia de malo? —He visto como trata a las mujeres. Lo que paso hoy con Leigh no fue nada.

—De ahí se conocen. —Asiento, recordando las malas miradas antes de que las clases empezaran.

—Digamos que todo empezó desde el día en que me negué a formar parte de su equipo —Su ceño se frunce por un segundo—. Dash es demasiado rencoroso.

—Es algo que he notado —Me levanto, dándole una mirada a Colin—. Debo irme, es algo productivo que los maestros se salten las clases de presentación. ¿Nos vemos mañana?

—Si —Él asiente, sonriendo—. Me gusta tu gorro.

—A mi igual —Sonrió, pasando mis dedos por el borde del gorro de lana—, mi mamá me lo tejió.

Colin asiente, sacudiendo su mano en cuanto guiño un ojo en su dirección. Mis pies me empujan a caminar con rapidez. Estaba cansada y en cualquier momento podría quedarme dormida en cualquier lugar.

Podía ver a varios estudiantes abandonando el edificio, al parecer esa reunión no solo era para los maestros del área de psicología.

En cuanto soy capaz de estar en el interior de mi auto, enciendo el motor, tratando de salir del estacionamiento lo más rápido posible.

No quería ver nuevamente a Alexander Parks, no después de verlo en aquel estado.

El camino a casa es bastante tranquilo. No recibo llamadas por parte de Alison, ni mensajes sorpresa del hombre que decía ser mi padre.

El recuerdo de mamá me asalta con rapidez. Ella lo amaba, aun cuando él nos había dejado de lado, podía ver el anhelo brillando en sus ojos ante la mención de aquel hombre.

Por un corto lapso de tiempo había deseado que ella amara a Richard de la misma manera que a Alexander, aunque Richard no era un ejemplo a seguir, no dejo a mamá de lado, intento apoyarla lo más que pudo aun con su problema de alcohol, el cual aumentó luego de la muerte de ella.

Intento dejar de lado aquellos pensamientos.

Ni Alexander ni Richard formaban parte de mi vida ahora, y así debía continuar.

En cuanto giro en la esquina que da a mi casa, mi ceño se frunce al ver aquella motocicleta roja estacionada en el lugar de mi auto. El alto moreno apoyado sobre esta sonríe en cuanto me detengo detrás de él.

—Tienes dos opciones, Holly —Murmuro, sin apagar el motor—. Bajar del auto, o huir de aquí y regresar en la noche.

Negándome a caer al igual que Leigh, apago el motor para bajar del auto con lentitud. Podía sentir la pesada mirada del moreno sobre mí, mas no me dejaba intimidar.

—Dash —Saludo con tranquilidad, en cuanto me acerco unos cuantos pasos a él—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a confirmar la cena de esta noche.

Arqueo una de mis cejas, encontrando algo divertida su presencia fuera de mi casa.

—Dije claramente que no saldría contigo.

—Y yo dije que te recogería esta noche a las ocho.

—¿No aceptas un no por respuesta? —La sonrisa de Dash aparece, esta vez parece sincera, pero no soy capaz de tragármela por completo—. No quiero salir contigo.

—Creo que no entendiste, Holly —Observo cómo se levanta de su motocicleta y se acerca a mí con pasos lentos. Esta vez no retrocedo, me quedo en mi lugar, aun cuando debo levantar la cabeza para poder enfrentar sus ojos—. No acepto un no por respuesta.

—No es mi problema. —Concluyo, tratando de eliminar el nerviosismo que empieza a filtrarse en mi sistema. Una grande y tatuada mano entra en mi campo de visión, y no me da tiempo a alejarme cuando unos cuantos mechones de cabello negro son atrapados con delicadeza.

—Vendré por ti a las ocho.

Dash se aparta con rapidez de mí, ignorando la mirada confundida que soy capaz de lanzarle.

¿Qué diablos pasaba con él?

El estruendo del motor de aquella maquina de suicidio me regresa a la realidad. Dash no se gira en ningún momento para dirigirme una despedida, simplemente acelera como si su vida dependiera de ella, dejándome con la palabra en la boca.

A simple vista podía deducir que Dash era bipolar, igual o más que una mujer menopáusica.

Pero aun así, no saldría con él.

—No debes meterte en problemas, Holly —Musito, para mí misma—. Ese chico lleva la palabra problemas tatuado en la frente.

Mi ceño se frunce, recordando el incidente que me llevo a conocerlo un poco más.

Dash no era una persona agresiva a simple vista, pero la más mínima cosa lo hacía explotar.

Y era algo de lo que debía cuidarme.                              

N/a:

He estado escribiendo este capitulo por 4 días, y me alegro al fin haberlo terminado. Espero que les guste<3 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro