Capitulo 54
Cuando desperté Sasuke no estaba a mi lado. No tarde en vestirme y buscarlo desesperadamente hasta que Karin me dijo que estaba en su despacho resolviendo unos asuntos.
Me quede mirando la solida puerta de madera durante varios segundos, debatiéndome en entrar o dejarlo en paz.
Pero entrar gano la batalla. Cada día que pasaba llevaba peor estar lejos de él demasiado tiempo y "lejos de él" significaba no tenerlo agradablemente amoldado a mi costado.
Golpee la puerta con un nudillo.
-Pasa – le oí decir a Sasuke, pero aun así abrí la puerta lentamente y me asomé primero.
Sasuke estaba sentado en el escritorio, con dos hombres trajeados sentados al frente. Entre ellos había una maraña de papeles, bolígrafos y cuadernos; retrocedí ligeramente cuando todos alzaron la mirada para mirarme.
-Lo siento- dije en voz alta, pero los ojos de Sasuke se ablandaron. Se puso de pie y alzo una mano hacia mí, sonriendo ligeramente.
-Naru – murmuro, pasándome un brazo por la cintura. Los otros dos hombres fruncieron el ceño, pero parecían más confusos que enfadados.
-Chi? (¿Quién es?) – pregunto uno de ellos.
-il mio omega (Mi omega) – dijo con tranquilidad. Me sentí enrojecer, pero la mano de Sasuke en la base de mi espalda me mantuvo firme - abbiamo già finito. Puoi andaré (Ya hemos acabado. Pueden irse) –
Los dos hicieron una leve inclinación antes de marcharse y Sasuke sonrió con calidez, acariciando mi mejilla.
-¿Estás bien? – dijo con suavidad y asentí con la cabeza.
En ese momento me di cuenta del brillo extraño que tenia mi alfa. Parpadee un par de veces antes de darme cuenta de lo que era; los anillos que llevaba Sasuke eran dorados. Llevaba los anillos de su hermano.
Trague saliva, pero me estire para besarlo en la comisura de los labios.
-Mi líder fuerte y poderoso controlando sus negocios – bromee y él sonrió.
-No son importantes – se inclino para robarme un segundo beso.
-No quería interrumpir, pero te echaba de menos –
Sasuke negó con la cabeza. Se inclino para mordisquear mi cuello y gemí en voz baja.
-Eres mío – le oí murmurar. Cerré los ojos.
-Soy tuyo – respondí, sonriendo.
-Te echo de menos –
Asentí, sin apartarme.
-Y yo a ti. Tienes... muchos negocios últimamente – murmure y él frunció el ceño.
-Ya lo se. Lo siento. Cuando esto acabe, estaré contigo –
Negué con la cabeza, pero me apoyé un poco más en él, disfrutando de la proximidad de su cuerpo cálido. Sasuke me besaba por el cuello, descendiendo poco a poco, sin prisa y se me cerraron los ojos.
-Sasu – murmure. Quería empujarlo hacia atrás, decirle que estaba cansado y que me dolía cada uno de los músculos del cuerpo y que estaba malhumorado y sensible por culpa de mi bebé... pero la verdad es que no podía moverme. Y Sasuke parecía encantado de explorar mi piel con los labios; se separo de mi un segundo para apoyar su frente en la mía y sonrió de nuevo.
-Me gustas – murmuro – me gustas gordito y abrazable–
Puse los ojos en blanco.
-Por cierto, nunca te habías puesto los anillos dorados – baje la mirada hasta sus dedos, ya medio ocultos en mi camiseta. Sasuke se encogió de hombros.
-Antes no me sentía un líder – admitió – mucha gente no lo desea –
Ladee la cabeza.
-¿Y ahora sí? –
Sasuke asintió.
-Tengo que darte una cosa – dijo de pronto, como si acabara de recordarlo. Parpadeé, pero asentí.
-¿Qué es? –
-Es una sorpresa, lo veras cuando lo abras –
-Oh – me senté en su enorme silla mientras Sasuke revolvía en los cajones.
Después de unos minutos, se giró, con una sonrisa triunfal y una cajita negra en la mano.
Pude adivinar que era.
-Pero ya me disté un anillo – dije mientras lo aceptaba.
-Este es diferente –
-¿Por qué? – lo abrí. Había un anillo plateado, con un extraño símbolo grabado... que me resultaba vagamente familiar.
-Pero este anillo es tuyo – balbucee.
-No. Es el anillo del segundo al mando –
Ahora me quede sin aliento.
-¿Cómo? –
-Ahora lo vas a llevar tu –
-Pero yo no puedo... no debo...-
Sasuke sonrió con tranquilidad.
-Mi hijo está dentro de ti. Tu vas a llevar el anillo – dijo con firmeza, pero fruncí el ceño.
-¿Y si alguien protesta o dice algo...? –
-Los mato –
Negué con la cabeza, con una risa incrédula.
-Todo para ti es muerte – dije en voz alta, pero agarré el anillo – No lo sé –
Él me beso en la comisura de los labios.
-Quiero que lo vean – murmuro – quiero que sepan que mi hijo, el futuro líder está aquí –
Suspire.
-Está bien –
Sasuke me lo puso con una media sonrisa.
-Me gusta como se te ve. Pienso darte otro – dijo en voz baja, mirando mi mano.
Sentí mis mejillas arder.
-¿En serio? ¿Qué clase de anillo? – Sasuke me beso la frente.
-Tu ya sabes de que clase – susurro, con voz ronca.
-Pero quiero oírtelo decir –
Sasuke sonrió, bajando la mirada.
-Te amo, Naruto – susurro – Y cuando te de el anillo, va a ser algo especial y estaremos tranquilos-
Sonreí.
-Te necesito – admití en un susurro y Sasuke suspiro – Quiero que se acabe esto, que dejemos de estar en peligro y que paren las conspiraciones y quiero que seas solo mi alfa y nada más –
Sasuke me atrajo a él con suavidad.
-Yo también te necesito. Estas conmigo y por esto soy tu alfa – lo oí susurrar y sonreí.
-Serias el alfa de alguien más si yo no estuviera –
Él negó con la cabeza.
-No, no seria nada. Eres mi omega y por eso soy tu alfa y me estas dando un hijo, por eso soy el líder. Me das todo –
Trague saliva.
-Vas...a hacerme llorar – admití, a través del nudo que tenía en la garganta. Y Sasuke me beso de nuevo.
-Voy a casarme contigo –
Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió bruscamente y apareció Karin con el rostro pálido.
-¿Qué sucede? – pregunto Sasuke con tono molesto.
Karin dudo en responder y me observaba de reojo.
-¡Dilo! –
-Encontramos... encontramos al hombre que intento hacerle daño a Naruto – dijo casi en voz baja.
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Ya pronto llegamos con el final de este fanfic.
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