Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19.

—¿Por qué estoy aquí? —Suelto, luego de lo que parece una larga hora. Dash no se mueve de su lugar, y se mantienen dándome la espalda—. ¿Dash?

—No iba a dejarte en tu casa completamente sola, Holly —Cuando se gira hacia mí, puedo ver el enojo en sus ojos—. A ese hijo de puta de Reynolds no le preocupa su vida.

La mención de Shawn enciende todas las alarmas en mi cabeza. ¿Qué le había hecho yo?

—No hay rastro de los hombres en casa de la señorita Parks. —Una ronca y gruesa voz interrumpe en la enorme sala. Dash simplemente asiente levemente, y el hombre desaparece sin decir adiós.

—Quiero irme a mi casa...

—Ethan ya fue a buscarte algo de ropa —Él ignora mis palabras, haciendo que el miedo de hace una hora, se convierta en irritación—. No discutas conmigo, Holly. Hoy no, por favor.

—Dash...

—Estoy tratando de no largarme de aquí y buscar a ese maldito hijo de puta —Gruñe. Su puño se estrella contra la dura pared, haciéndome estremecer—. Esta vez no lograré controlarme... sólo quédate callada.

Me levanto del aquel sillón, negándome a mi misma el obedecerle a Dash. Sus ojos grises están sobre mí en menos de un segundo. Parece sorprendido cuando me acerco a él y dejo mis manos sobre sus antebrazos.

—No va a pasarme nada, Dash —Aseguro, tratando de disipar la tensión que amenaza con abordar mi cuerpo—. Elton no dejará que nada me ocurra...

—¿Elton? —Se ríe, alejándose de mi toque—. Elton mataría a su propia madre por un par de monedas, Holly. Tú no eres importante en su vida, créeme.

Otro golpe es colocado contra la pared, haciéndome retroceder con rapidez.

—¡¿Aun no entiendes que todos ellos sólo quieren hacer daño?¡ —El grito retumba contra todas las paredes, los ojos enojados de Dash no se dirigían a mí, pero de alguna manera sabía que su estado era por mi causa—. ¿Por qué no entiendes que sólo intento protegerte?

—Porque sólo tratas de asustarme. —Mi voz me abandona en un irreconocible murmullo que no logro reconocer. Dash desvía sus ojos de mi, a un punto detrás de mi cabeza, y toda la tensión de la mañana, parece haber desaparecido.

—¿Dash?, ¿Qué ocurre, cariño? —Una suave y confundida voz perfora en mis oídos, y por una extraña fuerza, no logro moverme un sólo centímetro.

—Mamá —Aquella palabra tan normal, suena extraña en los labios de Dash, ambos podíamos notarlo—. Todo está bien —Se apresura a acercarse a mí, y rodear mis hombros con uno de sus brazos, se inclina un poco hacia mí y susurra en mi oído: —Compórtate por una vez en tu vida.

—¿Pero quien es esta belleza, Dash? —Coloco mi mejor sonrisa en cuando el brazo de Dash desaparece de mis hombros. Los ojos de su madre eran azules, totalmente diferente a los de su hijo.

Todo en ella era diferente...

—Mi nombre es Holly. —Respondo, al no escuchar una respuesta por parte de Dash. Los delgados brazos de la mujer me rodean y me aprietan contra su cuerpo en un abrazo, decido pasar por alto mi apellido. Lo último que quería era el odio por parte de la madre de Dash.

—Llevaré a Holly a mi habitación —Dash prácticamente me arranca de los brazos de su madre, pero la sonrisa que nos brinda esta, me deja algo confundida—. Se quedará todo el día.

—Está bien, le diré a la encargada. —No puedo evitar sentirme como una niña pequeña cuando Dash tira de mí escaleras arriba, ignorando cada uno de mis intentos por liberarme de su agarre.

Decido aguantar por un momento, sabiendo perfectamente que la madre de Dash no tenía que saber que prácticamente teníamos una relación de odio... y más odio.

—Me estas lastimando, es suficiente —Gruño, manteniendo la voz baja cuando me libero de su agarre. Dash me fulmina con la mirada y sin decirme nada me empuja con cuidado al interior de una oscura habitación—. El que me traigas aquí no hará que te tenga miedo, Dash.

Estoy de mal humor, y el hecho que Dash se ría de mí, sólo aumenta la irritación en mi sistema.

—No te traje aquí para que me tengas miedo, Holly —Su voz golpea contra mi oído, haciéndome estremecer por completo, y me pregunto cómo logra verme en medio de tanta oscuridad. Sus dedos tiran del dobladillo de mi blusa, empujándome a detenerlo con rapidez—. Lo necesito, Holly... No lo hagas más difícil.

Sus labios se cierran contra los míos en un rápido movimiento, invadiendo mi boca con su ávida lengua. Un jadeo me abandona cuando sus manos ahuecan mi trasero, obligándome a rodear su cintura con mis piernas.

—Dash...

—Cierra la boca —El gruñido que suelta, me hace estremecer por completo. Más aun cuando soy dejada sobre una superficie suave. Un gran par de manos se deshacen de mi blusa, dejándome completamente agitada debajo del cuerpo de Dash—. ¿Por qué diablos siempre me llevas la contraria?

Un largo gemido se escapa de mis labios cuando los dientes de Dash encuentran la copa de mi sujetador, su lengua no tarda en entrar en contacto con mi tenso pezón, haciéndome estremecer cuando presiona sus dientes con suavidad.

—Dash... detente... tu madre está abajo.

Un nuevo gruñido es emitido por parte del moreno, pero no se detiene. Sus labios ascienden por mi cuello hasta llegar a mi oído, donde sin vergüenza alguna, clava sus dientes en mi lóbulo sin cuidado alguno.

—¿Crees que mi madre va a detenerme cuando ya te tengo así? —Se burla. Una de sus manos se pasea por mi estomago hasta llegar al interior de mis pantalones. Mi respiración se atasca en mi garganta, y toda la tensión del día parece eliminarse cuando sus dedos se presionan en el lugar correcto—. Eso es Holly... —el gemido en apreciación que explota en mi cabeza me obliga a arquear la espalda—. No te contengas conmigo, cariño.

—¿Qué haces?... —Un largo gemido brota de mí cuando Dash tira de mi pantalón, dejándome únicamente en bragas. Sus dedos no tardan en volver a presionarse contra mi centro, mientras sus labios buscan los míos con apremio.

Podía sentir el cuerpo de Dash completamente vestido. Sin saber qué hacer, me inclino un poco hacia él, tratando de encontrar el dobladillo de su camisa, pero este retrocede, soltando una leve risa.

—No vas a quitarme la ropa, Holly —Un suave beso se presiona contra mis labios entre abiertos, dejándome algo confundida—. No voy a perder mi oportunidad de saborearte.

—¿Qué? ¡Dash! —Un chillido es arrancado contra mi voluntad cuando la mano del moreno se estrella contra mi trasero. El peso de su cuerpo se apoya en mi espalda, dejándome imposible el moverme solo un poco—. Eres un idiota...

—El idiota que puede tocarte, Holly. —Mi labio inferior es atrapado por mis dientes cuando mi ropa interior desaparece. Soy fácilmente manejable por Dash cuando estoy completamente desnuda. El gemido por parte de ambos cuando vuelve a besarme solo aviva el deseo que corre por mis venas.

Quería a Dash.

Lo quería de una vez por todas.

Con total torpeza, me deshago de la camisa del moreno, pero me veo frenada cuando empiezo a tirar del botón de su pantalón.

—No me detendré si quitas el botón, Holly... —La voz de Dash es agitada, tanto o más que la mía, pero justo ahora, pensar en los contras, no parecía atractivo. Sólo lo quería a él...

—No quiero que te detengas... —Mi voz es tan segura, que logra asustarme a mí misma, pero no me echo para atrás. Al contrario, el brillo en los ojos de Dash traspasan los míos, logrando hacerme sentir segura—. Lo necesito...

—No sabes cuánto espere para escuchar eso. — Dash no pierde el tiempo en devorar mi boca nuevamente. El gruñido que brota de su pecho me excita más de lo normal, dejándome jadeante... en busca de más.

La mano del moreno sobre mi se desliza a lo largo de mi estomago hasta mi sexo, introduciendo dos de sus dedos en mi interior, logrando dejarme sin habla.

—Oh Dios... —El lento movimiento de los dedos de Dash logran hacerme retorcer sobre la cama. Podía sentir la mirada del moreno sobre mí, pero justo en ese momento, necesitaba disfrutar de la sensación creciendo en mi vientre.

—Déjalo salir, Holly. —Siento la garganta seca, las piernas adoloridas, la sensación de ser estirada, y la eminente explosión en la que estoy a punto de convertirme, amenaza con sacarme de la realidad—. Holly.

Un grito silencioso me abandona cuando Dash dice mi nombre, y lo siguiente de lo que soy testigo es del la liberación que obtiene mi cuerpo. No soy capaz de sentir las piernas, ni ninguna otra extremidad de mi cuerpo, pero aun así, soy capaz de sentir a Dash quitándose los pantalones.

El sonido de plástico rasgándose y, por último, Dash acomodándose entre mis piernas. Siento sus labios contra mis parpados, pero no logro abrirlos por completo.

—Oh Santo... —Mi boca dibuja una gran "o" cuando siento a Dash irrumpir en mi interior. La sensación de estiramiento es tres veces más intensa, y el dolor que aparece me hace soltar un quejido—. Jesús...

—Tómalo con calma. —Dash gruñe entre dientes, aferrando mi cuerpo a la cama cuando intento moverme un poco. Trago saliva, tratando de acostumbrarme a su tamaño.

Dash y yo soltamos un gemido cuando se introduce más en mí, logrando mover las caderas con lentitud, claramente para no lastimarme.

Luego de tres empujes lentos, Dash libera mis caderas, dejándome ir en su encuentro. Mis uñas se clavan en su espalda, tratando de aferrarme a algo.

—Eres mía, Holly... —Gruñe en mi oído, presionándose con más fuerza en mi interior—. Cuidaré de ti, quieras o no quieras.

—Dash... Por favor. —Mis quejidos cada vez eran más fuertes, tan fuertes como los empujes del moreno contra mí. El creciente cosquilleo en mi vientre me hace saber que estoy cerca, nuevamente estaba lista...

—Eres. Mía.

Mi grito se queda atrapado en sus labios cuando me corro. La presión en mi vientre se libera de una manera deliciosa, pero no para de crecer, aun cuando Dash se ha corrido en el condón.

Pequeños gemidos me abandonan cuando Dash sale de mí y se deja caer a mi lado, atrayéndome hacia su cuerpo. El silencio que nos absorbe ya no es incomodo... sólo es placentero.

—No eras virgen. —Sus palabras me toman por sorpresa, pero no respondo nada. ¿Qué podía responder a aquello?

No era virgen, eso ya lo sabía. Había pasado más de un año desde la primera vez que había tenido relaciones sexuales con alguien.

—Tu tampoco. —Respondo, tratando de dejar el tema por zanjado. Dash sólo responde apretando su agarre en mi cuerpo, haciéndome saber que al parecer, no le importaba.

La incomodidad y la paz desaparecen cuando la voz de la madre de Dash resuena detrás de la puerta. Una risa ronca abandona al moreno antes de murmurar un "Justo a tiempo".

***

—Espero que te guste la pizza de postre, Holly —La madre de Dash, Ellen, me sonríe a modo de disculpa cuando me siento en la mesa. El tatuado ocupa el lugar junto a mí, y coloca su gran mano sobre mi pierna sin ninguna vergüenza—. Dash no suele quedarse a comer el postre, y Amana escogió la pizza.

—¿Amana? —Miro algo confundida a Dash, pero alguien más responde por él.

—Yo soy Amana —La visión de una adolescente completamente rubia, con ojos azules y una tierna sonrisa me golpean con fuerza. Aquella sonrisa... —Soy hermana de Dash, tú debes ser el nuevo reemplazo.

—¡Cierra la boca maldita mocosa!

—¡Dash!

—Nos vamos, Holly. —El alto tatuado se levanta de la mesa completamente enojado, y yo realmente no sé donde esconderme, ¿Qué diablos había ocurrido?

—Dash, siéntate.

—Levántate y ve por tu bolso, Holly, no lo repetiré dos veces.

Sin saber exactamente qué hacer, me pongo de pie, sabiendo que él enojo de Dash no era sólo enojo... él tenía razón en algo que yo no conocía. La mano del moreno sujeta la mía una vez que me pongo de pie. La madre de Dash parece bastante avergonzada, y no se frena cuando fulmina a su hija con la mirada.

—Puedo ir sola. —musito, una vez que abandonamos el comedor, Dash solo aprieta la mandíbula y me apresura a tomar mi bolso del sillón. Cuando tomo mis cosas, la madre de Dash está frente a nosotros. Sus ojos azules me observan totalmente apenada, pero no soy capaz de decir nada, ya que el tatuado me saca a rastras de su casa.

—Dash —Intento detenerlo, pero parece no escucharme—. ¡Dash!

—¡¿Qué?¡ —Sisea.

—¡Iré contigo, deja de tirar de mí! —Grito en respuesta, tratando de luchar contra el agarre que ejerce en mi muñeca—. Ya no quiero huir...

—¿Huir de qué?

—¡De ti!, ¡De lo que siento! —Sé que estoy explotando, pero justo ahora, no había algo que me importará.

El empezar desde cero no había servido como lo había imaginado, pero estar de pie frente a Dash, lo hacía mucho mejor.

No había otro lugar en el que deseará estar que no sea cerca de él.

—Ya no huiras de mí. ¿Vamos? —Su mano se extiende en mi dirección y no titubeo al tomarla. Dash sonríe de lado al ver nuestras manos juntas, y esta vez espera a que camine junto a él.

Al parecer sólo basto que me persiguieran y conocer a su familia, para saber que todo lo que había ocurrido últimamente en mi vida era correcto. Todo lo que Dash había hecho, parecía correcto.

Todo lo hizo por protegerme.

Lo hacía para mantenerme a salvo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro