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25.

Instagram: JoleHBellamy

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***


—¿Lista para regresar a la realidad? —Dash murmura una vez que el taxi se detiene frente a mi casa. Al terminar nuestro último día en el spa, Alison había conducido directo a su casa, acotando el hecho de que debía adelantar trabajo para el día siguiente, y así, ambos terminamos en el interior de este vehículo.

Suelto un suspiro.

No estaba lista. Quería volver y aferrarme al fin de semana, había sido el mejor de todos.

—No —Respondo, no queriendo mentir—. Sólo pienso en los masajes, ¿podemos regresar?

Dash suelta una risa, negando con la cabeza.

El alto moreno junto a mi baja del auto, manteniendo la puerta abierta para que sea capaz de reunirme con él, una vez fuera del vehículo, mi atención se fija en los sobre amontonado en la puerta, claramente, varios de ellos, sería la renta del departamento en Los Ángeles.

—¿Qué ocurre? —Dash agradece en voz baja al hombre que le entrega mi maleta y su bolso, estos son dejados en el suelo para cuando el moreno deja su atención sobre mí.

—Nada —Sacudo la cabeza, alejando el recuerdo de Richard de mi cabeza—. Sólo que el correo se ha amontonado.

Dash parece dudar ante mi respuesta, pero no hago ni el mínimo esfuerzo por aclarar sus dudas. Una vez él le paga al taxista, soy capaz de hacer mi camino hacia la entrada.

Tomo los sobres regados en el suelo antes del que moreno sea capaz de inclinarse. Sus ojos me observan con algo de confusión, la cual parece disfrazar con rapidez.

Cuando abro la puerta, Dash no duda en entrar, y yo me encargo de cerrar la puerta detrás de mi espalda, observando cada uno de los movimientos del moreno.

—¿Tu compraste la casa?

—No —Respondo algo incomoda—. No es mía, pero la ocuparé por el tiempo que me tome en terminar la universidad.

—¿Luego? —Su voz suena algo dudosa, lo cual me hace sentir mal por el simple hecho de que tal vez yo era la causante de ello. ¿Él en serio me quería a su lado?

—No lo sé —Mi respuesta es sincera. No sabía que iba a hacer con mi vida luego de terminar la universidad—. Tal vez buscar empleo en una escuela o montar un consultorio clínico. Todo depende del tiempo, Dash. No quiero pensar en eso ahora, aun falta para que termine mi primer semestre.

—Lo sé —Dash se acerca a mí con seguridad, obligándome a levantar la mirada cuando está a unos cuantos centímetros de mí. Una de sus manos se levanta y, con mucho cuidado, retira el cabello de mi rostro. Sus ojos grises me observan con intensidad, y aquella sensación extraña de cosquilleo en mi estomago aparece nuevamente—. Debo arreglar un asunto con Ethan, ¿está bien? Regresaré en la noche.

El recuerdo de Ethan estando en el hospital entra en mi cabeza casi de inmediato. Dash presiona un beso contra mi frente antes de alejarse, y es cuando las palabras salen tan rápidas que no logro detenerme a pensar.

—¿Por qué lo golpeaste?

—Holly... —Su voz suena con advertencia, claramente no queriendo hablar del tema.

—No todo se soluciona a los golpes, Dash —Sé que estoy jugando con fuego, pero no tenía miedo del alto tatuado frente a mí. No luego de haber experimentado en carne propia al Dash tierno. Al que era capaz de sonreír sin querer mantener una farsa—. Ten cuidado, ¿sí?

Dash asiente, tomando su bolsa de regreso y cargándola en su hombro.

—Regresaré en la noche, Holly.

—Vale.

Me hago a un lado cuando Dash debe salir de la casa, y así lo hace, antes de dejar otro beso en mis labios. Observo al moreno caminar lejos de mi casa, y me pregunto si irá andando.

Cuando lo pierdo de vista, ingreso a la protección de la casa, y sin perder el tiempo, busco entre los sobres en mi mano. La visión del sobre ya conocido para mí, me hace soltar un bufido por lo bajo.

Aun yéndome de Los Ángeles, Richard se mantenía siendo una sombra en mi vida. ¿Por qué tenía que continuar pagando el departamento que él había arrendando para todos?

¿Por qué tenía que mantener el techo bajo el que vive aun siendo una de las mayores desgracias en mi vida?

Negándome a continuar con eso, tomo mi teléfono y sin importarme el simple hecho de haberla visto hace poco tiempo, llamo a Alison.

—Tenemos que hablar sobre el departamento en Los Ángeles. —Suelto, a penas mi tía responde a la llamada.

***

La gran y fuerte mano se cierra alrededor de mi brazo, tirando de mí. Varias miradas se posan sobre nosotros y, aunque no me estaba haciendo daño, la ira crece en mi interior ante cada paso.

Dash no dice nada, simplemente me lleva hasta el estacionamiento de la universidad, mirando a su alrededor, claramente esperando a que nadie nos espiará.

—¿Qué diablos ocurre contigo? —Digo, soltándome de su agarre completamente crispada. Dash me observa con atención, para luego apoyarse en el auto detrás de él—. ¿Estás loco? —Suelto en un siseo—. ¡No tienes ningún derecho a tratarme así!

—Alison me dijo que te irías a Los Ángeles —Los ojos de Dash me acusan, y es cuando me cruzo de brazos, negándome a dejarle ganar esta pelea—. También me dijo que no te dejará ir sola.

—Alison no decide por mí, Dash. —Miro al moreno en busca de algo más, pero al parecer Alison no le había contado toda la historia.

—¿Tienes algo que decirme sobre Richard? —Bien, claramente Alison no había cerrado el pico, y mi enojo sólo aumenta—. Tu tía dijo que ese tipo no era alguien de confiar.

—No lo es —Suelto, aun enojada—, en realidad es la peor persona que puede existir en el mundo— Miro a otro lado, sintiendo pena y vergüenza por la niña que había crecido con ese animal, el mismo animal que mantenía a mi madre totalmente cuerda—. Debo ir a Los Ángeles para terminar con el contrato de arrendamiento, Dash, volveré.

—Lo harás —Asegura, observando un punto lejano detrás de mí—. Iré contigo, no te dejaré sola sabiendo que Alison se preocupa por ti.

—¿Qué?

—No voy a discutir sobre eso, Holly —Dash me observa, y algo en su mirada parece cambiar—. ¿No tienes más que decir? —Pregunta, mi ceño se frunce, y sé que estoy a punto de abrir la boca, pero me muerdo el interior de la mejilla para frenarme. Dash no tenía necesidad de saber sobre mi pasado, en realidad, era algo que ya había superado.

—No —Respondo, tajante, lista para marcharme e ingresar a clases—. Nos vemos después, tengo ingles y no quiero tener una falta.

—Holly —Dash llama mi atención, haciéndome girar nuevamente sobre mis talones. La cabeza del moreno esta algo inclinada, como si intentara ver más allá de mí, como si de alguna manera, pudiera meterse en mi mente—. Te amo.

Las palabras pronunciado por sus labios aun me dejan sin habla, es como si estuviera en un sueño, y de un momento a otro alguien intentará despertarme, y darme cuenta de que Dash sólo estaba en mi imaginación, que al abrir los ojos, todo lo que estaba a mi alrededor, perdería su perfección.

Te amo, Dash.

Dash mueve la cabeza, indicándome que entre a la universidad. Lo cual hago sin siquiera dudarlo.

Las miradas no tardan en caer sobre mí, pero ya no me importaban en lo absoluto. Sabía perfectamente que ellos tenían una idea equivocada sobre mi extraña relación con Dash.

Ellos no sabían como él se comportaba cuando estábamos completamente solos.

—Buenos días, Parks —La visión de Shawn en silla de ruedas me frena con fuerza. Mi sorpresa no parece borrar la sonrisa ladeada en su rostro, lo que me mosqueaba bastante—. ¿Sorprendida? El dolor es más agudo en algunos días, deberías preguntarle a Dash que tan fuerte golpe cuando nadie es capaz de detenerlo.

Abro la boca para decir algo, pero una mano se posa en mi espalda, y es cuando reacciono con rapidez, pero mi golpe se ve frenado por la mano de Colin, quien me lanza una mirada algo confundida.

—Métete en tus asuntos, Reynolds. —Colin suena tranquilo, pero sé que no lo está. Al parecer, el rubio aun tenía miedo de su antiguo jefe.

—Vaya, vaya —Shawn se burla de Colin, observándolo con atención—. ¿En serio te cambiaste al bando de Barton?, ¿Después de todo lo que vivimos juntos, mi querido Colin?

—Yo no estoy con Barton y lo sabes muy bien —El enojo en la voz de mi amigo, me hace fruncir el ceño, ¿si no estaba con Dash por que pasaba más tiempo del normal en el hospital con Ethan? —. Deja toda es mierda atrás, Shawn, sabes que todos cometimos un error, no sigas lanzando leña al fuego.

—Bien —Shawn levanta las manos, para luego colocarlas sobre las ruedas de su silla y retroceder, dejándonos el camino libre—. Deberías tener ojos en tu espalda, Parks.

El guiño por parte de Shawn me hace apresurar mi paso hasta mi lugar, encontrándome con lo mirada cauta de Colin, quien, al parecer, aun tenía unos cuantos secretos más.

—¿A qué se refiere? —Pregunto, en voz baja, observando que nadie escuche nuestra conversación. Colin me da una rápida mirada, para luego fijarla en el pizarrón—. ¿A la ex novia de Dash?

—¿Por qué diablos en el mundo quieres saber sobre ella? —Él pregunta, parece confundido, y es cuando me detengo antes de hablar. ¿Por qué me interesaba tanto ella?, ¿Acaso el hecho de que Dash admitiera nuestro parecido? ¿Yo era sólo la sombra del recuerdo de ella en la vida de Dash?

—Dash dijo que era igual a ella. —Al fin hablo, desviando la mirada al pizarrón. Ahora, Colin es el que me observa, pero no soy capaz de mirarlo a los ojos. No cuando admito el miedo de ser sólo una especie de ancla al pasado de Dash. No cuando ella seguía estando entre nosotros.

—Su nombre es Cara, Holly —Colin, luego de dos minutos, habla—. Y si bien no recuerdo, era rubia, totalmente irritante, si me preguntas. Es de esas chicas hijas de papi que tienen todo a sus pies con sólo mover un dedo, pero al parecer, terminó en medio de algo que no debía. No te pareces a ella, Holly, ni en físico ni en nada.

Cuando intento decir algo, el maestro ingresa al salón, callando todos y cada uno de los murmullos, y así Colin termina salvándose de mí largo interrogatorio.

La clase transcurre con normalidad, sin contar las extrañas miradas entre Shawn y Colin, quien hacía el mayor esfuerzo para ignorarlo. Una vez que el maestro abandona el salón, Colin esperaba pacientemente a que recoja todas mis cosas.

—Aun no sé como logras meter tantas cosas en ese bolso, Holly —Se queja, justo cuando tomo mi teléfono y lo guardo en el bolsillo de mis pantalones. No puedo evitar reír ante la queja del rubio, él, sin duda alguna, no serviría como una ayudante de compras, a menos que alguien quiera tener a alguien quejándose a cada minuto—. Tienes toda la universidad ahí.

—Sólo son cuadernos, Colin —Camino junto a él, observando por el rabillo del ojo a Shawn, quien ahora parecía ignorarnos—. Lo sabrías si alguna vez traerías uno.

—No necesito eso —La sonrisa de suficiencia se ve eliminada de su rostro cuando Dash entra en su campo de visión. El alto tatuado esta apoyado en la pared frente a la puerta, claramente esperando mi aparición. Los ojos de Dash se detienen sobre Colin, quien sólo asiente con rapidez—. Nos vemos luego, Holly.

—No vendré el martes y miércoles —Aviso, antes de que emprenda su marcha—. Debo volver a Los Ángeles a arreglar un asunto, necesito que tomes notas por mí.

—No prometo nada, Parks. —No puedo evitar sonreír ante el rubio, quien se despide sacudiendo su mano mientras avanza por el pasillo.

—¿Qué tienen ustedes dos? —Pregunto, observando a Dash quien no quita la mirada de Colin. El alto tatuado frente a mí gira la cabeza, escaneándome con sus ojos grises—. ¿Un día son mejores amigos y al siguiente no se hablan?

—Ya te dije que no confió en él —La voz gruesa voz de Dash irrumpe en mis oídos, haciéndome saber que no discutiría ese tema—. ¿Iras a casa?

—Si —Rebusco algo en mi bolso, y cuando doy con él, lo extiendo hacia Dash—. Debo recoger algo de ropa y vine en mi auto.

—¿Boletos de avión?

—Aun no lo compro —digo, algo avergonzada—. No creo que sea difícil conseguir uno para hoy.

—No —Dash toma mis llaves y rodea mis hombros con uno de sus brazos—. Debo hablar con Adrien para que consiga los boletos.

—Tu hermano me odia —Le recuerdo con algo de diversión, y Dash no tarda en reír—. En realidad, Aman también lo hace.

—La opinión de esa mocosa no me interesa en lo más mínimo, Holly —Su tono es seco, como si en realidad su hermana no le importara en lo más mínimo. Su cuerpo se detiene, obligándome a mí detenerme frente a él—. Amana no será que tiene que aceptar con quien estoy y con quien no —Una sonrisa se desliza por sus labios, aquella sonrisa que sólo indicaba que Dash estaba a punto de hacerme avergonzar—. Ella no será la que tenga mi erección entre los labios.

—¡Dash! —Me quejo, golpeando sus manos cuando intenta sujetarme, pero él me atrapa con rapidez, atrapando mis labios en el proceso, a lo cual no me rehusó del todo.

Holly, tu y yo sabemos que eso pasará, nena.

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