Capitulo 46
-Naruto –
Fruncí el ceño. Me dolía el hombro y todo estaba demasiado oscuro y la cabeza me dolía, dolía demasiado.
-Naruto –
Sasuke. La voz grave, suave y ronca de Sasuke. Abrí la boca para intentar hablar, pero solo pude tomar una bocanada de aire.
-Naruto, por favor. Mírame –
Conseguí abrir los ojos, poco a poco. No vi nada; solo una luz cegadora, demasiada blanca y brillante, pero empezaba a tomar conciencia de mi cuerpo, lentamente. Oía un pitido regular, lento. Olía a alcohol y a algo plástico. Notaba una mano cálida, sobre mi estómago. Notaba un ligero entumecimiento en las piernas, un dolor punzante en el hombro y un calor sólido y agradable amoldado en mi costado.
Parpadee al darme cuenta de que era una lampara lo que estaba mirando; aparte la mirada. Estaba en una habitación, en la cama, con la figura de Sasuke acoplado a mi costado.
-Sasuke – murmure instantáneamente; mi cuerpo entero se puso en marcha con esfuerzo.
-Naruto. Naruto, mírame, por favor –
Lo intente; lo intente hasta que me dolieron los ojos. Gemí. El pitido se tambaleo y aumento, acelerándose al instante.
-Estás bien – no tenia el aire suficiente en los pulmones como para hablar, pero lo necesitaba – Estás bien, estás bien, Sasuke, Sasuke, estas...-
-Shhh- me corto con rapidez -No hables –
-Estás bien – insistí - ¿Estoy soñando? ¿Estás bien? –
-No, no estas soñando, te lo prometo. Respira tranquilo. Estas bien ahora, no te preocupes, así que por favor abre los ojos y mírame –
Lo intente de nuevo. Sasuke apareció, borroso y preocupado, en uno de los lados de la cama... ¿De la cama?
Sasuke sonrió, aliviado.
-Hola, mi amor – susurro.
-Estas bien – suspire de alivio – oh dios, dios estas bien, Sasuke –
Él parpadeo. Atrapo una de mis manos ente las suyas y me beso el dorso.
-Dime que ha pasado –
Sasuke no se separo de mi ni un centímetro; me acaricio la espalda, sosteniéndome contra él y respirando mi cabello. No me había dado cuenta en ese momento que el alfa temblaba.
-Te pusiste muy nervioso. Te dio ansiedad. El médico te puso un calmante en una jeringa –
-No, que paso antes. Con tu hermano, con Sakura e Ino... -
-Descansa –
-¡Sasuke! – grite con desesperación – por favor, dime –
-Solo me dispararon. No es nada grave. Pero tu estabas gritando y no respirabas bien –
-¿Te dispararon? – intente levantarme de la cama, pero el movimiento me lastimo más de lo que había esperado. Sasuke me detuvo, obligándome a tumbarme de nuevo.
-No es nada – repitió.
-¿Dónde? ¿Quién? –
-No es nada, Naruto – dijo él con más firmeza – tranquilo –
Me mordí la lengua para no insistir cuando una puerta se abrió con un chasquido a mis espaldas. Gire la cabeza para encontrarme con un médico de bata.
-Si no te bajan las pulsaciones, tendré que inyectarte otro calmante – dijo él con serenidad y me señalo un aparato blanco que resulto ser la fuente de los molestos sonidos.
-No le inyectara nada a mi omega – gruño Sasuke entre dientes, sin soltarme. Deje caer la cabeza sobre la almohada.
-Solo quiero saber que ha pasado – me queje - ¿Qué tiene Sasuke? –
-Un disparo en el hombro. Se ha salvado por nueve milímetros de que le atravesase una arteria y se ha desgarrado ligeramente un ligamento. Tuvimos que encadenarlo a un radiador para sacarle la bala mientras tenias el ataque de ansiedad. Se le pasara el brote de alfa preocupado en un par de horas –
Mire a Sasuke que observaba mi cuello con minuciosidad y el ceño fruncido con concentración. No parecía interesarle la información del médico.
-Me lo creo – dije en un suspiro - ¿Quién le disparo? –
-No tengo idea – dijo él con amabilidad – pero, aunque lo supiera, ahora mismo no puedes llevarte disgustos. Tienes que descansar, te espera una tarde movida –
Parpadee.
-¿Una tarde? ¿Qué hora es? –
-Las ocho de la mañana. Has estado sedado toda la noche, es normal que los recuerdos estén borrosos. Ahora no te preocupes –
-No quiero preocuparme, quiero que me digan...-
-Tengo que irme – me interrumpió el médico – Pero vendré a verte dentro de un rato ¿Puedes calmar a tu alfa o va a venir a gritarnos otra vez? –
Fruncí el ceño.
-¿Les ha gritado? –
-Un poco. Estamos acostumbrados a soportar alfas confusos y furiosos mientras atendemos a sus omegas, pero no suelen ser tan poderosos. Mis enfermeras están aterradas –
-No dejare que vaya – prometí - ¿Cuándo puedo levantarme? –
El hombre se encogió de hombros.
-No creo que debas, al menos un par de horas. Según recuperes movilidad en las piernas, podrás caminar, pero tómatelo con calma – suspiro – me he tomado la libertad de tomarte una muestra de sangre. Pero no puedo usarla sin tu consentimiento –
-¿Usarlas para qué? –
El médico carraspeo.
-Para una prueba fiable de embarazo. Dadas las circunstancias –
Cerré los ojos. Quería enfadarme, pero mis músculos estaban débiles y mi mente perdida.
-¿Cree que podría saberlo... con poco tiempo? -acabe murmurando y él ladeo la cabeza.
-Puedo hacerlo en menos de tres horas desde el momento que me des permiso –
-No. Me refiero a poco tiempo de embarazo –
-¿Cuándo fue tu celo? –
-Hace un mes –
-A partir de dos semanas después de la concepción, podemos tener resultados concluyentes –
-No han pasado semanas – me frote los ojos con somnolencia – estamos hablando de un... par de días –
El hombre disimulo bien la sorpresa y se recupero pronto.
-No puedo... es imposible tener una respuesta segura con tan poco tiempo –
Trague saliva. Mire a Sasuke, este me devolvió la mirada y suspire.
-No tenemos tiempo. Haga lo que pueda – pedí y él inclino ligeramente la cabeza antes de irse.
Karin entro con timidez al cabo de un rato, pálida y ojerosa.
-Hola – dijo en voz baja - ¿Cómo estás? –
Gire la cabeza para mirarla bien.
-Dime que ha pasado – exigí y la beta bajo la cabeza con culpabilidad tiñendo sus ojos aguados.
-No puedes... tienes que descansar ahora, Naruto – dijo con debilidad.
-Necesito saber que paso, por que estoy aquí, que hace aquí todo el mundo –
Entrecerré los ojos.
-No has dormido – acuse – Ni Sasuke tampoco –
-Nadie ha dormido – me interrumpió – Sasuke, menos. Lo siento en el alma, pero me tengo que llevar al jefe un rato –
-No – gruño Sasuke, sin molestarse en mirarla – No lo voy a dejar –
-¿Por qué tienes que llevártelo? –
La beta se encogió de hombros.
-Tiene que atender unos asuntos... - comenzó, pero no la deje terminar.
-Karin – la corte – No va a salir nadie más aquí que no me diga algo –
-Naruto, te prometo que es por tu bien –
-¿Qué es? –
Karin soltó un suspiro – Es una especie de... toma de posesión. Tiene que firmar –
-No lo voy a dejar – intervino Sasuke con tranquilidad, sin hacer esfuerzo en moverse – está herido-
-No está herido – la beta empezaba a perder la paciencia - ¡Sasuke, necesitas firmar ese maldito papel o te quedaras en la calle! Y tú omega también. ¿Vas a permitir que tu omega se quede en la calle? ¿Así es como cuidas a tu fam...? – se vio interrumpida con un gruñido y retrocedió un poco, pero Sasuke se separo de mi y se inclino para besarme en la frente.
-No tardo – aseguro.
-Está bien –
-Prometo, que volveré enseguida –
Sonreí.
-Te creo –
-Te quiero –
-Y yo a ti –
-Solo firmo unos papeles y...-
-¡Por el amor de dios, serán diez minutos! – la voz exasperada de Karin nos interrumpió – Te lo traeré entero. Descansa –
Pero Sasuke tardo en volver. Fue Karin sola quien apareció, con los labios fruncidos y las ojeras marcadas.
-¿Dónde esta Sasuke? – murmure en cuanto la vi entrar -¿Está bien? –
Karin asintió con rapidez.
-Está cumplimentando tonterías burocráticas – dijo en voz baja. – No tardara. Eres lo único en lo que está pensando –
-Le han disparado – acuse en voz alta – rodeado de seguridad y le dispararon ¿Dónde estaban todos? –
Los ojos carmesíes de Karin se oscurecieron.
-Esto no funciona así, Naruto – dijo casi con frialdad.
Deje caer la cabeza sobre la almohada.
-Itachi esta muerto ¿Verdad? –
Karin suspiro.
-Si –
-Sasuke es el nuevo jefe –
-Si –
-¿Lo mato él? –
-Si –
Trague saliva.
-¿Quién le disparo a Sasuke? –
-Itachi –
-Mierda – cerré los ojos – Mierda. Lo sabía. Disparar a su hermano menor para agarrar el poder, aunque se estuviera m...- me corte a tiempo. Respire hondo – me siento estúpido –
Karin negó con la cabeza.
-No te sientas mal –
Me removí en la cama de forma experimental; la cabeza se me aclaraba poco a poco.
-¿Dónde esta Kurenai? –
Karin desvió la mirada.
-Está...-
-Esta con Sasuke.... Como es su guardaespaldas, pero ¿No esta herida? –
Karin respiro hondo.
-Está muerta, Naruto – dijo con suavidad.
Parpadee.
-¿C-cómo? –
-Ella te protegió. Te dispararon –
Boquee en el aire durante varios segundos.
-Cuatro disparos. No pudieron salvarla –
Intente con todas mis fuerzas sentir algo, tristeza, pena, desesperación, culpabilidad, algo que no fuese la rabia asesina que inundaba mis venas lentamente. Respiré hondo, una vez y otra vez, pensé en los cálidos ojos de Kurenai, en su expresión de exasperación mientras perseguía a Sasuke por los pasillos, en su sonrisa amable a través del retrovisor y su gesto calmado cuando me explicaba las cosas.
-¿Fue Itachi? – Pregunte con los dientes apretados.
-No. Ino –
Me dolían los músculos de la mandíbula.
-Mátenla – conseguí mascullar al final. Karin ladeo la cabeza.
-Sasuke lo esta intentando. Pero y por favor no pierdas la cabeza, ella desapareció. No la encontramos. Por eso hay seguridad en tu puerta y en todas partes –
-Sasuke no... dios ¿Sasuke no está? –
-Esta demasiado ocupado como para estar triste y preocupado por ti. Le disté un susto de muerte y los médicos dijeron que podrías perder... - no siguió hablando, pero entendí.
-Ni siquiera sabemos si hay un bebé, Karin – dije con impaciencia – me encuentro bien –
-Él actúa como si lo hubiese. Además, en estas circunstancias, lo mejor es que se corra la voz. Si no hay sucesor, eso es muy peligroso –
-¿Por qué? ¿Necesitan un recambio? –
Karin suspiro.
-Si le pasa algo a Sasuke, quiero decir si le pasa algo... No hay un seguro. Empezaran a salir candidatos y a eliminarse entre ellos –
Trague saliva. Conseguí sentarme en la cama. Mirando con el ceño fruncido la vía transparente que tenía conectada en el brazo – Mierda, quítame esto, es asqueroso, me siento drogado –
-Son calmantes. Son para que no entres en pánico y... -
-No voy a entrar en pánico. Solo quiero – empecé a rascarme el esparadrapo que mantenía la aguja sujeta, pero ella me detuvo.
-No. Por favor. Me matara Sasuke – su preocupación parecía tan sincera que obedecí, cerrando los ojos.
-Kurenai – susurre – dios, era.... Ella la que menos se merecía algo de esto. Es todo culpa mía y de mi plan estúpido –
-No – dijo ella con rapidez – no ha sido culpa tuya, nunca pienses eso –
Negue con la cabeza.
-Si la hubiese parado a tiempo, Kurenai estaría viva – murmure, cerrando los ojos.
Karin se quedó hasta que volvió Sasuke arrastrando al médico, pero no dijo nada más. Se quedo a mi lado, le gruño al pobre hombre mientras me quitaba los cables y lo fulmino con la mirada hasta que quedamos solos. Mi cabeza se aclaro en cuanto se deshicieron de la vía y le di un suave apretón a la mano de Sasuke, que me miro con una media sonrisa cansada.
-Naruto – susurro, satisfecho, estirándose para besarme en los labios.
El teléfono empezó a sonar en mi bolsillo. Los dos dimos un brinco, pero solo Sasuke observo el pequeño aparato como si lo hubiese ofendido.
-¿Naruto? –
Sasuke frunció el ceño. Se quedo quieto, clavando en mi una mirada interrogante.
-Si ¿Quién es? – murmure.
-Soy el doctor. Hablamos por la mañana ¿Recuerdas? –
-Oh – Sasuke pareció alarmado al ver mi cambio de expresión, pero no lo deje agarrar el teléfono - ¿Y? –
-No se pueden sacar conclusiones teniendo en cuenta tu estado. Los niveles de hormonas experimentan variaciones regularmente a lo largo del ciclo, pero...-
Respire hondo.
-Solo dígame lo que sea – murmure impaciente.
-Fuiste un beta antes, así que tus hormonas no son normales –
Trague saliva.
-¿Eso es malo? –
-No puedo saber con exactitud si estas embarazado o si vas a presentar de nuevo tu celo –
Parpadee.
-No... no lo creo... quiero decir, mi primer celo fue hace un mes –
-Si, si lo se. Pero hay formas de que tengas otro. Puedes verte afectado por el celo de otro omega o por alfas cercanos ¿Has estado con alguien próximo a su celo en las ultimas 24 horas? –
-No- gire la cabeza para mirar distraídamente en dirección al Uchiha, me ciño por la cintura con fuerza. Alce la mano libre para rozar su mandíbula y note su piel ardiente bajo mis dedos. Fruncí el ceño; mi mirada viajo a sus ojos negros, vidriosos. Casi desenfocados.
-Sasuke – susurre -¿Te encuentras bien? -
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