Malleus Draconia
“Si te has casado con una hada a tu vida ya no volverás... No te sientas triste, tal vez amor no habrá pero si obsesión”
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...
Un gran ramo de rosas, un vestido largo y hermoso, una corona para la futura reina... Una verdadera belleza ante los ojos del hada enloquecida.
Ella camina lentamente hacia el altar, los invitados están en silencio, no hay sonrisas, no hay alegría en sus ojos, todos duermen pacíficamente, los únicos testigos Grim, Deuce y Ace.
Para un momento, viendo al trío de amigos.
—¿Que pasa, mi futura reina?.—Malleus le llama, ofreciendo su mano hacia ella, él conserva esa apariencia de overblot.
Quería mantenerse cuerda, más hizo una mueca, tratando de ahogar su llanto... Baja la mirada, ve su vestimenta y el ramo que carga.
Solo quiere huir.
No puede con esto, es demasiado... Esto no es lo que se imagino.
—¡No tienes que hacerlo, está bien!. —Grim le grita y vuelve a la realidad, más eso le costó que los tallos de espinas se entierren más en su pequeño cuerpo.
—¡Grim!. —Grita preocupada.
Por alguna razón no quiere decirle a Malleus que se detenga.
Muy en el fondo quiere que todos mueran para ella al fin poder regresar a casa... Después de todo esa fue una de las opciones que le dió el futuro rey del valle de las espinas.
Cásate conmigo, quédate a mi lado.
O si prefieres volver a tu mundo, te ayudaré... Pero tomaré la vida de todos.
Se sintió la peor persona del mundo al considerar la segunda opción... No quiere ser la heroína, solo quiere volver a casa, ver a sus padres, o si está en el limbo que esto al fin acabe.
Se le revuelve el estómago... Suda frío, le tiemblan las piernas, por unos segundos no sabe lo que pasó, estuvo disociando seguramente... Porque Malleus la sujeto de la mano para que al fin caminara al altar.
—Bien... Una vez que nos casemos ya no podrás regresar a tu mundo.
Muere... ¿Porque sigues vivo?.
Solo piensa ella, de verdad que le agradaba Malleus, lo consideraba su gran amigo... Alguien con quién podía charlar libremente, pero ya no puede con esto, no puede negar estos horribles pensamientos.
Para su desgracia Malleus no le afecto el overblot, en cambio lo fortaleció, salió una personalidad que guardo... Demostró los deseos que tenía.
—Van a despertar todos ¿Verdad?... Serán libres.
—Sera mi promesa de votos para ti.
El Draconia distorsionó lo que sentía por ella, lo que debió ser una hermosa amistad lo cambio por obsesión... En el fondo sabe que tal vez esto esta mal, pero se niega a perderla.
¿Cómo pudo pedirle que la ayudara a regresar a su mundo?... ¿Acaso no sabe lo mucho que la aprecia, que haría cualquier cosa para que nunca se vaya?.
Un ser alado en forma de gárgola apareció frente a ellos.
—Demos comienzo a la ceremonia.
El trío gritaba inútilmente querían parar lo inevitable, pero sus bocas fueron cubiertas por rosas rojas... La novia no les presta atención, parece perdida.
—Humana y hada se unirán, los anillos que entregaré son una promesa eterna, la humana no puede abandonar este mundo, al igual que el hada jamás la va a abandonar a ella.
—¡Lo siento, no puedo hacerlo!. —Lanzo el ramo de rosas hacia Malleus y corrió, no miro hacia atrás, no se atrevía a mirar las caras de los chicos que dejó morir, no sabrá si podrá cargar con la culpa... Lo único que sabe es que no quiere quedarse aquí.
—¿Pasa algo mi reina?.—Regresa a la realidad... Jamás grito, jamás huyo, eso solo lo imagino. —Siempre las novias lloran el día de su boda.
Sus mejillas están mojadas, tiene miedo, quiere huir, no puede con todo esto.
Malleus la sujeta de la mano para ponerle el anillo. —Jamas te dejare, juntos hasta la eternidad.
Es su turno de ponerle el anillo, dejo el ramo de rosas al sacerdote gárgola, temblaba su mano, no quería hacerlo, sabe que no habrá vuelta atrás. —Oh dios por favor, que sea un sueño... —Murmura, más la hada la escucha.
Solo apresuró a ponerle el anillo, un destello salió de este al igual que en el de la novia triste.
—Ha quedado sellado, la unión no se romperá... —La gárgola tan solo se esfumó.
La ahora reina mira el anillo, cuando al fin se da cuenta que esto no es un sueño, cubre su boca, quiere vomitar, siente que todo le da vueltas, el estómago le duele, su corazón palpita rápido.
—No te preocupes, te haré sentir como en casa. —Malleus se agacha un poco para mirarla, y ella solo se queda callada, tratando de respirar con normalidad, se siente agitada pero no sabe porque.
El draconia chasqueo los dedos y todos despertaron, siendo testigos de una novia destrozada, y de un rey enloquecido.
Lilia es el primero en acercarse, preocupado de ver los anillos que portan cada uno. —Malleus.—Mira con pena a ambos.
—Todo está bien Lilia, seremos una gran familia de nuevo, tú, silver, Sebek... Prometo ser un buen rey. —El sonríe, Lilia ve con lastima y culpa a la ahora reina del valle de las espinas.
—Lo siento tanto.
Ella lo ve unos segundos, y después ve a los demás, si tan solo los hubiera dejado morir... Si hubiera Sido egoísta y habría dejado que Malleus acabará con todos ella ahora estaría en casa, pero a la vez se siente horrible al pensar así.
—No. Yo lo siento mucho.
...
La reina del valle de las espinas jamás salía del castillo, nunca se podía ver a menos que fuera una celebración importante... Rumores crecieron de que ella dormía siempre, fue una petición que le cumplió el amable rey, quien hizo que su reino creciera más y más, todo esto para ver feliz a su reina.
Más jamás estaba presente en las victorias de su esposo, a veces se pensaba que la reina era una fantasma.
Pero todas eran mentiras, la ahora mujer del Draconia solo dormía para no enfrentar la realidad, siempre que estaba despierta le causaba un tremendo estrés, no podía tolerar el hecho de que para su familia ella ya está muerta, que jamás los volvió a ver.
Escucha un llanto, pero no es el de ella, mientras su mirada se aclara Lilia le entrega un pequeño bebe , con un par de pequeños cuernos al igual que Malleus, heredó el color de cabello de ella, más en lo demás es idéntico a su esposo.
Lo mece entre sus brazos, mientras el Vanrouge aún está lleno de culpa por lo que sucedió.
—Fue un varón, completamente saludable. —Le dice a ella, que parece aún estar procesando que tuvo un hijo.
Incluso en su embarazo y cuando concibió prefirió no estar tan consciente, así evitaría el dolor... Y recordar que jamás podrá irse de aquí.
Salvó si decide acabar con su vida.
Pero ya no hay vuelta atrás, está pequeña vida que hay en sus manos le impide eso... No quiere abandonarlo.
Lo abraza para sollozar en silencio, mientras Lilia se queda a su lado dándole apoyo.
Odia este final.
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