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38.

El gif es tan Dash u.u -cries in spanish-. Bueno, en serio lamento tanto la tardanza, pero ¡Hey! publiqué dentro del plazo de una semana -se aplaude sola- 

No quería hacer la nota tan larga, pero, Drifting lo merece. Así es soñaras, como escuchan, durante todo este mes estuve escribiendo algo nuevo, sí, porque puedo ah, la introducción y la sinopsis ya se encuentran en línea, las podrán encontrar en mi perfil y, si les gustó tanto Aggressive, esta nueva novelas las enamorará y las hará sufrir, porque el amor casi nunca es perfecto y siempre empieza con alti-bajos.

¿Quien está listo para adentrarse en el mundo de Scott Harford, el mejor corredor de Louisina, y Dylan Abbot, diseñadora de interiores? ¡Drifting los espera!    

 Gracia a asterielly por las hermosas portadas, las amé y las sigo amando ;-; <3 

Ahora sin más demora, espero que disfruten su lectura. 

~*~

Estar en un hospital, observando como una doctora de emergencia revisa a mi medio hermano, mientras hace preguntas sobre lo que ocurrió, era incomodo. Dash no había bajado de su motocicleta, por lo cual, fui la única persona que pudo acompañar a Elton.

—Peleas, Doc. —Elton suelta un quejido cuando el médico cuadra su nariz. Dash la había roto sin esfuerzo alguno, lo que necesitaría algún tiempo de reposo y cuidado—. Eso dolió como el infierno.

—Me alegro —La mujer suelta a modo de reprimenda—. No recuerdo cuantas veces he tenido que enderezar tu nariz, Elton, uno de estos días te quedarás sin ella.

—Sé que usted me ayudará si algún día ocurre eso —Elton deja que la mujer elimine la sangre de sus fosas nasales y la observo caminar en el interior de la habitación—. ¿Va a poner esa mierda en mi nariz?

—Lo necesitas —Acusa, observándome de reojo—. ¿Eres su novia? Necesitaré que lo vigiles para que no se saque la protección.

—Media hermana —Corrijo, con una risa tensa—. ¿Eso ayudará con la nariz?

—Lo mantendrá unos cuantos días fuera de las peleas —Suelta un suspiro—. Al menos no terminaste como Shawn, pobre chico, ¿logró salir de la silla de ruedas?

La mención del castaño torna la habitación en un tenso silencio. Elton no parece querer responder, pero sus labios se abren para decir—: Reynolds es una basura, doc., lo sabe. Dash solo hizo lo que en ese momento pensó que era correcto.

>>Sacaría la mierda fuera de cualquier hijo de puta si toca a mi hermana, de eso estoy seguro.

Sus palabras son duras y el que sus ojos no se despeguen de los míos aumenta la promesa en ellas. Elton parecía listo para estar de mi lado o, al menos, intentarlo.

Lo había hecho desde el momento en que enfrentó a su padre. Se había abierto ante el hombre que había hecho posible nuestro nacimiento.

Y eso se llevaba algunos puntos de mi parte.

Dos horas después, estaba en el interior de mi auto con un Elton pensativo mientras me estacionaba fuera a mi casa. La moto del rubio aun estaba estacionada ahí, esperando por él.

—¿Está bien si te dejo con él? —Pregunta. Sé que se refiere a Dash y no titubeo al momento de observar al moreno en el espejo retrovisor, está observando sin discreción alguna hacia mi auto y diviso la tensión dibujada en su expresión—. Parece de todo menos calmado.

—Es normal —murmuro—, dejé su casa ayer por la noche y me encontró en la empresa de Alexander Parks luego de un día, ignoré sus llamadas y sus mensajes, lo justifica, ¿no?

—Puede estarlo —Concuerda—, pero no puede desquitarse contigo. Eres una mujer independiente, Holly, no necesitas su permiso para salir.

—Estoy consciente de ello —Fuerzo una sonrisa—. Gracias por acompañarme, Elton.

—Mathew —corrige, soltando una risa—. Mi nombre es Mathew, Holly.

Abro la boca, sorprendida, pero el recuerdo de Alison diciendo que Elton no era el verdadero nombre del rubio me obliga a cerrarla. El rubio parece divertido por la expresión que se apodera de mi rostro.

—¿Por qué Elton? —Es mi única duda, era un nombre algo tosco para un bebé. Al menos, para mí lo era.

—Ser un Scimitars tiene su precio —Mi ceño se frunce ante el extraño pero conocido nombre—. Dash pertenece a los Cossaks y Shawn a los Scimitars, Holly, enemigos por naturaleza, al menos Reynolds se lo tomó así cuando ocupó el lugar principal en Nueva York.

Asiento, recordando sobre mi charla con el moreno en el spa. Enemigos por una mujer. Tal y como había pasado con Cara. Alguien lastimó a una Cossaks y el jefe descargaba su ira contra los Scimitars.

Algo estúpido.

Elton, o Mathew, guiña un ojo en mi dirección para luego bajar del auto. Observo cómo, con algo de dificultad, se encamina a su motocicleta, siendo observando por un colérico Dash.

Quería bajar el auto, pero al mismo tiempo quería mantenerme lejos del enfado del moreno. Ciertamente, pelear con Dash era lo último en mi lista. Solo quería llegar a la cama y tenerlo a mi lado mientras me sujeta entre sus brazos, pero, tal vez, eso no sucedería hoy.

Bajo del auto, escuchando el sonido de la motocicleta del rubio alejándose de mi calle. El viento frío de la noche de Nueva York me golpea y, aun con la sudadera cubriendo mi cuerpo, siento el frío colarse en mi huesos. La pesada mirada del moreno está sobre mi cuando camino hacia la puerta, lo observo por el rabillo del ojo bajar de su motocicleta y, a larga zancadas, llega hacia mí, esperando con paciencia a que abra la puerta.

Cuando ingreso en la casa, interpongo la puerta entre ambos y observo a Dash con seriedad.

—No quiero discutir —digo, recibiendo una dura mirada por parte del hombre del cual estaba enamorada—. No quiero escuchar toda la mierda de contestar el teléfono porque juro que sacaré la mierda fuera de ti, Barton.

>>Te amo, pero decido por mí misma y no permitiré que eso cambie por tu causa. No soy una princesa y no necesito que andes de niñero.

—Dijiste que no te marcharías —suelta, su tono es duro, pero noto la decepción en su voz—. Haces cosas con las cuales no sé reaccionar. Me gusta mantenerte cerca porque quiero protegerlo, no porque lo necesites, Holly.

Su mano empuja la puerta y cedo, dejando que toda su figura se cierna sobre mí. Debo levantar la cabeza, para enfrentar el furioso gris que me observa con intensidad. La mano de Dash se eleva, cerrándose entorno a mi mejilla.

—Sé protegerme sola, Dash, no necesito que seas mi caballero oscuro que golpea a todos solo para llegar a mí.

Me siento agotada. Amaba tanto a Dash como para dejarlo ganar esta vez y someterme a su pelea, pero, sinceramente, enfrentar toda la bruma de sentimientos en los que me envolvía parecían ser demasiados intensos.

—Te amo —Su voz suena dura, pero noto un brillo distinto en sus ojos—, ¿puedes, por favor, dejar de huir de mí?

Trago duro.

No huía de él, escapaba de la estúpida idea que se había creado en mí mente acerca de la veracidad de sus sentimientos hacía mí. No estaba segura de que el primer hombre que había amado, me amaba, y la estúpida inseguridad no parecía desaparecer de mi sistema.

—Conoces a mi psicóloga —murmuro, dejando con la boca abierta al moreno. Su duro cuerpo me empuja con suavidad al interior de la casa y se encarga de cerrar la puerta, con nosotros dentro de la misma.

Grandes manos se deslizan a mí cintura y la tela de la sudadera desaparece un poco, dejando que la dura piel de Dash entre en contacto con l mía. Me carga sin dificultad alguna y me obliga a envolver mis piernas en su cintura. Estamos frente a frente, respirando el aire del otro, mientras siento a Dash apretar su agarre a mí alrededor mientras camina a ciegas por la penumbra de la casa.

Mis labios tocan con suavidad los suyos, quien los acepta con gusto, mordiendo y chupando con delicadeza. Me aferro con fuerza a su cuerpo cuando lo siento caer y la suavidad del sillón es la única que nos recibe. Estoy sobre el regazo de Dash, sintiendo mi cuerpo estremecerse de pies a cabeza mientras él me sujeta como si fuera lo más importante en su vida.

De un momento a otro, rompe el beso, dejándome algo aturdida cuando toma una profunda respiración y guarda silencio por unos minutos.

—Shawn no fue la causa de que terminara en prisión, al menos no fue la causa principal —Suelta. La tensión que irradia su cuerpo amenaza con traspasar el mío y hacerme añicos—. Golpeé a una mujer en medio de una borrachera, me arrepiento tanto...

—Dash... —Mi corazón late con fuerza, pero no me muevo de mi lugar. No cuando el chico lleno de tatuajes se aferra a mí como si fuera un ancla. Como si yo fuera lo único que mantenía toda la mierda fuera de él.

—No quería hacerlo, pero ella... —gruñe, haciendo que me sobresalte cuando sus manos se aprietan alrededor de mi cintura—. Ella no dejaba de sacar a relucir toda la mierda ocurrida con Parks y mi padre.

>>Ella no entendió que no quería recordar eso. Solo continúo y no pude controlarme...

Siento un nudo en mi garganta, pero lo único que hago es sujetar a Dash entre mis brazos. La humedad en sus mejillas me hace saber cuan afectado se encontraba por el recuerdo.

—Sabía que tenía problemas con el alcohol pero esa noche no pude controlarme —Su frente está apoyada en mi pecho, mientras yo lo acuno como a un bebé. Lagrimas luchan por salir libres de mis ojos, pero no me lo permito. No podía quebrarme cuando Dash estaba aun peor que yo—. Por eso no permití que él se te acercara ese día. Él estaba borracho.

>>La noche que te dejé sola en el departamento de Los Ángeles te dejé sola por eso. Tenía miedo de lastimarte, Holly.

El recuerdo de aquella noche y el pánico que había envuelto mi cuerpo regresa a mí. Pensé que él no volvería y me dejaría en aquel lugar luego de haberle contado mi mayor secreto.

Pero él regresó, él había regresado por mí.

—Dash —Tomo su rostro entre mis manos, tratando de observar sus ojos, pero la oscuridad me lo impide. Sé que la humedad cubriendo mis dedos son sus lágrimas y el dolor en mi pecho solo aumenta, sabiendo que tan dañado se encontraba el moreno—. Ambos estamos dañados y tenemos problemas, sé que es difícil superar toda la mierda que nos ha ocurrido, pero lo lograremos, ¿está bien?

No quiero que huyas de mí...

La desesperación en su voz y la manera en la que me sujeta con fuerza, me hace tragar duro. Dash me necesitaba, y era un sentimiento que no quería despertar en él aun cuando yo ya había caído.

Lo necesitaba tanto que era capaz de hacer cualquier cosa por mantenerlo a mi lado.

—No huí de ti, cariño —mis labios se presionan contra los suyos y el salado de sus lagrimas se esparce en mi paladar. No quería a un Dash dolido. Quería al estúpido mano larga que siempre era conmigo. Quería al Dash que conocí, al Dash que siempre intentaba meterse en mis pantalones—. Tengo miedo. Tengo miedo de todo esto, de mis sentimientos por ti. Dash, te amo tanto que me sacrificaría por tu felicidad, y eso no es bueno.

Te necesito conmigo, Holly —Su mano se cierra entorno a mi cabello cuando él tira de mi cuerpo al suyo, mi rostro termina en su pecho mientras sus grandes brazos me rodean—. No quiero a nadie más, solo a ti.

No lo detengo cuando, con rapidez, se deshace mi sudadera, dejándome únicamente en sujetador aun sobre él. Lo deseaba, pero no era buen momento. No cuando tenía a Dash sincerándose conmigo sobre lo ocurrido hace dos años.

Agradezco en voz baja cuando él no intenta nada más y solo se mantiene ahí, aferrándose a mí mientras acaricia mi espalda con suavidad.

—¿Por qué dijiste lo de Shawn? —Pregunto, mi voz es un leve susurro que él logra escuchar con claridad. Sentía algo de recelo sobre Dash golpeando a una mujer, pero, con el tiempo que había pasado junto a él, había aprendido a no juzgar sin conocer la historias detrás de todo.

—Es lo que siempre dice el abogado de mi mamá —murmura. Sus caricias en mi espalda se detienen por un segundo y se reanudan al siguiente, haciendo que un cosquilleo se esparza en mi piel—. Soy un alcohólico, Holly, estuve en tratamiento por unos meses, lo dejé por un tiempo, pero toda la mierda regresó cuando me enteré de lo que ocurrió con Shawn.

>>Era un imbécil, pero no merecía estar en silla de ruedas por mi causa. Sí, golpeó a una mujer, pero yo rompí su cadera, Holly, tal vez no vuelva a caminar sin dolor y todo será mi culpa.

—¿Lo de Shawn ocurrió después de que... —dejo la pregunta a medias, no sabiendo cómo decir qué golpeó a una mujer. Era algo que simplemente no entraba en mi cabeza. Dash no parecía de aquellos hombres.

Dash no se parecía a Richard.

—Primero la golpeé —dice, su voz es neutra, pero la tensión en su cuerpo aumenta—. Cuando vi a Shawn golpeando a Cara solo pude verme a mí golpeando a aquella mujer... Habló mierda de mi padre, pero no merecía que la golpeara.

—Nadie lo merece —digo, acariciando su cuello con mi nariz. Aun enterándome de lo que era capaz de hacer con un poco de alcohol en su sistema—. Son cosas que pasan, errores de los que debes aprender.

—Me descontrolo cuando veo a alguien maltratando a una mujer, Holly —musita—. Siempre ha sido así. Si alguien solo te tocará un cabello...

—Shhh —me aferro a él, escondiendo mi rostro en su cuello, dejando que su aroma se filtre en mi mente—. Eso no pasará, Dash.

A pesar de que intento alejar aquel sentimiento de ira de su cuerpo, el moreno lucha contra ello, tirando de mi barbilla para observarme a los ojos. Noto el tenue brillo de sus ojos grises observándome en medio de la oscuridad.

—Lo único que tengo en mente es a ese hijo de puta que te hizo daño, Holly, quiero acabar con la vida de esa insignificante rata con mis propias manos.

>>Mataréal primer hijo de puta que vuelva a hacerte daño.    

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