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Final

Desperté a Sasuke besándolo en sus parpados cerrados.

-Son las siete – murmure. Él frunció el ceño; echo un brazo por encima y me atrajo hacia él, sin abrir los ojos.

-Unos minutos más –

-No, tienes que buscar a mi madre – lo bese una vez más, en la sien y Sasuke abrió los ojos, somnoliento.

-Oh- se froto el rostro, mirando a su alrededor - ¿Es hoy? –

Asentí.

-Ve a la ducha. Yo preparare las cosas –

 Recibí otra llamada del hospital donde estaba mi madre, había sufrido otra recaída y su salud empeoraba.

Decidí que era mejor que se quedara con nosotros y pasara sus días. Solo podía confiar en ella, en Karin y en mi alfa para cuidar a mi bebé.

-Buenos días – Karin entro con tranquilidad mientras Sasuke entraba a la ducha, con una bolsa de papel en la mano y una de plástico más grande, en la otra. -Este es el desayuno del líder y ropa limpia para el bebé. Las de la lavandería dicen que han visto manchas de aceite industrial más fáciles de quitar que estás...-

-Shh – le recrimine – Menma aún duerme –

-Oh – Karin miro hacia la cuna, bajando el tono – Lo siento ¿No se ha levantado aún? Es tarde –

-Ha sido una noche complicada – bostece – Tengo que preparar la habitación de mi madre...-

-De eso no te preocupes, nos encargamos de eso ayer –

Sonreí.

-Gracias –

Agarré un traje limpio del armario de Sasuke y fruncí el ceño al ver la corbata que llevaba colgando de la percha. La cambié con resolución por otra que encontré en uno de los cajones.

-Ya que no estás ocupado ¿Qué te parece salir de compras? Así le puedes comprar un regalo a tu madre –

Lo pensé unos minutos. Ahora que recuerdo ¿Cuándo fue la última vez que salí a divertirme? Ya llevaba mucho tiempo y cuando viajábamos solo era en plan de negocios.

-Si, suena bien – me acerque a la cuna de Menma unos segundos antes de que empezase a lloriquear y lo cargue en brazos – primero voy a darle el desayuno a mi niño – murmure, mientras Menma me devolvía una sonrisa pícara y Karin asintió para después marcharse – Bueno a mis dos niños – Sasuke salía en ese momento del baño, con una toalla ligeramente en la cintura y el cabello ligeramente mojado. Lo bese en los labios con cuidado.

-Buenos días – murmuro y sonreí.

-Ponte ese traje. Te he cambiado la corbata, las primeras impresiones deben ser buenas. Y Karin te ha traído café y algo de desayunar – le indique con rapidez. El alfa frunció el ceño.

-Tu madre ya me conoce –

-Lo sé –

-Además voy a llegar tarde si desayuno ahora –

-También lo se. Le pedí a Karin que lo pusiera para llevar, esta en esa bolsa –

-De acuerdo – me beso en los labios con cuidado y beso a Menma en la frente – No tardo –

-Ten cuidado – le recordé – lleva guardaespaldas –

Sasuke asintió.

-Llámame cuando vengan en camino –

-Si –

Sonreí. Lo bese en la coronilla.

-Te amo –

-Yo te amo más –


Menma desayuno sin una queja. Lo cambie y lo vestí tarareando con suavidad de buen humor y lo lleve cargado en la cintura al bajar para ver a Karin.

-Oh hola, Naruto – saludo Kurenai.

Sonreí. Entre en el auto y me senté en el asiento trasero, acomodando a Menma en mi regazo, inmediatamente entro Kurenai y Karin en los asientos de enfrente.

-¡Por fin voy a salir! – dijo Karin con una sonrisa.

Kurenai negó sonriendo y arranco el auto.

La ciudad de Tokio la conocía perfectamente después de todo había nacido y crecido aquí. Puedo decir que aquí es donde empezó todo; los trabajos que hacia para poder ayudar a mi madre se convirtieron en recuerdos que me ayudaban a no rendirme y digamos que la traición de esos bastardos me ayudó a superarme. Odio decirlo, pero gracias a ellos, estoy aquí y con un hermoso bebé.

Aunque si el alfa hubiera sido un completo bastardo, los estaría maldiciendo.

-Llegamos –

Kurenai se estaciono enfrente de una boutique. No lo había visto en mi vida, así que me hizo pensar que era nuevo.

Bajamos del auto, acompañado de varios guardaespaldas que nos estaban siguiendo. La mujer que estaba en la puerta abrió rápidamente y nos hizo una leve reverencia; había pocas personas dentro por lo que tuvimos libertad de ver la ropa.

Karin no dudo en ver los trajes y Kurenai en ver los pantalones.

Yo solo me fije en los suéteres o en los vestidos para dárselos a mi madre.

-¿Naruto? –

Me detuve por unos momentos antes de girar la cabeza; Hinata mi primera amiga, estaba enfrente de mi y con una niña agarrada de la mano.

-Hinata...-

Hinata sonrió con varias lágrimas en los ojos, soltó la mano de la niña antes de correr hacia mí.

-¡Naruto! – no pudo abrazarme ya que mi bebé se interponía entre nosotros - ¡Me alegra ver que estás bien! –

Solté aire.

-Hinata, ha pasado tanto tiempo –

Ella se limpio las lágrimas con el dorso de su mano.

-Has estado desaparecido por mucho tiempo, no sabia nada de ti ni de tu madre – la angustia en su voz era tan profunda que me ablando – he estado preocupada por ti, te fuiste sin decir adiós –

-Lo siento... sucedió tan pronto que a mí también me tomo por sorpresa –

Hinata asintió despacio, miro a mi bebé - ¿Es tuyo? –

Asentí.

-Si, es mi bebé... se llama Menma –

Ella agarro la mano de Menma y la agito suavemente – Hola pequeño –

-¡Hinata! ¡¿Por qué dejaste a la niña sola?! –

"Esa voz..."

Kiba apareció en mi campo de visión, se veía más maduro y como un verdadero padre de familia. Esta vez me costo respirar, pero me esforcé.

-Kiba, mira quien está aquí – Hinata dijo con voz animada. La cara de Kiba cambio, no supe leer su expresión.

-Naruto...-

-Hola – dije despacio - ¿Cómo has estado? –

Kiba no contesto, se le veía apenado y ¿Arrepentido? No supe descifrarlo por más que lo intentara.

-Lo... lo siento – Kiba tartamudeo al instante – Lo siento mucho, Naruto, no se que me paso en ese momento... no debí haber hecho eso... eso tan horrible –

Sujete mejor a Menma en mis brazos, en silencio. Él puso una mano sobre mi mandíbula.

-Da – balbuceo, frunciendo el ceño.

Menma había empezado a intentar protegerme desde que había cumplido un año. Se aferraba a mi ropa y fruncía el ceño cuando me veía triste; había aprendido a poner sus manitas sobre mi rostro con seguridad, como si intentase asegurarme que todo iba bien.

Me moví para besar su mano diminuta.

-Está bien, Menma – murmure con dulzura. Kiba todavía parecía desesperado.

-No... no pretendía hacer eso...- insistió – ¡Perdóname! –

Suspire.

-Ya no importa Kiba... - sujete mejor a Menma – Es verdad que lo que hicieron estuvo mal, venderme sin mi consentimiento...-

-¿Venderte? – Hinata frunció el ceño - ¿Cómo que venderte? –

Es verdad, Hinata no lo sabía.

-No importa – dije con cansancio – Gracias a ustedes, pude conocer al amor de mi vida y tener a mi hermoso bebé – besé su pelo oscuro – Digamos que convirtieron mi infierno en algo mejor – dije con entusiasmo – y tu tienes a tu niña, si yo olvidé, puedes hacerlo, tú también –

Kiba no supo que responder, siguió con la cabeza inclinada, como si le diera vergüenza en verme.

Hinata tomo a su niña – Lo siento Naruto, no lo sabía – miro a Menma – Me alegra que seas feliz – dijo y me dio un beso en la frente – Pequeño, cuida a tu madre en el futuro ¿Sí? –

-Da – balbuceo Menma.

Hinata salió de la Boutique sin darle un vistazo a Kiba.

Las chicas se acercaron a mi con varias bolsas en mano y se dieron cuenta de la situación.

-¿Sucedió algo? –

-No es nada, vámonos – dije. Las chicas no preguntaron más y antes de que saliéramos tuve que preguntar algo que me ha estado carcomiendo.

-Kiba ¿Qué hicieron con el dinero que les dieron? –

Kiba alzo su rostro lentamente, vi como varias lágrimas resbalaban de sus mejillas.

-Lo repartimos y cada uno hizo lo que sea con su dinero... pero, yo no lo había gastado hasta ahora –

Asentí con la cabeza.

-Entiendo, creo que deberías de mejorar las cosas con Hinata y dejar de preocuparte por mi – solté y salí de la boutique.


-Eres muy bonito, tienes los ojos de Mamá y el cabello de tu padre... aunque me hubiera gustado que fueras rubio –

Parpadee, intentando no reír.

-Mamá ¿Tratas que Sasuke se sienta mal? Va a pensar que lo odias – dije sonriendo, mientras mi madre enseñaba a Menma a caminar.

-Dadadada – Balbuceo mi bebé, con una amplia sonrisa, alzando las manos hacia el rostro de mi madre. Ella beso su pelo oscuro demostrando que no odiaba el color.

-Muy bien, mi amor – murmure – No dejes que la abuela te discrimine –

-Abueda – barboteo y sonreí – dada ¿Pa? –

-Papá viene después, Menma. Esta comprando la cena para nosotros –

Mamá puso los ojos en blanco -Ya dije que estoy bien, no necesito comer –

Cargue a Menma con cuidado – Mamá, no seas terca –

-Comí mucho antes de venir, aparte me diste ropa... no necesito mucha ropa –

Torcí el gesto.

-Te quiero dar lo mejor madre, dame esa oportunidad –

Ella también cambio el gesto.

-Ropa, comida, lujos y todo eso.... No lo quiero. Me importa más que tu y mi nieto sean felices –

-Madre...-

La puerta se abrió y Sasuke apareció con varias mesas siendo empujadas por chefs.

-Sasuke ¿Qué es todo esto? –

-Comida, para ti y mi suegra –

Mamá rio.

-papapa –Menma puso las manos sobre las mejillas de Sasuke cuando este se acercó.

-Hola pequeño – lo beso en la frente y Menma respondió con una amplia sonrisa.

-Disfrutemos este festín – Sasuke sonrió y animo a mi madre a comer.

Cuando subimos a la habitación y acostamos a Menma, Sasuke me pidió un deseo; tener otro bebé y yo acepte. Las pastillas se tiraron en la papelera.

-Otro bebé – susurro, besándome la coronilla. No pude evitar devolverle la sonrisa.

-Otro bebé en la mafia – dije soltando una risita bajo su mirada emocionada.

Cerré los ojos. Me apoye en Sasuke, disfrutando del silencio tranquilizador después de tantas emociones.

"Gracias por cambiar mi destino"

Ese pequeño lugar de mala muerte donde nos permitió conocernos, aunque no de buena manera, será recordado para siempre. 

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