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37.

Capítulo dedicado a josi230710 por ser la única que no sufrirá por el final puesto que ya lo sabe lol xD <3

Les dejo está imagen hecha por asterielly

¡Disfruten su lectura! 

~*~

—¿Y bien? —La mata de cabello rubio de Elton entra en mi campo de visión cuando abandono el edificio. Está apoyando contra mi auto, pareciendo más normal de lo que alguna vez había sido testigo—. ¿Hablarás con él?

Asiento, tratando de tomar fuerza del apoyo que me estaba brindando el rubio.

—Quiero terminar con eso de una vez por todas —musito. Tener la compañía de Elton durante el tiempo que me tome al buscar a Claudia, me ponía algo tranquila, pero, el solo hecho de saber que iría a casa de los Parks, alejaba toda ese sentimiento de mi cuerpo—. Si Alexander Parks quiere hablar conmigo, hablaremos.

—Puedes tomarlo con calma —Elton me observa con atención antes de entregarme las llaves de mi auto. Sus ojos azules están sobre los míos, claramente esperando algún sentimiento de duda—. ¿Dash lo sabe?

—Dash sabe lo que debe saber —digo—, él no necesita saber todo lo que hago.

—Holly —se rasca la nuca—, no quiero entrometerme, realmente no quiero hacerlo, pero, ¿sabes toda la historia detrás de la pelea de Shawn y él?

—Shawn la golpeó por una carrera ilegal, ¿no? —El ceño de Elton se frunce y pasa su mano por su cabeza, parece algo alarmado y logra confundirme un poco.

—¿Estás jodiéndome, no? —Dice—. ¡Estás malditamente jodiéndome! ¡¿Cómo puedes ser tan estúpida, Holly?!

Varias personas circulando alrededor de nosotros enfocan su atención en nosotros, haciendo que tire de Elton hacía el auto. No duda en subir y cerrar la puerta del copiloto de un solo golpe. Lo escucho maldecir por lo bajo y me apresuro a rodear al lado del piloto. Una vez que subo al auto, Elton me observa con atención.

—¿Por qué no investigaste a ese imbécil antes de meterte con él, Holly? —Se queja, parece preocupado, pero el enojo se filtra en su sistema—. ¡Es peligroso!

—Elton...

—No —me calla, observándome con dureza—. Debes escucharme cuando digo que él es peligroso —Arqueo una ceja, esperando a que trate de aclarar sus palabras—. Él no solo golpeó a Shawn, todas las personas que golpeó ocupan una larga lista y, todas y cada una de ellas estaban interesados en una sola persona.

>>En Cara.

—Bueno —enciendo el auto, dándole una última mirada a mi medio hermano—. Ciertamente, no soy ella.

—¿Sabes, al menos, que es alcohólico? —Su pregunta me descoloca un poco y el recuerdo de la noche en la que Dash llegó borracho a mi casa regresa a mi mente. Esa noche, fue algo extraña y, ciertamente, era un buen recuerdo—. Años después de la muerte de su padre y un tiempo antes de entrar a prisión se la pasaba borracho.

>>En el tiempo que se mantenía en ese estado, buscaba peleas en Irolic, todos sus contrincantes eran tipos que estaban detrás de la puta de su ex novia.

—¿A qué quieres llegar? —No logro entender su punto, pero no le quito las oportunidades de explicarse—. Dash no es alguien violento conmigo, Elton, no me ha lastimado ni nada por el estilo.

—Cara salió lastimada por su culpa —dice—. No quiero que ocurra lo mismo contigo, Holly.

Sujeto el volante con un poco más de fuerza cuando giro en una esquina. El consultorio de Claudia se aleja a la vez que me meto en el tráfico de la tarde. Elton suspira junto a mí, haciéndome saber que no cambiaría de opinión acerca de Dash.

Y tampoco lo haría cambiar. Él no tenía que aceptar a Dash, eso era decisión mía.

—Amo a Dash, Elton —musito—. Es la primera personas a la que he entregado mi corazón después de mi madre, y él no lo ha arruinado hasta ahora.

>>Te di una oportunidad y entiendo que te preocupes, pero no te entrometas en mi vida. No tienes derecho a hacerlo.

Silencio es lo único que recibo por parte del rubio, y le doy una rápida mirada por el rabillo del ojo y noto su mandíbula apretada.

—Él te dirá lo mismo —dice, luego de unos minutos—. El odio que hay entre nuestras familias nunca desaparecerá. No hasta que Darikson Parks pague sus errores.

—¿Tu abuelo?

Asiente. Sus ojos caen sobre mí mientras trato de pasar los autos que se interponen en mi camino y dice—: Es mi abuelo, pero, lamentablemente, no me siento parte de su familia. Aquella perfecta familia que ha creado frente a las demás personas.

—¿Matrimonios arreglados? —Elton asiente.

—Alison iba a casarse con Alexander Clayton —dice, tomándome por sorpresa. ¡Alison y el decano! —, pero ella no quiso seguir con toda la farsa. Escapó el día de su boda y tiempo después, mi padre supo que estuvo buscándote y bueno... te encontró.

—Lo hizo —murmuro, sin poder evitar sonreír—. ¿Por qué no se casó?

—La terquedad es parte de la familia Parks, Holly, deberías saberlo —se burla—. Ellos se amaban, fui testigo de una de sus cuantas escenas, pero Alison nunca pensó de la misma manera que Darikson. No quiso vivir lo que mis padres viven ahora.

—¿Divorcio?

—Agradecería que fuera eso —suspira—. Están casados, pero cada quien tiene una pareja fuera del matrimonio. —Mi ceño se frunce, pero no lo interrumpo—. No logro entender porque ambos aceptaron un matrimonio que no les convenía en nada.

—Las personas solemos hacer estupideces por dinero, Elton.

Agradecía no estar en ese grupo.

Lo agradecía mucho.

~*~

Estar en tecnologías Parks, caminando junto a Elton en busca de su padre, era lo más extraño que había ocurrido desde mi llegada a Nueva York. Si alguien me hubiera dicho, años atrás, que estaría a punto de intercambiar palabras con el hombre que ayudó a procrearme, me reiría en su cara.

—Señor Parks —Una mujer, vistiendo un traje elegante saluda a Elton y este inclina la cabeza sin siquiera pensarlo. Parecía actuar en piloto automático; realizando movimientos que ya se encontraban guardados en su cabeza.

—Esto es incomodo —musito, deteniéndome junto al rubio, el cual llama al primer ascensor que encontramos—. Demasiado lujo en un solo lugar.

—Lo sé —responde—, pensé lo mismo la primera vez lo vi. Luego te acostumbras.

—No volveré a este lugar —Aseguro, más para mí misma que para él. Al igual que la empresa de Dash y su hermano, yo no encajaba aquí. No era mi mundo.

Elton sonríe divertido, como si no creyera en mis palabras.

—Él no es fácil —musita, una vez dentro del elevador—. Es igual de terco que tu y yo juntos, en realidad.

—También un poco más borracho —El recuerdo de tener a Alexander Parks frente a frente, completamente borracho, no abandonaba mi mente. Elton está confundido, lo noto en cuando no quita la mirada de mí y me obligo a continuar—: La primera vez que lo vi en vivo estaba completamente borracho.

—Está tratando de dejarlo.

—No me interesa —niego, soltando un suspiro—. Solo estoy aquí por Alison y por ti, hablaré con él y luego me marcharé de su vida. Todo será como debe ser.

—Holly...

El sonido del elevador interrumpe a Elton y nuestra conversación termina ahí una vez que las puertas se abren. El recibido es amplio. Mucho más amplio que en la oficina de Adrien y es cuando puedo deducir una pequeña parte de la fortuna de los Parks.

Camino detrás del rubio por el amplio espacio cubierto con mármol blanco y observo unos cuantos cuadros adornando parte de las paredes. No es hasta que llego a una gran puerta, que el nerviosismo se agolpe en mi sistema.

—Es aquí —dice—, él está esperándote.

—Bien —Asiento, cuando él se detiene antes de abrir las puertas y, mi corazón parece detenerse cuando veo a Alexander Parks sentado detrás de un gran escritorio. Estaba llevando un traje oscuro, el cual solo resaltaba por las luces en el interior de la oficina.

La puerta se cierra detrás de mí, indicándome que estábamos completamente solos. Algo con lo cual, al parecer, no podía lidiar.

—Holly, hija...

—Señor Parks —Lo corto, justo antes de que se levante de su lugar. La felicidad que irradiaba segundos después, se ve reemplazada con el rechazo de mis palabras—. Deje en claro, hace un tiempo, que yo no tenía un padre.

—Me odias —asegura, pero lo único que puedo hacer es negar con la cabeza.

—El odio solo puede ser hacia alguien que conozca y, ciertamente, no me interesa conocerlo, señor Parks.

Soy tu padre, Holly, no puedes tratarme de esta manera cuando intento acercarme a ti —El recuerdo de mi madre diciendo lo mismo me oprime el corazón. Sabía perfectamente que ella no quería esto para la relación futura que tendría con él, pero así era la triste realidad. No me sentía cercana al hombre que estaba frente a mí. Era un extraño más. Un extraño que arruinó la vida de mi madre por simples ceros en una cuenta bancaria—. Estás siendo cruel cuando solo quiero reivindicarme contigo.

—¿Luego de veinte años? —El sarcasmo tiñe mi voz mientras me acero al escritorio. Ojos azules, similares a los míos y a los de Elton, me observan con atención—. Nunca estuviste cuando te necesité. Nunca estuviste para ayudar a mi madre mientras un hijo de puta la lastimaba. Nunca estuviste ahí para protegernos.

Lágrimas pican mis ojos, pero las mantengo a raya. No lloraría frente a él. Alexander Parks no merecía mis lágrimas.

—Lo sé —Su voz está ronca—, y me arrepiento de eso. Lo hago todos los días desde que dejé a tu madre por su suerte, pero debes entenderme. No teníamos un futuro juntos. No cuando no tenía nada que ofrecerte, Holly.

—Mi madre luchó por mí hasta su último día —Trago duro—. Nunca necesitó de una cuenta bancaria con un sinfín de ceros, nunca necesitó comodidad alguna cuando estaba dispuesta a dar más amor del que cabía en su cuerpo.

>>Ella me amó aun sabiendo que era un recordatorio de que la abandonaste. Ella me amó aun sabiendo que era la culpable de que el amor de su vida no estuviera a su lado.

Visualizo una lágrima deslizándose en el rostro del hombre frente a mí. El hombre que debería llamar padre, pero al que nunca lo reconocería como tal, estaba llorando frente a la única persona que no le importaba su dolor.

—Yo amé a tu madre, Holly —Se levanta del escritorio, pasando su mano por su rostro, tratando de eliminar la humedad del mismo. Parecía un hombre destruido. Un hombre que estaba a poco tiempo de ser absorbido por el dinero, la avaricia y las equivocaciones de su pasado—. ¡Me arrepiento de haber deja a tu madre cuando se embarazó, pero era la única manera de mantenerte alejada de mi padre!

Sé que ha estallado desde el momento en que lágrimas empiezan a descender por sus mejillas, pero no retrocedo, no cuando estaba dejando todo frente a él. Todos los años de abandono tendrían que quedarse con él.

Ya no los quería conmigo. No los necesitaba.

El silencio nos absorbe y lo único que se escucha en la oficina son mis respiraciones agitadas y los pequeños sollozos por su parte.

—Esto es estúpido —murmuro, más para mí misma que para él—. No te considero un padre, mucho menos el mío. No llegaremos a ningún lado de esta manera, señor Parks.

—Aléjate de Dash —sus palabras son duras y el ceño fruncido en mi dirección me hace enojar. ¿Qué diablos acaba de decir? —. Cometí un error contigo y tu madre, el cual pagaré hasta el último de mis días, pero no quiero que te ocurra lo mismo a ti. No cuando puedo evitarlo.

—No me alejaré de Dash solo porque tú me lo dices —Mi voz es sería y mucho más allá de enojada—. No tienes ningún derecho sobre mí para imponerme cosas. Dash no es igual a ti, él no es un asesino.

¿Qué?

El sonido de gritos e insultos llega hasta la oficina y, cuando el primer siseo de dolor resuena con fuerza, reacciono y salgo de la oficina. La primera visión que obtengo es la de Elton en el suelo, sujetándose la nariz mientras sangre desciende por la misma.

Mis ojos se mueven con lentitud y terminan sobre el hermoso hombre frente a él. Dash Barton está enojado, tanto, que noto la sangre cubriendo sus nudillos.

—Maldita sea, hombre —Elton ríe y no duda en ponerse de pie mientras observa al moreno—. Holly está bien, no iba a dejar que le pasé nada.

—Y una mierda —El moreno sisea, empezando a acercarse a Elton pero reacciono con rapidez, interponiéndome entre ambos. Ojos grises me observan con fiereza, pero no retrocedo. No lo hago aun cuando el miedo se arraiga en mi sistema—. Quítate de mi camino, Holly.

—No —Mis pies se mueven casi con vida propia y Dash debe bajar la mirada para cuando estamos lo suficientemente cerca—. Estoy bien.

Las palabras quedan en mi boca cuando Dash tira de mi cuerpo y me coloca detrás de él. Esta vez, es Alexander Parks quien recibe el golpe cuando se interpone entre él y Elton. Soy capaz de escuchar el sonido de huesos crujiendo y un chillido de escapa de mis labios cuando Elton golpea a Dash.

—¡Eres un maldito hijo de puta! —Las palabras de Elton suenan divertidas, pero sabía que Dash no estaba jugando, no cuando podía moler a golpes al rubio—. ¡Es mi maldita medio hermana y tengo derecho a pasar tiempo con ella!

—¡Dash! —Grito, captando la atención de todos los presentes. Noto más ojos sobre mí, y es cuando distingo a dos hombres de seguridad, listos para despachar al moreno. El susodicho me observa con el ceño fruncido, pero este desaparece con lentitud cuando me escanea. Ojos grises, carentes del brillo divertido que los caracterizaban me observan—. ¿Puedes dejar de comportarte como un maldito loco y escucharme por una vez en tu vida?

Los hombros del moreno caen, pero no dice nada. Se limita a fulmina con la mirada a los Parks, mientras hace su camino hacia mí. Su mano se aferra a la mía y, antes de que avancemos hacía el ascensor, se detiene, lanzándole una mirada a Alexander.

—No quiera proteger a Holly cuando fue incapaz de hacerlo desde el inicio —sisea—. Ella no necesita de personas que arruinen todo lo que ha hecho hasta ahora, Parks.

Observo a Elton, quien, con lentitud, se aleja del hombre al que llama padre. Lo observo con confusión cuando hace el camino hacia nosotros y se detiene a observar al moreno vistiendo traje.

No protegiste a Holly cuando un bastardo abusó de ella, tampoco lo hiciste cuando dije que era gay. No mereces todo el cariño que Alison y yo te tenemos, eres una basura, Alexander Parks.

El latido de mi corazón silencia todo a mí alrededor, y no es hasta que Dash tira de mí, que avanzo junto a él y a Elton con camino al ascensor. Cuando las puertas se cierran, la tensión inunda el lugar como si de un tsunami se tratase.

—¿Eres gay? —Dash suelta, el enojo y la sorpresa adueñándose de su voz.

—Tanto como puedo serlo, Barton.

—Eso fue... —musito, no sabiendo que palabras usar—. Increíble.

—Si —Elton se ríe, pero la risa muere cuando un quejido brota de sus labios—. Creo que necesito un hospital.

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