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26.

Instagram: JoleHBellamy

Espero que les guste el capítulo<3 

Pd: ¿Alguien me ayuda a conseguir un nuevo icon? Que sea de Demi e.e 

~*~

—¿Primera clase? —No puedo evitar que la pregunta salga justo cuando abordamos el avión. Dash se encoge de hombros, ignorando mi pregunta como si nada.

¿Cuánto me tardaría en pagarle un pasaje en primera clase a Dash?

El moreno se detiene justo frente a nuestros lugares y, haciéndose a un lado, me deja ocupar el lugar de la ventanilla. Una vez que me siento, él no duda en ocupar el lugar junto a mí.

—Juro que no sabía nada sobre la primera clase —Dash murmura, observando con atención las personas que pasaban junto a nosotros—. Adrien suele sobrepasarse con algunas cosas.

—Le pagaré mi boleto. —Respondo, completamente seria y sin opción a reclamos.

—¿Sabes que enojada sólo me dan más ganas de follarte? —Me quejo, alejándome del moreno cuando muerde mi hombro, pero él simplemente suelta una risa.

—A veces eres demasiado idiota.

—Aun no empiezan las siete horas de viaje, Holly —Se burla, colocando su mano sobre mi pierna—. ¿Ya quieres bajarme del avión?

—No —Suelto un suspiro—. Sólo quiero terminar con esto rápido, Dash. El ex - marido de mi mamá no es la persona con la cual quiero intercambiar palabras.

Los dedos de Dash se deslizan por mi barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos. El iris gris que ya conocía perfectamente me observan con seriedad.

—¿Te lastimó?

—Es pasado, ¿sí? —Sin tratar de darle más vuelta al asunto tomo su mano, y desvío la mirada. Varias personas pasan juntos a nosotros, observando de reojo al muchacho junto a mi lado, quien sólo vestía una camisa negra, dejando al descubierto los tatuajes cubriendo sus brazos.

Sin querer romper el silencio entre nosotros, me acomodo bajo el brazo que Dash desliza sobre mis hombros, apoyando la cabeza sobre su pecho.

—Si te hizo daño, juro que el hijo de puta las pagará.

—No es algo que se solucione a los golpes, Dash —murmuro, observando cómo mis dedos se deslizan sin cuidado alguno por mi pierna—. Richard es parte de mi vida pasada, el día que mi madre murió, él también lo hizo. Sólo quiero terminar con el contrato de arrendamiento que está a mi nombre, te lo había dicho.

—Tal vez —Parece pensarlo por un minuto, y luego dice—. Si llega a acercarte a ti, acabaré con él.

—No creo que tratemos con él —Mi ceño se frunce. El abogado de Alison había arreglado aquel asunto para que sólo firme la cancelación del arriendo, dejando a Richard como el encargado del lugar—. Debo arreglar todo con el dueño del lugar.

—Bueno —Dash suelta un gruñido cuando una de las azafatas se detiene delante a todos, preparándose para indicar el uso de los materiales de seguridad—. Será un viaje largo y no quiero subirme a otro avión mañana.

—Regresaremos el jueves por la mañana. —Dash parece feliz con mi respuesta.

Entre murmuras y gruñidos por parte de mi acompañante, observo a la azafata, quien no parece quitarle los ojos de encima al mismo. Dash no parece notarlo, o simplemente lo ignora.

Cuando la rubia termina, lo siguiente que escuchamos es otra voz por los parlantes indicando que debemos colocarnos los cinturones de seguridad. Dash gruñe cuando otra azafata llama su atención, y termina colocándoselo, para luego deshacerse del mismo cuando la mujer le da la espalda.

—¿Puedes comportarte y asegurar el maldito cinturón? —Gruño, alejando su mano cuando intenta llegar más lejos—. Dash, por favor.

—Debiste deducir que me siento incomodo en lugares cerrados —Su respuesta en lugar de dejarme tranquila, sólo logra irritarme un poco más—. ¿Estás con la regla?

—¿Por qué en el mundo sigues preguntándome eso? —Está vez, está tocando terreno peligroso. Sé que voy a enojarme dentro de poco, y Dash no estaba ayudando en nada. Era como traer a un niño conmigo, sólo que el niño tenía manos largas.

Dash parece notar mi enojo y libera un suspiro para luego abrocharse el cinturón. Ahora se parece más al Dash que conozco, al Dash con el que había chocado en el pasillo de la universidad.

—Lo siento ¿Vale? —Digo, tratando de atraer su atención, pero él no se digna en mirarme—. Regresar al lugar que sólo me recuerda a mi madre me pone nerviosa, y sólo sé que ver de nuevo ese departamento me traerá recuerdos que viví con ella...

—Pudiste arreglar todo desde Nueva York, Holly —Dash esta serio. Su ceño se frunce un poco cuando me observa—. Tú quisiste volver, y sólo quise acompañarte. Sé que soy un idiota, pero es cierto que los lugares cerrados me dan escalofríos.

—Sólo... sólo cálmate un poco, ¿sí? —Apoyo mi cabeza sobre su hombro, buscando algo más de comodidad, la cual encuentro en menos de cinco minutos. Dash está quieto, sujetando mi mano con suavidad mientras parece buscar algo de descanso.

Regresar a aquel departamento sería difícil, aun el recuerdo de Richard entrando a mi habitación me causaba terror, la sensación de sus manos callosas sobre mi cuerpo.

El recuerdo de guardar silencio sólo porque mi madre parecía feliz. Sólo por ella había aguantado, por ella y su felicidad, pero todo había sido una mentira.

Una mentira que había callado por siempre.

Tenía miedo a revivir aquellos recuerdos. Sentía asco al sólo pensar en ver a Richard nuevamente.

***

—¿En serio te gusta este lugar? —Dash frunce el ceño cuando ponemos un pie fuera del aeropuerto. Ambos estábamos felices de haber dejado aquella ave metálica.

—La playa es asombrosa —Digo, regalándole mi mejor sonrisa. Los ojos del moreno están sobre mí. Parece completamente fuera de lugar. Dash era de Nueva York. El había vivido y crecido ahí, aun con 25 años y fuera de su ciudad, parecía superior a todos, como si supiera que con un solo golpe acabaría con todos—. Podemos ir luego de terminar con el contrato.

—No me gusta la playa, Holly.

Su ceño se frunce levemente, pero no dejo que eso me desanime. Vería a mis amigos, aunque sea por dos días. Todo no era malo, había atesorado buenos recuerdos a lo largo de mi crecimiento.

Dash se encarga de detener un taxi, el cual no tarda en frenar frente a nosotros.

La maleta que había preparado con nuestra ropa, es tomada por Dash y entregada al chofer, y es cuando el moreno me empuja con suavidad, subo al auto, dejando que él ocupe el lugar junto a mí.

Dash habla con el taxista mientras me enfoco en revisar mi teléfono. Alison me ha dejado varios mensajes resaltando la parte de que no me alejará de Dash. Ignorando a mi tía, guardo mi teléfono en los bolsillos de mis pantalones y me enfoco en Dash, quien da una dirección algo conocida por mí.

—¿Tienes departamento en ese lugar? —Mi sorpresa es demasiada cuando mis ojos se posan sobre Dash—. ¿Estas jodiendome o en serio tienes un departamento en 8500 Burton Way?

—Fue lo único que Parks no logró quitarle a mi padre —Dash endurece la mandíbula—. Ese departamento, y otros más en diferentes lugares.

La mención de Alexander Parks sólo logra incomodarme, haciendo que una mueca se apodere de mis labios. La mano de Dash desciende y se apoya sobre mi pierna, apretándola con suavidad.

El simple hecho de que Alexander Parks fuera un culpable indirecto del suicidio del padre de Dash, hacia las cosas un poco difícil. El imaginar que Dash me guardaba algo de rencor, sólo hacían que quiera huir de él.

No quería formar parte de un guerra entre familias, principalmente porque yo no pertenecía a ningún de ellas.

Dash y yo no decimos una sola palabra por el resto del camino. Ambos estamos observando por las ventanillas, tratando de dejar atrás las palabras del moreno.

Y es cuando mi mente regresa al momento que me choque con Alexander Parks.

Él estaba completamente borracho y fuera de sí, pero aun así, me reconoció y reconoció a Dash. Las palabras del moreno retumban con fuerza en mi mente.

"Tú y yo sabemos lo que pasará si sigues pisando mi universidad".

Cuando llegamos a nuestro destino, soy la primera en bajar del taxi y me detengo en medio de la acera para esperar a que el tatuado tome la maleta.

—El lugar es enorme —Sonrió, tratando de dejar aquellos malos pensamientos de lado—. ¿Adrien te lo prestó?

—No —Una arruga aparece en la frente del castaño cuando frunce el ceño—. El departamento es mío, está a mi nombre.

—Bien —Me río, tratando de cubrir mi sorpresa—. No sabía eso.

Dash niega algo divertido, colocando su mano en mi espalda baja mientras me guía hacia la entrada del lugar. Dos hombres con traje están a los lados de la amplia puerta, y suelta un "Buenas noches", cuando pasamos junto a ellos. Mi respuesta es algo baja, pero no me preocupo en subir mi tono de voz.

—Te acostumbrarás —Dash murmura en mi oído, haciéndome estremecer—. Bueno... los ignorarás luego de unos días.

Ruedo los ojos hacia el moreno, y él sonríe de lado. Su mano aun descansa en mi espalda baja cuando cruzamos las amplias puertas. Detrás de ellas, se esconde un camino para autos, el cual está completamente limpio.

Cruzamos con rapidez antes de que un auto se nos adelante, y un botones se encarga de abrirnos la puerta del ascensor.

—Esto es demasiado —Mi tono refleja sorpresa, y no era para menos. Las paredes metálicas estaban más limpias que el piso de mi casa—. Puedes comer sobre el suelo de lo lustroso que está.

—Es lo más extraño que te he escuchado decir desde que te conozco —Dash presiona el numero 4 y el ascensor no tarda en moverse—. Todos los empleados ganan bien... demasiado si me lo preguntas.

—De alguna manera se están ganando ese dinero —El recuerdo de mi madre trabajando hasta tarde se filtra en mi mente—. Pueden que estén aquí por llevar dinero a casa. No todos nacimos con lujos, Dash.

—Holly —Hago caso omiso a su llamado y reviso mi alrededor con un vistazo—. Sabes que no quise decir eso.

—Déjalo así —Ignoro sus palabras—. ¿Cuál es tu departamento?

—Holly...

—Dash, puedes decirme cual es el departamento o puedo regresar al aeropuerto y buscar un hotel por mi cuenta.

Estoy enojada. No por Dash, pero el recordar a mi madre me hacia mal. Recordar aquellos momentos en los que no podía hacer más que callar me hacía mal.

Estar a horas de toparme posiblemente con Richard, me hacía perder los estribos.

—Sólo quiero dormir un poco —Suelto, esta vez con más calma—. Un vuelo de 7 horas deja a cualquier persona agotada.

—El ultimo de la izquierda.

La voz de Dash es fría, y no lo culpo, al contrario, me enojo conmigo misma por desquitarme con él.

Dash no tenía la culpa de la manera en la que crecí. Ninguno de los dos tenía la culpa de haber nacido en lugares y de maneras diferentes. Él había nacido en una cuna de oro, y aunque luego perdió a su padre, nunca había pasado hambre.

En cambio yo aun recordaba los maltratos que pase antes de conocer a Alison. Antes de que ella intentará salvarnos del hoyo en el que mi madre y yo nos habíamos metido.

Ella había aparecido justo en el momento exacto.

Alison Parks había aparecido para arreglar todo lo que su hermano había destruido, pero su manera de reemplazarlo no era la correcta.

El dinero no lo era todo cuando no tenías contigo a la persona que más amas en el mundo.

—El baño está en la primera puerta de la derecha —Dash indica cuando entramos al departamento—. Veré si todo está como lo pedí.

—Está bien.

Dash no me mira, y se marcha, dejándome en la entrada del departamento. Cuando entro completamente, cierro la puerta detrás de mí y me enfoco a mí alrededor.

Ciertamente, el departamento era tal y como lo había visto en la televisión.

Extravagante y demasiado futurista.

Las dos cosas que no me describían, cosas con las cuales no llegaba a reflejarme. Y sé de antemano que mi incomodidad no iba a desaparecer hasta que regresará a Nueva York.

No me encontraba cómoda en medio de tanta elegancia.

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