Esa día era especial para JiMin, imagino que al ser su cumpleaños Yuri le tendría una sorpresa, y que por ello no hablo en toda la semana. Pero se equivoco, otra vez, no hubo nada en el departamento, ni un pastel o un regalo. Ella ni siquiera estaba al despertar, trató de llamarla pero no contestaba, lentamente su dolor aumentaba para darle paso a la furia. No era sólo que haya olvidado su cumpleaños, eran los días acumulados que comenzaban a hacer efecto.

En la oficina todos lo saludaron, su padre le obsequió un auto nuevo, pero estando entre tantos lujos... quería algo más. Y eso era que, quería que Yuri este a su lado tratando de amarlo por una vez, al menos, pedía solo una sonrisa sincera.

Ya en la noche, llegando a su hogar, entró entre la oscuridad, camino hacia la sala, donde escucho claros gemidos. Inhalo un poco de aire antes de ir hacia su habitación, abrió la puerta y la vio. Un hombre bajo su prometida, parpadeo. ¿Por qué ya no se sorprende?

—¡Los quiero ahora fuera de mi casa!