Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34.

¡No olviden votar y comentar!

~~~

La incomodidad es notable en la habitación, distingo grandes lagrimas deslizándose por las mejillas de Alison Parks mientras Elton mantiene sus puños apretados.

Parece que han pasado varias horas, cuando en realidad solo han sido diez minutos. Mis lágrimas se han secado, pero no soy capaz de soltar una sola palabra. Mi teléfono vibra, y sé de inmediato que se trata de Dash.

No quiero responder.

No cuando había mentido con respecto a mi paradero.

Él creía que estaba en el hospital, cuando en realidad me encontraba en casa de mi tía, junto a Elton, quien no era su persona favorita en el mundo.

Me siento algo aliviada cuando el aparato se detiene. A la tercera llamada, él estaría frente al edificio de Alison en menos de una hora. Lo sabía. No perdería el tiempo comunicándose conmigo.

—Maldito hijo de puta —El siseo por parte de Elton me asusta, tanto como el jarrón rompiéndose contra el duro suelo—. ¡Es un cabrón malnacido!

—¡Cállate! —Grito, sobresaltando tanto a Alison como al rubio que me fulmina con la mirada. Nuevas lágrimas pican en mis ojos, pero no me detengo cuando continuó: —No puedes simplemente hacer un berrinche y sentirte ofendido, no cuando no nos consideramos familia, Elton.

>>Eso sería ser demasiado hipócrita.

—Holly, por el amor de Dios —Alison llora. Su cabeza se esconde entre el hueco que forman sus piernas, y el sollozo que suelta me rompe el corazón. Su presencia en los años que me mantuve en casa de mi madre, había reducido los ataques por parte de Richard, pero nunca frenaron por completo—. Ese maldito debe estar en la cárcel... ¿Por qué no lo dijiste nunca?

—Porque el amor nos hace idiotas —Mis palabras duelen, pero eran ciertas. El amor por mi madre me había cegado por completo—. Creí que si mantenía la boca cerrada mi madre no sufriría más.

>>Ninguno de ustedes escuchaban su llanto por la noche. No tuvieron que verla destruirse poco a poco... pero todo cambió cuando Richard llegó. Ella sonreía, se veía mejor. Después de mucho tiempo la escuché reír por primera vez.

—¡Es una mierda! —Elton grita. La vena en su cuello sobresale, y noto cuando toma unas llaves de la mesita de centro. Quiero detenerlo, pero no tengo las fuerzas suficientes para hacerlo. Él era mayor, podía hacer con su vida lo que quiera—. Buscaré a ese maldito hijo de puta y lo haré pagar.

—No —Niego, lo observo con enojo, y este parece intimidado por mi mirada azul—. Si yo no lo hice durante diez años, tú no lo harás ahora que tengo una vida nueva.

—Holly...

—Intento seguir con mi vida —digo, estoy incomoda al decirlo en voz alta, aun con mi tía y un medio hermano ocupando la sala—. Ahora estoy con Dash, y me siento bien.

—Papá debe saberlo —Elton me interrumpe, no está calmado, y lo noto cuando las aletas de su nariz se expanden cuando respira—. Él es un hijo de puta por haber dejado a tu madre, aun sabiendo que venías en camino, es un maldito cobarde por nunca enfrentarse al abuelo.

>>Todos los Parks somos unos cobardes por no luchar contra las leyes de ese viejo decrepito.

La puerta se azota cuando Elton se marcha, dejando el eco del golpe rompiéndose una y otra vez en el interior del departamento, Alison no ha dejado de llorar, y ahora solo puedo dejarme caer como una saco de papas sobre uno de los sillones vacios.

Se suponía que esto solo sería una visita a la ginecóloga. Solo tenía que conseguir una recete y debía de estar en casa apenas terminara, pero todo había salido al revés, ahora parte de los Parks sabía lo que había ocurrido hace diez años.

Y, sinceramente, no estaba lista para cargar con lo que se venía sobre mí.

—Debería irme —Sorbo por la nariz, sintiéndome agotada—. Si Dash no me encuentra en casa vendrá aquí, no quiero meterte en problemas.

—¿Problemas?

—Elton —Aprieto mi tabique, sintiendo un repentino dolor de cabeza—. Alguno de sus amigos está detrás de mí y tal vez me vio llegar con él, debo arreglar ese pequeño problema.

—¿Sabe que él es tu hermano?

—Digamos que no conocí a Elton de la mejor manera. —No corrijo lo de hermano, le había dado una oportunidad, y tal vez la merecía. Solo esperaba no equivocarme. Ella asiente en silencio, y me observa mientras me levanto del sillón. La receta está en el interior de mi bolsillo, y es lo único que necesito.

El pequeño bolso que llevaba conmigo es colgado de vuelta en mi hombro y miro a mi tía.

—¿Segura que todo está bien?

Me encojo de hombros, tratando de mostrar mi mejor sonrisa, pero sé que solo logre hacer una mueca.

—Vivo un día a la vez. No será perfecto, pero es suficiente para mí.

—¿Te trata bien? —Sé que se refiere a Dash, y el golpe en la puerta me sobresalta. Era él.

—Mejor de lo que pensé. Debo irme.

Ambas murmuramos una despedida, y me dirijo sola a la salida. Cuando abro la puerta, Dash está frente a mí, el ceño ocupando su frente y la mandíbula apretada solo me hacen saber que está enojado, por lo que no pierdo mi tiempo y me lanzo sobre él, envolviendo mis brazos en su cintura.

—¿Estás bien? —Su voz es ronca por el enojo, pero no hace intento alguno de apartarme, al contrario, sus brazos se cierran alrededor de mi cuerpo, presionándome contra el suyo. Nuevas lágrimas se deslizan por mis mejillas, terminando en su camisa.

—¿Podemos irnos? —Pregunto, la tensión en el cuerpo de Dash está presente, pero no permito que me aleje, no dejo que lo haga aunque siento sus manos empujando mis hombros—. Por favor.

—Llévala a casa —Escucho la voz de Alison detrás de mí, pero no me giro, las fuerzas para enfrentarla se habían terminado—. Ahí podrán hablar más tranquilos.

Siento a Dash suspirar, y se da por vencido cuando la puerta se cierra detrás de nosotros. Su mano toma la mía, y dejo que tire de mí hacía el ascensor, sé que está enojado, pero no lo observo.

Me sentía como una niña escondiendo una mentira que sus padres terminan descubriendo. Esperando paciente el castigo.

—Lo siento —digo, mi voz suena ronca, pero no me esfuerzo por alejarla—. Lamento haber mentido, pero no quería que me siguieras tratando como una niña. Puedo cuidarme sola, Dash.

—Lo sé.

Es lo único que obtengo por su parte. Las puertas metálicas se abren frente a nosotros y agradezco el que nadie esté en el interior. La mano de Dash nunca desaparece de la mía, aun cuando continúa enojado. Mis ojos viajan a su rostro, y noto su ceño fruncido. No me gustaba que pensara mientras estaba conmigo, no quería que pensara sus respuestas, la sola idea de Dash tratando de ser alguien que no era conmigo, me enfermaba.

—No lo pienses —Mi voz es firme, como si hace un minuto atrás no hubiera llorado. Ojos grises caen a los míos y sé que están más abiertos de lo normal. Dash lo noto, y toma una respiración—. No quiero que pienses tus respuestas.

>>No conmigo.

—Cierra la boca —Se ríe, pero no llega a sus ojos. Las puertas se abren nuevamente cuando llegamos a la planta principal, y Dash rodea mis hombros con su brazo, alejándonos a ambos de las importantes personas que ingresaban al lujoso edificio—. Aun cuando quiero entrar en tus pantalones, puedo patear tu trasero, Holly.

Sonrío.

No puedo evitarlo mientras rodeo su cintura con mi brazo. La visión del enorme Land Rover entra en mi campo de visión y el moreno junto a mí me ayuda a ocupar el asiento del copiloto.

Mi boca se abre con sorpresa cuando lo veo tirar de mí, de modo que termina entre mis piernas, aun fuera del auto.

—¿Por qué llorabas? —Me encojo de hombros.

—Me cansé de esconderlo —digo. Trazo una línea por el tatuaje cubriendo su cuello, y me pregunto brevemente cuanto habrá dolido—. Alison y Elton saben lo de... Los Ángeles —Corrijo con rapidez. No quería traer el nombre de aquel hombre a la conversación—. Lo que ocurrió hace diez años.

—¿Elton? —Gruñe, su ceño se profundiza, y sé que trata de dejar atrás el otro tema, lo cual agradecía—. ¿Qué hacía él aquí?

—Es sobrino de Alison, Dash —Presiono mi frente contra la suya, cerrando los ojos cuando siento su respiración mezclarse con la mía—. Dije que la daría una oportunidad... parece que no quiere desperdiciarla.

Sé que no está feliz, pero no hace ningún comentario sobre la información que acabo de soltarle.

—¿Terminaste con el trabajo?

—No —Gruñe, se separa de mí solo para escanear mi rostro—. ¿Cómo diablos iba a terminarlo si me entero que mi chica está en el auto de otro sujeto?

—¿Qué?

—Ria te vio en el jodido auto de otro hombre, Holly, ¿Cómo quieres que no esté aquí?

—Era Elton —Aclaro, sonriendo abiertamente. Él parece sorprendido por su arrebato, pero me gruñe cuando intento atraerlo hacía mí—. ¿Estás celoso?

—Como el jodido infierno.

—El gran Dash Barton está celoso —Bromeo, recibiendo una dura mirada de su parte. Él no me asustaba, en realidad, me parecía bastante divertido—. Te amo, idiota.

—¿Son un idiota por cuidar de ti?

—Eres un idiota por mandar a Ria a seguirme —Rueda los ojos, un gesto impropio de él—. Te lo dije, voy a enojarme si lo sigues haciendo.

—Escuche la primera vez —Tira de mi cabello, tal y como lo hacía siempre. Sus labios se presionan contra mi cuello, estremeciéndome de pies a cabeza—. Ria fue a buscarte, algo sobre una mierda de chicas.

El recuerdo de receta calentando mi bolsillo me obliga a alejarme de Dash.

—¿Podemos pasar por una farmacia antes?

—¿Qué? —Sisea.

—Farmacia —Repito, alejándome nuevamente cuando intenta meter sus manos bajo mi blusa—. ¡Por el amor de Dios! —Me ríe, tomando sus manos entre las mías—. No pienso tener sexo contigo en un estacionamiento, Barton.

>>Llévame a casa.

El sonríe, tal y como lo hacía siempre. Encendiendo las mariposas en mí estomago. El incomodo momento compartido con Alison y Elton queda en el pasado gracias a la presencia de Dash.

Al menos por el momento.

En menos del tiempo pensado, estamos frente a mi casa. Dash cargaba la bolsa con algunos artículos para mí, mientras yo peleaba con la cerradura.

—¿En serio necesitabas una bolsa tan grande para unas simples pastillas? —Dash pregunta. La puerta se cierra detrás de nosotros, y no pierdo el tiempo de quitar la bolsa de sus manos.

—Si —Saco la caja de tampones y la sacudo frente a él—. Hay algo que se llama privacidad, no necesitas saberlo.

Su frente se arruga, y sé que está a punto de hacer alguno de sus comentarios subidos de tono. Lo conocía.

—Cualquier cosa que entre en tu coño es de mi importancia.

—¡Dios! —Me quejo, poniendo los ojos en blanco mientras me alejo escaleras arriba. Su risa no tarda en llegar, y por las pisadas en las escaleras, sé que está siguiéndome—. Eres tan desagradable a veces.

—Lo sé. —Está burlándose de mí, pero no lo detengo. No cuando me sentía tan cómoda con él alrededor de mí; ocupando mi cama, abrazándome cuando estoy con él, o cuando se preocupa extremadamente.

—¿No tienes una casa a la que ir?

—En realidad pensaba perderme un rato en ti —Tira de mi mano, haciendo que caiga a la cama, junto a él. Su duro cuerpo me hace girar, y se acomoda sin ninguna dificultad entre mis piernas—. Te extrañé.

Lo deseo, pero freno sus besos cuando la voz de la doctora se filtra en mi cabeza.

—¿Condones?

—¿Qué?

—¿Tienes condones? —Maldice por lo bajo, pasándose una mano por el rostro.

—¿Estás jodiendome? —Me río, empujándolo nuevamente a la cama—. Estás jodidamente bromeando, ¿no?

—No —Me levanto, justo cuando el timbre suena—. Lo siento, amigo, pero puertas están cerradas por ahora.

Cuando le guiño un ojo antes de abandonar el cuarto, lo escucho maldecirme. Ciertamente, él no se lo esperaba. Bajo con rapidez las escaleras, deteniéndome únicamente para ver al moreno bajar detrás de mí.

Mi ceño se frunce cuando veo a dos oficiales una vez que abro la puerta. Dash está completamente tenso detrás de mí. Al parecer el recuerdo del incidente de Shawn seguía en su mente.

—¿Holly Parks? —Uno de ellos preguntan, están completamente serios.

—Soy yo... ¿Qué se le ofrece, oficial?

—Tenemos entendido que el señor Richard Miller es su padrastro. Oficialmente casado con su difunta madre.

—Así es, pero...

—Fue arrastrado por posesión de drogas y violación a una menor en Los Ángeles, el estado le asignó un abogado, pero se niega rotundamente a decir una sola palabra antes de tener una reunión con usted.

Siento ganas de vomitar.

Sé que estoy temblando en cuando las manos de Dash acarician mis brazos, y quiero llorar.

Él había vuelto a abusar de otra persona. De otra niña.

—Según el psicólogo que lo revisó, estamos frente a un caso de satiriasis —Conocía aquel termino, lo que aumentaba el asco en mi sistema. El solo era un hijo de puta buscando librarse—. Como tenemos entendido, usted podría ser su única ayuda.

—No entiendo porque soy un punto clave. —Me río. No sé que más hacer. ¿Richard estaba tan jodido como para pedirme ayuda a mí? ¿A la persona que le había hecho daño desde el inicio.

—Sabemos sobre la Doctora Steindfeld —Diablos—. Podemos ayudarla, señorita, solo debe apoyar a la madre de la niña en el juicio.

—¿Qué? —¿No estaban aquí para que ayudará a Richard? —. No entiendo...

—Vinimos para que apoye al señor Miller —el más joven dice, parece apenado, pero satisfecho al mismo tiempo—, pero creemos que no será justo para esa niña. Usted mejor que nadie lo sabe.

El rostro de Amana viene a mi mente, y tal vez me este equivocando, pero si ella estuviera en el lugar de la niña, lo haría.

—¿Qué tengo que hacer?      

N/a:

¡Ya casi un millón de lecturas! 

No saben cuan emocionada estoy, tanto que no sé que decir. Son las mejores personas del mundo. 

Las quiero demasiado TnT 

Para saber más de ustedes: ¿Cual es su color favorito?

Pd: A los chicos: No estoy buscando pareja, ciertamente me siento algo acosada con los mensajes justo ahora xD ¡No estoy siendo mala! pero, recién salí de una relación, y por ahora estoy mejor sola<3 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro