The biggest good mistake.
Jungkook podría aparentar toda la seguridad que en realidad le faltaba allí de pie, frente al edificio gigante que ni siquiera podía contemplar por completo aun mirando hacia arriba, con una camisa morada pastel ajustada y unos pantalones negros de vestir que le quedaban perfectos. Si no eras buen observador, no notarías la capita de sudor en su frente, tampoco como apresaba sus dedos uno por uno con la fuerza de su pulgar para no dejarse dominar por los nervios que pretendían apoderarse de su cuerpo.
Espiró, soltando el aire de sus pulmones con la intención de volver a conseguirlo, llenándose de valor mientras se convencía mentalmente de ponerse en marcha y, después de un asentimiento, caminar hacia el interior del edificio. Le temblaban las piernas con solo pensar en que después de ese día podría formar parte de un conglomerado tan grande, pero le alegraba al mismo nivel.
Hoseok le había advertido de la seriedad con la que se manejaban las cosas allí, lo recto que podría ser el jefe y la forma en que llevaba todo por la línea, por lo que si pretendía quedarse con el puesto, que casualmente ni siquiera sabía a cuál aspiraría, debía actuar con seguridad, sin dudar en ningún momento de su talento que claramente no tenía definido, pero era un todologo, lo que significaba que todo se le daba bien. Se mostraría seguro y confiado, incluso cuando le temblaban las piernas y sus propios pies planeaban tirarlo al suelo en busca de la vergüenza de bienvenida.
Cuando estuvo dentro, después de que la seguridad lo dejó pasar cuando les mostró su currículum para dejarles en claro que iba por cita de trabajo, pasó sus ojos por toda la primera planta, viendo allí solamente la cafetería, mesas con sillas de un lado, y sofás del otro, lo que parecía un espacio para que el personal y visitantes se relajaran y esperaran. Se dirigió hacia el ascensor, marcando el segundo piso porque ni siquiera sabía a dónde ir, y cuando estuvo allí, pudo ver la recepción.
Se acercó, dispuesto a pedir orientación.
— Hola — habló, sintiéndose nervioso de inmediato cuando la chica bajita, de pelo corto, le miró con las cejas alzadas, luego de lado, dando a entender que su cara no era conocida.
— Hola, ¿te puedo ayudar en algo? — inquirió, cambiando su expresión confundida por una sonrisa gentil.
Jungkook le correspondió la sonrisa, carraspeando antes de hablar.
— Me citaron con el señor Kim, pero no sé dónde encontrarlo.
— ¿Con el señor Kim? — preguntó nuevamente, otra vez con aquella mueca de confusión —. ¿Cómo te llamas?
— Jeon Jungkook.
— ¿Cuál es el motivo? — preguntó seguido, como si le estuviera haciendo un cuestionario, mientras buscaba en la computadora.
— Entrevista de trabajo.
— Pero el señor Kim no entrevista a nadie.
— ¿No? — inquirió, confundido, porque a él definitivamente lo enviaron con el jefe —. Me dijeron que vaya directamente con él.
Ella soltó un sonidito que produjo en su garganta, todavía buscando algo que Jungkook no sabía qué era, pero probablemente tenía que ver con su presencia allí. Y esperaba que la búsqueda resultara exitosa si eso le daría pase libre a la cabeza del edificio.
— Él está ahora en su oficina, pero no veo que tenga alguna visita marcada — le dijo, saliendo de detrás de aquel escritorio —. Te voy a llevar, pero no te aseguro nada, eh.
— Gracias.
En el camino, mientras cruzaban pasillos y esperaban el ascensor, ella volvió a hablar.
— Tienes que saber que el señor Kim no es fácil, aunque tiene sus favoritos — empezó a hablar, aquello pareciendo una advertencia —. No te ofendas si te dice algo fuera de lugar porque ese hombre no tiene pelos en la lengua, tampoco hables mientras él lo esté haciendo.
— Está bien, ya me han dicho más o menos como son las cosas aquí — respondió, con una sonrisa chiquita, entrando al ascensor.
— Entonces ya te haces una idea. No tienes que tenerle miedo o algo así porque a comerte no va, pero sí debes respetarlo — siguió, después de pulsar el último piso y pararse a su lado —. Pide permiso hasta para sentarte, no le cuestiones a menos que tengas que hacerlo, acepta todo lo que diga, no tartamudees ni te distraigas, si lo haces bien, de seguro que te dan una oportunidad aquí.
Al salir del ascensor, el pasillo daba a una puerta grande al fondo, con un letrerito que ponía "Presidente Kim", lo que le alertó a Jungkook de inmediato. Nervioso, asunto que se le estaba haciendo difícil ocultar, caminó detrás de la chica que le llevaría al lugar en el que se encontraba el hombre que le tenía las rodillas flojas.
Cuando llegaron ahí, la chica tocó la puerta, esperando que se le indicara entrar, permiso que recibió después de unos segundos mediante una voz gruesa que respondió con un monosílabo. Ella hizo una reverencia cuando abrió la puerta, cosa que Jungkook imitó, quedándose afuera y detrás de ella mientras hablaba.
— Parece que tiene una cita hoy — ella señaló a Jungkook, el volvió a mostrar respeto por medio de una reverencia cortita —, pero no estaba marcada en su horario, así que no estoy segura de si querrá atenderlo.
Taehyung levantó su vista que había estado sobre unos papeles en su escritorio, quitándose unos lentes que llevaba puestos y observando a Jungkook en silencio. Cuando lo vio, supuso que era el chico que estaba esperando, encontrándose raro que estuviera en su trabajo y no en su casa, y sobre todo así de temprano.
— Puedes retirarte, déjalo pasar — le dijo a la chica, orden que acató de inmediato, cerrando la puerta a sus espaldas. Taehyung le sonrió a Jungkook, observándolo sin ningún disimulo —. No te esperaba tan temprano.
Y Jungkook, sorprendido por aquello y encantado por el atractivo de aquel hombre, se quedó de piedra, sin saber qué responder o si debería hacerlo. Señaló una silla de inmediato, levantando sus cejas en una pregunta silenciosa que tuvo poner en voz cuando Taehyung ladeó la cabeza, pidiéndole que aclarara a lo que se refería.
— ¿Me puedo sentar? — su voz salió suavecita, con todos los nervios que se acumulaban cada vez más dentro de él, esperando tener una entrevista exitosa. Le parecía rarísimo el hecho de que se le había avisado y advertido sobre aquel hombre, sin embargo, él no paraba de sonreírle, siendo una sonrisa por su parte lo último que esperaba ver.
— En mis piernas — le respondió, haciéndose para atrás en su silla para darle espacio suficiente a Jungkook a la hora de acatar aquello —. Ven aquí.
— ¿Qué? — inquirió en consecuencia, aún cuándo se le dijo que no le cuestionara nada, pero aquello definitivamente no era una petición normal de un jefe a un futuro empleado.
— No estés nervioso, ven — palmeó su regazo nuevamente, dejándole ver que no había necesidad de ponerse tímido, que él le autorizaba. Jungkook caminó despacito, duvitativo en cada paso que daba, deteniéndose justo frente al escritorio de Taehyung.
No sabía si actuar como aquel hombre lo pedía incluso cuando se supone que era lo que debía hacer, pero aquello podría ser una trampa para descubrir su actitud en el ambiente laboral y definitivamente no quería caer, pero ese hombre le miraba de una forma que le dejaba frisado, únicamente actuando cuando él se lo pedía.
El mayor, de pelo castaño y poseedor de un atractivo que le dejaba boquiabierto, le tendió la mano, y la aceptó sin dudar incluso cuando la confusión albergaba en cada parte de su cuerpo. Le hizo rodear el escritorio, con una sonrisita pícara que le quedó de maravilla a su rostro, sentándolo sobre sus piernas como había querido hacer.
Jungkook se dejó, pero todavía seguía confundido. Y probablemente lo esté durante todo el día o hasta la semana.
— Señor, ¿esto está bien? — inquirió, sintiéndose avergonzado, tratando de no removerse ni un poquito para no tocar zonas que prefería dejar dormidas.
— Todo lo que quiera yo está bien, y ahora mismo te quiero en mis piernas. ¿Estás bien con eso? — y Jungkook, como si no estuviera por soltar un chillido que delatara que no podía lidiar con aquella situación, asintió un poquito, mordiéndose los labios.
Taehyung le miró de perfil, estudiando aquel rostro precioso, con ojos redondos y brillantes, unos labios rosas que le animaban a morderlos, entonces deseó besar aquel lunar que podía apreciar debajo de ellos. Le pasó una mano por el pelo, quitándola solo cuando sus dedos se deslizaron por detras de la oreja contraria, dando por terminado su estudio y aprobándolo de inmediato.
— Se lucieron contigo, sinceramente — halagó. El menor ni siquiera sabía a qué venía aquel halago, pero respondió con un gracias casi inaudible que le sacó una sonrisa a Taehyung.
Le giró el rostro para que lo mirara directamente, sin dejarle asimilar la situación cuando se dirigió a aquellos labios, lamiéndolos con deseo, atrapando el superior con los suyos en el camino. Jungkook sintió aquella lengua pasarse por su boca, luego como le chupaban los labios y al final un besito suave tener lugar en aquella misma zona mientras la mano del mayor sostenía su mejilla y lo seguía acercando a él sin siquiera preguntarle.
Se alejó de inmediato, totalmente abrumado por aquella sensación que recorrió todo su cuerpo, aprovando aquel atrevimiento sin duda alguna. Le gustó, claramente, y le encantó el lugar que tomó la mano ajena, pero ya todo estaba siendo muy raro. Estaba bien obedecerle porque era el dueño y jefe, pero dejarse tocar era su decisión y algo que el mayor no podía decidir por él.
— Señor, ¿qué hace? — sus labios entreabiertos le demostraron lo sorprendido que estaba Jungkook a Taehyung, también el hecho de que removió su mano de su rostro y se levantó de inmediato de sus piernas, cosa que le molestó, pero se lo tomó bien. De todas formas, aquello terminaría como él quería.
— Te estoy besando, precioso — respondió, simple, encogiendose de hombros. Jungkook soltó una gran exhalación acompañada de una risa sorprendida, totalmente atónito ante la franqueza de aquel hombre —. También te voy a follar, pero seré gentil, no te preocupes.
Jungkook casi respondió, casi, pero se mordió la lengua y se tragó sus palabras. La razón de por qué aceptaría aquello era porque estaba su trabajo en juego y ya necesitaba una fuente de ingresos. Claramente no era porque la idea no le parecía tan atroz ni porque estar con alguien como Taehyung era casi un privilegio.
El mayor palmeó su escritorio, mirándole con aquella mirada profunda que pretendía sonsacarle hasta el más mínimo secreto, sabiendo que lo que esperaba aquel hombre eran respuestas afirmativas y un comportamiento dócil. Jungkook fue simplemente a una entrevista de trabajo, pero si tenía que pasar por aquello para conseguir el puesto, lo iba a hacer. De todas formas, sería imposible que no lo disfrutara.
Se sentó en el borde del escritorio, frente a Taehyung, justo en el lugar que le indicó. Le miró atento mientras se levantaba de su silla sin quitarle la mirada de encima, recorriendo desde sus muslos hasta detenerse en sus ojos, acción que le puso la piel de gallina, pero que supo esconder aquel temblorcito, o al menos eso creyó.
Taehyung le abrió las piernas, poniéndose tan cerca de su rostro que Jungkook esperó sentir el contacto de inmediato, pero el mayor le seguía sonriendo de esa manera, indescriptible, indiscreta, incitante. Se colocó en medio de las piernas abiertas de Jungkook, llevando una de sus manos a rozar sus labios, luego su mejilla y, finalmente, deteniendose en su cuello en un agarre que pretendía ser suave, pero Jungkook le sentía apretar de la misma forma en la que lo hizo cuando llevo la otra mano a su muslo, jalandolo hasta pegarlo tanto a él que sintió sus entrepiernas rozarse, y aquel contanto se sintió delicioso.
Se mordió los labios para no jadear, mientras seguían con sus miradas conectadas, una de ellas llena de intenciones fuera de lugar que el otro no podría asegurar con certeza porque ni siquiera sabía qué esperar, aún cuando tenía las expectativas a mil sobre aquello que pasaría y que él no fue a buscar, pero que aprovecharía porque se le había cruzado en el camino. Al final, lo hacía con un propósito, y después de aquello no había forma de que se le negara un puesto en aquella empresa.
Taehyung atacó sus labios sin preguntar, lento, pero intenso. Los labios de Taehyung eran suaves y gruesos, atrapaban los de él como si fueran suyos, como si quisiera quedárselos. Jungkook llevó sus propias manos a la cintura contraria, dudando antes de tocarlo, pero sin pensamientos tan claros por la forma en que Taehyung le chupaba el labio inferior, luego introducía su lengua como si ya se lo hubiera hecho antes, con tanta confianza que Jungkook simplemente se dejaba hacer.
Levantó por detrás la camisa morada pastel del menor que le hacía ver bonito, colando sus manos por allí en un atrevimiento del que no se arrepentía, tocando su piel caliente con sus dedos frío producto del aire acondicionado, toquecitos que parecían indefensos, pero que desataban huracanes en el interior de Jungkook de la misma forma que en el exterior, todo mientras devoraba sus labios. Le lamió el inferior, luego lo chupó nuevamente mientras lo empujaba más hacia sí, bajando sus manos de la espalda contraria hasta sus nalgas, toque que se le dificultó por lo apretado del pantalón.
Jungkook ya se sentía caliente, y Taehyung solo lo había besado.
Cuando rompieron el beso, jadentes y deseosos de más, Jungkook no quitó sus manos de la cintura ajena, viéndole a la cara mientras el mayor le limpiaba la saliva de debajo del labio.
— Tienes los labios hinchados.
Y lo dijo como si no fuera por obra de él, haciendo que Jungkook se sonrojara de inmediato cuando este pasó su lengua por sus labios humedos gracias a la saliva de Jungkook. Allí parado, frente a él, con aquella camisa blanca y corbata verde se veía tan imponente que el menor solo deseaba que impusiera todo su control sobre él, que él no lo detendria, pero ni siquiera sabía hasta qué punto aguantaría y querer pasarse de listo le podría salir mal. Se quedó en silencio, dejándose poner el pelo tras la oreja.
— ¿Te dijeron las reglas? — le preguntó, Jungkook se limitó a asentir, sin dar respuesta verbal explícita sobre aquello. Ya estaba demasiado aturdido por aquel beso como para poder pensar con claridad, él solamente quería que lo dejara montarlo en ese preciso momento —. Pues ya no hay nada más que decir.
Entonces volvió a besarlo mientras desabotonaba su camisa, misma que fue a parar al suelo cuando sus expertas manos lograron quitar cada botón en tiempo récord. Le apretó la cintura descubierta, queriendo dejar sus dedos marcados allí como si jungkook le perteneciera, dirigiendo sus labios a su cuello cuando el menor arqueó su espalda totalmente lleno de placer.
Taehyung sabía donde besar, donde morder y donde lamer, y sus labios ya le tenían enloqueciendo al punto de tener que morderse los propios para no gemir. Le chupó la clavícula, el ardor haciéndose presente cuando retiró su boca de aquel lugar, bajando de inmediato hacia los pezones duros y descubiertos de Jungkook.
Se los llenó de saliva, primero uno, chupándoselo con fuerza mientras pellizcaba y apretaba el otro con sus dedos hasta que llegara el momento de él comérselos como se debía. Los lamió, con las manos de Jungkook agarrandose fuerte de su cabello, soltando jadeos bajitos que le hacían sentir que tenía el éxito en las manos. Para el menor, aquellos labios jugando con sus pezones era la cosa más placentera, y la forma en la que sus dedos le apretaba y amasaba podía pasar como su cosa favorita.
Taehyung notó el bulto en los pantalones de Jungkook y en los propios cuando se separó, viéndolo respirar pesado, agarrado del borde de aquel escritorio mientras le miraba con deseo. Escaneó la parte expuesta de aquel cuerpo delicado mientras se quitaba su propia corbata, viendo sus labios humedos, los chupones en su cuello y clavícula, sus pezones morados e hinchados, y era simplemente precioso, tanto que quería comérselo completo.
Cuando se despojó de aquella corbata que fue a parar justo al lado de la camisa de Jungkook, en el suelo, se sentó en su silla y le tendió por segunda vez su mano al contrario, quien la tomó de inmediato, parándose frente a él. Taehyung le empezó a desabotonar el pantalón, mientras que el menor simplemente se dejaba hacer todo aquello que el mayor quisiera hacerle, totalmente gustoso y ya demasiado involucrado como para arrepentirse.
Los pantalones cayeron al suelo, justo en sus tobillos, siendo pateados por Jungkook una vez sacó los pies. Lo próximo que Taehyung hizo fue bajarle los bóxers, la ereccion de Jungkook totalmente expuesta y mojada. La vergüenza fue evidente en su rostro, tanto que se sonrojó hasta las orejas, de repente sintiéndose demasiado visto. El mayor le besó el abdomen, una filita de besos húmedos que le hacían entreabrir sus labios, sintiendo que podría tener un orgasmo solo con eso. Y cuando su lengua se pasó por aquel lugar, no pudo evitar soltar un jadeo que dejó en evidencia lo mucho que disfrutaba aquello, sacándole una sonrisa a Taehyung.
— Siéntate sobre mi — le indicó, y Jungkook acató la orden de inmediato.
Cuando estuvo sentado sobre aquellas piernas firmes, siendo sostenido por la cintura, Taehyung le abrió las suyas y llevó sin dudar su mano grande a la extensión de Jungkook, bombeando su miembro. El primer movimiento fue tan lento que Jungkook sintió que se desvanecía, sus labios separados dejando escapar un gemido que no pudo dejar preso, sus cejas fruncidas haciéndole tener aquella expresión que excitaría a Taehyung sin demasiado esfuerzo.
Sus dedos apretaban el pene de Jungkook con una fuerza moderada, subiendo y bajando consecutivas veces y haciendo a Jungkook removerse sobre su miembro duro sin poder controlarlo. Escupió en su propia mano para hacer más fácil el masturbarlo, pretendiendo hacerlo venir rápido, pero sin querer anular que lo disfrute.
Jungkook tenía su cabeza recostada del hombro de Taehyung, sus labios tan cerca de sus oidos que cada gemido bajito entraba en ellos nada más dejar sus labios, haciéndolo sisear por el dolor dentro de sus pantalones, fantaseando con enterrarse en Jungkook. Acarició su glande con su pulgar, haciendo círculos que tenían a Jungkook a punto de explotar de placer, bajando sus dedos por toda aquella extensión hasta sus bolas, acariciandolas con su mano.
Le besó la mandibula a Jungkook mientras volvía a tomar su miembro, esa vez bombeándolo con rapidez, llevando su mano libre que anteriormente estaba rodeando la cintura de Jungkook, a su boca, pasando aquel brazo por debajo del de Jungkook para callar sus gemido sin tener que soltarlo. Y cuando lo vio a punto de venirse, con sus ojos cerrados, una mano agarrandose con fuerza del brazo de la silla y la otra hacia atrás, sosteniendo el pelo de Taehyung con fuerza, quitó su mano de su pene, impidiéndole llegar al orgasmo.
Bajó su mano hasta su trasero, rozando sus bolas en el transcurso, acomodándolo mejor en sus piernas para que sus dedos rozaran la entrada del menor con comodidad. Olvidando su pene duro, con un dedo jugó con la entrada de Jungkook, haciendo círculos alrededor, también pasándolo de arriba a abajo. El pecho del pelinegro subia y baja, flojando el agarre que tenía en el pelo de Taehyung para retirar aquella mano que impedía el sonido de sus gemidos.
— No puedes gemir así de fuerte aquí, precioso — acató el pedido silencioso de Jungkook y le quitó la mano, agarrando su pierna y subiéndola en su escritorio, aquello facilitándole el acceso a su entrada.
— La puerta — recordó Jungkook, asunto que se les había ido de la cabeza por todo aquel meneo.
— Aquí no entra nadie sin que yo lo autorice — dijo, entonces le introdujo el primer dedo, viendo de cerca la expresión de Jungkook, tan perfecta que la quería volver costumbre. Sus ojos no dejaron los de Taehyung mientras él entraba y sacaba su dedo, evitando gemir con aquel truco de morderse los labios con fuerza.
Taehyung lo besó, porque aquellos labios parecían tener algo que le hacía querer más, y él no dejaba sus deseos esperar. Jungkook introdujo su lengua, removiéndose en el dedo de Taehyung como pudo, señal de que quería más, y el mayor lo complació cuando entró el segundo dedo, también el tercero, el gemido de Jungkook deslizandose hacia su propia boca, haciéndolo menos sonoro.
Aquellos dedos largos entraban y salían con dificiltad, haciendo movimientos que ayudaban a ponerlo un poquito más estrecho, porque la entrada de Jungkook se apretaba tanto a sus dedos que moverlos estaba siendo tarea difícil.
— ¿Cómo te voy a follar si estás así de apretado?
Taehyung soltó un gruñido que pareció rasparle la garganta, tan ronco que Jungkook quedó fascinado, queriendo escucharlo gemir en su oreja sin tener que cohibirse.
Cuando Jungkook retiró la mano de Taehyung de su entrada, tomando aquella mano y lamiendo los dedos que estaban en su interior bajo la mirada sorprendida del mayor, este pensó que quién se iba a venir primero sería él. Aquella imagen era tan caliente que aumentaba el dolor en su entrepierna, tanto que casi no podía soportarlo. Entonces, Jungkook introdujo sus propios dedos, dilatándose como lo había hecho antes, mirando fijamente a Taehyung hasta que tuvo su primer orgasmo, todo mientras seguía recostado en su hombro, sus labios rojos, hinchados y separados.
El semen de Jungkook goteó en el piso y hasta en los pantalones de Taehyung, pero eso fue lo último en lo que pensó cuando el menor volvió a moverse sobre su pene duro, intencionalmente, incitándolo a acabar con aquello. Obedientemente, el mayor lo levantó un poquito para quitarse el pantalón y bóxer, dejándolos caer hasta sus rodillas, entonces, sin siquiera pedirselo, Jungkook se acomodó sobre él, con sus piernas flexionadas a los lados de la silla y sus manos en los hombros ajenos. Él mismo llevó el pene de Taehyung a su entrada, bajando con lentitud porque ni siquiera estaba bien dilatado.
Le dolió, porque Taehyung era grande, grueso y estaba tan duro que sabía que lo iba a lastimar, pero aquello no lo detuvo. El mayor puso sus manos en la cintura ajena, ayudándole a bajar, pero sin presionarle demasiado. Y aquel movimiento se sentía tan delicioso para ambos, aún cuando todavía no se había enterrado por completo en su interior.
Jungkook subía y bajaba como podía, apretándole los hombros a Taehyung mientras intentaba acostumbrarse a aquel tamaño que en realidad no estaba seguro de poder recibir completo. Soltó un gemido bajito, de dolor y de placer, arqueándose mientras las manos de Taehyung le sujetaban la cintura con tanta fuerza que sabía que tendría aquellos dedos narcados allí por un rato.
Aquellas entradas y salidas de su interior, aún cuando no estaba completamente recibiendo todo de Taehyung, le hacían calentar la cabeza y querer apretar todo lo que estuviera a su alcance, cohibiendose de gemir porque sabía que no podía, y tal vez aquello hacía muchísimo más excitante el momento. Taehyung lo quería con su pene adentro lo más rápido posible, que se moviera sobre él sin detenerse hasta que ambos llegaran al orgasmo, y con todo el placer en su cuerpo no podía pensar con claridad.
Agarró a Jungkook por el cabello y lo atrajo hacia sus labios en un movimiento rápido y desesperado, empujándolo hacia abajo, haciendo que de un solo sentón recibiera toda su intimidad, haciéndolo gemir sobre los labios de Taehyung. Un gemido de dolor, porque estaba tan estrecho que sus paredes estaban apretando el pene de Taehyung con una fuerza que le hacía sentir una sensación deliciosa por todo el cuerpo, queriendo sentir muchísimo más.
El mayor le besó con deseo, chupándole el labio inferior con fuerza, olvidando toda delicadeza que pudiera poseer. Con aquellos besos quería que Jungkook dejara el dolor en segundo plano, que se acostumbrara a su tamaño y disfrutara, incluso cuando pagó para que se le hiciera disfrutar a él.
Su lengua exploró la cavidad contraria, una mano apretándose en su nalga con la misma fuerza que ponía en su pelo, acercándolo más a él todo lo que se pudiera. Quería devorar aquellos labios como si fueran suyos, aprovecharlos tanto como podía y dejar todas las marcas que le fuera posible. Aún sin dejar los labios de Taehyung, Jungkook empezó a moverse, a follarse él mismo con la comodidad de estar encima de Taehyung y la perfecta forma de callar sus gemidos que aquellos labios habían implementado.
Le estaba encantando más de lo que debería ser besado por Taehyung, y que no se dijera de lo bien que se sentía montar su pene. Se separaron para tomar aire, pegando sus frentes y viéndose los labios hinchados y el sudor en el cuerpo de Jungkook hacerse más notable.
Taehyung le soltó el cabello, gimiendo sin la censura que le había impuesto a Jungkook, tratando de volver aquellos gemidos inaudibles mientras aquel niño precioso del que ni siquiera sabía el nombre le montaba con tanta dedicación. Llevó ambas manos a las nalgas de Jungkook y ahí las dejó, seguro de que le había dejado marcas en la cintura y aquellas masas, cosa que amaría ver.
La sensación de placer arremolinada en su estómago bajo le indicaba lo cerca que podría estar, y sintió que podía venirse cuando Jungkook aceleró aquellos movimientos, dando en el punto justo de su interior con aquellas estocadas. Los gruñidos de Taehyung y sus propios jadeos que pretendían sustituir sin éxito sus gritos hacían el ambiente caliente, sus cabezas dando vueltas por culpa de aquel placer que les hacía enloquecer y actuar desenfrenados en búsqueda de no peder aquel tacto que les tenía soltando maldiciones.
Primero se vino Taehyung, Jungkook notándolo cuando sintió su interior llenarse de aquel líquido caliente que pronto empezaría a bajar por sus piernas y ensuciar el pantalón del mayor. Luego, mientras estaba siendo besado por el cuello por un insaciable Taehyung, se vino él, volviendo lentos sus movimientos hasta que se estuvo quieto sobre Taehyung, sin retirar aquel pene de su interior.
Lo próximo que pudieron escuchar fueron los jadeos agotados de ambos, sentir sus propios sudores mezclarse y el aliento caliente del otro sobre ellos.
— ¿Estás bien? — Taehyung preguntó, pasando su mano por la espalda descubierta de Jungkook, jugando con el cabello que le llegaba hasta la nuca.
Jungkook soltó un sonidito de afirmación antes de contestar.
— Me dolió un poco, pero estoy bien — respondió, con los ojos cerrados, recostado sobre el hombro de Taehyung.
Estaban tan cansados que apenas podían hablar, y Taehyung en lo único que pensaba era en que finalmente había encontrado su favorito, que definitivamente repetiría porque Jungkook se sentía perfecto montándolo.
— Lo hiciste bien — felicitó.
— Hice lo que tenía que hacer.
— Y lo hiciste perfecto.
Entonces, después de un rato largo en el que Jungkook no se bajó de encima de Taehyung ni este le pidió hacerlo, levantó su cabeza de aquel hombro, retiro com timidez aquel pene de su interior y se dispuso a vestirse mientras Taehyung se acomodaba su traje.
Cuando estuvo vestido, pareciendose en una mínima parte al Jungkook que había entrado por aquella puerta hace un rato, sacó a relucir el tema por el que había ido.
— Entonces, ¿me va a dar el trabajo? — inquirió, atrapándolo con sus ojos siguiendo cada uno de sus movimientos.
— ¿Qué trabajo? — frunció sus cejas, mirándole confundido.
— Hoseok me mandó a hacer una entrevista, me dijo que son amigos — se encogió de hombros después de hablar, viendo como los ojos de Taehyung pretendían salirse de su cara.
— ¡¿Qué?!
— ¿Qué pasa, señor?
— Ay Dios — se levantó de su silla, agarrando un puño de su cabello y caminando en linea recta por la oficina, de extremo a extremo, pensando a toda velocidad —. ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Te acabo de follar?
— Sí, pero ¿me va a dar el trabajo?
— Santo Dios.
Se vio a Jungkook salir de aquella oficina llevándose consigo aquella follada, más no el trabajo, porque Taehyung ni estaba contratando, ni mantenía ese tipo de relaciones con sus empleados.
Entonces, no mucho tiempo después, también estaría Taehyung buscando a Jungkook para repetir aquel buen error, siendo aquella segunda vez la mejor decisión que tomó en un buen tiempo.
Me está dando miedo lo fácil que escribo coito.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro