Epel Felmier
+16 (Violencia)
“Oh querido Dios... ¿Porque he reencarnado, porque me has dado una segunda oportunidad?”
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El olor del piso realmente es bueno, tuvo suerte de que justamente lo limpiaron, por lo tanto su uniforme no terminaría tan sucio.
—Eres tan patética sabes, sin nadie, abandonada aquí. —Pronuncio el lindo de Epel, ella solo pudo levantar un poco la vista, puesto que el Felmier mantenía el pie sobre su cabeza... ya no era tan doloroso como las primeras veces.
La joven no dijo palabra alguna, solo se quedó en silencio, sabe que hablar sería peor.
—Tienes suerte de tenerme sabes, ya que cuando terminemos de estudiar puedes venir conmigo. —El expreso con una sonrisa, más se veía que no había buenas intenciones.
—Si... Gracias. —Claramente dijo sin ánimos.
Vaya lío, terminó en este mundo mágico lleno de chicos guapos... Creyó que sería como en el videojuego, incluso en fanfics que ha leído, pero termino a como estaba en su mundo real, siendo humillada y no querida por nadie, la única diferencia es que aquí hay magia, río internamente.
—Bien. —Epel al fin dejo que se levantará.
Y ella al fin se puso de pie, vaya que le dolió la espalda, pero no se quejo, a pesar de que le gana en altura a Epel se siente tan pequeña a su lado.
Realmente fue una estúpida al creer que podían ser amigos, e incluso tener algo más.
Cuando lo trato de acusar nadie le creyó, era la palabra de una desconocida contra Epel, así que esa fue su desventaja en esto... Por si fuera poco él la acuso de que intento sobrepasarse, debía admitir que actuaba muy bien, fue suficiente para que nadie se le acercará y la vieran con asco.
—Tengo que reportarme con Crowley. —Dijo con una voz baja, odiaba admitirlo pero le tenía mucho miedo... Se iría al fin pero de repente Epel la sujeto del brazo.
—¿Crees que soy idiota?.—Pregunto con una voz suave, pero ella sabía que en estos momentos está más que jodida.
—No...—Una bofetada recibió ante su respuesta.
—Crowley ni siquiera está hoy aquí. —Vaya, descubrió fácil su mentira, la joven trago saliva. —Ademas hace unos días le pregunté sobre que haría contigo ¿Sabes lo que dijo?.—El silencio de la chica fue su respuesta para que el continuará. —Que tiene mejor cosas que hacer que regresarte a tu mundo, que con gusto me dará tu mano. —La sonrisa del Felmier se amplio, y la joven agrando sus ojos.
Más no protesto, aunque por un momento abrió sus labios... Quería defenderse, pero no salió palabra alguna, sintió un escalofrío por toda su espalda, recordando las veces que lo intento y termino todo mal, solo fue humillada y golpeada más.
Solo piensa que ni en esta vida puede ser feliz, no entiende porque Dios le dió está segunda oportunidad si sería lo mismo.
Un dolor intenso sintió en su cabeza, Epel la sujeto del cabello, haciendo que se incline un poco. —¿Porque no te ves feliz?... Me haré cargo de ti sabes, nadie te ama, y no tienes a nadie, deberías agradecerme.
—Lo lamento, estoy muy agradecida con esta oportunidad. —Epel chisto con clara molestia, la soltó al fin y se fue.
La joven sólo lo vio alejarse, ella acomodo su cabello de nuevo, viendo a los estudiantes de fondo, que solo ven pero no hacen nada... Trato de nuevo acusarle, está vez con pruebas en su cuerpo, moretones y demás, pero nadie le creyó, suspiro al recordar el rostro de Malleus. —Si muero otra vez... ¿Podría reencarnar de nuevo?.—Se pregunto a si misma, mientras se retiraba del pasillo, regreso a dónde era su habitación, nada que presumir realmente, bastante minimalista.
No había nadie esperando allí, en este mundo no existía Grim, cosa extraña, pensó que había llegado antes de los sucesos, pero también se enteró que la abuela de Epel murió... Además algunas cosas siguen igual, como la tiranía de Riddle y los contratos abusivos de Azul, ella quería ser la heroína, salvar a todos... Pero después pensó en, si no puede salvarse ella misma no puede creer que puede salvar a los demás.
—Acabe. —Dijo, dejando el plato desechable en el bote de la basura... Había intentado ayudar, pero debido a su fama de acosadora no logro nada.
Se dejó caer en la cama, mirando hacia al techo, después escucho un ruido, debía ser Crowley, después de todo esta cerca de la oficina su dormitorio.
Necesitaba escuchar de él lo que dijo Epel.
—¡Ah querida!... No pensé que ya estarías aquí. —Dijo el hombre cuervo con una sonrisa, ella lo miró.
—¿No vas a regresarme a mi mundo?.—Fue directo al grano, y la sonrisa de Crowley se esfumó.
—Sabes, legalmente soy tu tutor aquí... Puedo tomar las mejores decisiones para ti, no, para nosotros. —Le explicó. —Sabias que el joven Epel quedó con una buena cantidad de tierras al morir su abuela, entonces solo imagina que una parte se me sea entregada a mi, ¡Ayudaría mucho al colegio!.
—Eso no responde a mi pregunta. —Lo enfrentó, mientras sus labios tiemblan.
—Querida... ¿Realmente quieres regresar?, Tu me contaste que allí sufriste, ¿Que necesidad tienes, realmente alguien te espera?.
—No te conté eso para que lo usarás de esa forma contra mi. —Se molesto, podía verse en su rostro, pero Crowley ni se inmutó. —¿Voy a regresar a mi mundo si o no?.—Sentencio.
—No. —Al fin contestó. —Esta hecho, Epel obtendrá tu mano después de la graduación.
—¡Estás loco!... No me puedes hacer esto, yo no lo pedí, jamás lo hice, es un infierno aquí... Te lo he dicho. —Ante la desesperación llora mientras habla.
—¿Y que no era lo mismo allá, en serio que diferencia habría?.—Cuestiona Crowley, no está conmovido por la desesperación de la chica. —No más discusiones, además es eso o terminarás en la calle... La verdad es que no puedes darte el lujo de elegir.
Los labios de la chica tiemblan, mientras se derraman sus lágrimas llenas de amargura e impotencia, salió de allí rápido.
No se quedará, no le importa vivir en el bosque con el riesgo de ser atacada por el minero overblot, pero no estará más aquí... No tiene ningún plan, nadie la apoya, pero lo que si sabe es que no puede permanecer más aquí, además si es cierto la pedida de mano, entonces menos de un año se va a formalizar, al tener ella 17 al igual que Epel.
Solo lleno su mochila principalmente de comida y 2 cambios de ropa, con suerte puede ir a RSA a pedir asilo... Miro hacia la ventana, era de noche ya, los estudiantes dormían temprano pues era época de exámenes, al fin la suerte le sonríe un poco.
Pronto salió del edificio, estaba resultando bien al ser un plan tan improvisado, sonrió para sus adentros, llena de entusiasmo.
Cada vez estaba más lejos del territorio de NRC, aceleró su paso hasta correr... Pero una silueta la hizo detenerse en seco.
—Epel.
El joven de cabello lila la observó sin emoción alguna, se fue acercando poco a poco, ella le ruega a su cuerpo que corra... Pero está aterrada.
Y como se espero el ardor de la mejilla no se hizo esperar.
—Traidora. —Escupio el con odio y tristeza mezcladas.
—La traición solo pasa cuando lo haces con un ser querido... Tu y yo no somos nada, salvó víctima y victimario. —Le dijo.
—Exacto. —Ella lo vio confundida, ¿Está loco se pregunto?... No tuvo tiempo de responder su propia respuesta ya que la sujeto de la mano. —Tu me temes, yo te trato horrible y demás, pero no te vas... Eso me encanta de ti. —Epel sonrió, dejando ver unas mejillas llenas de rubor. —Lo que tenemos es especial, tu no me ves como un niñito... Tu me miras como un hombre, me gusta reflejarme en tus ojos. —Y ella solo pensó que Epel está loco. —Todos me miran como un ser frágil, pero tú... Me muestras esa mirada de terror que me hace sentir fuerte, eres la única que me ha mirado así.
La joven hace que la suelte. —Estas loco, ¿Que crees que estoy haciendo? Estoy huyendo, no soy una masoquista para estar contigo.
Más de repente recordó algunas cosas, como se quedó sola en NRC, entonces ella de tonta se aferró al chico que la acusó... Pensó que si era amable, que si era complaciente iban a mejorar las cosas, pero solo empeoró todo, hasta al punto que Epel lo vio de esa manera.
—Yo... Realmente me denigre de esa manera. —Se pregunto a si misma.
Y después la mano de Epel apretó sus mejillas. —Es que eres patética, pero no te preocupes así me gustas así te amaré.
La chica se quedó en blanco en ese momento, solo piensa en lo estúpida que es... Se supone que era una segunda oportunidad y ella no la aprovecho. —No. —Proclamo, dando un fuerte manotazo. —No quiero tu amor, ya no quiero nada de nadie. —Hablo con coraje al fin. —Quiero estar sola... ¡Déjame! Te odio púdrete me das asco. —Gruñia a la vez que escupía esas palabras de odio y rencor. —¡Jodete y que se jodan todos lo que me lastimaron!.—Epel se tomó por sorpresa esa actitud de ella, más cuando lo abofeteo.
Los ojos celestes de Epel mostraron un brillo mortal ante eso... Su orgullo de hombre no le permitía pasar eso por alto, así que también la abofeteo, pero ella tampoco se quedó atrás y le regreso la bofetada. —¡Diles está vez que si te golpeé!... ¡Que te gane, porque eres tan débil!.—Ella estaba cruzando una línea muy delgada ahora, una que no debió ni rozar. —¡Que piensas hacer, eh!.—En estos momentos ella termino por ser igual a todos los que alguna vez le molestaron.
Más esa sensación no duraría por mucho.
La mano de Epel fue a su rostro nuevamente, le dió una palmada fuerte para aturdir, después la empujó con fuerza cayó al suelo... Ella observo la mirada de Epel, dándose cuenta que esto no acabaría bien.
Se trato de levantar, más recibió una fuerte patada en el pecho que no le permitió levantarse, trato de recuperar el aire pero Epel se fue contra ella, sujetando con fuerza sus manos.
El Felmier se veía desesperado, podía ver cómo ante los ojos de ella cambiaba, ya no se refleja como quiere. —No... —Murmuro, ella trataría de defenderse, pero de repente sintió un empujón fuerte en su pelvis.
Las lágrimas no se hicieron esperar, fue tan repentino, quería luchar... Protestar pero de nuevo regreso ese dolor punzante, no entiende en que momento Epel hizo aquello. —Ah...—Estaba en shock en esos momentos no podía gritar pero las lágrimas le empapan tanto sus mejillas que parece que estuviera lloviendo.
Epel sonrió más que complacido al notar la mirada de la joven, se sonrojo a más no poder pero mostró una mueca. —Esta también es mi primera vez, así que está bien. —Le susurró a ella, que trata de procesar lo que sucedió, quiere huir pero sus piernas tiemblan, se siente sucia.
En el fondo piensa que se lo tiene merecido... Después de todo actuó como aquellos que le hicieron daño, aceptando su castigo por ser demasiado patética.
Las personas como ella no llegan a ningún lado si no complacen ¿Verdad?.
Pero no quería esto, esa calidez que Epel le daba la hacía sentir mal, quería vomitar... Aunque el Felmier parecía más que feliz, ella era cálida, se sentía muy bien moverse, estaba seguro que llega a lo profundo.
La joven sólo observó el rostro de su abusador una última vez antes de cerrar sus ojos, aceptando esto de una buena vez, pensando que no hay más que pueda hacer.
...
El sonido de la tetera hirviendo se escucha en ese hogar que parece tan hogareño, Neige observa a su alrededor, es una linda casa tan solo piensa.
—Lamento tanto haber venido sin previo aviso. —Se disculpo el azabache ante la mujer de pálido rostro, la cuál sonrió de oreja a oreja.
—Siempre es bienvenido, después de todo gracias a su colaboración la empresa de mi querido esposo ha ido tan bien. —Menciono la pálida mujer, que servía la tasa de té frente al hombre.
Neige la vio de pies a cabeza, notando algunos vendajes en su cuerpo delgado, incluso en su mejilla lucía una gasa, ella no parecía avergonzada de sus golpes, cuando noto que él la veía reaccionó.
—Oh. ¿Esto?.—Señalo su rostro mismo, ahora que lo piensa él no ve ningún brillo en sus ojos. —Son muestras de lo bien que puedo complacer. —Dijo con una risa risueña.
—¿Eh?.—Neige se quedó casi perplejo con esa respuesta, tanto que sin querer dejó caer la tasa de té caliente, precisamente cayó en los pies de la mujer, quien no parece inmutarse. —Yo lo siento.
—Oh está bien. —Respondío tranquilamente, acercándose al rostro de Neige. —Puedes golpearme también, a mi eso ya no me importa, si eso te hace feliz hazlo, no te contengas. —Por un momento vio los ojos de ella brillar, pero no de la manera que se esperó.
Antes de que Neige reaccionará, se abrió la puerta de la casa revelando a Epel, que estaba bastante preocupado al ver al LeBlanche aquí, la joven esposa no se inmutó aún cuando fue descubierta en una situación que se puede mal entender tan solo camino hacia su esposo y lo abrazo.
—¡Bienvenido!.
—Querida... Se supone que debías quedarte en cama. —Epel respondió, alejándola.
—Mil disculpas, me quedé insistiendo tanto que ella salió para recibirme. —Neige hablo, y Epel solo lo observó unos segundos en silencio para después mirar a su esposa.
—Entiendo, más bien una disculpa le debo, yo... Atendí algunos asuntos que olvide la reunión que teníamos. —Dijo Epel algo nervioso. —Me da vergüenza decirlo, pero lo tendré que aplazar hasta mañana, mi esposa no está muy bien estos días.
La mujer tan solo seguía de pie sonriendo hacia Neige, el cual por un momento se puso nervioso... Realmente no quería dejarla sola aquí.
—Puedo llevarlos con un buen doctor para que la revise. —Pudo notar al instante la incomodidad de Epel.
—¡No hace falta!.—Interrumpio ella. —Mi querido esposo me cuida muy bien. —Abrazo a Epel desde el cuello.
Antes de que pudiera protestar el Felmier de nuevo se alejo de su esposa. —Vete a acostar por favor.
—Vale. —Y ella se retiró al momento, dándole una sonrisa a Neige.
Epel acompaño al azabache hasta la puerta. —En serio si necesitan el contacto del doctor puedo pasarlo sin problema.
—No hace falta, ella siempre ha Sido así. —Podia ver fácilmente que el Felmier miente.
Y es que Epel no pensó que terminaría rompiendo de esa manera a la chica, incluso a veces le daba miedo lo que el mismo había creado con sus abusos... Aunque le fascinaba de una manera enfermiza lo que podía hacer con ella, sin el riesgo de ser juzgado o descubierto, ahora mismo piensa que podría hacerle para quitarle esa boba sonrisa del rostro, realmente odió que tuviera esa cercanía con Neige.
—Puede revisarla otra clase de especialista, me preocupa más su salud mental, le tire una tasa de té hirviendo ni siquiera reaccióno. —El LeBlanche contesto, más Epel negó.
—Agradezco sus preocupaciones, pero quién mejor para cuidarla que su esposo. —Con una sonrisa falsa le cerró la puerta en la cara.
Fue directo a la habitación, observando cómo ella se venda uno de sus pies.
—Me molesta que alguien que no sea yo te haya lastimado.
—En ese caso golpeame hasta que te sientas mejor.
Después de todo ella se ha convencido que solo reencarnó para complacer.
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Traumar a la prota es lo máximo. (?
Gracias Wattpad por no respetar la fuente de la letra, pipipi.
Honestamente tenía otro final xdxd, pero este me convenció más.
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