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22.

—¿En serio crees que todo esto es necesario? —Pregunto, observando la monstruosidad que se levantaba frente a nosotras. Las paredes naranja, parecían querer tragarme, lo cual me dejaba algo incomoda.

—Claro que sí, cariño —Alison golpea el volante de su auto con diversión—. Ambas necesitamos olvidarnos de todo por un fin de semana.

—Tía...

—Dash es una de esas cosas —Niego un poco, al parecer, contarle todo sobre Dash, parecía haber encendido algo en mi tía. Comer helado frente al televisor mientras respiras con lentitud, era un síntoma de depresión, lo cual no era del todo cierto—. Por ahora sólo vas a pensar en los instructores guapos que nos atenderán.

—No vengo a buscar novio, tía.

Mi mal humor empezaba a salir nuevamente a flote, y Alison Parks lo nota con rapidez. Sus hombros se encogen, como sí realmente no le importará. La puerta de su lado se abre, y sé que ha llegado el momento de bajar del auto, lo únicamente familiar para mí.

Soy la segunda en bajar, agradeciendo completamente incomoda al chico que se encarga de abrirme la puerta.

—El Spa Castle logrará ponerte de buen humor, cariño —Ruedo los ojos, caminando del brazo de mi tía cuando empieza a tirar de mi cuerpo. El amplio recibidor es cómodo, más allá de lo que hubiera podido imaginar, y de inmediato sé, que no estaré cómoda en ningún momento.

—Señora Parks —Una mujer, de la edad de Alison, capta nuestra atención. Va bien arreglada, con el cabello algo rizado, pero sin llegar a exagerar. Su sonrisa no sólo se queda en mi tía, sino que gira en mi dirección y me saluda con un caluroso abrazo—. Tú debes ser Holly, ¿no?

—Creo que ya le han hablado de mí —murmuro, mirando a mi tía en busca de un poco de ayuda—. El lugar es muy hermoso. —No miento, en realidad, el lugar era agradable, y hasta muchos desearían con quedarse aquí, pero y no, era demasiado escandaloso, demasiado grande, y era a lo que no estaba acostumbrada.

—Llame algo tarde, pero espero que tu secretaria te haya comunicado. —Alison interviene, lo cual agradezco.

—Dos habitaciones —Ella asiente—. Están lista, justo ahora los botones están subiendo sus equipajes. Yo tengo que arreglar unos asuntos, señora Parks —La castaña nos sonríe nuevamente, lo cual hago casi automáticamente—. Las instalaciones están a su orden.

—Muchas gracias, Lucrecia —La morena, la cual se llamaba Lucrecia, se despide de ambas, para luego dejarnos en medio del amplio recibidor, observándonos una a la otra—. Es demasiado entusiasta. —Alison murmura entre dientes, haciéndome reír.

—¿No te agrada? Parece buena persona. —Digo, algo confundida, observando el camino por donde se había marchado.

—Es un tiburón de negocios, cariño, los odio a todos. Ven vamos a ver nuestras habitaciones y luego iremos al jacuzzi. —Soy prácticamente arrastrada por Alison a través de todo el recibidor, hasta que es capaz de encontrar las escaleras.

Las paredes que se abrían paso frente a nosotras, estaban cubiertos de cuadros, los cuales, no eran extremadamente bonitos, pero cautivaban al observador, lo cual era mucho mejor.

—Si no estoy equivocada —Alison se detiene cuando llegamos al ultimo piso, dejándonos justo frente a las únicas dos habitaciones que habían al lado izquierdo del pasillo—. Tu habitación es la 20, y la mía la 19.

—¿Por qué sólo hay 20 habitaciones? —Recuerdo el folleto, y lo que más sobresalía era el hecho del que gran Spa sólo mantenía 20 habitaciones principales.

—Las personas no suelen quedarse más de un día, cariño. —El sobre junto a la puerta llama mi atención, y no dudo en tomarlo. Alison parece observar mis movimientos—. Es la llave de tu habitación, aun no logro entender la modalidad de eso, me parece una locura.

—Todo este lugar me parece una locura —murmuro, girándome en dirección de la morena—. ¿Cuánto estas pagando por una sola noche?

—Sabes que no tengo problema con el dinero, Holly. —Alison se encoge de hombros, sin darle importancia alguna, pero me niego a seguir su plan.

—No pienso aceptar esto sólo porque crees que estoy deprimida, tía. Sólo termine con algo que no había empezado. Dash y yo no éramos nada.

—Te escuche llorando antes de cruzar la puerta de tu casa, Holly. Sabes que no puedes mentir. No a mí. —Intento decir algo, pero la razón parecía estar de su lado en el momento menos esperado. Me dolía haber dejado a Dash, pero es lo que se hace cuando algo sólo terminará dañándote.

Dash iba a lastimarme.

Y el daño físico era lo menos importante, él me dañaría de formas que no podría llegar a imaginar, y nadie podía dudar eso.

—Sólo hago lo que es mejor para mí.

—Haces lo mejor para evitar el amor, cariño —Alison saca una tarjeta del sobre de su puerta, y lo pasa por la herradura, la puerta se abre, y sé que ella esta dejándome ganar, al menos por ahora—. No debes juzgar al amor por una experiencia que no viviste tú, Holly.

Cuando me encuentro sola en medio del pasillo, es cuando me doy cuenta de que Dash no había hecho nada mal.

Ninguno de los dos.

Lo único que se interponía entre ambos era la visión que tenia de mi madre tatuada a fuego en mi cabeza. Ella había sufrido en vida la pérdida del que creyó el amor de su vida.

Y yo tenía miedo de pasar por lo mismo.

Por eso mi único trabajo había sido espantar a cada chico que estuviera detrás de mí. Ninguno de ellos lo intento dos veces luego de haberlos rechazado.

Sacudiendo aquello de mi cabeza, saco la tarjeta del sobre e ingreso a la que sería mi habitación por el fin de semana.

La cegadora visión de una habitación de ensueño me cógela en la entrada. La grandiosa vista de un ventanal me deja boquiabierta.

¿Quién diablos puede necesitar tanto algo como eso?

Mis pies se mueven casi de inmediato, y la vista de la gran piscina al aire libre llama mi atención. Era la única piscina del Spa que se encontraba a la intemperie, pero también la única que tenía clases de buceo.

Lo iba a intentar.

Mis pies se mueven algo tembloroso, y observo la gran cama.

—Aquí entraría los 7 enanos y sobraría espacio... —musito, dejándome caer sobre la mullida cama. Tener comodidades como estas, me hacían sentir extraña. Mi madre nunca había conocido lo que era un hotel 5 estrellas, ni siquiera había soñado con salir de Los Ángeles, pero con la llegada de Alexander Parks, todo eso se había vuelto realidad.

Pero a la hora de despertar, se había llevado el peor golpe de la vida.

Mi teléfono suena, sacándome de mi pensamiento, y dudo mucho en revisarlo. Las últimas 20 llamadas, habían pertenecido a Dash, y aun no estaba lista para enfrentarlo.

Necesitaba tiempo.

Tal vez, después de todo, la idea de Alison no sería tan mala como lo pensaba.

Cediendo a la curiosidad, reviso mi teléfono con rapidez, y me encuentro con un sinfín de mensajes por parte de Dash, los cuales dejo de lado y me centro en el mensaje de Alison.

—Tienes diez minutos para ponerte un traje de baño y salir de tu habitación, no conduje una hora para que te tires en una cama todo el día.

Una sonrisa divertida se desliza en mis labios cuando leo las palabras de mi tía. Tenerla a mi lado, claramente era lo mejor que me pudo haber pasado.

La amaba, y a pesar de mis decisiones, ella seguía conmigo.

Apoyándome tal y como lo había hecho con mi madre.

***

—Pensé que ignorarías mi mensaje — Alison se burla en cuanto abandono mi habitación—. Habías prometido no revisarlo por nada durante el fin de semana.

—Lo estaba guardando —Miento, caminando junto a ella. El vestido de verano que había escogido, parecía mezclarse con las paredes que nos rodeaban, lo cual me causaba algo de gracia—. ¿Qué vamos a hacer?

—Primero —se detiene justo en medio de las escaleras, haciéndome tropezar un poco—. Iremos a tener el mejor masaje que tendremos en nuestras vidas.

Pongo los ojos en blanco, tratando de empaparme con el entusiasmo de mi tía. Alison Parks se encarga de guiarme por todo el recibidor, no sin antes indicarme que los masajes sólo eran dados por manos expertas, las cuales pertenecían a hombres perfectamente esculpidos. Sus palabras.

Cuando llegamos al ala de masajes, mi asombro sale con vida propia.

Las paredes cubiertas con cortinas blancas, hacían el lugar bastante cómodo, y tan sólo mirar las camas colocadas en correcto orden, separadas por más cortinas, me daban la sensación de relajamiento.

La que necesitaba desde hace mucho.

—¡Alison Parks! —El chillido emocionado de una mujer detrás de un escritorio me hace retroceder en cuanto abraza a mi tía—. ¡Nos tenías totalmente abandonados!

—¡Gabrielle, querida! —La emoción de mi tía es más notable, y por ende deduzco que "Gabrielle" si le agrada—. Ya sabes que el trabajo es algo agobiante, pero dejémonos de estrés —Se ríe, tirando de mí para mostrarme, como una típica atracción de circo—. Esta es mi sobrina, Holly Parks, estudiante universitaria. Ya sabes lo que necesita.

Ojos almendrados y una gran sonrisa de dirigen a mí.

—Hola —Sonrió a fuerzas, aceptando el saludo de Gabrielle—. Sólo quiero un masaje normal...

—Tonterías, cariño— Gabrielle es tan entusiasta como mi tía, y debo reprimir mis ganas de poner los ojos en blanco—. Detrás de esa puerta encontraras cambiadores, y dentro de ese, toallas, debes cambiarte y en unos minutos tendrás un masaje que te hará olvidar todo.

Miro a Alison en busca de alguna explicación, pero ella sólo me empuja en dirección al vestidor.

Rindiéndome ante las personalidades mezcladas de Alison y Gabrielle, opto por meterme en el cambiador. Tal y como la morena había dicho, las toallas se encontraban perfectamente ordenadas, y el letrero junto al amplio espejo, llama mi atención.

"La única prenda que puede usar, son las bragas del bikini".

—No entres en pánico, Holly —Me digo a mi misma—. Solo vas a recibir un masaje de espalda, nada más.

Respiro con lentitud, y sin querer deshacerme de mi vestido floreado, me lo quito por sobre mi cabeza con mala gana. Empezaba a odiar la personalidad de mi tía, sólo me hacía hacer cosas que no quería.

Cuando me quito la parte superior del bikini, un fugaz recuerdo de Dash tocando mi cuerpo invade mi mente. El escalofrió que me recorre, me hace saber que, aun sin su presencia, tenía el poder de afectarme.

Cuando me encuentro medio desnuda frente al espejo, tomo una de las toallas y me cubro con rapidez. Tomo mi vestido junto a la otra mitad de mi bikini, y regreso con Alison y Gabrielle.

Ambas se callan cuando notan mi presencia, y parecen encantadas de que me encuentre medio desnuda, justo antes de recibir un masaje.

—Espera en ese cubículo —Gabrielle señala, empujándome con cuidado a uno de los lugares que se encontraban vacíos—. En un instante enviaré a alguien para que empiece tu masaje.

—Gracias.

Miro mal a mi tía, quien me guiña un ojo antes de ingresar en el cubículo. La sabana frente a mi cae en cuanto entro, y lo próximo que hago es acostarme boca abajo en la cama que se encuentra en el centro, no sin antes cubrirme aun más con las toalla que me rodea.

—Buenas tarde señorita Parks —Una voz gruesa me sorprende un poco, pero no me muevo de mi lugar—. Necesita deshacerse de la toalla para el masaje.

—¿Qué?

—No puedo masajear su espalda mientras tenga esa toalla —La risa que acompaña esas palabras me hace levantar la mirada, y la visión de ojos café, me hace entrecerrar los míos—. Sera meramente un masaje, señorita. Es mi único trabajo, ya si quiere otra cosa...

—Cierre la boca. —Gruño, deshaciéndome de la toalla sin tener que despegarme de la cama. Esta es sujetada por el moreno antes de que llegue al piso y su boca libera una carcajada por lo bajo.

—Como dije antes —dice, colocando lo que parece ser aceite en su mano—. Mi trabajo es meramente profesional, del cual obtengo el dinero para mantener a mi esposa y a mi hija.

Su comentario me hace rodar los ojos, pero no digo una sola palabra.

—Ciertamente, no me gustaría hacerle algo a una mujer, para que nada malo le ocurra a mi hija —Sus palabras son totalmente serias mientras esparce el aceite por mi espalda—. Así que señorita Parks, prepárese para olvidarse del estrés, y del idiota que esta rondando en su cabeza.

Estoy a punto de soltar un "¿Qué?" pero me muerdo la lengua y en su lugar pregunto: —¿Cómo lo sabe?

—Porque las mujeres no sólo vienen por trabajo —Se burla, en tono divertido—. Un hombre siempre suele ser su causa principal de estrés.

Y no le hago pensar lo contrario.

Dash se mantenía en mi cabeza aun cuando me obligaba a mi misma a mantenerlo alejado.

Parecía como si el moreno se hubiera apoderado de mi cerebro, mintiéndose en cada pensamiento que lograba filtrarse en él.

Tanto así, que logró meterse en mi corazón, el cual no era el lugar más fuerte del mundo.

N/a:

Bueno, nuevo capítulo en línea. Perdón por la tardanza, pero las actualizaciones de ahora en adelanta serán los domingos. 

Otra cosa de las que ya he hablado antes... mis historias pasarán a privadas, ya recibí insultos por eso, así que si tienen más, realmente no me importa (Ojo, no es con todas).

Hago esto por la única razón de que las personas que se quejan, o insultan, no dejan ni un voto ni un comentario. ¿Por que presionarme cuando sólo das odio a cambio? Así que sí, hago esto por el bien de la historia, y por el bien de mi integridad como persona. 

Lamento si alguna persona sale perdiendo con esto, pero era algo que lo estuve pensando por mucho tiempo. No doy odio para merecer odio, en realidad, me esfuerzo mucho en cada capítulo, y lo hago porque me gusta saber que llego, al menos, a una persona.

Así que después del próximo capitulo, todos irán a privados.

Las que no saben que es esto, deben que sólo deben seguirme para poder leer las nuevas actualizaciones. 

Las amo, y gracias a todas las que me apoyarán, luego de esto<3     

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