Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

31.

—Hola —Mis ojos caen sobre el moreno que ingresa a mi cocina. Va descalzo y vistiendo únicamente un par de bóxers. Sus ojos se disparan a los míos, y una sonrisa aparece en sus labios antes de presionarlos contra mi frente—. Pensé que habías huido.

—Es mi casa, Barton —La diversión tiñe mi voz—. De cualquier modo; en lugar de huir te hubiera echado.

La taza de café en mis manos desaparece cuando él tira de ella. Le frunzo el ceño. Era extraño tenerlo alrededor tan temprano en la mañana. Había tenido miedo el dormir la noche anterior.

Pensé que terminaría marchándose en medio de la noche.

—¿Qué tienes? —Su largo y tatuado dedo golpea mi nariz con suavidad, arrancándome de mis pensamientos—. ¿Por qué estás sentada así?

Siento el calor subirse a mis mejillas como si se tratara de un fósforo siendo encendido. Bajo del taburete, ignorando la mirada de Dash. El plato vacío frente a mí es arrastrado por mis manos hasta el lavabo e, ignorando al tatuado que me observa con intensidad, me entretengo lavándolo.

—Ve a ducharte —Indico, dándole una rápida mirada sobre mi hombro—. Es mi día de "lleva a Dash por un helado".

El gruñe, y se acerca a mí. Sus brazos están a poyado a los lados de mi cuerpo, se encarga de girar mi cuerpo con lentitud para que lo enfrente. Ojos grises contra ojos azules, y yo aun me sentía completamente incomoda.

—¿Qué está mal?

—Nada —Me apresuro a responder. Mi boca se cierra de golpe. Me estoy comportando como una idiota—. Todo está bien —Aseguro, deslizando mis manos húmedas por su torso. Dash se estremece bajo mi toque pero no se aleja—. Ve a cambiarte.

—No —Gruñe, sus ojos se entrecierran hacía mi, y noto como el enojo empieza a adueñarse de ellos—. ¿Qué ocurre?

Mis ojos se cierran, y sin ningún cuidado dejo caer mi frente sobre su pecho. Dash no duda en rodear con sus brazos y acercarme más a él.

—Es algo estúpido, solo déjalo pasar.

—Holly...

Suelto un suspiro, y me veo arrancada de mi escondite.

Dash me hacía sentir como una niña. Estaba más allá de avergonzada y él no parecía notarlo. Los dedos de Dash están bajo mi barbilla, y no duda en tirar de mi rostro para encararlo. Sus labios están en una dura línea, y creo que va a reprocharme, pero entrecierra los ojos hacia mí.

>>Si no hablas conmigo no sabré que está mal, lo que me hace difícil el poder solucionarlo.

—¡Por favor! —Me quejo, escondiendo nuevamente mi rostro en su pecho. Dash se ríe, pero no dice una sola palabra. Sé que tal vez esté un poco irritado, pero es incomodo hablar sobre ello. Suelto un suspiro y, sin salir de mi escondite, murmuro: —Solo estoy algo adolorida.

—¿Qué?

—¡Dash! —Él se ríe, y un chillido se elimina de mis labios cuando sus manos se posan en mi trasero y me sube a la barra de desayuno. Su duro cuerpo está entre mis piernas, sus ojos están sobre los míos, y no recuerdo haberlo visto sonreír tan ampliamente desde que lo conozco—. Eres un idiota.

—Un idiota con el ego muy alto —Ríe. Sus labios se presionan contra mi muñeca cuando intento golpearlo, y el estremecimiento que sacude mi cuerpo me deja algo descolocada—. ¿Sabes cuánto has subido el ego de este pobre hombre?

—El que mi vagina duela no significa nada —Sé que mis mejillas están rojas, pero no me dejo amedrentar por la mirada divertida que Dash me lanza—. Puede ser solo de mi periodo.

—Claro —Rueda los ojos. Me libero de su agarre, y dejo que mis manos viajen a las perforaciones de su oído. Cree que voy a tirar de ellas, pero no lo hago, simplemente me quedo ahí, observándolo con atención—. Puedes tomar una foto, Holly, puedes acosarme sin que me cuenta, ¿sabes?

Estoy a punto de responder, pero la puerta suena, haciendo que él suelte un gruñido cuando bajo de la barra. Yo estaba usando unos pantalones cortos, junto a una blusa de tiras.

—Ve a ponerte algo. —Indico. Noto el pequeño bulto que se nota en sus bóxers, pero decido ignorarlo y hacer mi camino hacia la puerta. Dash dice algo sobre mi trasero, pero lo paso por alto.

Cuando la madera cruje nuevamente, me precipito a girar la perilla. Ojos azules están sobre los míos, y el enojo se dispara en mi sistema.

Alexander Parks estaba frente a mí puerta luciendo terriblemente apenado.

—Holly...

—¿Qué haces aquí? —Ladro. El me mira con sus ojos azules. Los mismos que había sido heredado a mí. Sus hombros decaen, observándome con atención.

—Quería hablar contigo —Empieza, pero su boca se cierra de golpe cuando la dirige hacia un punto detrás de mí. No dudo en buscar sobre mi hombro, y visualizo a Dash bajando con la cabeza gacha mientras intenta controlar su cabello—. Que hace él aquí.

—Holly, podrías... —Dash cierra la boca de golpe y siento la tensión que irradia su cuerpo detrás del mío—. ¿Qué mierda haces aquí?

Toda la tranquilidad de la mañana desaparece de golpe.

No dudo en interponerme entre ambos hombros, y Dash intenta luchar contra mi cuerpo para llegar a Alexander Parks, pero no se lo dejo muy fácil.

—Es lo que yo debería preguntar —Alexander escupe, con enojo tiñendo su voz. Sé que eso no intimida a Dash, era todo lo contrario; solo estaba llevándolo un poco más al borde—. Es la casa de mi hija.

Estoy delante de Dash, presionando mi espalda contra su frente, manteniéndolo junto a mí.

—No soy tu hija —Ahora soy yo la que sisea. Sus ojos caen sobre los míos y lo veo abrir la boca para decir algo—. Nunca estuviste para mí, nunca te preocupaste por si estábamos con vida, luego de eso, ¿tienes algo de vergüenza como para llamarme así?

Tengo ganas de gritar todo el sufrimiento que habíamos vivido mi madre y yo durante los años de su abandono, pero me lo guarda, tal y como siempre lo había hecho.

—Será mejor que te largues —Dash gruñe, mi mano se desliza en la suya cuando lo noto tocar mi cintura—, porque la idea de sacar la mierda fuera de ti suena excelente.

—Espero que no te lastime —Alexander Parks no mira a Dash, pero sé que se refiere a él—, o te arrastre en la mierda que está metido, Holly.

No digo nada. Mi ceño esta fruncido mientras lo veo alejarse de la entrada de mi casa, y se sube a un enorme auto. Las manos de Dash sujetan mi cintura con firmeza, y es cuando dejo que mi peso termine sobre su cuerpo.

—Odio todo esto.

—Yo lo odio a él.

Dash tira de mi cuerpo, obligándome a entrar a casa y cerrar la puerta detrás de nosotros. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cuerpo y no me niego a esconder mi cara en su pecho.

Huele a jabón de baño y a Dash, y me encanta.

—Ese hombre cree que tiene derecho a entrar en mi vida —Mi ceño se frunce, pero me niego a llorar nuevamente por eso—. Si él no hubiera dejado a mi madre nada de lo que pasó hubiera ocurrido.

>>Siempre lo culpe de eso. El darle una oportunidad para ser mi padre se siente mal. Es incorrecto.

Lo había dicho.

Esta vez en voz alta, y no había llorado.

Dash me aprieta nuevamente contra su cuerpo y no dice nada, y no tengo ningún problema con ello. Mis brazos se deslizan en su cintura, y me dejo descansar sobre él.

Mientras crecía, Alexander Parks había sido el blanco de mi odio, no podría culpa a mamá, ella también estaba sufriendo. Él acabó con la poca felicidad que Alicia Dunn tuvo.

—¿Aun sigue en pie mi helado? —Dash logra hacerme sonreír con esas pocas palabras, y cuando asiento me da una nalgada, apresurándome para que pueda cambiar aquel short pequeño.

~~~

—Helado de chocolate con chispas de chocolate y más chocolate encima —Sonrío, tomando el helado que Dash me ofrecía—. Tendrás un coma diabético, Holly.

Intenta sonar serio, pero niega divertido cuando le guiño un ojo.

Estaba más tranquila luego de la extraña conversación con Alexander Parks, y se lo podía agradecer a Dash. El no mencionar nada sobre eso, me mantenía tranquila.

—Los chicos se burlarían de ti si te ven con ese helado de menta —Indico, señalando su mano. Se encoge de hombros, tal y como hacia siempre cuando algo no le importaba en lo más mínimo—. Me gustan tus ojos.

—Corrige eso —Amenaza, observándome con intensidad—. No solo te gustan mis ojos.

—¿Me gusta todo tu cuerpo?

Él se ríe, negando con la cabeza.

Te amo.

Mi corazón se salta un latido, pero no dudo en responder con claridad: —Te amo, Dash.

Es algo extraño mantener una conversación así en medio de una heladería, pero no me molestaba, y al tatuado frente a mí tampoco parecía molestarle.

Dash intenta decir algo, pero el sonido de su celular lo interrumpe. El aura de paz desaparece una vez que lee el remitente.

—¿Qué? —Ladra. Está enojado. Puedo notarlo en la manera que toma una lenta respiración—. Estaré ahí —Indica a la persona al otro lado de la línea—. No llames a mamá, no quiero repetir lo mismo de la otra vez.

¿Lo mismo?

¿Qué ocurre?

—¿Pasó algo? —Pregunto con suavidad, tomando una de sus manos con la mía. No se niega a mi toque, lo cual agradezco.

—¿Puedes terminar tu helado en el camino? Debemos ir al hospital.

Asiento, y tan rápido como me pongo de pie, Dash tira de mi mano. No hago preguntas, sabiendo que él se negaría a contestarlas. Subo en el auto cuidando de no tirar mi cono, y el moreno se encarga de cerrar la puerta detrás de mí.

—Amana es una adolescente demasiado estúpida —Gruñe, pero soy consciente de la preocupación en su tono cuando arranca el auto—. Está en el hospital, Adrien me dijo que intento abrirse las venas; de nuevo.

—¿Qué?

—Es una larga historia. —Me mira de reojo, regresando su atención al camino. Me dejo caer en el asiento, y mi estomago se cierra cuando miro mi cono de helado.

¿Amana es suicida?

El saber aquel pequeño detalle, me hace sentir un poco orgullosa de mí. Había sufrido por años el maltrato por parte de Richard, hasta el día en que mi madre murió y decidí dejarlo por su lado.

No me merecía ninguna de sus mierdas.

Si, había sido violada, pero eso nunca me había empujado a abrir mis venas, o tomar un tarro con pastillas. Me había mantenido fuerte aun cuando lo único que quería era desaparecer.

Así había sido desde que cumplí dieciocho años.

Amana me había tratado mal la primera vez que la conocí, pero al ver a Dash completamente preocupado por su hermana menor, le quitaba importancia al pasado.

Era su hermana, y solo quería que estuviera bien.

Una vez que llegamos al hospital, Dash toma mi mano para tirar de mí y llevarme al interior del mismo. El olor a desinfectante y alcohol golpea mi nariz, haciendo que mi estomago se cierre con más fuerza.

Dash se había encargado de deshacerse de los helados en cuanto llegamos al estacionamiento, lo cual agradecía. No quería probar nada por el momento.

Dash conoce el lugar, porque no se detiene a preguntar por su hermana, al contrario, va directamente al pasillo de su derecha, y veo a Adrien de pie, fuera de una habitación.

Se ve cansado, ojeras adornan sus ojos cuando nos observa. Una sonrisa tira de sus labios cuando me ve, pero aun sigo reacia a su compañía.

Él pensó que tenía alguna relación fraternal con Alexander Parks.

Eso me irritaba, aun cuando ha pasado tiempo de aquel día.

—Están revisándola —Indica, luego de soltar un suspiro—. Iba a hablar con mamá sobre una de las casas que tiene en California, y lo único que encontré fue a esa bestia tirada en el suelo de su habitación. Sacó la mierda fuera de mí, aun estoy asustado.

—Sacaré la mierda que hay en su cabeza cuando se recuperé —Dash gruñe, tirando de mi cuerpo más cerca al suyo, sus labios se presionan contra mi frente y lo escucho decir: —Ve a sentarte.

—No —Niego. No me movería de su lado. No quería hacerlo—. Me quedaré contigo.

Él me sostuvo cuando abrí mi corazón, cuando le mostré todos mis miedos, ahora era mi turno. No lo dejaría, aun cuando él intentara hacerlo.

—Iré por un café. —Adrien interrumpe mis pensamientos, y asiento hacia él. El no era un mal hombre, pero seguía pareciendo incomodo con mi presencia.

—Él me odia —musito, observando de reojo al hermano mayor de Dash. El moreno que me sostiene tira de mi cabello, obligándome a observarlo a los ojos—. No digas que no, puedo notarlo.

—Ya te lo dije, Holly —Sus labios se presionan contra los míos con rapidez—. Me importa una mierda lo que piense mi familia. El que estará entre tus piernas seré yo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro