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53.

¡Hola! 

Para las chicas que preguntan sobre los capítulos +18: Sólo deben seguir mi cuenta y podrán acceder a ellos.  Tuve problemas por éste tema y no quiero tenerlos con Aggressive. 

Espero que les guste el capítulo. 

¡Disfruten su lectura!

~*~


El silencio que reina en la cocina no hace más que sienta cierta reticencia a iniciar una conversación con la morena. Ella no parece afectada y, en lugar de decir algo, se planta frente a la ventana que había en la habitación, observando la vista que se dibujaba frente a la casa.

—Es una casa bonita —musita. Luego, con lentitud gira. Sus tacones golpetean contra las baldosas del suelo, haciéndome sentir realmente incomoda por la ropa que llevo—. ¿Cómo conociste a Dash?

—¿Cómo lo conociste tú? —Ella ríe y una sonrisa adorna sus labios ante mis toscas palabras. Se dirige a paso lento hacia las butacas delante de la barra de desayuno y se sienta.

—Tranquila —dice—, por si no te diste cuenta yo voy por el otro idiota. No conozco mucho a Dash, solo sé lo poco que Scott me ha contado.

—Larga historia —musito, no queriendo decir algo más. Señalo el pastel, enunciando una pregunta silenciosa.

—No —ríe, nuevamente—, comí durante el viaje, pero tú debes comer.

—En realidad yo...

—¡Holly!

La voz de Dash me interrumpe, justo cuando no sabía que más decir. Por primera vez, me sentía incomoda frente a una mujer. Dylan era una mujer realmente hermosa, su rostro era similar al de un ángel y el cabello corto que llegaba sus hombros hacia que el color de sus ojos resalte con mucha facilidad. Negándome a continuar observándola como una idiota, hago mi camino a la sala. Dash se encuentra observando algunos papeles dentro de una carpeta, mientras Cole y Scott estaban sentados, esperando.

—¿Qué ocurre?

—¿Sabías que tu madre tiene una bóveda en el banco nacional de california? —Mi ceño se frunce ante sus palabras. No soy capaz de responder y Dash se limita a entregarme los papeles que sostiene en sus manos.

—Al morir tu madre tienes acceso libre a esa bóveda, Holly —Mis ojos caen sobre Cole, está serio, sin embargo, el recuerdo que obtuve en el bar gracias a él, no era algo que quisiera recordar—. Puedes ir cuando tú quieras con tu identificación.

—¿Cómo saben esto? —Observo a Dash, quien se limita a observar a Scott. Dylan se dirige al mismo, ocupando el lugar junto al moreno. Hacen linda pareja, sin embargo, notaba algo de tensión entre ambos, como si algo hubiera molestado a Scott.

—Tengo al mejor investigador de Luisiana trabajando para mí —Él responde—. El que un Parks intenté meterse con Adrien solo logra revolver un avispero, Holly, sé que es tu abuelo, pero no estoy listo para dejar para que uno de mis amigos pague por algo que no cometió.

—¿Sabes lo de su familia? —Pregunto, recibiendo una mirada por parte de Dash. Sí, tal vez estaba hablando de más, pero en éste punto necesitábamos de la ayuda de todos.

—Soy el padrino de Natasha —Él dice—, sé que Adrien no quiere que ellas testifiquen, pero deben hacerlo. Es su boleto para salir de ese agujero.

—Es una pérdida de tiempo hablar con él, Scott —Dash dice, está tenso y sé que le incomoda saber que su hermano había hablado con otras personas y no con él. Adrien se negaba a aceptar las visitas de su hermano menor en la cárcel—. Él prefiere podrirse en la cárcel antes de que Darikson Parks se entere de ellas.

—Hablaré con él —Scott dice—, sé que él se preocupa por Natasha, yo también lo hago, pero él tiene que salir de ese agujero. Él saldrá.

—Puedo encargarme de que ellas tengan vigilancia durante todo el tiempo que dure el proceso —Ésta vez Cole habla—, podemos dar dos de los hombres que cuidan la casa de Dylan.

—Por mi pueden quitar a los cuatro jarrones, sé cuidarme sola.

—Cierra la boca Dylan, no quitaré a nadie de tu casa hasta que ese proxeneta esté en la cárcel —Las palabras de Scott son dura, logrando callar a la morena y el ambiente se torna algo tenso.

—Como decía —Cole prosigue, pero no lo sigo escuchando. Me disculpo con todos en cuanto escucho mi teléfono sonar en la cocina y le regreso a Dash la carpeta con los papeles antes de dirigirme a la misma.

Cuando llego al aparato, tengo una llamada perdida por parte de Alison y, segundos después, vuelve a sonar, mostrando el número de la morena. No dudo en responder, escuchando la voz seria al otro lado de la línea.

—Pasaré por ti —dice, ni siquiera me da tiempo a responder—, Darikson nos está esperando en un restaurante. ¿Estás lista?

Desvió mis ojos hacía la sala. Desde el lugar en el que me encuentro soy capaz de ver a Dash, éste se encuentra atento a lo que alguno de los chicos dice.

—Sí —murmuro—, pero tengo que decirle a Dash.

—Si se lo dices se negará, Holly —Ella responde, no suena enojada ni seria, sin embargo noto algo de reproche en su voz—, esto lo haces por la hija de Adrien, ni yo misma tengo corazón para saber que una pequeña niña sufrió nuevamente por culpa de mi padre.

Tomo una lenta respiración.

No quería ocultarle nada a Dash, no después de saber cuánto le dolía que su hermano no quisiera hablar con él. Sin embargo, saber que él se negaría ante mi persona reuniéndose con Darikson, me empujaba a querer guardar silencio.

—Le diré —murmuro—, no le puedo ocultar algo relacionado con Darikson —Tomo una lenta respiración—. Ven en media hora, tía.

Alison se despide, sin siquiera echarme pelea por mi decisión. En el punto en el cual nos encontrábamos, cualquier sacrificio valía la pena. Aún cuando se refería a una reunión con el mismísimo demonio.

~*~

Media hora había transcurrido desde que la llamada de Alison terminó. Los amigos de Dash se habían marchado, negándose ante la idea de quedarse en casa el tiempo que necesiten, algo que agradecía.

Tener a aquel castaño rondando en el lugar que vivía, no era algo que me pusiera cómoda.

—No necesitas ir, Dash —musito, con calma. El tatuado se está colocando una camisa, ignorando mis palabras. Él no había dudado un solo segundo en conseguir algo de ropa limpia y vestirse para ir conmigo, cosa que no le reprochaba—, Alison y Elton estarán conmigo.

—No voy a cambiar de opinión —dice, sin siquiera posar sus ojos sobre mí. Él solo irradia tensión, tal y como lo hacía cuando algo no le agradaba—. Si tú vas, yo iré —Me observa—, de ninguna manera dejaré que tu y mi hijo estén en contacto con esa basura.

El sonido del motor de un auto interrumpe nuestra conversación y, de inmediato, sé que se trata de Alison. Me coloco de pie, tirando de la blusa que cubre mi cuerpo. Al parecer la mayoría de mis blusas empezaban a encogerse, haciendo que mi estomago sobresaliera como nunca antes lo había hecho.

Dash se acerca a mí, extendiendo su chaqueta en mi dirección.

—Póntela.

Quiero poner los ojos en blando y gritarle al moreno que solo estaba exagerando, sin embargo, me muerdo la lengua y cumplo su orden. No quería jugar con él, no cuando estaba a punto de ver al hombre por el cual su padre había perdido todo.

Seguida del tatuado, abandono la casa, encontrándome con el auto de Alison. Elton estaba en el interior el mismo, observando hacia nosotros. Luego de que se encarga de cerrar todo, Dash mismo nos guía hasta el auto de mi tía. La morena no parece cómoda con tener al tatuado dentro del automóvil, sin embargo, no dice nada.

—Nos está esperando —Elton murmura—, intenté hablar con él antes de todo pero nunca respondió mis llamadas. Al parecer tener un nieto gay no es algo que él acepte.

Alison enciende el auto, para luego darle unas cuantas palmaditas en la espalda. Escuchar a Elton, o Mathew, hablando sobre su sexualidad, era algo nuevo. No estaba acostumbrada, sin embargo, con todo lo que estaba ocurriendo últimamente, él había logrado ganar mi confianza y, junto a ello, mi apoyo.

Sí el escogiera, alguna vez, decir lo que realmente siente y dejar de lado todas las apariencias, él me tendría ahí.

La mano de Dash sujeta la mía, sacándome de mis pensamientos. Su piel está húmeda, como si el nerviosismo hubiera cruzado el límite. Sin siquiera dudarlo, me muevo de mi lugar, terminando junto a él. Dash no duda en rodear mis hombros con su brazo, atrayéndome aún más hacia su cuerpo.

—Todo estará bien, mi amor —musito, solo para que él logre escucharme—, estamos juntos, es lo que más importa.

Dash no responde, se limita a apoyar su frente contra mi cabeza. Lo siento respirar con lentitud y el auto se sume en un largo silencio.

Pasa al menos otra media hora cuando Alison se está estacionando frente a un restaurante del cual no había escuchado hablar. El lugar es grande, se notaba desde afuera, sin embargo, lo que llama mi atención son los grandotes fuera del local. Detienen la entrada de los comensales, haciendo que estos se quejen.

—¿Por qué no los dejan entrar? —pregunto, totalmente confundida.

—Cuando Darikson Parks hace algo, lo hace a lo grande —Alison murmura—, supongo que hizo cerrar todo el restaurante.

Abro la boca, completamente sorprendida. ¿Qué quería dar a entender con todo esto?, ¿quería demostrar el poder que tenía solo por tener dinero?

—Es una estupidez —Elton es el primero en bajar, llamando la atención de algunas personas, luego de él, Alison lo sigue, dejándonos a Dash y a mí solos en el interior del auto.

—¿Segura que quieres hacer esto? —pregunta, sin querer separarse de mí—, siempre podemos huir. Prometo no decir nada.

Suelto un risa, tratando de alejar toda la tensión del cuerpo del moreno.

—Promete que no te volverás loco si Darikson intenta hacer cualquier cosa —digo. Juego con sus dedos, tratando de relajarlo aún más—, no te necesitamos lejos de nosotros, Dash.

Por primera vez desde que la noticia del embarazo había llegado a mí, me había dignado en decir nosotros, en lugar de yo.

Lo intentaré —dice—, intentaré no caer ante sus provocaciones.

Sus labios se presionan contra mi frente y, en silencio, me ayuda a bajar del auto. Alison y Elton nos esperan pacientes, ignorando el hecho de que el moreno sujetando mi mano estaba más nervioso de lo que demostraba.

Cuando llegamos a la entrada principal, Alison menciona su apellido y, como si de magia se tratase, los gorilas retroceden, dejándonos el paso completamente abierto. Las quejas y los abucheos por partes de las personas esperando no tardan en llegar y Dash debe empujarme con suavidad para que ingrese al lugar.

—Pensé que nunca llegarían —La voz, algo gruesa y cansada, me toma por sorpresa. El lugar es amplio y hay un sinfín de mesas cubriendo el primer piso, sin embargo, mis ojos se detienen en la tercera mesa de la derecha. Ahí, un hombre con cabello casi blanco y una morena, se encuentran sentados. Observo de uno al otro, sorprendiéndome demasiado cuando Leigh entra en mi campo de visión. La chica de tez morena está sujetando la mano del viejo, haciendo que mi estomago se revolviera—. Así que... tú eres Holly, mi nieta.

Leigh está sonriendo de oreja a oreja, como si se sintiera completamente orgullosa del estado en el cual me encontraba. Sí, estaba sorprendida y, en cierto punto, asqueada.

¿Ella y Darikson Parks?

—Pensé que era una reunión de Parks, abuelo —Elton suelta, él no se ha movido de su lugar, junto a Alison—, nunca pensé que los plebeyos estaban invitados.

—Será mejor que cierres la boca, Elton —Leigh ladra, pero cierra la boca cuando el viejo la observa con el ceño fruncido.

—Será mejor que tú cierres la boca, Leigh —dice, con superioridad—, no te olvides de cuál es tu puesto.

>>Ve a la cocina y encárgate de que la comida este lista.

La morena gruñe, lanzándonos una mirada cargada de odio mientras cumple la orden de Darikson Parks.

—Amantes —dice, soltando una amarga risa—, creen que tienen derecho a todo.

—Será mejor que hables, papá —Alison, quien se mantuvo callada durante todo este rato, habla—, ignoraste mis llamadas desde que te conté que Holly quería hablar contigo. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

—Como siempre, Alison —dice, sonriendo ampliamente—, al grano. Me agrada, al menos heredaste algo de mí.

Ojos café caen sobre mí y, sin contar a Alison, él era otro de los Parks que no tenía ojos azules. Todos nos mantenemos callados, esperando a que dijera algo, sin embargo, con tranquilidad, señala las sillas libres que se encuentran en la mesa, invitándonos a tomar asiento.

Elton no duda en ir y sentarse.

No parece temerle al viejo, sin embargo, su mirada es cautelosa. Cuando intento acercarme, Dash me detiene, sujetando mi brazo con su mano.

—Holly no se sentará contigo en una mesa —escupe. El odio tiñe sus palabras—. Será mejor que hables ahora antes que nos larguemos de aquí.

La tensión aparece en el ambiente, haciendo que me sienta incomoda. Sé que Dash no se controlará si Darikson abre la boca para decir algo más, sin embargo, en contra de las predicciones.

Una gran y pesada maleta es levantada por Darikson y colocada sobre la mesa. Mi respiración se detiene y lo único que soy capaz de escuchar es el latido de mi corazón.

—Solo quiero que Holly dejé toda ésta estupidez de quedarse con un Barton —dice—, quiero que se case con el hijo de una familia muy rica. No le faltará nada y, ciertamente, no estará rodeada de criminales.

Elton es el primero en levantarse, acercándose a Dash, algo que, ciertamente agradezco.

—Nos largamos —Dash escupe—, no te necesito a ti ni a tu cochino dinero para sacar a mi hermano de la cárcel.

El tatuado no duda en tomarme por el brazo, prácticamente arrastrándome fuera del lugar.

>>Acabaré con ese hijo de puta y no sabrá que le sucedió.                  

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