20.
Caminar de la mano de Dash era extraño, y que tanto Ethan como Mike estén caminando junto a nosotros, lo hacía aun más extraño.
Me sentía dentro de un video de Beyonce.
—Sólo necesito unos tacones y seré Beyonce. —Digo, sin poder controlar mis pensamientos. Dash me da una extraña mirada divertida a la cual sólo puedo responder riendo.
—No creo que quiera estar con Beyonce. —Ambos nos detenemos delante de la puerta de mi salón, y la sorpresa me aborda cuando me encuentro con el decano de mi carrera.
Alexander Clayton.
Sus ojos no tardan en posarse en el lugar donde mi mano sujeta la de Dash, parece preocupado, pero lo esconde de inmediato cuando se aclara la garganta.
—Espero que lo que tengas que decirme sea importante, Dash, no tengo tiempo que perder —Sus ojos se dirigen a mí, y me ofrece una sonrisa realmente cordial—. Holly.
—Señor Clayton. —Saludo, sin entender el porqué de su presencia.
—Ya sabes cuál es mi problema —Dash suelta en tono serio—. Scott hablo contigo, sé que te comunico el inconveniente con Reynolds.
—Colin me comunico lo ocurrido con la señorita Parks, Dash —Clayton parece envejecer unos cuantos años ante sus palabras—. He hablado personalmente con el señor Reynolds, y prometió que no habría más inconvenientes como ese.
—Si él se acerca a Holly lo sabré, y ni tu ni nadie podrá salvarlo de lo que se ganará, Clayton.
—Dash...
—Ve a clases, Holly. —Dash se dirige a mí, e intento mantener mi mirada confundida, pero soy empujada con suavidad por el moreno, indicándome que no tenía opción a discutir.
—Reynolds no se va a meter conmigo —Aseguro, tratando de dejar el tema por zanjado. Clayton y Dash me observan como si estuviera loca, lo que me hace poner los ojos en blanco—. Me iré sola a casa, Dash, tengo cosas que hacer.
Recibo una mirada enojada del moreno, pero lo ignoro por completo en cuanto ingreso al aula. La mayoría de estudiantes ya estaban ocupando sus lugares, y sus miradas no tardan en caer sobre mí.
Justo en ese momento me doy cuenta que no tengo derecho a quejarme.
Al aceptar caminar de la mano de Dash por toda la universidad, estaba aceptando indirectamente el título de "La nueva puta de Barton", pero la sorpresa invade mi sistema cuando me doy cuenta que aquello no me interesa.
Ellos no saben lo que ocurría entre nosotros.
Ocupo el lugar de siempre con ese pensamiento en mi cabeza. Unos diez minutos después, el maestro ingresa al aula, seguido de Shawn Reynolds quien aun maneja con algo de dificultad aquel par de muletas.
Él me observa cuando dirige una mirada a cada uno de los estudiantes, y me sorprendo mucho al verlo sin Colin.
Dash me había explicado que, al parece, al que consideraba mi amigo, no parecía estar de acuerdo con las tácticas de su, ahora, ex jefe.
—Saquen sus informes y déjenlos sobre su escritorio —La voz del maestro resuena con fuerza en el espacioso salón—. La señorita Parks pasará por cada lugar recogiéndolos.
Su orden me toma con algo de sorpresa, pero no me tardo en colocarme de pie y caminar hacia el primer lugar del salón. Todos y cada una de las personas me entregan su trabajo, y todo sale bien hasta que me detengo justo frente a Shawn.
Ambos nos observamos pero no nos decimos una sola palabra. Ambos sabíamos que todo estaba dicho, él se había metido conmigo, y yo no me quedaría de brazos cruzados.
—¿Entregarás o me tendrás todo el día aquí? —Suelto, algo irritada.
—Sólo estoy de oyente durante este semestre, Holly —La sonrisa ladeada que me ofrece sólo aumenta mi mal humor hacia él. Shawn Reynolds era aun más idiota que el Dash que conocí el primer día—. Espero que a tu novio no le moleste que te dirija la palabra, pequeña Parks.
—Imbécil.
Su risa no se hace esperar cuando paso de él.
Saber que usaba mi apellido en mi contra, no sólo aumentaba el odio hacía el hombre que decía ser mi padre, también aumentaba la desconfianza que había crecido hacía Elton.
Tal vez Dash tenga razón.
Elton no quería ni a su propia madre.
Una vez que termino de recoger cada uno de los informes, los coloco uno sobre otro en el escritorio del maestro, este me agradece en voz baja, y agradezco mentalmente el poder regresar a mi lugar sin obtener problema alguno.
—Bien, todos saquen su libro en la primera nota de la clase pasada.
***
—¿Por qué esa cara? —Dash me recibe con los brazos abiertos, y sabe casi inmediatamente que estoy enojada—. ¿Ese hijo de puta se metió contigo?
—Nada que no pueda manejar —Aseguro, dejando que bese mis labios. Sus manos habían aprendido a controlarse un poco en público, lo cual agradecía. Mis ojos se desvían hacía el lugar donde se encontraban Colin, Ethan y Mike, hablando como si nada—. ¿No debo preocuparme por ellos dos hablando con Colin?
—No por ahora —Dash frunce el ceño—. Al parecer Scott no está de acuerdo con el regreso del mayor de los Reynolds, parece que lo tengo de mi lado... por ahora.
Me separo un poco de él, observando sus ojos. —¿Qué quieres decir con eso?
—No confió en él Holly —Se pasa la mano por el cabello, el cual capta mi atención con rapidez—. No puedo correr el riesgo de meter a alguien entre los míos sólo porque él no confía en Reynolds.
—Yo tampoco confió en ellos. —Suelto. Sé que debería sentirme mal, pero estaba siendo sincera con respecto a todo lo que había ocurrido. Dash había sido el único en ir de frente conmigo.
No me había ocultado las cosas.
—Todo lo que tenga con ver con los Reynolds no es de confianza.
—¿Podemos irnos? —Pregunto, de un momento a otro agotada. Dash asiente, levantándose del capo del auto y rodeándolo con rapidez. Hago lo mismo, ocupando el lugar del copiloto.
—No vas a ir a casa en un rato, Holly. —Su sonrisa me confunde un poco, pero debo morderme la lengua en cuanto el acelera el auto. Intento no enojarme, pero me es casi imposible en cuanto coloca una de sus manos sobre mi pierna.
—¿Puedes dejar de hacer eso?, es peligroso.
—Mentiría si te digo que dejaré de hacerlo —Se burla. Ruedo los ojos, para luego retirar su mano de mi pierna, haciéndole saber que no me interesaba terminar como una tortilla en medio del camino.
El silencio se adueña del interior del auto cuando intento dejar de lado los comentarios mal intencionados de Shawn, las miradas venenosas que me gane por parte de Leigh, y las miradas que estuvieron sobre mi todo el día.
—Iremos a la empresa de mi hermano mayor —Dash rompe el silencio, llamando mi atención—. Él no es como Amana...
—No la culpo por nada, Dash —Suelto, sabiendo exactamente que ninguno de los dos es un santo—. Tú tuviste una vida antes de mí y yo antes de ti, y eso está bien.
—Digamos que no quiero saber quien estuvo antes de mi, Holly.
No puedo evitar que una sonrisa se deslice de mis labios en cuanto noto el mal humor del moreno sentado a mi lado. Dash se encarga de mantener su mano sobre la palanca de cambio el resto del camino, sus ojos están fijos en el camino, y un gran edificio entra en mi campo de visión cuando el ocupa un amplio lugar en el estacionamiento del mismo.
—¿Barton y asociados? —Pregunto, completamente sorprendida. ¿Por qué no sabía nada sobre esto?... ¿O algo sobre los hermanos de Dash?
—Es la empresa de mi padre —El suelta, más serio de lo normal—. Adrien es mi hermano mayor... se hizo cargo de todo cuando cumplió los 18.
—¿Cuántos años tiene ahora? —Pregunto, sin poder controlar mi curiosidad.
—Tiene 35 —Su ceño se frunce por un segundo—. Amana no es hija de mi padre, Holly. Ella es mi media hermana. Como tú y Elton.
—Elton no es mi familia —Lo corto, dándole una mala mirada—. Ya te lo he dicho, Dash. Soy hija de una madre soltera, no tengo un padre y no tengo ningún hermano.
—Lo sé, Holly, créeme que lo sé.
Dash es el primero en bajar del auto, y yo lo sigo luego de soltar un suspiro.
Mis ojos recorren el edificio de arriba hacia abajo, logrando marearme ante la gran altura del mismo. ¿Quién diablos podía ser capaz de tener un edificio de ese tamaño?
—Tenemos que ir al piso 25 —Dash toma mi mano sin ejercer fuerza alguna—. Mi hermano tiene algo que decirme.
—¿Bueno o malo?
—Trabajo —Se ríe, caminando junto a mí—. Supongo que es malo.
Mi ceño se frunce ante sus palabras. ¿Trabajo?, ¿Dash trabajaba?
Hasta donde sabía, su madre era decoradora, pero viéndolo claramente, casi no conocía nada de Dash. Sólo conocía lo que él me dejaba conocer.
La amplia recepción del edificio no hace esperar. Noto el cambio del ambiente en cuanto Dash pone un pie en el lugar. Las cabezas gachas y los saludos respetuosos me indicaban que todos y cada una de las personas aquí, conocían al moreno junto a mí.
—¿Mi hermano está en su oficina? —La pregunta va dirigida hacia una mujer de unos 30 años. La boca de esta se abre, pero la cierra con rapidez al ver al dueño de la voz—. Rebecca, habla de una vez.
—Si —La pobre mujer suelta, dándome una mirada de reojo—, lo está esperando justo ahora.
—Bien.
Dash tira de mi cuerpo en cuanto obtiene la respuesta por parte de la mujer. El ascensor se abre justo a tiempo, dejando a tres hombres con trajes en el piso que nos encontrábamos.
—¿Alguna vez puedes dejar de tirar de mi, Dash? —Gruño, liberándome de su agarre—. No soy una niña pequeña.
—Créeme que estoy muy seguro de eso. —Sus palabras me hacen recordar el día anterior.
Él sobre mí, él mordiéndome, él dentro de mí.
—Idiota —Gruño, alejando sus manos de su cuerpo cuando intenta tocarme—. ¿Puedes comportarte una vez?
—Contigo nunca.
—Sabes que no te tengo miedo —Suelto, cruzándome de brazos—. Todos aquí parecen tenerte miedo.
—Tienen miedo de lo que saben, no de la verdad, Holly.
Sus palabras me golpean con fuerza, y me arrepiento de inmediato de mis palabras. Dash daba la impresión de ser un hombre fuerte, pero si llegaban a conocerlo realmente, sabría cuan dañado estaba.
Las puertas del ascensor se abren y Dash rodea mi cintura con su brazo, sacándome del interior con sumo cuidado.
Más personas están ocupando este piso, pero parecían ser mucho más importante que las del piso principal. La lluvia de saludos no se hace esperar, y debo asentir hacía cada una de las personas que saludan en nuestra dirección.
Dash me guía hacia la ultima oficina del piso, y siento mi corazón martillear contra mis costillas. Estaba nerviosa. Adrien parecía ser alguien importante para Dash, y la sola idea de no agradarle, me dejaba un mal sabor en el estomago.
—¿Se puede saber quién es tan importante como para dejarme 20 mensajes en mi teléfono? —Dash se queja ni bien abre la puerta. Un par de grandes ojos grises me observan con confusión. Adrien era la copia de su hermano, pero mucho más maduro, y sin tatuajes cubriendo su piel—. ¿Quién murió?
—¿Alguna vez dejaras de entrar a mi oficina de esa manera? —Adrien pregunta, su ceño se frunce cuando vuelve a posar su mirada en mí—. Sería bueno si nos presentarás, lo sabes, ¿no?
—Uh... soy Holly, Holly Parks.
La tensión no se hace esperar, y me arrepiento de llevar el apellido Parks.
El hermano mayor de Dash me observa como si fuera su peor enemigo en el mundo, y el moreno a mi lado se interpone entre ambos cuando Adrien intenta acercarse a mí.
—Piensa bien lo que vas a hacer, Adrien —La voz de Dash es tranquila, no hay pisca de enojo alguno en ella—. No es lo que crees, Adrien.
—¡¿No es lo que creo?! —Grita, tomándome por sorpresa—. ¡Estas con una maldita hija de Parks!, ¡¿Cómo debo tomar esta mierda?!
—No soy hija de ese hombre —Mi voz suena con fuerza, y sin miedo alguno, salgo detrás de la protección de Dash. Mis ojos y los de Adrien se encuentran, y no me dejo amedrentar por el odio reflejado en sus ojos—. Ese hombre nos quito mucho a todos nosotros, él que lleve su apellido sólo me hace sentir aun más desprecio hacia su persona.
—Eres una maldita hija de Parks...
—El que lleve su apellido no me hace su hija, Adrien —El que lo llame por su nombre sólo parece aumentar el enojo en su mirada pero no me importaba. No merecía recibir tanta mierda sólo por llevar el apellido de un poco hombre—. Llevo el apellido de ese mal nacido sólo porque mi madre lo amaba más que a ella misma, no porque lo desee.
—¿Qué?...
—Parks abandonó a Holly cuando aun no nacía, Adrien —Dash me interrumpe, llamando la atención de su hermano mayor—. Creo que ella lo odia aun más que nosotros dos juntos.
—No puedes odiar al ser que te dio la vida.
—Mi madre cuido de mi desde que tengo memoria —Aseguro, sin dudar—. Todo lo que tengo es gracias a ella, no le debo nada a nadie más.
Adrien pasea su mirada entre su hermano menor y yo, la duda en su rostro no podía pasar desapercibida, y por un momento me pongo en su lugar.
Alexander Parks había sido el culpable de la muerte de su padre, al igual que con la muerte de mi madre. Él era el personaje principal en nuestras peores pesadillas.
—Te esperaré afuera, Dash. —digo, luego de unos minutos. El tatuado posa sus ojos en mí, y abre la boca para detenerme, pero su hermano es mucho más rápido.
—Quédate, sólo tengo trabajo para Dash. —Dice, ocupando el lugar detrás de su escritorio—. Nada importante.
N/a:
Sólo quiero dejar esta nota para agradecer todos los mensajes de cumpleaños que me llegaron hoy, son lo mejor que me pasarón este año y espero poder seguir con ustedes por mucho más.
Las quiero<3
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