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51.

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¡Disfruten su lectura!

~*~

Si te dijera que esto va a doler. 

Si te advierto que el fuego te va a quemar.

¿Entrarías

¿Me dejarías hacerlo primero? 

Hazlo todo en nombre del amor. 

~Martin Garrix & Bebe Rexha - In the Name of Love


—¿No me dirás lo que te contó Adrien? —Alison camina a mi lado, luego de la información que había adquirido por parte del hermano de Dash, volver a casa era lo último que deseaba hacer. Me sentía confundida y algo insultada.

¿Por qué Dash no me había contado sobre Anais?

—Tiene pruebas de que no estuvo en Nueva York la noche de la muerte de Colín, pero no sabe si usarlo, no quiere poner en peligro a esas personas.

Miro a Alison y ésta parece un tanto confundida. Sé que las palabras han sonado algo estúpidas al salir de mis labios, sin embargo no estaba autorizada a contarle sobre la familia de Adrien. Ahora, aún cuando al moreno no le gustaba, la protección de su hija y su esposa estaban en mis manos.

Quería ver a Adrien fuera de la prisión por Dash, sin embargo, al conocer ese pequeño detalle, me hacía dudar de todo lo que estaba deseando últimamente. Adrien estaba intentando hacer todo lo posible para cuidar lo más importante en su vida, pero, por otro lado, hacía sufrir a su madre y a sus hermanos.

—Tiene la salida de la cárcel en sus manos, ¿por qué no tomarla?

—No es tan sencillo, tía —musito, entregándole una caja de cereal. Sabía que Helena haría las compras, pero si me adelantaba, terminaría ganándole en algo a Dash—, hay cosas que no puedo decirte, depende de Adrien.

—Entiendo eso, pero es su libertad de la que hablamos, Holly, ¿qué puede ser más importante que eso?

—Tiene miedo de Darikson Parks —dice—, él fue el culpable de la muerte de su padre, ¿cómo puede quedarse tranquilo sabiendo que él le declaró la guerra a los Barton?

—Una estúpida guerra, debo aclarar —Ella se ríe, sin embargo no me causa risa. No después de saber la historia detrás del enojo de Dash hacía Alexander Parks—. Mi padre no era tan malo —dice, como si en realidad no me lo dijera a mí—, Darikson Parks se segó por el poder que el dinero le daba —Se gira hacia mí, observándome con una sonrisa ladeada—. Darikson era el tipo de padre que jugaba a ser el caballo de sus hijos.

—No puedo imaginármelo en plan de un padre cariñoso luego de todo lo que me han dicho sobre él —Intento sonar divertida, pero fallo por mucho. Alison hace una mueca, sabiendo que, después de todo lo ocurrido, su padre no sería santo de mi devoción—. Aún quiero hablar con él, necesito saber por qué intenta meterse entre Dash y yo.

—Eres una Parks, Holly —Se detiene, tirando del carro para que se quede entre ambas—, por más que quieras negarlo, eres parte de la familia, él está intentando hacer lo que hizo conmigo.

>>Quiere controlar tu vida.

—Solo llevo el apellido Parks, mi madre me obligó a continuar con el apellido. No me considero una de ustedes, lo sabes, tía —Empujo un poco el carrito, haciendo que la morena siga su camino—. Soy mayor de edad, no necesito que alguien controle mi vida. No lo permitiré.

—No se trata de permitir o no permitirlo —Ella suspira—. Él querrá hacer de las suyas, tiene dinero, contactos, personas que pueden mantener a Adrien en la cárcel.

>>Solo te pediré que tengas cuidado, Holly. Ya no estás sola, debes preocuparte por el niño que llevas dentro de ti.

—Por eso quiero hablar con él, tía —tomo una respiración—, no permitiré que controle mi vida por el miedo a que le haga daño a mi hijo. Debo ponerle un punto final a toda ésta estúpida guerra. Por Dios, hay todo una ciudad para ambas familias, ¿por qué empecinarse en hacerse daño unos a otros?

—Sino luchas no ganas —Suelta una risa carente de humor, tal y como yo me sentía.

No sabía cómo desaparecer la rivalidad entre las familias. La madre de Dash era la que guardaba más rencor. El odio que tenía Nicole hacía el apellido Parks, era más del que yo podía sentir hacia Alexander Parks. Aún cuando Dash daba luz verde para que Elton y Alison me visitaran en su casa, ella no lo aceptaba.

Nicole Barton tenía mucho odio guardado en su pecho. El hecho de que mantenía el apellido de su primer esposo lo dejaba claro. La noche anterior el padre de Amara había llegado, con ello una gran incomodidad en la casa. Arturo Thompson sabía de lo ocurrido por su hija, sin embargo no había movido un solo dedo por ayudarla.

Ese sujeto era demasiado extraño.

—¿Crees que Nicole me odie? —Alison llama mi atención, la veo meter varias cosas en el carrito. Al parecer, el pastel de chocolate no era una broma—. Podemos hacer el pastel en tu casa, llamas a Dash y lo secuestramos. No creo que quiera regresar a esa casa después de que Nicole prácticamente me echara la culpa de la muerta de su esposo a mí.

>>Sí, puede que sea una Parks y no me siento mal al respecto, pero no debe hacer ese tipo de acusaciones.

—Yo también quiero regresar a mi casa —musito, algo incomoda—, pero Dash no quiere regresar.

—Eres libre, Holly, por más que ames a un hombre no debes someterte a todo lo que él diga —Asiento, completamente de acuerdo. Dash tenía que tomar una decisión. Él podría continuar con su madre, sin embargo, yo no podría hacerlo. Alison había estado para mi cada una de las ocasiones en las que la necesité, no la iba a dejar únicamente porque Nicole no conocía la verdad detrás de la muerte de su esposo.

Alison y Elton eran dos personas que no merecían ser juzgados de manera errónea, aún cuando yo misma me había equivocado con Elton. Él era una buena persona. Un buen chico envuelto en una mala situación.

~*~

—Holly, Alison está esperándote... ¿Qué diablos haces? —La voz de Dash me toma por sorpresa, haciendo que deje caer la ropa que sujetaba en mis manos al suelo. Sus ojos grises caen sobre los míos y noto la confusión apoderándose de expresión—. ¿Te irás?

Tomo una lenta respiración, tratando de no responder su pregunta. Rebusco en la maleta sobre la cama, encontrando la caja que años atrás me había sido entregado por mi madre. Dentro de ésta había guardado las cartas que Dash me había entregado y las cuales aún no había leído, sin embargo, eso no es lo que llama mi atención.

Bajo todo el montón de papel hay una caja pequeña, la cual contenía la posesión más importante para mi madre.

—Antes de que le diagnosticaran cáncer a mi madre me entregó esto —Levanto la caja, haciéndole saber de lo que se trataba—. Ahora sé que pertenece a mi abuelo adoptivo —Una pequeña risa se elimina de mis labios y no dudo en observar a Dash—. No lo conocí, pero, supongo, fue cosas del destino. Mamá dijo que era un buen hombre, un excelente padre.

>>Ella me pidió que cuidara este anillo, que se lo entregara a la persona con la que quería estar el resto de mi vida. Dijo que debía entregárselo a la persona que me hiciera feliz.

—¿Puedes dejar de dar vueltas?

Suelto una risa, porque lo deseo. Dash era la única persona que podría convertir un momento emotivo en un momento de irritación y nerviosismo. Camino hacía él, aceptando gustosa la mano que tiende en mi dirección.

—Quiero formar una familia contigo, Dash Barton, pero no aquí, no en mi casa. Quiero estar contigo en un lugar donde los dos nos sintamos completamente nosotros. Tú, yo y el bebé.

>>Solo los tres, Dash.

Abro la caja, sosteniéndola en su dirección y los ojos grises del moreno caen sobre ésta. Lo veo tragar duro, sin embargo toma el anillo, observándolo con el ceño fruncido.

—Se supone que el que debería tener un anillo para ti era yo —dice, suena divertido y parece que olvidó la maleta sobre su cama—, Holly... no sé qué decir.

—No tienes que decir nada —Envuelvo mis brazos en su cuello, observándolo con diversión. La historia de Anais sería otro día, quedaría tiempo y era algo que tenía que salir por Dash, y no por mí—. Solo quiero saber si vendrás conmigo.

—¿A dónde? —Sus ojos se desvían del anillo a mis ojos, y todo el malestar parece haber regresado a él—. Holly, no puedes irte.

—Intenté hacer que funcionara, pero no puedo, tu madre me odia solo por llevar el apellido Parks. Trató mal a Alison, sin olvidar mencionar que trató a Elton como un asesino —Dejo de lado la maleta, observando a Dash—, no te estoy dejando, solo quiero estar en un lugar sin tener que molestar a otra persona. Nicole es la que prácticamente manda en ésta casa, Dash, no puedo seguir aquí. No quiero hacerlo.

—Es difícil para ella, Holly.

—Lo es también para mí —Hago una pequeña mueca, para luego sentarme sobre la cama—, nunca pedí terminar en el medio de una estúpida guerra de familias, pero aquí estoy y si sigo aquí es porque te amo, Dash, pero no puedo permitir que traten mal a personas que solo intentan sacar algo bueno de sus vida.

>>No puedo permitir que Nicole lastime a Alison. Ella ha cuidado de mí desde que la conozco, es como una madre para mí, Dash.

—Sé que Alison no quiere venir aquí, me lo ha dicho, pero no voy a dejar que te vayas. Se supone que tu cumpleaños sería en dos semanas, pero estás arruinando todo, como siempre, Holly.

Dash sostiene el anillo en su mano, sin embargo toda su atención está sobre mí. Con toda la paciencia que tiene, se sienta junto a mí, sus ojos caen sobre los míos, haciéndome sentir un tanto incomoda.

—¿No vas a besarme y luego dejarme como si nada? —digo, tratando de atraer algo de diversión a la situación—. Pasó mucho tiempo desde que terminamos en una cama.

Dash suelta una risa, negando ante mis palabras. Sí, no le iba a ocultar el hecho de que mis hormonas estaban algo alborotadas. Iba a tener un hijo con él, ¿Qué papel jugaría la vergüenza cuando le había entregado mi corazón al hombre que estaba a unos cuantos centímetros de mí?

—Te besaré —asegura—, luego te haré el amor, pero, por ahora, tendrás que esperar.

Se acerca, listo para sellar sus labios sobre los míos, pero el momento nunca llega. El carraspeo interrumpiéndonos hace que Dash suelte un gruñido y termine alejándose de mí.

Nicole Barton observa algo avergonzada a su hijo, sin embargo, no hace amago de querer marcharse.

—Helena pregunta si comerán ahora.

—No —Dash responde. Éste se levanta, tomando las prendas que había dejado caer sobre el suelo y las arroja al interior de la maleta—. Holly y yo nos iremos.

—¿Qué?, ¿dónde irán?

—A la finca —Dash responde, como si nada—. La que papá dejó a mi nombre. He estado contratando a unos cuentos hombres para que la tengan lista. Nos iríamos luego del nacimiento del bebé, pero creo que es momento de hacerlo.

Abro la boca para decir algo, sin embargo me encuentro totalmente muda. ¿Una finca? ¿qué? El cierre de mi maleta se cierra y el tatuado no tarda en tomarla.

>>Vendré por mi ropa ésta noche y llevaré a Amara conmigo, creo que necesita relajarse un poco.

Su mano toma la mía luego de colocar el anillo en uno de sus dedos, parece pequeño, sin embargo le encaja perfectamente. Guiña un ojo en mi dirección y toma mi mano cuando menos me lo espero.

—Creo que no están pensando las cosas, Holly necesita descansar, Dash, necesita que alguien la cuide.

Esas palabras me descolocan un poco, haciendo que tire del agarre de Dash y lo obligue a detenerse por completo. Observo a Nicole, quien me observa con preocupación, algo que no había estado en sus ojos durante el tiempo que pasé aquí.

—En todo mi vida solo tuve a dos personas que cuidaban de mí. Mi madre y mi tía Alison, por eso no puedo continuar aquí. No puedo permitir que usted la lastime con comentarios sobre la muerte del padre de Dash.

>>Alison no es ninguna asesina, en realidad, es más madre de lo que usted alguna vez podría llegar a ser.

Su boca cae abierta, pero ni una sola palabra se escapa de sus labios. Nicole Barton se queda en silencio, observando como Dash toma mi mano para sacarme de la casa en la que debería sentirse cómodo.

No escucho nada en el trayecto de las escaleras, pero un bajo sollozo se escapa por parte de la morena que dio a luz al hombre del cual me enamoré. Tal vez fui dura, sin embargo, Alison no merecía el trato con el que ella la recibía.

Alison Parks me había salvado. Sacó el amor que tenía únicamente guardado para mi madre, había logrado colarse en mi vida como una intrusa divertida que me llenaba de muñecas y comida chatarra.

Además de ser una madre para mí, se convirtió en mi mejor amiga, en mi hermana.

Cuando abandonamos la casa. Elton y Alison están esperando en el auto de la morena. Esta toca la bocina, haciéndome sonreír.

—¿Iremos a la finca? —Alison pregunta—, debo darle los últimos encargos a los chicos para que reparen la piscina.

—¿Tú sabías? —pregunto, observándola. Ella se encoje de hombres—. Así que toda la historia de dejarme controlar por Dash, ¿era solo actuación?

—La mejor que he hecho en mi vida —dice—, pero la sorpresa se arruinó gracias a Nicole, me agrada, pero no necesito amigas que me digan que soy una asesina.

—Tengo un regalo para mi sobrino —Elton se mueve en el asiento del copiloto, haciéndome sonreír. Parecía un niño pequeño, algo que, claramente, no había experimentado—, pero lo verás cuando estemos allá. ¿Puedes mover el trasero y llevar a su nueva casa, Barton?

—Lo dice el que se tardó dos horas en dar con el lugar —arquea una ceja, rodeando mis hombros con su brazo—. Los veremos allá, si no encuentran el camino, por favor, llamen. No creo que otra persona quiera llevarlos hasta la finca.

—Entendido, tatuado —Alison hace un estúpido saludo militar, haciéndome reír—, pasaremos primero por Héctor y nos encontraremos allá.

—Bien.

Dash toma nuevamente mi maleta y me dirige hacia su auto. Él se encarga de colocar la maleta en los asientos traseros y palmea mi trasero, indicándome que ocupe mi lugar.

Hago lo que me dice, poniendo los ojos en blanco. Ciertamente, podría acostumbrarme a tener a un Dash mandón, siempre y cuando no quiera cambiar mi manera de pensar, ni mis decisiones.

—Él que conduzcas no quiere decir que tengas poder sobre mí, Barton —musito con tranquilidad, una vez que ambos estamos en nuestros respectivos lugares.

—Tengo poder sobre ti, Holly —asegura, su mano se posa en mi muslo y aprieta éste con suavidad—, al igual que tú tienes poder sobre mí.

>>Creí que ya lo sabías, nena.

—Estoy a tiempo de regresarme a mi casa —murmuro, con diversión—, no estamos tan lejos.

—Sobre mi cadáver —Dash se inclina un poco, abriendo la guantera frente a mí. De esta extrae una foto, la cual me entrega sin siquiera dudarlo—. Ese lugar será nuestro hogar.

Observo la foto en mis manos. Estaba un poco vieja, pero estaba completamente clara. Dash, el pequeño moreno corriendo detrás de una morena un poco más grande que él y Adrien, quien se encontraba junto a un hombre mayor. Todos estos se encontraban jugando delante de una enorme casa. Una finca.

Una gigante y hermosa finca.

>>Tú, yo y todos los bebés que vengan, Holly.

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