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Capitulo 49

Respire hondo despacio, con una mano sobre mi estomago. El pánico me recorría libremente; los sudores fríos me empapaban la espalda y la garganta se me había secado.

Unos minutos después de haber tenido relaciones con Sasuke empecé a sangrar de la nada y no tenía idea del porqué.

Sasuke estaba asustado como yo, recorría la habitación de un lado a otro, pasándose los dedos por el pelo y murmurando. Iba tan rápido que empezaba a ponerme nervioso y mi propio miedo me latía en la mordida como un aguijón.

-Sasuke – acabe gimiendo y el alfa se lanzó hacia mí, alargando las manos con ansiedad.

-¿Qué sucede? ¿Te duele algo? –

Negué con la cabeza, pero dejé que me tomara las manos y besara mi frente.

-Estoy bien – susurre, pero el miedo me cerraba la garganta y mi voz sonaba apagada. Sasuke me rodeo con los brazos, pero sus ojos no se apartaban de la mancha de sangre de las sábanas.

Intente no sollozar.

-Si pierdo al bebé ¿Me seguirás queriendo? –

-Tu eres mi omega da igual lo que pase – me dijo en el oído – no va a pasar nada, Naruto, ya lo verás –

Asentí. La puerta se abrió.

-El médico – Dijo Karin atropelladamente, empujando a un hombre prácticamente calvo, sin aliento y de bata blanca dentro de la habitación. Me encogí bajo su mirada, agrandada por los cristales de su gafa.

-Bien, un omega en estado de sangrado... necesito que salgan todos de la habitación – dijo con voz grave y Karin se apresuro a desaparecer. El hombre miro a Sasuke que todavía me rodeaba con los brazos – Señor, tendría que pedirle que abandone la hab...- Sasuke lo interrumpió con un ruido grave y el doctor retrocedió con horror pintándose en su expresión. Baje la cabeza secretamente complacido de ver el miedo en gestos del hombre.

-Bueno, es... el padre ¿No? Si es el padre... supongo que puede q-quedarse yo...-

El alfa apretó los dientes y no se aparto de mi lado mientras el hombre me examinaba. Trague de los nervios que me destrozaban el pecho y deje que me toqueteara el vientre. Cuando me pidió que me bajara los pantalones, Sasuke rugió de nuevo y me costó cinco minutos convencerlo de que me dejase que me toque. A pesar de todo, no solté su mano. Ni aparte la mirada de sus ojos negros.

Le llevo menos de diez minutos, pero se me hicieron eternos. El médico acabo chasqueando la lengua, quitándose los guantes de látex.

-Efectivamente, estás embarazado. Está bien – dijo, intimidado por la respiración amenazante de Sasuke – todo parece normal –

Respire hondo, notando el alivio bañarme al instante. Sonreí con la mano todavía en mi estómago, pero Sasuke no cedió ni un centímetro. No pareció haberlo entendido bien.

-¿Están bien? – exigió - ¿El bebé está bien? –

El doctor asintió, acobardado.

-Todo esta bien. Si no tiene dolor, no hay ningún peligro. Es muy temprano en la gestación ¿Verdad? –

Asentí con rapidez.

-Pero estaba sangrando... - murmuro Sasuke, bajando la mirada hasta la sábana manchada. El médico asintió.

-Es normal en su estado. Como nació como beta, su cuerpo se compuso como el de alguien normal, pero ahora que se convirtió en omega, su cuerpo se está adaptando al embrión, pero el caso es que no hay de que preocuparse. Los dos están bien.

Sasuke respiro hondo.

-Los dos están bien – repitió, con el alivio filtrándose en su voz – Los dos están bien –

Asentí, todavía sonriendo.

-El bebé está bien – dije. Sasuke se inclino y me beso con ternura, manteniéndome cerca de él y acariciándome la espalda. Sonreí sin poder evitarlo; me sentía mareado de puro alivio – Sasuke. Esta bien. Está bien, casi... pensé que...-

Él me beso en la coronilla, una vez y otra. El médico carraspeo.

-Descansa – dijo en voz alta – bebe mucho líquido. Duerme mucho. Y prepárate para los primeros síntomas –

Asentí. Me sentía ligero, relajado, casi con ganas de reír sin razón. Acaricie mi estómago, cerrando los ojos.

"Hay un bebé aquí. El bebé de Sasuke está aquí. Nuestro bebé está aquí"

Sasuke acabo ahuyentado al médico, que se despidió con una inclinación nerviosa de cabeza. Dos minutos después, Sakura y Karin aparecieron con tropezones en un intento de acercarse a mí.

- ¿Qué ha pasado te encuentras bien? –

- ¿Hay algún problema con el...? –

- ¿Necesitas que te llevemos un...? –

Sasuke los callo.

-Está bien – dije – estoy bien y el bebé también –

Karin resoplo audiblemente y Sakura sonrió, respirando hondo.

-Te dije que estabas bien – dijo  Sasuke en voz baja, pero el alivio se reflejaba en su voz – Oh, dios mío – se sentó en la cama, a mi lado y se paso una mano por su cabello - ¿Necesitas... tomar algo? ¿Quieres que te traiga...? –

Negue con la cabeza, pero le sonreí a Karin cuando se acerco a mi con movimientos inseguros, cautelosos.

-Estoy bien. Me encuentro bien – asegure.

Karin sonrió al verme acariciar mi estomago otra vez.

-Todo va a ir bien – me dijo. Frote mi vientre una vez más con cuidado, asintiendo.

Después de un rato, ya en la cama, con el cuerpo cálido de Sasuke rodeándome mi espalda y sus manos recorriéndome en el torso, respire de alivio por enésima vez.

-Vamos a tener un bebé – susurre y Sasuke respondió con un murmullo, besándome detrás de la oreja – No, quiero decir... un bebé real. Un bebé pequeño que llorará y tomará biberones y que se parecerá a alguien. Es nuestro Sasuke –

Note la sonrisa de Sasuke allí donde apoyaba los labios en la piel de mi cuello.

-Si – susurro.

-No parece tan real – admití, acariciando mi mano sobre mi propio estomago – supongo que no me había hecho a la idea, pero cuando vi la sangre... casi me muero de miedo. No podía sopórtalo... no quería ni pensar en que pudiera perderlo –

Sasuke me beso de nuevo.

-No lo vamos a perder – dijo en voz baja – no lo vamos a perder nunca. No te preocupes –

Asentí. Me gire para besarlo en los labios con suavidad.

-Está bien – dije en voz baja – tú también pareces nervioso, Sasuke –

Él trago saliva.

-No me gusta esto. No puedo cuidarte – dijo con la mandíbula tensa – No sé cómo hacer...-

El timbre de un teléfono lo interrumpió. Me puse en movimiento al darme cuenta de que era el mío. Lo agarré y descolgué.

-¿Joven Uzumaki? –

Mi sonrisa se borró cuando escuche una voz desconocida y seria.

-¿Si? –

-Le hablo desde el hospital "Buena vida". Lamento informarle, pero su madre tuvo una recaída –

Trague saliva.

-¿Recaída? –

-Si... esta en un estado grave –

Me costaba respirar, la presión en mi garganta aumentaba por momentos.

-¿Naruto? ¿Qué sucede? – Sasuke me tomo de los hombros y me sacudió suavemente.

-Sasuke... mi madre está enferma...-


El hospital estaba a una hora de viaje y me ponía nervioso a medida que nos acercábamos. Para cuando llegamos, notaba la mirada del Uchiha sobrevolar mi rostro.

-¿Seguro que estás bien? – me pregunto por enésima vez mientras esperaban a que me dejaran pasar. Las enfermeras les echaron un vistazo a los tres guardias que nos escoltaban y nos dejaron entrar.

Sasuke no paso conmigo a la habitación, ya que sentía que no era lo correcto. 

Mi madre estaba tumbada en una habitación blanquecina y angosta, con una ventana amplia. Apenas se movió cuando entre; estaba muy delgada, con el pelo revuelto sobre la almohada y las manos huesudas desmayadas a ambos lados del cuerpo.

Olía a enfermedad y a desinfectante; el olor me golpeo la cara como un puñetazo invisible y contuve las náuseas.

La mujer que estaba allí tumbada era mi madre, pero no la reconocía.

-Mamá – susurre. Mi madre giro la cabeza.

-Mina... no... Naruto – murmuro. Contuve las lagrimas mientras me acercaba un poco más, tragué saliva para recuperar un hilo de voz.

-Hola – murmure – hola, mamá ¿Cómo estás? –

-Hijo – ella esbozo una sonrisa.

-Me han dicho que tuviste una recaída – me obligue a decir en voz alta. Mi madre agito la mano, restándole importancia.

-Estoy bien – aseguro – Déjame verte –

Me acerque a ella, su mano rozo con la mía; estaba helada, pero me obligue a agarrarla con suavidad.

Los ojos de mi madre me escanearon de arriba abajo. Me empecé a sentir incomodo cuando ella pareció ver algo; aparte la mano como si me hubiese quemado.

-Estás en estado – dijo.

Trague saliva. No pretendía engañarla, pero tampoco contaba con que lo adivinara tan rápido.

-Si. De muy poco tiempo...-

-¿En serio? – mi madre parecía volver a la vida a cada segundo – Entonces ¿Seré abuela? Oh dios, podre ver a mi nieto antes de que muera –

Me esforcé por respirar a través del nudo que empezaba a formarse en mi garganta, duro y doloroso.

-Mamá, no digas eso – dije en voz baja.

-Lo siento... es solo que me puse feliz – mi madre cerro los ojos – Estoy feliz por ti cariño –

-Mamá... ¿Quieres venir conmigo? –

Mi mamá negó – Estoy bien aquí, los enfermeros son buenos, además hijo, no quiero ser una carga para ti, ya no más –

Me seque las lagrimas con la manga del abrigo.

-Mamá nunca fuiste una carga para mi –

-Lo fui, gracias a mi no pudiste estudiar ni conseguir un trabajo bueno –

-No...-

La puerta se abrió y un médico apareció con un semblante serio.

-Lo siento, el horario de visita ha terminado –

-Unos minutos más...-

Mi madre me apretó la mano y sonrió – Cuando nazca el niño, déjame verlo –

-Si...-

-¿Estás bien? – me pregunto Sasuke, ya en el coche. Asentí y le conté sobre mi madre.

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