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Capitulo 50

Las manos de Sasuke se enroscaron a mi alrededor en cuanto bajamos del coche.

-Naruto, deja de estar triste – dijo en mi oído y me estremecí.

-Sasuke – me fundí en sus brazos, ocultando mi rostro en su cuello y respirando hondo hasta que su olor cálido y familia borro las preocupaciones de mi mente.

-Todo estará bien – Sasuke tiro de mi barbilla con suavidad para poder besarme el cuello; me gire al instante para darle un mejor acceso, respirando hondo.

-Yo... ya estoy bien – susurre y lo note sonreír.

-Si, sonríe por el bien de tu madre –

Asentí y sonreí.

Sasuke hundió la nariz en mi pelo, más tranquilo.

Cuando entré a la habitación, me encontré con varias cajas en el suelo. Fruncí el ceño ligeramente antes de notar las manos gentiles de Sasuke en mis hombros, tirando del abrigo para quitármelo.

-¿Qué hay dentro de esas cajas? – pregunte. Sasuke siguió la dirección de mi mirada mientras dejaba los dos abrigos sobre una de las butacas.

-Ropa para bebé –

Cerré los ojos. Empecé a reírme antes de darme cuenta y cuando Sasuke se acercó, con el ceño fruncido y una media sonrisa confusa, tuve que estirarme para besar su mejilla.

-Todavía no sabemos su sexo y además es mucha ropa – dije en voz alta, sin dejar de sonreír.

Él sonrió.

-Hay ropa para niña y niño –

Parpadee.

-Tu... ¿No te estas adelantando? –

-No, no creo –

Sonreí levemente.

-Que papá tan exagerado –

-Hm – el alfa murmuro; sus dedos se acomodaron en mis caderas definitivamente y su respiración cálida me hacia cosquillas en la nuca y sus manos me acariciaban y era agradable, estaba seguro y cómodo entre sus brazos.

-Sas...Sasuke – murmure, sintiendo el calor aumentar en el fondo de mi estómago.

-Quiero... quiero... – su voz sonaba ligeramente áspera; olisqueaba mi cuello con entusiasmo.

-¿Si? – pregunte sin aliento. Sasuke se arranco la camisa sin demasiados miramientos.

-Te quiero a ti –

Sonreí y me deje, notando sus labios bajar por mi garganta; eche la cabeza hacia atrás mientras notaba sus dedos impacientes desabrochando los botones de mi camisa. Sasuke emitió un sonido satisfecho al ver las marcas que me había dejado en los hombros y el pecho. Rei bajo sus labios, que me hacían cosquillas y levantaban diminutos escalofríos que se extendían por mi pecho como corrientes eléctricas y él levanto la cabeza para mirarme; sus labios se adornaban con una media sonrisa, casi adormilada, pero había hambre en sus ojos y mis pantalones desaparecieron con rapidez. Gemí al sentir sus manos en la parte baja de mi espalda y encontró el tirante de mis calzoncillos.

-Eres precioso – susurro antes de hundir el rostro en mi cuello. Beso mi mordida una vez y otra, antes de acariciarme con los dientes.

-Espera – murmure, alejándome de él para quitarme mi ropa interior antes de que sus manos pudieran destrozarlo con impaciencia.

-Lindo – Sasuke susurro. Paso las manos por mis muslos, levantándome y pasando mis piernas alrededor de su cintura. Se acerco a la pared hasta que note la superficie lisa contra mi espalda y me deje. Sasuke me sostenía como si no pesara nada; gemí al notar su erección contra la mía.

-Sasuke – suspire.

-Shhh – el alfa me beso, sosteniéndome contra la pared y cubriendo su cuerpo entero con el mío. El tacto de su piel era cálido, acogedor, pero ahora cada célula de mi cuerpo lo reconocía y me prendía fuego con cada roce.

Cerré los ojos, deje que sus manos se deslizaran por mis hombros hasta mis omoplatos, eche la cabeza hacia atrás hasta que apoye la cabeza en la pared. Respiraba hondo, intentando no jadear, pero el olor de Sasuke se volvía más grueso e intenso en cada segundo y lo complicaba todo.

-Eres mío- lo oí murmurar antes de inclinarse para hacerme una marca en el cuello. Me atragante; cada vez era más difícil hablar sin suplicar por más, algo, lo que fuese, más rápido. Intente removerme en sus brazos para captar su atención y note un liquido resbalar por uno de mis muslos.

-Sasuke – gimotee y él empezó a empujar dentro de mi despacio, con un gruñido bajo en su garganta y las mejillas enrojecidas. Di un respingo cuando el fuego me baño las entrañas; me aferre a su cabello y Sasuke me beso de nuevo, lento y apremiante. Cerré los ojos; lo único que oía eran mis propios jadeos por encima de la pulsante sensación de Sasuke llenándome, despacio, pero sin pausa. Quemaba ligeramente, sentía el estiramiento en mis paredes internas y casi me hizo apretar las mandíbulas, pero no me queje.

Termine gimiendo en voz alta cuando Sasuke entro completamente en mí. Palpe su espalda, buscando algo con mis dedos para agarrarme, pero resbalaron por el papel pintado en la pared.

-Sabes donde agarrarte – murmuro y lo sujete de los hombros. En cuanto Sasuke empezó a moverse el placer me ahogo, me nublo la mente, me emborrono los sentidos. Era rápido y desordenado, urgente. Las manos de Sasuke me sujetaban con rudeza los muslos y su boca en mi cuello.

Los dos sudábamos; sus grandes manos casi resbalaban en mi piel húmeda. Sasuke se detuvo momentáneamente para sujetarme mejor, sentí el roce de la pared en mi espalda cuando me deslicé unos centímetros hacia abajo.

Estábamos haciendo demasiado ruido. Sasuke emitía un sonido ronco y vibrante desde el fondo de su garganta y con cada embestida mi espalda daba un suave golpe contra la pared y seguramente estaba gimiendo demasiado alto.

Clave mis uñas en su espalda, al notar un extraño cosquilleo.

-Sasuke – susurre – Sasuke, llévame a la cama –

Lo note negar con la cabeza.

-Aquí estas bien – murmuro.

-Sas-oh – tuve que contraerme para seguir hablando – Sa-suke, a la...cama –

Sus manos se apretaron un poco más en mis muslos.

-Sasuke – repetí, perdiendo la noción de lo que estaba diciendo al notar el calor acumulándose en mi interior – No pod-demos... ah – Sasuke hizo un movimiento y tuve que contraerme – ah, Sasuke- mordisqueo el lóbulo de mi oreja mientras repetía el movimiento y fue todo lo que me llevo a manchar nuestros estómagos con una exclamación agitada. Me deje llevar con docilidad después de eso, pero acabe consiguiendo que Sasuke me llevase hasta la cama, dejándome caer sobre el colchón con cuidado.

-Sasuke – susurre y él apoyo su frente en mi hombro.

-Naru –

Sentí un líquido cálido llenar mi interior.

-Ah... mmm es demasiado –

-Me gusta – dijo sin aliento.


Una semana después, la cena. Una gran cena para conocer al nuevo líder de la mafia. La cena más importante del año.

Solo de observar los preparativos, el nerviosismo me inundo.

Los camareros daban brillo a las lámparas, platos, cubiertos, cambiaban manteles, tapizaban sillas, compraban comida y bebida. Karin pareció desarrollar cuatro brazos y dos bocas más; estaba en todas partes al mismo tiempo, fuera la hora que fuera, dando voces, cambiando las cosas del lugar, exigiendo repuestos nuevos para todo, supervisando limpiezas y aperturas.

Sasuke observaba todo con ojo crítico, dando indicaciones, ajustando todo lo que no le convenía, dando ordenes con voz suave, pero firme.

No sabia que iba a pasar; solo esperaba lo mejor, estrechar lazos y afianzar relaciones para que Sasuke reafirme su lugar. Vendría gente de toda Europa, era algo vital.

Sasuke me mantuvo a mi lado toda la cena, atento y cariñoso. A decir verdad, parecía casi orgulloso de mi, a pesar de las cejas que se levantaron cuando había entrado a la sala por primera vez. Mi alfa había seguido con la mirada a todos los que me habían besado la mano como muestra de respeto, ligeramente amenazante y a partir de entonces me rodeo la cintura con un brazo y me mantuvo apretado contra su costado.

Sakura llego con un vestido negro ajustado que cubría hasta los pies y le dejaba la espalda al descubierto, pero estaba demasiado tenso como para preocuparme demasiado por ello.

Todo el mundo exigía mi atención, todo el mundo me hacia gestos o me decía cosas que no entendía y cuando los camareros empezaron a aparecer con bandejas llenas de brillantes vasitos de vodka, podría llorar de alivio con solo pensar que no tendría que beber.

La cena se me hizo eterna, eterna; perdí la cuenta de los platos, de los postres, de las carcajadas que me perforaban los oídos, de las fuertes palmadas que los alfas le daban a Sasuke en la espalda a medida que pasaban. Uno de ellos, que me resultaba vagamente familiar, le tendió a Sasuke dos pequeñas cajas; Sasuke las abrió para revelar dos relojes brillantes y el hombre exhibió una sonrisa llena de dientes dorados mientras hablaba.

-Uno para el líder – dijo con un acento extraño – Y uno para la madre del futuro líder –

Parpadee, tome el reloj que me tendía Sasuke. Era sorprendentemente pesado; había dos filas de diminutas piedras transparentes enmarcando el cristal, pero aun así era notablemente más pequeño y delicado que el de Sasuke.

Lo mire. Él me devolvió una sonrisa relajada y un pequeño asentimiento y me volví para mirar al alfa que todavía sonreía.

-Gracias – murmure y él palmeo el hombro del Uchiha, sin perder la sonrisa.

Los relojes no fueron el ultimo regalo que nos hicieron aquella noche, pero fue el único que pude mantener en mi regazo. Un hombre chino que no se había quitado las gafas de sol le tendió a Sasuke una pistola dorada. Un árabe rodeado de guardias de seguridad nos tendió una cinta de cuero que rodeaba el cuello de un impresionante tigre blanco transportado en una colosal jaula.

Para cuando subimos a la habitación y Sasuke me beso la frente al ayudarlo a quitarse la camisa, estaba convencido de que había perdido la capacidad de sorprenderme. Las muestras de respeto eran cada vez más excesivas y extravagantes, pero eran muestras de respeto al fin y a cabo.

-Ahora si que eres el líder – le susurre en la oscuridad, con su pecho agradablemente pegado en mi espalda y sus piernas entrelazadas con las mías. Sasuke apenas emitió un suave murmullo, pero segundos después deposito un beso en mi nuca.

-Tu ahora, perteneces a la familia Uchiha - me respondió. 

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