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57.

N/a: Hola, sólo vengo a decir que las amo mucho, también que hace unos días publiqué "Clandestine Love" espero verlas por allá si las idea las atrae. <3

Disfruten su lectura. 

~*~

Una gran sonrisa adorna mi rostro cuando dejo caer una hoja frente a Dash. Éste despega sus ojos de la computadora y, completamente confundido, toma el documento.

—¿Qué se supone que es esto?

—Obtendremos nuestra licencia de matrimonio —digo, sin poder ocultar mi alegría. Luego de dejar de pensar en la cantidad de dinero que estaba en mis manos, decidí gastar lo poco que me quedaba en el banco de mi antiguo trabajo, ¿y qué mejor que una licencia de matrimonio? Dash suelta una risa, observando el papel entre sus manos—. ¿Debo preocuparme por qué tengas mi número de identificación?

—No —Niego, demostrando fingida vergüenza—, tomé tu billetera mientras dormías y terminé llenando la solicitud en CitiClerk —Me encojo de hombros—, tenemos que estar antes de las cuatro de la tarde para firmar el papel que nos falta.

Dash niega, algo divertido y, luego de dejar de lado el papel, me observa.

—Deberías ir a arreglarte —dice, observando mi ropa con algo de descaro—, no creo que quieras ir a Citiclerk vistiendo una de mis camisas.

El sonido de los neumáticos de un auto captan nuestra atención, Dash es el primero en moverse de su lugar y dirigirse a la ventana del recibido.

—Mi modista llegó —murmuro, haciendo mi camino hacia él. Observo a Alison, quien sujeta lo que parece ser un vestido en su mano, mientras que con la otra equilibra entre cerrar la puerta del auto y sujetar lo que parece ser una caja de zapatos—, pensé en usar uno de mis vestidos, pero me amenazó y dijo que llegaría en veinte minutos.

Tiempo record.

El tatuado niega, para luego alejarse de la ventana y encaminarse a la puerta principal mientras yo me quedo en mi lugar, observando como Dash ayuda a Alison con el vestido y la caja, ésta parece aliviada, porque no duda en regresar a su auto y sacar una maleta de mano.

¿Qué diablos tenías en mente, Alison Parks?

—¡Será mejor que salgas de tu escondite, Holly! —Alison suelta, una vez que entra después de Dash, sus ojos café caen sobre mí y sonrío algo incomoda—. ¿Por qué no te has duchado aún, niña?

—Recién despierta —Dash nos interrumpe, colocando el vestido y los zapatos sobre el sillón—, o eso creí, pero tu sobrina estuvo hurgando en mi billetera.

—Luego abriré un buzón de quejas para ti, Dash —Golpea el hombro del moreno, haciéndome reír—, y tú, niña, sube inmediatamente a bañarte.

Pongo los ojos en blanco, para luego simplemente decir—: Entendido, jefa.

Dash niega con diversión, observándome cuando hago mi camino hacia las escaleras y, sin lograr alejarme lo suficiente, escucho la voz de Alison echar al moreno de la casa.

De nuestra casa.

No tardo mucho en cerrar la puerta de la habitación una vez que entro y luego me dirijo hacia el baño. Una camisa de Dash descansa sobre el lavamanos, haciendo que mis ojos se pongan en blanco.

Ciertamente, vivir con él era un reto, pero no lo cambiaría por nada del mundo. Dash Barton, a pesar de todo lo que había ocurrido, terminó siendo el amor de mi vida.

El hombre del cual me había enamorado aún cuando intenté mantenerme alejada de él, logró romper cada una de las barreras que creé a mí alrededor.

Logró llegar a mi corazón sin tener una invitación en mano.

Tomo una lenta respiración, sin poder ocultar la sonrisa en mi rostro. No era capaz de ocultar cuan feliz me sentía, iba a casarme. Iba a casarme con Dash Barton.

Sacudo mi cabeza, tratando de eliminar mis pensamientos. Tenía que darme prisa y darme una ducha, Dash y yo no podíamos perder la cita para obtener nuestra licencia de matrimonio.

Me deshago de la camisa que cubre mi cuerpo y, cuando intento agacharme para quitarme las bragas, un fuerte dolor aborda mi ingle. Un quejido abandona mis labios.

—¡Dash! —Mi voz está cargada con dolor, y no dudo al deslizarme hacia el suelo—. ¡Alison!

Todo a alrededor pasa con rapidez, Dash entra en el baño con los ojos bien abiertos. Suelta varias maldiciones luego de que se arrodilla junto a mí y no tarda en tomarme en brazos.

—Holly, mirarme —dice, con voz temblorosa—, todo estará bien, nena. ¡Alison, tráeme una sabana!

El dolor en mi ingle aumenta, desconectándome totalmente de las voces y gritos por parte de Alison y Dash. El pensamiento de que mi hijo estuviera teniendo un problema, me hace entrar en pánico.

No quería que ocurriera algo.

No podría soportarlo.

~*~

La tensión es palpable y lo único que puedo hacer es llorar en silencio. Dash camina de un lado a otro, murmurando cosas que no soy capaz de entender las palabras que abandonan los labios del médico.

La misma sensación que me abordó cuando perdí a mamá, estaba regresando a mí, sólo que mucho más fuerte ésta vez. Alison está junto a mí, soltando pequeñas lágrimas de vez en cuando.

—Lo siento mucho, Holly —dice, nuevamente—, pero al ser tu primera vez, no habían porcentajes que se inclinaban por el aborto. Te lo dije.

Me niego a escuchar sus palabras.

Me negaba a entender sus palabras. El hecho de sólo creer en lo que dice, me es casi imposible. Mi bebé tenía que estar bien. Mi bebé era fuerte. Mi bebé...

—Será mejor que la dejen descansar —Dash murmura, su tono es ronco y lo único que quiero es estar junto a él—. Ve a casa, Alison, Holly necesitará algo de ropa, me quedaré con ella.

Lo siguiente que sé, es que Alison se despide con un beso de mí, para luego abandonar la habitación junto al médico. Cuando la puerta se cierra, Dash gira hacía mí, tomando una lenta respiración para luego hacer su camino hacia la cama.

Parece agotado, listo para lanzarse a la cama y no dejarse levantar por nadie. En completo silencio, se hace espacio en la pequeña cama y no duda en tirar de mi cuerpo para colocarme sobre él.

Su cuerpo irradia tensión y, cuando mi cabeza toca su pecho, no soy capaz de tragarme las lágrimas con las cuales luchaba. El moreno me aprieta entre sus brazos y suelta un suspiro tembloroso.

—Estarás bien, cariño —murmura—, estaremos bien. Tú, yo y todos los niños que vengan.

Se suponía que tendríamos que estar firmando los papeles para obtener nuestra licencia de matrimonio, en lugar de eso nos encontrábamos en el hospital, recibiendo la noticia de que nuestro hijo había muerto.

Había dejado de vivir.

M-mi hijo... —Siento una soga apretar todos mis órganos, casi hasta explotar. El vacío que sentía era mucho más grande al paso de los segundos.

—Duerme —Él suelta, paseando sus dedos por mi cabello—, estaré aquí cuando despiertes, mi amor.

Niego, eliminando el rastro de lágrimas de mis mejillas. Sin siquiera pensarlo, me alejo del cuerpo del Dash, para únicamente bajar de la cama y dirigirme a la puerta de la habitación.

—Tú y yo iremos a firmar esos papeles —murmuro, tragándome el nudo de mi garganta—. Quiero hacer algo bien sin importar lo que pase.

>>Quiero hacerlo.

Dash me observa y noto sus ojos cargados de lágrimas cuando me observa. Sé que tal vez estoy siendo estúpida, sin embargo, podía sentir a mi hijo.

Él aún estaba conmigo, podía sentirlo.

—Holly, por favor... —musita, con voz rota— no me hagas esto.

>>No sólo tu perdiste algo, ¿cómo crees que me siento?

—Por favor —suelto, con voz rota—, necesito salir de aquí o sólo me enloqueceré.

>>Por favor, Dash.

—Holly...

—¡No! —siseo, negándome a que se acerque, el grito que me abandona suena diferente a mí, suena a una mujer cargada de dolor, a una mujer que le han arruinado la vida. Mi cuerpo se desliza a lo largo de puerta y termino en el suelo, abrazando mis rodillas—. Quiero a mi bebé... mi hijo...

Dash se acerca a mí y no duda al momento de dejarse caer en el suelo, para luego arrastrarme hacía su regazo. Su rostro se esconde en mi cuello y no pasa mucho tiempo hasta que siento algo de humedad cubrir mi piel.

Dash estaba llorando.

Había tardado mucho en hacerme la idea de que ahora no estaba sola, de que tenía que cuidar de mi y del bebé que vendría, sin embargo, ahora ya no había nada por lo cual cuidarme.

Perdí a mi bebé.

Perdí a mi hijo...

—Debes comer, cariño —Alison murmura, por lo que debe ser la quinta vez. Habían pasado seis horas desde el médico me había dado la noticia de que el bebé había muerto—, no debes perder energías.

Alejo la mesa que está delante de mí, ignorando las palabras de mi tía y, luego, siento la pesada mirada de Dash sobre mí, pero no dice nada. No había dicho ni una sola palabra desde que nos levantó del suelo y me dejó en mi cama.

Ninguno había dicho una sola palabra.

—¿Se sentarán ahí sin hacer nada? —Alison suelta, obligándome a tomar una lenta respiración—, no pueden rendirse justo ahora, chicos. No llegaron tan lejos como para dejar que esto los separe.

—No necesito tu mierda de psicología ahora, Alison —gruño, apretando las manos en puños. Ciertamente, lo último que necesitaba era a alguien diciéndome que estaría bien.

Había perdido a mi bebé.

¿Nadie podía ponerse en mi lugar? ¿nadie era capaz de ponerse en el lugar de Dash?

—Y yo justo ahora no necesito tu mierda, Holly Parks —gruñe, obligándome a observarla—. ¡Dash y tú sabían muy bien a lo que se enfrentaban! Estuviste casi muerta en esa maldita mesa de quirófano, ¡los médicos te lo dijeron!

—Ningún médico te enseña a cómo lidiar con eso —escupo, en respuesta—. Nadie te enseña a cómo lidiar con algo así.

—Nadie te enseñó a sobrellevar la muerte de tu madre, Holly —su ceño está fruncido y nota la tensión irradiando su cuerpo—, y tu Dash, ¿Quién te enseñó a lidiar con la muerte de tu padre?

El moreno levanta la mirada, únicamente para fulminar a mi tía.

>>Nadie les enseñó a lidiar con tanta mierda por separado, ¿pero saben qué? Que estando juntos pueden luchar y sobreponerse de eso. Y es lo que han hecho desde que se conocen. ¿Quieren rendirse ahora? ¿después de todo lo que lucharon? Yo no lo creo.

Dash se levanta de aquel sillón que ya se me hacía muy familiar y abandona la habitación, dejando a Alison en completo silencio. Nuevas lágrimas cubren mis mejillas y lo único que puedo hacer es ahogarme mucho más en mi miseria.

Había perdido mi inocencia con un hombre que me daba asco, luego de ello, perdí a mi madre y, ahora, había perdido una de las cosas más importantes en mi vida.

—No debes rendirte, Holly —Alison acaricia mi cabello con sus manos y mi llanto sólo aumenta su fuerza—. Tendrás más hijos, sé que nunca olvidarás a éste bebé, pero míralo desde otra perspectiva.

>>Tal vez no era su momento.

Antes de que sea capaz de decir algo, Dash ingresa por la puerta, ésta vez cargando algo que parecía ser pastel.

—No tengo hambre, Dash —musito, dándole una mirada de ruego. Obligarme a ingerir algo en estos momentos, era como empujarme a vomitar.

—Comerás —dice, dejando la bandeja sobre la mesa plegable—, o me encargaré de darte de comer, Holly Parks.

Limpio mi nariz con el dorso de mi mano, recibiendo una sonrisa triste de parte del moreno, Alison no puede evitar sonreír con ojos enrojecidos y, cuando Dash acerca el pastel hacía mí, dice—: Siempre creeré en ustedes chicos, siempre lucharán por su amor y es algo que admiro.

>>Son capaces de hacer lo que Clayton y yo no.    

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