Capítulo 32
Soy ignorante en muchos aspectos y se que no soy el único. Los betas no somos curiosos, no sabemos las cualidades de un Omega o de un alfa, no nos ponemos a investigar, simplemente lo escuchamos en boca de otras personas; ya era nuestra decisión si queríamos recordarlo o no.
Por esa razón me sorprendí demasiado al escuchar al médico que un alfa puede ser marcado, pero no es algo común ya que los alfas son demasiados orgullosos y no se dejan morder por sus Omegas.
En pocas palabras el orgullo de Sasuke se marchito.
El médico empezó a contarme sobre los alfas que son marcados mientras me quitaba la via.
- Tienen casi los mismos síntomas que los omegas - me tomo la temperatura - Pero digamos que son más... Intensos -
- Ya lo noté -
El médico sonrió - Bien, ya está... Te recomiendo que descanses y comas bien. Vas a tener dolor de estómago hasta es posible que te desmayes, pero es normal, digamos que los órganos están dándole espacio al útero -
- ¿No hay alguna pastilla para el dolor? Digamos que eso de desmayarme no es lo mío -
El médico asintió con la cabeza - Si la hay, le daré la receta a tu alfa -
Parpadee, incómodo.
- Nosotros no estamos... -
- Tal vez el no te haya marcado, pero tú si, aparte el te cambio para que fueras su pareja. Te recomiendo que estés a su lado, vas a necesitar su calor, bebe mucho y tómate la temperatura de noche. Si de la nada empiezas a tener fiebre, llama rápido o ve al hospital, pero vas a estar bien -
- Ya... -
El médico se despidió con una leve inclinación y se retiró de la habitación. No paso mucho tiempo para que Sasuke entrara con un papel en mano, supuse que era la receta.
- ¿Estás bien? - pregunto.
- Ya te he dicho que si -
Sasuke no me creyó. No me dejó levantarme de la cama en toda la mañana. Hizo subir de la cocina un flujo de constantes postres, galletas café y leche caliente, hizo que me tomara la temperatura constantemente y se tumbó a mi lado, con un pequeño teléfono que sonaba de vez en cuando. No sé esforzó en protestar; Sasuke me miraba con los ojos cansados brillantes y hablaba en voz baja, escogiendo las palabras con cuidado y yo.. yo podría haberme dormido de nuevo con solo escuchar el sonido de su voz.
- Sasuke - dije después de un rato en silencio. Él giro la cabeza para mirarme - ¿Cuándo vamos a regresar a Japón? -
Él respiró hondo.
- Yo... Hasta que te sientas mejor - dijo en voz baja - Tu madre está bien, de vez en cuando me mandan mensajes sobre ella -
- Oh ¿Por qué hasta ahora me lo dices? -
- No te lo oculte porque quise, simplemente se me olvido -
- Entiendo -
El alfa se quedó en silencio unos minutos antes de preguntar - Naruto ¿Quieres vivir conmigo, aquí en Italia? -
Tragué saliva.
- ¿Italia? -
- Italia - repitió en un susurro.
Si lo pensaba bien, no sonaba tan mal, ya me estaba acostumbrando. Lo único que me ata a Japón es mi madre, ella me preocupa demasiado, a pesar de que Sasuke la estaba monitoreando, no me podía sentir tranquilo.
- Déjame pensarlo -
- Está bien - sentí sus labios plantarse sobre mi coronilla y una sonrisa se extendió en mis labios.
A la hora de la cena, Karin apareció como un relámpago, abalanzándose sobre la cama y salvándose por segundos de regarnos con la bandeja llena de comida que llevaba en las manos.
- ¿Estás bien? Ay, dios mío. Casi me da algo cuando te caíste ¿Sabes el susto que nos has dado? ¿Te han quitado ya la via, que te ha dicho el médico? ¿Necesitas que te traiga algo, tienes todo lo que n...? -
- Karin - la interrumpió el alfa y la preocupación del beta, se convirtió en ira. Se giro y se enfrentó a el, como si no fuera quince centímetros más baja que él.
- Y tú ¡Muchas gracias por avisarme! ¡Y también de nada! Estuve toda la mañana corriendo con los contratos nuevos, tuve que comer el doble ya que alguien no se presentó, el señor Sabaku dice que no va a firmar hasta que te presentes y tú... ¿Tú no puedes aunque sea tomarte cinco minutos y decirme que están bien? Eres un maldito... -
- Al parecer te he dado mucha libertad de tratarme como se te da la gana - respondió el azabache con voz ronca.
Karin se callo abruptamente.
- Ha sido culpa mía - intervine - ha estado cuidandome -
Karin alzo una ceja - ¿Él a ti? ¿O tú a él? -
Sasuke torció el gesto, pero antes de que pudiese protestar, Karin se inclino hacia mi.
- Dios, mejor me callo... Todavía no estoy lista para morir. Si los dos necesitan algo no duden en llamarme ¿De acuerdo? Después de todo soy la mil uso - lo dijo con una sonrisa, todo el enfado parecía haberse evaporado; la beta agarro un montóncito de ropa que había en un rincón y salió sin borrar su sonrisa; me mordí el labio inferior.
- Creo que deberías darle las gracias - le dije a Sasuke que frunció el ceño.
- ¿Qué? -
- Que deberías de darle una recompensa por su trabajo. Ella ha estado toda la mañana de arriba a abajo y he visto que no ha descansado cómo se debe -
Él dudó.
- Se supone que es su trabajo -
Puse los ojos en blanco - Si, pero eso no significa que la tengas como esclava, eso ya pasó de moda, además si no quieres hacerlo por ella, hazlo por mi ¿Si? - pedí, haciendo un puchero, en mi intento de parecer tierno y él se levantó de la cama con un suspiro.
Volvió al cabo de cinco minutos, con una sonrisa en el rostro. Se acomodó junto a mi en la cama y me beso en la sien con suavidad. Parpadee, sorprendido, pero me deje llevar; cada roce de su piel enviaba un agradable ola de calor por todo mi cuerpo.
Al cabo de una hora tumbado en la cama, decidí que necesitaba una taza de té. Sasuke ya se estaba levantando cuando lo detuve; me llevo un buen rato en convencerlo de que necesitaba estirar las piernas, pero descubrí que el alfa tendía a darme todo lo que quería cuando estaban a diez centímetros el uno del otro.
El médico tenía razón, el alfa actúa como Omega, pero más intenso.
¿Qué será de mi?
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