Capitulo 41
-No es eso – dije en voz alta, pero ambos sabíamos que estaba mintiendo y Sasuke suspiro.
-No pasa nada – dijo con suavidad – No me parece malo, ser el único marcado –
Parpadee con rapidez.
-No puedo...- confesé.
"No puedo acabar como mi madre"
"No puedo convertirme en una cascara"
"A pesar de que Sakura me dijo como quitar esa atadura... aun así... tengo miedo"
-Esta bien, no hay de que preocuparse – Sasuke todavía me sostenía contra su pecho, pero sus brazos se habían aflojado delicadamente, dejando suficiente espacio para que pudiera separarme. Pero no lo hice – Solo quiero decirte, que ya no volveré a hacerte daño, no lo haré nunca –
Asentí.
-Lo sé – susurre y él se estiro para presionar un beso suave en mi nuca.
-Está bien – Sasuke se acomodo contra mi al momento y levante la cabeza para que pasara un brazo por debajo. Sasuke se estaba durmiendo; su olor y el peso de su brazo en mi cintura me hacían sentirme arropado y seguro y el latido de su corazón contra mi hombro era mejor que una canción de cuna – Ya no pienses demasiado –
No pude.
Ya eran las cuatro de la mañana cuando desperté de nuevo. Los pensamientos de culpabilidad me atormentaban al igual que los pensamientos de arrepentimiento.
No iba a ser la primera vez que me mordían, Sasuke ya lo había hecho varias veces ¿Cuál era la diferencia? La diferencia es que ya puedo quedar marcado para siempre y eso es algo que no quería ni tenia pensado.
Con esos pensamientos girando trate de conciliar el sueño.
Desperté cuatro horas después. Era bien entrada la mañana; la luz se colaba abiertamente por las rendijas de las ventanas. Había un ramo de rosas sobre la mesita de noche: sonreí al darme cuenta de que Sasuke estaba acoplado a mi espalda, con las piernas enredadas con las mías y su erección haciéndome daño en el muslo. La posición habitual.
-¡Sasuke! – apenas podía moverme; el alfa pesaba demasiado -¡Sasuke!, ¡Sasuke! –
-Cinco... cinco min...-
-¡Sasuke!. Es de día, vamos. Vas a llegar tarde –
Lo sentí despertarse del todo con brusquedad. Se separo de mi con delicadeza y no pude evitar sonreír.
-Perdón – tenía la voz rasposa.
-No te disculpes – murmure.
-Mmm – murmuro él - ¿Qué hora es? –
-No sé, pero está entrando mucha luz, yo creo que...- me fui perdiendo a medida que hablaba – Oh, es domingo ¿Trabajas los domingos? –
-Oh – él dejo caer la cabeza sobre la almohada de nuevo – No, los domingos no –
Me mordí el labrio inferior. La conversación de la noche anterior estaba fresca en mi memoria y notaba el nerviosismo en el aire.
-Siento haberte despertado, es que... pensé...-
-No pasa nada – Sasuke suspiro – Hoy voy a estar contigo – me sonrió.
Le devolví la sonrisa.
-Si. Gracias por las rosas. Son preciosas –
Él se encogió de hombros.
-¿Aún piensas pisarlas? Quiero decir ¿No vas a cambiar de opinión? –
-No, pienso quedarme – dije con firmeza – A pesar de que estas loco y este hotel tenga personas locas. Pero esta es mi vida. Es la vida que quiero –
A Sasuke se le ilumino la sonrisa.
-Voy a besarte – dijo con voz ronca.
Sonreí. Me beso despacio con cuidado, tomándome mi tiempo para acariciarle el pelo y arquearme bajo el tacto de sus manos; Sasuke no me dejo ir; apoyo la frente contra la mía y respiro en el pequeño espacio que separaba mis labios.
-Me gustaría que el tiempo se detuviera en este instante –
-A mí también –
Karin golpeo la puerta antes de entrar. Cuando no entro después de que le diera permiso, le abrí la puerta y me lo encontré con la explicación; la beta balanceaba una bandeja de desayuno entre las manos.
-Hola, Naruto – dejo la bandeja sobre el escritorio y se lanzo sobre la cama – come todo lo que puedas. Necesitas engordar, Sasuke cree que la comida no te gusta y esta acosando a los cocineros. Nos evitaras problemas a todos, en serio. Por cierto, encontré a Ino, trabajando como si nada la muy... chismosa, solo quería molestarte, no se que le pasa por la cabeza... ¿Y esa mancha de sangre en el cobertor? ¿Fue Sakura? ¿Esa mujer sabe lo que cuesta lavar todo esto? –
-¿Esta bien? Sakura ¿Le han hecho algo? –
-Oh, sí. No es fácil de domar, ni siquiera Itachi la puede controlar del todo... si vieras que estaban discutiendo como si fueran planes de guerra. No te preocupes, este no es tu conflicto. Por una vez. ¿Dónde demonios esta Sasuke? ¿Se cree que tengo tiempo? La tintorería cierra a las...-
-¿Por qué te ocupas tú de las sábanas? – la interrumpí, en vista de que no tenia previsto callarse pronto – No tiene pinta de algo que te toque hacer a ti –
Ella esbozo una sonrisa. Hizo la cama con sábanas limpias con una rapidez magistral.
-La tintorería es el centro de operaciones. Ahí es donde se concentra la información de todo el hotel. Tengo que estar informada y las sábanas no mienten –
-Ya... Sasuke se está bañando –
-Ya. Pues haz el favor de vestirte, porque si me ve mirarte en pijama, puede que me arranque una extremidad –
Fruncí el ceño.
-Él no es así –
-Pues no quiero arriesgarme –
Río, apoderándose del tazón de té.
-¿Has empezado a tomarte las pastillas? –
-No, yo... - me calle abruptamente al ver a Sasuke salir del baño, con el pelo empapado. Se quedo quieto al mirar a Karin, que sonrió.
-Sakura hizo algo increíble el día de ayer – dijo en voz alta – prepárate para la cena más incomoda de la historia. Hoy. Buena suerte, jefe –
Sali de la habitación con el corazón agitado. Sasuke y Karin se quedaron adentro discutiendo sobre la cena y de lo que iba a suceder.
Tenia algo de miedo, no estaba preparado mentalmente para toparme con Itachi.
-¿Naruto? –
Me gire con brusquedad, sobresaltado. Sakura me miraba desde una de las puertas, con el ceño fruncido. Llevaba un traje negro ejecutivo, esta vez libre de manchas.
-¿Qué haces afuera? –
-Tomando aire fresco –
Frunció el ceño.
-¿En serio? –
Sin que me diera cuenta se había acercado a mí y me tomo del brazo para arrastrarme lejos del pasillo, con una fuerza sorprendente.
-Naruto, no puedes estar afuera. Reza por que no te haya visto nadie – mascullo.
-¿Por qué? –
-Camina – murmuro ella y me metió a su habitación.
-¿Qué esta sucediendo? –
-No te ha marcado aun – me ignoro - ¿Qué esta esperando? –
Desvié la mirada.
-Dime ¿Qué esta sucediendo? –
-Itachi esta con un medico nuevo. Supe que mataste al anterior y no quiere que te metas con el –
Apreté los labios.
-Yo no lo mate. Fue Sasuke –
Ella le quito la importancia con un gesto de la mano.
-No, lo mataste tu. Sasuke quería matarlo, pero Kurenai ya lo encontró muerto –
-¿Qué? –
Sakura levanto la mirada.
-Esa es la versión oficial – dijo despacio – Sasuke te mintió para protegerte – cambio su tono a uno amable – Incluso de ti mismo. No puedes delatarte; el médico de Itachi era... importante –
-¿Importante? – repetí.
-Itachi esta enfermo – dijo con calma – muy enfermo. Su médico personal es alguien lo suficiente significativo como para matarte –
Fruncí el ceño.
-¿Qué... que tiene? –
Sakura apretó los labios. Se lo pensó durante cinco interminables segundos, pero al final hablo.
-Tiene una enfermedad pulmonar crónica –
Parpadee.
-¿Itachi... se esta muriendo? –
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